La máquina política kafkiana

Introducción

Deleuze y Guattari han formado una de las duplas de intelectuales más relevantes del siglo XX, muchas veces fueron comparados con Marx y Engels, en ese respectivo orden. Y como luego hemos comprobado, Engels no era un simple acompañante de viaje, sino que poseía su propia altura intelectual, lo mismo podemos decir de Gattari, sin el cual el concepto de maquina deseante no hubiera llegado a la filosofía deleuziana.

La continuidad entre sus dos libros más reconocidos, a saber, El Anti-Edipo (AE) y Mil mesetas (MP), está claramente marcada por el hecho de que ambas llevan el mismo subtítulo: Capitalismo y esquizofrenia. Es decir, que se enmarcan dentro de un mismo proyecto de investigación; es más, pueden ser pensados como un mismo y único gran libro, dividido en dos volúmenes. Mi propósito es indagar acerca de la discontinuidad metodológica entre las obras ya mencionadas. Mi hipótesis es que hay en MP un viraje hacia la filosofía del lenguaje como preocupación teórica. Esta atención sobre el lenguaje podría ser entendido como una expansión en la investigación general acerca de la esquizo-paranoia del sistema capitalista. Lo que se pretende remarcar aquí es más bien el alejamiento del materialismo metodológico; reinante en AE y que en MP casi no está presente.

Ahora bien, este viraje tiene un gozne concreto y es el libro que media entre los ya mencionados, este es, Kafka, para una literatura menor (Kplm). Veremos entonces que en este estudio acerca del literato checo se encuentra ya un cuestionamiento sobre el materialismo del AE. Para ello nos centraremos en un análisis de la obra Kplm.

Expresión y contenido

Kafka es un rizoma, una madriguera con entradas múltiples, ninguna mejor que otras ¿con qué puntos se conecta? ¿Cómo mapear este rizoma? El principio de entrada impide la entrada del significante y la interpretación, y por lo tanto, conduce a la experimentación. En la escritura kafkaiana hay dos direcciones, uno conduce a la represión del deseo y otro a su producción. Cada uno posee una forma de expresión y una forma de contenido. La represión se expresa en la forma de "retrato familiar" y el contenido en "la cabeza agachada": es un bloque funcional. Por el retrato, el recuerdo reprime el deseo, es un callejón sin salida. Es necesario oponer un recuerdo de infancia –represor- y un bloque de infancia –productivo. La música conecta con el devenir, y rompe el recuerdo visual; a su vez, perfila una cabeza erguida. Se distinguen dos bloques:

En las dos formas de contenido no hay oposición binaria, estructural o significante. Debe tomarse al sonido en estado puro, plena intensidad que nos libera de estratos cotidianos, nos desterritorializa, en cuanto materia no-formada de la expresión -por ejemplo: el ladridos de los perros– y ayuda a deformar el contenido –la cabeza comienza a erguirse-. La sustancia es arrastrada por la expresión sonora (Kplm: 12). La multiplicación de elementos formalizados es otra forma de iniciar los devenires; la multiplicación de los retratos en las novelas de Kafka tiene esta función. No se trata de arquetipos, puesto que estos requieren la asimilación, la homogeneidad temática; no hay interpretación, sino el planteo de ¿cómo lo heterogéneo rompe con la estructura simbólica, con la hermenéutica psiquiátrica, la asociación de ideas, el prototipo imaginario? Lo heterogéneo es la experimentación. Una máquina política de Kafka constituida por contenidos y expresiones formalizados y por materia no-formada. Las líneas de fuga son parte de la máquina. El animal es parte de la máquina-madriguera. La unidad de la máquina es siempre aparente, el deseo es proceso.