Estimados hermanos, amigos y compañeros, reciban este análisis bíblico que estoy seguro que va a tocar sus corazones, así como seguramente los tocó el primer análisis bíblico que estudiamos, el de "Cuerpo, alma y espíritu".
En el primer estudio pudimos ver que realmente no somos hijos de Dios en primera instancia y que debemos hacernos hijos de Él. Dios nos adopta y pasamos a ser parte de la familia Real de Dios, pues si somos sus hijos y Él es Rey, nosotros somos ahora príncipes y princesas de su Real Majestad.
En este segundo estudio, vamos a ver cómo se puede hacer para nacer de nuevo y poder constituirnos hijos de Dios. Sé que hay mucha gente que sigue creyendo que somos hijos de Dios de todas maneras, a pesar de haber estudiado el análisis anterior. Esto sería incredulidad ante la Palabra, y en ninguna manera ante lo que yo diga.
De todas maneras, a esas personas les digo, que si Jesucristo nunca mintió –porque no hubo pecado en Él–, ¿por qué dijo lo que dice en Juan 8:44? Estaría contradiciéndose entonces si todos fuéramos hijos de Dios.
Ahora, he aquí el análisis bíblico y sugiero que se lea creyendo en la Palabra; si quieren no me crean a mí, pero crean a la Palabra que están a punto de escudriñar.
EL NUEVO NACIMIENTO
Juan 3:1
"Había un hombre de los fariseos que se llamaba Nicodemo, un principal entre los judíos".
Nicodemo quien fuera un principal entre los fariseos de su época, eran los que manejaban el poder económico, político y religioso dentro del margen que les imponía el Imperio Romano. Eran los eruditos de la época. Este Nicodemo era uno de los principales dentro de esta élite religiosa. Esto quiere decir que Nicodemo no era cualquier judío, sino que seguramente era una figura pública de la época, una autoridad. Por otro lado, para llegar a ser un principal entre los judíos seguramente tuvo que seguir rigurosos estudios religiosos, entre otros. Debía saberse la Ley de Moisés al derecho y al revés; esto no era cosa fácil.
Juan 3:2
"Este vino a Jesús de noche, y le dijo: Rabí, sabemos que has venido de Dios como maestro; porque nadie puede hacer estas señales que tú haces, si no está Dios con él".
Nicodemo se acercó a Jesús de noche porque como figura pública que era, le daba vergüenza que la gente lo viera yendo donde el carpintero a consultarle. Seguramente sé era vergonzoso, si iba de día. Por otro lado, Nicodemo reconoce a Jesús como maestro, pero no como Hijo de Dios, el Mesias. Sin embargo, sé estaba claro que alguien que no tuviera a Dios con él era imposible que hiciera las cosas que Jesús hizo.
Juan 3:3
"Respondió Jesús y le dijo: De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de nuevo, no puede ver el reino de Dios".
No debemos confundir el Reino de Dios con el Paraíso. Una cosa es "ver el reino" y otra muy diferente es ver el Paraíso. El "reino" es la Biblia, su Palabra y todo lo relacionado con las cosas del Señor; mientras que el Paraíso viene a ser el lugar donde mora Dios.
Cuando las personas se van de viaje al extranjero y ven la embajada o el consulado de su país, normalmente sienten una emoción porque ven algo que pertenece a su país de origen.
También se sabe que la embajada, la edificación me refiero, de un país, pertenece a ese país y no al país donde se encuentra. Entonces estar en Colombia y ver el auto del embajador de Venezuela andando por una calle, es ver parte del Gobierno de Venezuela en Colombia.
Asimismo ocurre con el Reino de Dios. Los que hemos nacido de nuevo podemos ver el mover del Reino de Dios en nuestras vidas, mientras que otras personas pueden atribuir algunos hechos a la casualidad o la suerte, o incluso al mismo destino.
La Palabra dice que el que NO naciere de nuevo, NO puede ver el Reino de Dios; o sea, no puede llegar a ver cómo Dios opera en las vidas de las personas y ni siquiera en la propia. Otra cosa importante, es que nosotros normalmente podemos entender lo que podemos ver, pero si no lo visualizamos de alguna manera nos costará entender.
Esto lo saben muy bien todas las personas que hemos pasado por las aulas de clases, cuando el profesor está explicando alguna cosa un tanto abstracta y nosotros tenemos que hacer un esfuerzo por tratar de entender qué es lo que se está diciendo; para esto tenemos que imaginarnos de alguna manera el proceso para poder entenderlo. Igual pasa con el Reino de Dios. Cuando nacemos de nuevo una venda es quitada de nuestros ojos y empezamos a palpar y ver (entender) el mover de Dios.
Juan 3:4
"Nicodemo le dijo: ¿Cómo puede un hombre nacer siendo ya viejo? ¿Puede acaso entrar por segunda vez en el vientre de su madre, y nacer?".
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