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Insectos y otros artrópodos que alteran los recursos culturales en museos y bibliotecas (página 2)

Enviado por miguel ritacco


Partes: 1, 2

Los segmentos corporales se han unido en 2 tagmas: cefalotórax (anterior) y abdomen (posterior), excepto en el Orden Acarina. Las piezas bucales y el sistema digestivo están adaptados para la succión, respiración por sacos pulmonares o filotráqueas, presentan ojos simples y cerdas táctiles en el cuerpo. Frecuentemente sexos separados y fecundación interna. Entre los araneidos de mayor significancia están los ácaros (Orden Acarina) debido a su distribución mundial. De tamaño pequeño hasta microscópicos, desarrollo rápido (de huevo a adulto: 2 semanas), sin segmentos corporales y de color blancuzco o cremoso. No pueden volar porque carecen de alas, pero el viento puede transportarlos con facilidad. Se alimentan de materia orgánica húmeda o con hongos. Frente a situaciones adversas desarrollan un estado de resistencia denominado "hipopus" que les permite sortear esa situación.

edu.red

Acarus siro (Mégnim, 1880)

En cantidades importantes cubren al hospedante conformando una fina película polvosa despidiendo olor característico muy desagradable. Existen muchas especies de ácaros que afectan a personas sensibles y producen irritación y pústulas en la piel al caminar sobre ella y clavar su aparato bucal. Los escorpiones (Scorpionida) son artrópodos que pueden encontrarse en los museos debajo o dentro de las piezas, en sitios cálidos y secos. Presentan pedipalpos terminados en pinzas, un largo abdomen que finaliza en una uña venenosa y capturan pequeños artrópodos para su alimentación.

Medios de manejo

El primer paso es determinar lo que ocurre y porqué, realizando un diagnóstico responsable, lo cual significa haber superado mas de la mitad del problema y tal vez esta sea la mejor inversión. Luego se pasa a una correcta programación, adoptando medidas integrales y combinadas, para determinar qué hacer, cómo hacerlo, cuándo hacerlo, dónde hacerlo y para qué hacerlo.

Luego de identificado el problema, se estudia la especie que lo genera para actuar en consecuencia.

Desde hace pocas décadas se comenzó a aceptar cada vez con menos discusiones que no es posible erradicar, suprimir o ni siquiera controlar las plagas, ya que su instinto por la supervivencia se ha desarrollado a lo largo de millones de años, por lo tanto su grado de adaptación es casi ilimitado. Por este motivo, hoy hablamos de manejar las plagas.

En cualquier caso, tenemos que tener siempre presente que estamos empleando algún método para luchar contra los organismos infestantes que están dentro o en la superficie de una pieza, por lo tanto cualquier medio empleado también incidirá en ese acerbo. Esto hace que responsablemente tengamos que seleccionar un procedimiento que no dañe aún más al objeto.

En el caso de estar frente a una situación extrema, se conocen los siguientes métodos.

1) Productos de síntesis química

Los fungicidas, bactericidas, acaricidas e insecticidas son sustancias químicas sintéticas. Respecto del último grupo citado, cuando su aplicación es correcta, se registra la muerte inmediata del insecto perjudicial por medio de 1 de las siguientes 3 vías: neurotóxico, veneno estomacal o contacto. Para ello se requiere:

1.1) Antes de la aplicación

Identificar la causa del daño (microorganismos, organismos,…).

Localizar todos los objetos afectados.

Aislar, embolsar o colocar en un freezer las piezas atacadas.

Buscar el origen del problema.

Si se trata de microorganismos, aspirar los hongos y/o bacterias antes del próximo paso.

Considerar las propiedades y características del objeto.

Leer instrucciones en el envase: el mal uso aumenta los problemas.

Para proteger las piezas no adoptar productos a base de solventes.

1.2) Durante la aplicación

Manipuleo responsable.

No usar como un medio preventivo, usar únicamente cuando se ven insectos vivos.

Asperjar sólo productos autorizados.

Aplicadores entrenados y equipos calibrados.

Evitar inhalación, usar máscara, guantes y otras medidas.

Respetar distancia entre la boquilla del aparato y el objeto.

No intervenir sobre las piezas ni sobre el agente pernicioso.

1.3) Después de la aplicación

Dejar el fungicida, bactericida o insecticida sobrante en lugar seguro y envase original (no trasvasar).

Agregar estos datos curativos a la historia de la pieza.

Recipientes vacíos: enjuagar 3 veces y destruir o producirle agujeros para evitar reutilización.

Usar aspiradora con microfiltro o trampa de agua para remover esporas remanentes.

Ventajas

Es el procedimiento de lucha que luego de su aplicación correcta, mas rápidamente produce la muerte del agente insectil causante del daño.

Inconvenientes

Puede generar resistencias en el insecto (defensa contra el plaguicida usado)

Humedece el producto o el ambiente

Puede ser peligroso para la salud del aplicador y la integridad de la pieza

Produce contaminación ambiental

Su uso generalizado enmascara otros problemas

Pueden encontrarse residuos en objetos

No son específicos (matan todo, incluidos los insectos benéficos)

Estimulan la aparición de otras poblaciones artropódicas o plagas secundarias

2) Procedimientos físicos

2.1) Calor: la aplicación de calor seco (no más de 70º C) durante unos minutos y con 2 ó 3 repeticiones nos asegura la muerte de las formas insectiles de todos los estados, sexos y especies que pueden hospedar un objeto dado, lo cual es un resultado exitoso. Pero no tenemos que olvidar que la pieza también ha experimentado un incremento de temperatura y consecuentemente cierta dilatación. Esta expansión, además, no es pareja ya que los materiales que componen los objetos (madera, metal, fibra) tienen diferente respuesta frente al calor. Esto es que cuando retome su temperatura inicial sufrirá deformación y contracción, fenómenos que pueden producir grietas y fisuras en la pieza.

2.2) Frío: aquí ocurre lo contrario que en el caso anterior ya que primero hay contracción por el descenso de la temperatura y luego dilatación, observándose el mismo daño final en los materiales.

2.3) Microondas: actúan en un objeto incrementando su temperatura, pero toda vez que este sea húmedo; en el caso contrario o sea un producto con muy baja humedad, el efecto buscado (calentamiento) no ocurre. Además se producirá también el efecto dilatación-contracción.

2.4) Radiación infrarroja: son ondas que como actúan a nivel superficial incrementan la temperatura del producto, no matan a las larvas que se encuentran cavando galerías en el interior del objeto. También se genera el efecto dilatación-contracción.

2.5) Ultrasonido: este tipo de radiación es efectiva ya que daña (por ruptura) las estructuras del cuerpo de los artrópodos, pero también este efecto se reproduce en los objetos infestados lo cual atenta contra su integridad.

2.6) Radiación ultravioleta: es un medio que puede resultar exitoso para luchar contra insectos, pero daña los colores de los objetos. Actúa superficialmente.

2.7) Anoxia: método que reemplaza el oxigeno del aire por nitrógeno puro: [O2] < 0,05 %, con el 40% de humedad relativa y a 20º C. Su aplicación mata insectos y no daña a los objetos pero se requiere alrededor 45 días de proceso para lograr el cometido, situación que es muy costosa a la hora de su implementación. En este caso no se presenta un problema técnico, sino una considerable dificultad económica.

2.8) Radiaciones ionizantes: es la aplicación de bajas dosis de radiaciones gamma a todo producto infestado, situación que no genera envejecimiento prematuro ni otros efectos perniciosos en el mismo y que altera la fisiología (sistema digestivo, hormonal, nervioso, muscular, genital, etc.) de los insectos dañinos acortando su tiempo de vida y llevándolos a una letalidad prematura. Una de las particularidades es que ese tipo de radiación, actúa también el los planos profundos de la pieza por lo tanto produce estos daños también en las larvas. El problema que presenta es que estas aplicaciones sólo se realizan en las 2 plantas que hoy existen operativas en Argentina (municipios de Ezeiza y Tigre, Buenos Aires). La aplicación de este método correctamente aplicado, tiene un costo igual o inferior al de los métodos recientemente descriptos.

2.9) Tierra de diatomeas: también conocida como diatomita, es una roca silícea formada por microfósiles de diatomeas, que son algas marinas unicelulares con esqueleto silíceo. Es un producto polvoso.

2.10) Caolín o Caolinita: es una arcilla blanca muy pura que se utiliza para la fabricación de porcelanas, aprestos, ciertos medicamentos y como agente adsorbente. Se lo puede emplear sólo o como parte de los componentes de insecticidas, es decir como material de acompañamiento de biocidas.

2.11) Alúmina nanoestructurada: es otro de los polvos insecticidas comerciales a base de óxido de aluminio que al ser aplicado puede proporcionar una alternativa económica y confiable para el manejo de plagas artropódicas.

La tierra de diatomeas, el caolín y la alúmina, se pueden usar como plaguicidas al dispersarlos por el lugar en el que se encuentran insectos de diferentes especies, los que al comer un determinado hospedero también ingieren estas partículas con bordes filosos que les generan lesiones (desgarros y otras) del tubo digestivo y además la fijación sobre el cuerpo de los insectos, les produce deshidratación y muerte. Si bien son insecticidas no venenosos y naturales (productos con acción similar se usaban por el año 2.000 a C), su espolvoreo en un museo o biblioteca generará problemas en la higiene del lugar.

2.12) Aceite de neem (o nim): es extraído de las frutas y semillas de Azadirachta indica, un árbol originario de la India y Birmania que ha sido introducido en otras muchas zonas de los trópicos. Luego de su preparación se asperja sobre los objetos dañados por insectos. La azadiractina (el principal componente de efecto insecticida del aceite de neem) y otros extractos del fluido, tienen un efecto antialimentario, inhiben el crecimiento, reducen la fecundidad y las oviposturas, disminuye los niveles de proteínas y aminoácidos en la hemolinfa e interfiere en la síntesis de quitina. No obstante estas propiedades, se desaconseja su uso en bibliotecas y museos debido a que estas aplicaciones producen un sedimento aceitoso sobre todos los objetos hospederos.

En todos los casos, hay que retirar el objeto del sitio donde se infestó y proceder de la siguiente manera:

a) limpiar profundamente ese lugar, monitorear las piezas y otros materiales aparentemente no dañados, pero si presentan perjuicios similares, también deberán ser tratados;

b) en otro sitio, proceder a aplicar el medio de combate elegido. El primer paso es fundamental para que al retornar la pieza al museo o biblioteca, no sea nuevamente atacada.

Hemos presentado las opciones posibles para el manejo de insectos y otros artrópodos que pueden dañar los recursos culturales, con sus ventajas y dificultades. Según lo expuesto, parece estar claro que ninguno se muestra como el producto ideal. Esto hace que a la hora de tomar decisiones, habrá que optar por el que produce menores complicaciones.

Estas acciones son evitables en un 90% o más simplemente con cambiar las condiciones que propician la llegada y colonización de los agentes perjudiciales. Recordemos que un emprendimiento es viable cuando su realización se apoya en 3 principios:

Tiempo razonable

Esfuerzo mínimo

Costo económico bajo

El desbalance de cualquiera de estas 3 variables, hace racionalmente inviable toda acción.

Algunas medidas preventivas

  • Temperatura: < 20º C

  • Humedad: 50 % (+/- 5)

  • No colocar objetos sobre paredes que dan al exterior o con caños en su interior.

  • Limpieza seca no violenta (pincel con cerda natural, aspiradora con microfiltro).

  • Cuarentenamiento de los nuevos objetos que llegan al edificio y de los que se han depositado temporariamente en otro sitio.

  • Los acondicionadores de aire deberán permanecer en funcionamiento constante, es decir durante las 24 horas del día; considerar cortes de energía eléctrica y otras interrupciones accidentales o programadas.

  • Renovar el aire de la sala, vitrina y depósito 12 veces/día y todos los días. Cuando la situación lo permita, usar ventiladores de pié orientados hacia el exterior de la sala.

  • Eliminar radiación ultravioleta (UV) natural y artificial.

  • No emplear solventes en las proximidades de los objetos.

  • Usar guantes de fibra natural para el manejo de las piezas y protegerlas.

  • Instalar doble puerta (3 metros entre una y otra) y alfombra entre ambas en la sala y depósito; considerar viabilidad de instalar "cortina de viento".

  • Los alimentos derramados o que están al descubierto atraen alimañas y favorecen su supervivencia.

  • Se debe fomentar el uso de contenedores herméticos de alimentos.

  • Limpiar rápidamente todos los derrames y lugares donde se ha servido comida.

  • Trasladar los comedores del personal a lugares distantes de las colecciones y limpiar

rápidamente todos los derrames y lugares donde se han servido alimentos.

  • Capacitación permanente de todo el personal de la biblioteca y museo.

 

 

Autor:

Miguel Ritacco

Investigador Consulto CNEA

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