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La ética en la actividad humana: ¿Imitación o responsabilidad?

Partes: 1, 2

    1. Ética y actividad humana: Los modelos griegos
    2. ¿Quién realiza la actividad etica?: El sujeto ético
    3. ¿Cómo entender la acción humana?: Responsabilidad o imitación
    4. La ética social como ética de la responsabilidad

    Inicialmente se examina cuando y cómo surgió la idea de la ética relativamente a la acción humana y se caracteriza el sujeto al que corresponde dicha actividad. Seguidamente considera que hoy la actividad humana se ha desarrollado según dos direcciones enfrentadas:como imitación, en la que el hombre obra según estrategias de supervivencia, y como responsabilidad en la que la acción humana instala un fin en el mundo que exige hoy un sujeto argumentador solidario de la racionalidad crítica y de su consecuencia la acción comunicativa.

    1 Ética y actividad humana: Los modelos griegos

    La ética no estuvo siempre ligada a la actividad humana. En el mundo griego la idea de physis (naturaleza), defendida por los pensadores presocráticos se opuso a la de nomos (costumbres, cultura). Para los presocráticos la ley divina era una ley natural a la que tenían que obedecer, si pretendían ser morales, todos los nomoi (leyes humanas). Así, se dice que Hesíodo había sostenido que Zeus instituyó una sola ley para todos los hombres que, contrariamente a las bestias, podían hacer justicia. De la misma forma Heráclito sostenía que todas las leyes se nutren de una sola, la divina (1). La ley moral era entonces una ley natural, común a todos los hombres, que estos podían realizar siguiendo simplemente la naturaleza. La moral no dependía de su acción, sino de su naturaleza. Pero, con base en esta tesis se desarrolló la idea de los modelos morales, así por ej. el modelo del buen navegante, cuya disposición tenía que imitar aquel que quisiera ser moral (actuar bien). Se pretendía evidentemente poner la divinidad al servicio del hombre, del individuo, pues, el modelo recogía en forma teórica los dictados de la divinidad de manera que el hombre pudiera conocerlos e imitarlos. Así, se pretendía asegurar la bondad de la acción.

    Realmente la unión de la ética con la acción humana entendida como forma distinta de la natural se debió a los sofistas. En efecto, estos hicieron del orden cultural, de los nomoi (de las costumbres), el orden privilegiado, entendiendo que era el único que permitía constituir un orden social como orden político y moral. Y, los nomoi eran para los sofistas algo que las gentes hacen, que depende de su acción, por tanto, algo de lo que sólo los hombres, todos y cada uno, son responsables. De ahí surgieron los primeros problemas; como los nomoi no forman parte de la naturaleza, en la que el soplo de la divinidad unifica toda realidad, sino que son fruto de la convención, resultará que gentes diferentes poseerán leyes diferentes. Por ello, con la sofística la unidad moral desaparece, es relativa a los grupos de gentes, incluso a los individuos.

    La obra de Platón vino a ser una solución al problema de la unidad moral. Puso de manifiesto que, junto a la oposición physis / nomos, hay un tercer tipo de entidades, las ideas, que son las que constituyen la verdadera realidad de las cosas, y que la idea suprema, el bien preside la naturaleza toda. El bien es una realidad cerrada sobre sí misma que se halla más allá de las mismas ideas y que, todo lo más, se realiza en forma paradigmática en el estado, en la polis.

    El supuesto platónico es que la idea, realidad verdadera, constituye la unidad de naturaleza y sociedad, pero al precio de sacrificar la individualidad. La acción humana imita siempre una idea pero esta imitación no puede instalar un orden verdadero si no se realiza como orden moral y éste sólo se realiza en la polís, pues, su condición es que cada hombre cumpla con su obligación. Así, la polis constituye el verdadero orden moral, hasta el punto de poder decir que no hay felicidad individual más que por participación en la felicidad de la polis.

    Se debió a las apreciaciones sobre la ética hechas por Aristóteles un cambio radical en su consideración en el mundo griego. A él se debió el significado de la palabra ética tal como hoy la conocemos, y vamos a considerar someramente esta apreciación para mostrar cómo, precisamente a partir de éste autor, es necesario entender siempre la Ética ligada a la actividad humana.

    Al comienzo del capítulo 1 del libro 2º de la Etica a Nicómaco, al dividir Aristóteles las virtudes en virtudes intelectuales y morales, entiende que las primeras necesitan de la educación para su conocimiento y desarrollo, mientras que las segundas son hijas de los buenos hábitos, y continua:

    (…) de aquí que, gracias a un leve cambio, de la palabra costumbre -ethos- viene moral -ethica(2).

    A continuación pasa a explicarnos la relación de la virtud con la naturaleza. Esta no nos da más que potencialidades, predisposiciones, de forma que estamos predispuestos por naturaleza a adquirir virtudes, pero para ello es necesario el desarrollo y reiteración de nuestras acciones, por tanto, realizar acciones con sentido.

    Las relaciones entre naturaleza y cultura son pues complejas en Aristóteles. Tal vez podamos comprenderlas mediante una comparación con la explicación dada por Schopenhauer, quien entendió que por naturaleza poseemos un carácter inteligible inamovible en lo esencial, al que los griegos llamaron hqos (carácter, costumbre), que se manifiesta en eqos (hábitos) dando origen al carácter empírico o conducta que depende del conocimiento y, por ser éste variable a lo largo de la vida, puede variar muy considerablemente.

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