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Interculturalidad y trabajo social ¿Algo que aportar o decir al respecto?


Partes: 1, 2

  1. Introducción
  2. Marco referencial
  3. Conclusiones
  4. Bibliografía

Introducción

De un tiempo a esta parte, dentro del quehacer del Trabajo Social, se ha instaurado una discusión, – que cabe situarla pos re-conceptualización – respecto a la identidad profesional, estableciendo algunos a la profesión como parte de las disciplinas científicas inmersas en las ciencias sociales. A su respecto, el Trabajo Social en sí no cabe dentro del espectro de disciplinas del área social, pues más allá de cualquier teoría al respecto, éste como profesión no ha sido capaz de establecer un objeto determinado, atingente al quehacer profesional, que se separe, o que se diferencie por completo de otras disciplinas, como la sociología por ejemplo. El hecho de que en variados equipos multidisciplinares, exista presencia de un profesional del Trabajo Social, no ha de ser más que darle el carácter disciplinar a la profesión, pero encasillarla como disciplina propiamente tal.

Como resultado de esa discusión, se ha conseguido y se rescata, el vínculo que se ha establecido sí con otras disciplinas y como se ha abierto a nuevos campos de interacción. De ahí encontramos Trabajo Social y Educación por ejemplo, y otras diversidades de nuevos focos o áreas de intervención, competentes también a la profesión.

Al entender de quien esgrime estas líneas, más allá de establecer o discutir respecto a si se es o no disciplina, o desde qué enfoque epistemológico mirar la profesión y sus prácticas, se hace más urgente establecer, o mejor dicho, descubrir los nuevos campos de la acción profesional, vale decir, mirar la realidad social en función de delimitar nuevas áreas de intervención. Mirar la cuestión social en los nuevos escenarios de la globalización y de la economía de libre-mercado, mirar los nuevos contextos de la cuestión social, compete también remirar el Trabajo Social respecto a su quehacer, no respecto a su ser, pues la profesión sabe en sí lo que es, pero por parte de los pensadores o filósofos de la profesión, o en palabras de Aquín, desde la academia, existen sectores que no lo reconocen, o se reúsan a aceptarlo.

Dentro del proceso de globalización, muchas barreras se han abierto, con el muro de Berlín, cayeron también diversas fronteras del ámbito económico, político, social y también cultural. No deja de haber facilitado el diario quehacer del hombre, y haber otorgado mayores índices de calidad de vida, al momento en que el tiempo se hace escaso y las tareas aumentan. En este contexto, muchas culturas y movimientos han salido a la luz pública, clamando un espacio libre de todo prejuicio, reclamando derechos e igualdad de oportunidades, dentro de un sistema que se ha destacado por las inequidades y desigualdades que presenta.

En ese respecto, a modo de consecuencia, no está demás cuestionarse si al Trabajo Social de hoy, ¿le compete mirar como campo de acción profesional, o como objeto de intervención, los desafíos de la interculturalidad?

En el cuerpo de este ensayo, se pretende argumentar de manera académica, con referencias bibliográficas, la respuesta que se establecerá en la conclusión de éste.

Marco referencial

En función de la pregunta planteada, cabe en primera instancia, a fin de dar una oportuna y adecuada respuesta, plantearse lo que se entiende por interculturalidad, y cuáles son los desafíos que le competen hoy. Cabe situarnos en el concepto de multiculturalidad, entendido como la variedad de culturas humanas existente en la sociedad, para hablar de interculturalidad como tal. Así toma sentido la interculturalidad, si se le mira como la interacción respetuosa y cordial que debiera darse entre ellas.

El sin número de grupos humanos que tiene rasgos, costumbres, creencias, manifestaciones, etc. Por un tema natural tiende a relacionarse con otros grupos, con otras culturas de características similares o no. La globalización, la rapidez comunicacional de la que se es testigo hoy, ha marcado un hito no menor en este respecto, donde las culturas se presentan al mundo entero por diversos canales. Es en este contexto donde se enmarca la posibilidad de entrometerse en el tema, desde el Trabajo Social, como un nuevo foco de análisis y de intervención.

Según Hopenhayn (2000), el sitio web http://www.oei.es/pensariberoamerica/ric00a01.htm,

La globalización trae consigo una mayor conciencia de las diferencias entre identidades culturales, sea porque se difunden en los medios de comunicación de masas, se incorporan al nuevo imaginario político difundido por ONGs transnacionales, o se intensifican las olas migratorias; o sea porque hay culturas que reaccionan violentamente ante la ola expansiva de la "cultura-mundo" y generan nuevos tipos de conflictos regionales que inundan las pantallas en todo el planeta. De este modo, aumenta la visibilidad política del campo de la afirmación cultural y de los derechos de la diferencia.

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