En Guatemala, dibujada durante la colonia, entre 1525 y 1821, la oligarquía constituyó la lenta sustitución del dominio externo a cargo de la corona española, por la dominación interna de quienes se asentaron en el territorio centroamericano y que, efectivamente, se independizaron de España, estableciendo patrones de dominación en cierta forma inéditos, asentados en la fuerza de las armas sobre los pobladores originarios de esta parte del mundo y cuyo despojo de sus tierras les proporcionó la propiedad de las mismas y el disfrute de mano de obra semiesclava, constituida por las poblaciones sojuzgadas y obligada a proporcionarles cantidades exorbitantes de metales preciosos y al cultivo elemental de la tierra. Así, el modelo simple de producción se asentó, justamente en la gran propiedad de la tierra y el trabajo semi esclavo de sus moradores.
La llamada conquista utilizó no solo las entonces armas modernas contra las poblaciones indígenas, sino la implantación forzada del catolicismo como sustituto ideológico-religioso de su cosmovisión. El cuadro que ilustra este sojuzgamiento recoge el momento en que uno a uno, en el castellano de entonces frente a personas que apenas si lo entendían, se les formulaban dos preguntas que de ser respondidas satisfactoriamente les conservarían la vida: "dinos los nombres de tu emperador(Carlos V) y el de tu religión(católica). Obviamente, la respuesta equivocada era castigada con los fusiles.
El producto principal obtenido de esa rapiña económica, era enviado a la corona, un diezmo era entregado a la Iglesia.
Después de 1821, el cambio fundamental alcanzado con la independencia de España, radica en que el producto principal queda en manos de los criollos y de que sus autoridades emanan de de ese mismo circulo. El país que se crea de esa manera es la patria del criollo, como lo asentara en sus escritos Severo Martínez Peláez.
Hasta el año de 1871, y por el imaginario de la época, lo que se había creado políticamente era una suerte de conservadurismo español sin el dominio de la corona.
Pero un nuevo ingrediente social, el mestizaje, aun cuando no sufría el grado de explotación de los indígenas, encontraba escollos para su desarrollo así como imposiciones religioso-políticas que le marginaban del reparto de los cargos públicos.
Las ideas liberales que se filtraban en esta nueva sociedad canalizaron su impulso de cambios y decidieron romper el orden conservador para instaurar el liberal. Y, aun cuando los enunciados, copiados casi literalmente del liberalismo europeo, eran de cambios trascendentales e, incluso, habiendo librado una corta guerra revolucionaria, el acuerdo final fue la separación formal de la iglesia católica respecto del Estado, el acceso de los mestizos, (llamados ladinos en Guatemala), a la incipiente burocracia, pero salvo el repartimiento de tierras entre la nueva cúpula social y política, las formas de acumulación original quedaron intocadas. Se modernizaron no obstante los cultivos, introduciendo el del café como producto principal y alrededor de esos acuerdos se estableció mas delineada la casta oligárquica de dominio que desarrolló como principal escudo al ejército nacional y que gobernó por medio de dictaduras caudillistas unipersonales hasta el año de 1944.
En ese año ocurrió la revolución más profunda con que cuenta el país hasta el presente: se estableció la mano de obra asalariada concomitante con formas de producción capitalista que enfrentaron a la vieja oligarquía, particularmente en lo concerniente a la gran propiedad de la tierra.
Por increíble que parezca para el resto del mundo, se descubrió que los habitantes indígenas podían tener la categoría de ciudadanos(los españoles de la época colonial habían puesto en duda si estos habitantes tenían alma) y se estableció que en las justas electorales de nuevo cuño pudieran votar las mujeres.
Se buscó cambiar el trato de los trabajadores agrícolas al servicio de los enclaves bananeros de propiedad extranjera.
Se nacionalizaron la industria eléctrica y los ferrocarriles, se crearon instituciones de seguridad social y se promulgo la autonomía de la universidad nacional.
Terminada la segunda guerra mundial, que no solo sirvió para airear la democracia, sino para el inicio de la guerra fría entre los dos grandes sistemas de dominación que resultaron del final de esa guerra, y quienes se enfrentaron de nueva cuenta tirando la piedra y escondiendo la mano, en escenarios ad hoc para no calentarla.
Uno de esos escenarios, por excelencia, lo constituyó Guatemala. Es así que USA encuentra sus mejores aliados en la vieja oligarquía que se encontraba enfrentada a la revolución.
Ese amasiato (perfilado por la embajada de USA, financiado por la united fruit company) logra, mediante la instrumentación exitosa de un golpe de Estado, terminar con el experimento revolucionario que apenas logra cubrir diez años de historia (1944-54).
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