Por la respuesta que Nicodemo da a Jesús, es obvio que no entendió nada de lo que Jesús le había dicho, o se estaba haciendo el tonto; aunque lo más probable es que no haya entendido pues las cosas espirituales se disciernen con el espíritu y no con la razón.
Juan 3:5
"Respondió Jesús: De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de agua y del Espíritu, no puede entrar en el reino de Dios".
En el 99% de las veces que la Biblia menciona el agua, lo podemos referir directamente a la Palabra de Dios, pues la Biblia dice que la Palabra es el agua que limpia. Con esto en mente, Jesús dice que el que no naciere de agua, o sea, de la Palabra, el que no creyere en su Palabra por supuesto que no nacerá de nuevo. Pero no es suficiente creer en la Palabra y no hacer nada más, sino que es necesario nacer del Espíritu Santo. ¿Cómo se hace esto? Más adelante lo veremos.
Por lo pronto tenemos que tener conciencia que si creemos en la Palabra y nacemos del Espíritu Santo, o sea, nacemos espiritualmente, podemos ENTRAR en el Reino de Dios. De lo contrario quedamos por fuera. Todo lo que entra en el Reino tiene que pertenecer al Reino porque allí no hay ni debe haber contaminación de ningún tipo. Ahora la cosa se pone más seria porque si antes no entendemos el mover de Dios si no nacemos de nuevo, ahora tampoco podemos entrar en el Reino.
Juan 3:6
"Lo que es nacido de la carne, carne es; y lo que es nacido del Espíritu, espíritu es".
Jesús establece una clara diferencia entre lo que es carnal y lo que es espiritual. Evidentemente lo que es nacido de la carne, como nosotros cuando salimos del vientre de nuestras madres, somos carne pero no espirituales; para esto hay que nacer de nuevo o nacer del Espíritu Santo.
2° Corintios 5:16 – 17
"De manera que nosotros de aquí en adelante a nadie conocemos según la carne; y aun si a Cristo conocimos según la carne, ya no lo conocemos así. De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas".
Cuando nacemos de nuevo, el apóstol Pablo en la segunda carta a los corintios nos exhorta a que de aquí en adelante a NADIE conocemos más según la carne, o sea, que no debemos andar juzgando según la carne, sino que debemos estar pendientes de las cosas espirituales. Incluso, dice el apóstol, los que conocieron a Cristo en aquella época y lo vieron en el cuerpo (Jesús hombre), lo conocieron según la carne, ya no lo conocemos así, sino más bien como el Hijo de Dios.
Por esto dice también más adelante, que si estamos en Cristo, nueva criatura somos; todas las cosas viejas pasaron, TODAS son hechas nuevas.
Una vez que una persona toma la decisión de entregarse a Cristo y nace de nuevo, empieza una vida espiritual; esta nueva vida no es fácil pero se cuenta con algo con que antes no se contaba y es con Dios mismo dentro de nosotros; y Él nos hace todas las cosas siempre que se las entreguemos y digamos: "Señor, no puedo con esto, hazlo tú por mí".
Entonces las cosas que nos parecían imposibles fluyen como agua y se desvanecen delante de la presencia majestuosa del Señor. Luego, como tenemos una vida espiritual, las cosas ya no las vemos más con ojos carnales, sino con los espirituales. De ahora en adelante, las cosas serán discernidas espiritualmente y se juzgarán espiritualmente, según el justo juicio que Dios ponga en nuestro corazón y entendimiento.
Juan 3:7
"No te maravilles de que te dije: Os es necesario nacer de nuevo".
En este versículo el Señor nos pone de manifiesto algo irrefutable y para nada ambiguo: "Os es NECESARIO nacer de nuevo". No está diciendo que "puede ser necesario" o que "para algunos es necesario" o que "en algunos casos es necesario"; no, sino que es necesario nacer de nuevo. ¿Necesario para qué? Para poder "ver" (entender) y "entrar" en el Reino de Dios.
Juan 3:8
"El viento sopla de donde quiere, y oyes su sonido; mas ni sabes de dónde viene, ni a dónde va; así es todo aquel que es nacido del Espíritu".
Esto es una realidad física. El viento sopla y lo sentimos y podemos oír su sonido, pero no sabemos con exactitud de dónde viene ni a dónde va. Así mismo es el fluir del Espíritu Santo. El la Biblia el viento muchas veces es comparado con el Espíritu Santo.
Los que hemos nacido de nuevo podemos sentirlo pero no sabemos exactamente a dónde vamos porque somos movidos como el viento, según se mueva el Espíritu.
Juan 1:12 – 13
"Mas a todos los que lo recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios; los cuales no son engendrados de sangre, ni de voluntad de carne, ni de voluntad de varón, sino de Dios".
Como se mencionó en el estudio de "Cuerpo, alma y espíritu", las personas no son hijos de Dios sino hasta que nacen de nuevo. Dios los crea, no los procrea o engendra. Esto es explicado claramente en el versículo arriba mencionado. Primero dice que los que reciban a Cristo en su corazón y segundo, a los que crean en su Nombre, o sea, que crean que el Nombre de Cristo en sí mismo tiene poder, éstos tienen la potestad (dada por Dios) de ser hechos hijos de Dios.
Luego el versículo continua diciendo que así somos engendrados por voluntad de Dios y de nadie más. Ahora sí Dios habla de engendrar y no de crear.
¿Qué es lo que sucede cuando nacemos de nuevo? Esto se puede ver claramente en el libro de Ezequiel, pues el Señor le revela a este profeta lo que sucede cuando nacemos de nuevo. Veamos, pues, el siguiente versículo.
Ezequiel 36:25 – 27
"Esparciré sobre vosotros agua limpia, y seréis limpiados de todas vuestras inmundicias; y de todos vuestros ídolos os limpiaré. Os daré corazón nuevo, y pondré espíritu nuevo dentro de vosotros; y quitaré de vuestra carne el corazón de piedra, y os daré un corazón de carne. Y pondré dentro de vosotros mi Espíritu, y haré que andéis en mis estatutos, y guardéis mis preceptos y los pongáis por obra".
Como se vio en "Cuerpo, alma y espíritu", Dios nos restituye nuestro espíritu y nos pone dentro su Espíritu Santo. La pregunta es: ¿Esto para qué? Porque con esta nueva constitución del hombre, el Señor ayuda a que el hombre cumpa con todos Sus propósitos. Él dice que Él "pondrá", "hará", "dará" y "quitará". TODO lo hace Él. Nosotros no tenemos que hacer nada para ganarnos la salvación; es gratis.
Como ya mencionamos, el agua es la Palabra de Dios que nos limpia como agua de TODAS nuestras inmundicias y de todos nuestros ídolos. Las inmundicias son los pecados que cometemos, ya sean de obra o de pensamiento.
Los ídolos no son necesariamente imágenes de santos o animales que la gente acostumbra a adorar, sino que son también aquellas cosas a las que nosotros nos aferramos; como por ejemplo, el dinero, el carro, la casa, los hijos, el cónyuge, la mamá, el papá, etc. Todo lo que ocupa el primer lugar en nuestras vidas es un ídolo para Dios, porque Él quiere estar siempre en el primer lugar.
La ventaja asombrosa de haber nacido de nuevo, es que Dios se encarga de TODO y nosotros no tenemos que hacer nada para ganar algo; Él nos lo regala. Así es que muchos de nosotros hemos podido experimentar que leer la Biblia ya no es un fastidio, por el contrario hay necesidad de leerla, podemos ver el mover del Espíritu Santo, entre otras cosas.
Juan 3:9
"Respondió Nicodemo y le dijo: ¿Cómo puede hacerse esto?".
Nicodemo no entendía lo que Jesús estaba diciendo. Jesús estaba hablando de algo espiritual y Nicodemo al no ser espiritual no entendía nada. Tal cual pasa hoy en día cuando se les habla de la Palabra de Dios a las personas y no entienden nada, e incluso uno pasa por evangélico loco. Pero acá estamos demostrando que en necesario nacer de nuevo.
Juan 3:10
"Respondió Jesús y le dijo: ¿Eres tú maestro de Israel, y no sabes esto?".
Jesús le hace esta pregunta para demostrarle a Nicodemo que todo está en las Escrituras; Escrituras que el mismo Nicodemo había estudiado durante años. Acá se demuestra que no podemos alcanzar el conocimiento divino a través de estudios religiosos o teológicos, por muy avanzados que sean, porque el camino es Cristo mismo, como Él mismo lo dijo en Juan 14:6.
Juan 3:11
"De cierto, de cierto te digo, que lo que sabemos hablamos, y lo que hemos visto, testificamos; y no recibís nuestro testimonio".
Como podemos ver, Jesús habla en plural. Esto es porque ahí se está refiriendo a la Trinidad (Padre, Hijo y Espíritu Santo). Jesús no está dándole un ejemplo general a Nicodemo, o sea, no habla en plural refiriéndose a Nicodemo y a Él mismo, porque si no, no dijera al final directamente a Nicodemo: "No recibes nuestro testimonio".
Como se trata de Dios, que lo sabe TODO, de todo puede hablar; como lo ha creado TODO, de todo ha visto y por lo tanto de TODO puede testificar o dar testimonio. El problema está en que normalmente no recibimos Su Testimonio. Aquellos que lo hemos recibido, o sea, que le creemos a Él, tenemos la salvación gratuitamente. ¡Gloria a Dios por esto!
Juan 3:12
"Si os he dicho cosas terrenales, y no creéis, ¿cómo creeréis si os dijere las celestiales?"
Jesús habla que la razón de todas las cosas es el no creer. Por eso hay que CREER, para aceptar a Cristo en el corazón; creer es aceptar como cierto algo. De esta manera uno puede ver (entender).
Juan 11:40
"Jesús le dijo: ¿No te he dicho que si crees, verás la gloria de Dios?"
Contrariamente a lo que dice el mundo "ver para creer", Dios nos exhorta a través de Su Palabra totalmente lo contrario, "creer para ver". Tenemos necesariamente que CREER para poder ver o entender la gloria de Dios, el mover de Dios.
Juan 3:13 – 14
"Nadie subió al cielo, sino el que descendió del cielo; el Hijo del Hombre, que está en el cielo. Y como Moisés levantó la serpiente en el desierto, así es necesario que el Hijo del Hombre sea levantado,…"
Acá primero Jesús habla de sí mismo, haciendo referencia a que Él ya se veía en el Cielo. Inmediatamente empieza a referirse a su crucifixión cuando dice que es necesario que Él sea levantado como Moisés levantó la serpiente en el desierto.
La analogía menos importante que es tanto la serpiente como Jesús fueron levantados para que todos los pudieran ver; lo realmente importante es lo que resultó de que la gente viera la serpiente en el desierto, porque esa analogía es la que nos interesa porque muestra lo que Jesús hace en la cruz. Esto lo podemos analizar en el siguiente versículo.
Números 21:4 – 9
"Después partieron del monte de Hor, camino del Mar Rojo, para rodear la tierra de Edom; y se desanimó el pueblo por el camino. Y habló el pueblo contra Dios y contra Moisés: ¿Por qué nos hiciste subir de Egipto para que muramos en este desierto? Pues no hay pan ni agua, y nuestra alma tiene fastidio de este pan tan liviano. Y Jehová envió entre el pueblo serpientes ardientes, que mordían al pueblo; y murió mucho pueblo de Israel.
Entonces el pueblo vino a Moisés y dijo: Hemos pecado por haber hablado contra Jehová, y contra ti; ruega a Jehová que quite de nosotros estas serpientes. Y Moisés oró por el pueblo. Y Jehová dijo a Moisés: Hazte una serpiente ardiente, y ponla sobre un asta; y cualquiera que fuere mordido y mirare a ella, vivirá. Y Moisés hizo una serpiente de bronce, y la puso sobre un asta; y cuando alguna serpiente mordía a alguno, miraba a la serpiente de bronce, y vivía".
Aunque estos versículos tienen mucho contenido que podría explicarse, nos limitaremos al tema en cuestión para no desviarnos. Como se mencionó en el versículo anterior, la analogía más importante es lo que pasó cuando las personas miraban la serpiente de bronce colocada en un asta. Los que eran mordidos tenían la opción de levantar la mirada a la serpiente de bronce, y vivir. Igual pasa con Jesús; cuando el fue a la cruz, el fue levantado como la serpiente de bronce de Moisés, todos nosotros que hemos sido "picados" por la serpiente (el diablo, el pecado), debemos levantar nuestra mirada a Cristo para poder vivir. ¡Si miramos a Cristo, viviremos!
Juan 3:15
"…para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna".
Para obtener la vida eterna, o sea, ir al Cielo, tenemos que CREER en Cristo; sino estaríamos perdidos. El siguiente versículo dice mucho de Jesús; veámoslo.
Juan 14:6
"Jesús le dijo: Yo soy el camino, la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí".
Como ya se vio en el estudio de "Cuerpo, alma y espíritu", NADIE va a al Padre si no es a través de Jesús. ¡Creamos esto para ser salvos de una buena vez! Lo dice la Biblia, no lo digo yo.
Juan 3:16
"Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna".
Tal es el amor de Dios hacia nosotros, que entregó a su único Hijo para que creamos en Él y tengamos junto con Él, vida eterna.
Hebreos 12:1
"Por tanto, nosotros también, teniendo en derredor nuestro tan grande nube de testigos, despojémonos de todo peso y del pecado que nos asedia, y corramos con paciencia la carrera que tenemos por delante,…"
Ahora que nacemos de nuevo tenemos que correr, no caminar, pero con paciencia la carrera que tenemos por delante. Como quien va a la universidad, esto es una carrera, donde hay pruebas que pasar. Los que hemos pasados por la universidad sabemos que la carrera universitaria no es una carrera de velocidad, más bien de resistencia.
Por esto el Señor nos exhorta a correr pero con paciencia esta carrera.
Mateo 16:24
"Entonces Jesús dijo a sus discípulos: Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, y tome su cruz, y sígame".
Jesús dice: "Si alguno quiere", es decir, que es completamente voluntario seguirlo, creer en Él. "Niéguese a sí mismo", quiere decir que hay que morir al YO, a nuestras decisiones, no haciendo lo que queremos, sino lo que Dios dice en Su Palabra. "Tome su cruz", o sea, acepta con humildad las tribulaciones y problemas que se presenten en tu vida. Luego de esto, podemos seguirle.
Esto es muy interesante de analizar. Antes de nacer de nuevo, nosotros éramos así:
Dios no pertenece a nuestro mundo personal cuando no hemos nacido de nuevo, pero gracias a la misericordia del Señor, tenemos la opción de hacerlo y de poder vernos, así:
Ahora, cuando nacemos de nuevo, el Señor ya es parte de nuestra vida, de nuestro mundo personal, pero en el trono de nuestra vida seguimos gobernando nosotros y no Dios. Pero si queremos ser cristianos auténticos, debeos morir al YO para que sea Cristo quien gobierne y no nosotros. De esa manera nos veremos así:
Ahora sí se puede decir de un cristiano auténtico que Cristo gobierna su vida. Debemos recordar que no puede ser concebible un cristiano dominado por su alma, dominado por su carne; toda persona que se haga llamar cristiana tiene que pagar un precio, que es no obedecer a los deseos de la carne. Luego, esta última figura representa un estado auténtico del ser cristiano.
Cuando nacemos de nuevo, y somos una nueva criatura: "De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas" (2° Corintios 5:17). No podemos ser como antes cuando nacemos de nuevo. El precio de no nacer de nuevo es la condenación en el infierno. El nacer de nuevo y empezar a vivir una vida llena de Cristo es ganancia, es vivir eternamente, porque Cristo es verdad y vida.
Si todo esto ha hecho recapacitar tu corazón, y haz tomado la determinación de nacer de nuevo e ir al Cielo, por favor, haz esta oración en voz alta; pido que la hagas en voz alta para que el diablo sepa que legalmente no le perteneces más y que ahora eres hijo(a) del Altísimo, porque así dice en Romanos 10:9 – 10: "…y si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo. Porque con el corazón se cree para justicia, pero con la boca se confiesa para salvación".
Así que confiesa con tu boca, leyendo en voz alta esta oración, tal y como lo dice el versículo que se debe hacer: "Señor mío, te pido perdón por todos los pecados que he cometido en mi vida desde que tengo uso de razón. Te pido perdón por haber vivido lejos de ti. Creo que Jesucristo ha muerto en la cruz y ha derramado su Sangre para el perdón de mis pecados. Creo que Jesucristo resucitó de los muertos para darme vida eterna. Señor, te invito a que vengas a vivir en mi corazón. Te entrego toda mi vida, mi cuerpo, mi alma y mi espíritu. Gracias, Padre amado, por haberme escuchado. He orado en el nombre del Señor Jesús. Amén".
Si haz hecho esta oración, felicidades porque haz tomado la decisión de vivir con Cristo, donde Él te llenará de sus bendiciones para ti y para toda tu casa. Ahora somos familia en el Señor, porque tenemos un mismo Padre; por esto nos llamamos hermanos.
Hermano(a), que nuestro Papá te bendiga mucho y espero que te sigas alimentando espiritualmente con los demás estudios bíblicos que Dios ponga delante de ti. Amén.
BIBLIOGRAFÍA:
La Santa Biblia. Versión Reina – Valera 1960. Los capítulos y los versículos están citados textualmente a lo largo del documento.
Autor:
Oscar Merino Artieda
Pastor fundador del Centro Cristiano Integral
Conferencista Internacional
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