Este trabajo, que no pretende ser exhaustivo, tratará de penetrar, aunque sea ligeramente, en los versos o las líneas que escribió ese gran poeta que tuvo la Francia del siglo XIX: Arthur Rimbaud. A partir de las lecturas de Iluminaciones y Una temporada en el infierno se apreciarán algunas de las influencias que recibieron de éste el grupo surrealista francés, y en especial Bretón, originador y líder del movimiento.
Se tomó como base el libro de Octavio Paz, El arco y la lira, que ha servido para tener un poco más en claro lo que significa y lo que no significa la poesía y el acto poético. Además se han tenido en cuenta, si bien no se vieron muy reflejados en el estudio, varios poemas de Mallarmé, Baudelaire y Aragon.
Toda la información sobre el surrealismo ha sido extraída del libro El surrealismo: en torno al movimiento bretoniano, escrito por J.L. Giménez-Frontín y del Primer manifiesto de André Bretón. Los poemas analizados de este último fueron encontrados en Poesías I, antología hecha por la editorial "Colección Visor de Poesía", a través de las manos de su traductor M. Álvarez Ortega.
Cabe señalar que el autor de este trabajito es un ignorante casi total de la lengua francesa, y se ha tenido que valer de traducciones, que en su mayoría –al menos- vienen acompañadas del texto original. La traducción de la poesía es en realidad una recreación, ya que -sobre todo la poesía- es intraducible. El poema es lenguaje original, las palabras escritas son las necesarias para ese poema y son intraducibles, no pueden ser negociables. De esta forma, más que un trabajo sobre Rimbaud o Bretón, se trata de un trabajo sobre sus traductores; más que de literatura francesa, es de literatura española. Por ello, cito los poemas ya traducidos, porque han sido éstos en los que me he basado realmente.
Sepan disculpar al autor de tal estudio, que se da cuenta de las limitaciones a las que se ha visto sujeto y las contradicciones que llevan sus páginas. De igual forma, no todo se ha perdido en el camino, y parte del espíritu de los autores originales bien supieron llegar a donde fue necesario. Hoy se puede decir que hay un nuevo amante de Rimbaud y del surrealismo en este mundo.
Por último, cabe señalar que el corpus del trabajo está dividido en dos partes. La primera gira en torno a la figura de Rimbaud, la segunda alrededor de Bretón.
Hay dos ideas fundamentales en Una temporada en el Infierno, de Rimbaud, que influenciarían enormemente al surrealismo: el poeta es tal porque conoce una vida más real, y así se rebela en contra del mundo constituido. Su rebeldía lo aleja de las "buenas costumbres" de la época, y asume métodos de conocimiento y de vida que resultan chocantes para el común de los hombres.
"Una noche, senté a la belleza en mis rodillas.
-Y la encontré amarga.- Y la injurié.
-Me armé contra la justicia."
La belleza representa los altos ideales de la modernidad tanto como la idea clásica de belleza. En contra de ambas abogarán tanto Rimbaud como los surrealistas. De hecho, uno de los grandes cambios que quiso hacer la poesía moderna -que comenzó con un grupo de poetas de gran envergadura como Rimbaud, Mallarmé, Baudelaire, Verlaine- para hablar sólo de los franceses, era la de dislocar el pensamiento racional que había sido instaurado definitivamente por Aristóteles, con su tratado de lógica, y que había sido inaugurado por Parménides con su teoría de los contrarios.
En "Mala sangre", Rimbaud se transforma, se convierte en un hombre negro. Está libre de la cosmovisión cristiana y del pensamiento lógico. Prefiere estar maldito y no tener el pecado original. "No soy prisionero de mi razón. He dicho: Dios". Mientras las leyes del mundo constituido lo condenan, en ese lugar primitivo se encuentra con Dios. Rimbaud descreía del pensamiento francés y europeo-cristiano en general. Su condición de poeta vidente, que se mencionará más tarde, le ha permitido ver ese otro pensamiento que es más cercano al Oriente, y que tuvo su origen en Heráclito y el Tao. La lógica occidental escindió el espíritu en dos porque quiso diferenciar el "ser" del "no ser", separó el todo en dos contrarios, y de esta forma separó al hombre en dos.
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