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La Feminidad Violentada

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Partes: 1, 2

    1. Por qué adicción?
    2. Amar es un arte?

    *Problemática que abarca los derechos humanos fundamentales:

    EL DERECHO A SER FELIZ EN UNA SITUACION DE PAREJA Y EL DERECHO A NO TENER MIEDO.

    Dra.S.Finkelstein

    Se toma como disparador para la realización del presente trabajo el libro: "Las mujeres que aman demasiado", de R. Norwood," Las mujeres en la imaginación colectiva ", de Ana María Fernández y " El arte de amar" de Erich Fromm.

    Se intentara abordar la problemática de la violencia conyugal teniendo en cuenta modelos identificatorios básicos (construidos socioculturalmente a traves de la historia) que dando lugar a mitos, representaciones sociales y legales, naturalizaron distintos modos de violencia hacia la mujer. Se tratara también, una articulación con la problemática de adicciones, en cuanto a la predisposición que generarían tales modelos identificatorios a contraer vínculos de dependencia violentos. Haciéndose necesario además enfatizar que dicha problemática es de índole social. Por último visualizar que la capacidad de Amar no es un sentimiento fácil sino que requiere de madurez, porque la satisfacción en el amor no puede lograrse en el amor individual y necesita de coraje, fe, humildad y disciplina.

    Comencemos por pensar en el término "violencia" para Corsi: "toda forma de violencia se basa en el ejercicio del poder mediante el uso de la fuerza ( física, económica, política, psicológica) e implica la relación de un "arriba" y un "abajo", reales o simbólicos, que toman la forma de roles complementarios…" y podría decirse que es constitutiva de las relaciones entre los géneros.

    Se sabe que toda situación de opresión, subordinación, precisa de consenso por el cual los diferentes sectores dan por natural tales situaciones considerando a determinados grupos como inferiores, por esto la situación de opresión a la que están expuestas ciertas mujeres, necesita de un análisis especifico de su discriminación y del particular vinculo que las une a quienes ejercen su violencia (física o simbólica) sobre ellas.

    Según Ana Maria Fernández, esto responde a una construcción sociohistorica de la subjetividad, por medio de procesos de socialización en los que se van plasmando modelos identificatorios respecto de lo femenino y masculino bien definidos, junto con determinados mitos que refuerzan la situación de antagonismo, desigualdad e inferioridad respecto de la mujer. Tal desigualdad se inscribe ya en el proceso de naturalización referente a al dicotomía entre: mundo privado—mundo publico. Desde el conjunto de significaciones que el imaginario social instituye con la Modernidad con relación a la familia sostiene las formas que adquieren en ambas esferas, delimitando atribuciones, percepciones y prohibiciones de lo masculino y lo femenino.

    Se reproducen así, el mundo privado como la esfera de los sentimientos y las relaciones afectivas, y el mundo publico como la esfera de la palabra (con efecto político) del trabajo, y el poder.

     

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