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La diplomacia pública: Una oportunidad para recontar la Argentina a los italianos (página 7)

Enviado por Mat�as Marini


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  • A continuación, encontrará una serie de afirmaciones expresadas en referencia a la Argentina. Le pido que manifieste su parecer respecto de cada una.

"El problema de la falta de fiabilidad de los argentinos es mucho más grave de lo que parece, sobre todo para lograr crear formas de cooperación que no sean mero asistencialismo". Periodista

La percepción de una historia argentina signada por una sucesión de gobiernos populistas se reveló transversal a todas las categorías de encuestados. Está presente incluso entre quienes aseguraron tener sólo un vago conocimiento de la Argentina. Asimismo, este sector demostró opiniones divididas en el resto de los postulados, con al excepción de la defensa de los derechos humanos, en donde la mayoría hizo saber su acuerdo. Sobre esta última consigna, evidenciaron dudas quienes dicen conocer y haber estado en el país, el único grupo que en ninguna de sus respuestas exhibió desconocimiento sobre las cuestiones del populismo y la idea de mayor organización en el accionar de los argentinos. Respecto de la presencia de rasgos autoritarios y machistas en la sociedad argentina, se manifestaron positivamente quienes viajaron alguna vez al país o quienes, sin haber estado jamás, poseen amigos o contactos frecuentes con ciudadanos de ese origen. No emergen certezas ni posiciones determinantes sobre tendencias xenófobas argentinas respecto de inmigrantes de naciones limítrofes.

La Argentina y América latina

  • ¿Cuál cree que es el rol de la Argentina en América latina?

Otros: Convertirse en un país normal; dispensador de materias primas; modelo de país industrializado; ninguno; principal aliado de Brasil.

En este caso, la duda o el desconocimiento del rol argentino en la región son tan elevados como las respuestas que le asignan un rol de liderazgo. Si a estas se le suman las que le reconocen al país un rol importante, pero no por esto proactivo ("importante/referente"), surge el perfil de un actor regional con una vaga definición de sus objetivos en materia de política exterior.

Nótese cómo las consideraciones sobre el rol argentino en el subcontinente están dominadas por verbos en condicional: "debería", "podría", etc. Una nación que tiene las condiciones, pero que no se decide o no sabe asumir un rol central; tal la sensación que despiertan los comentarios. En este sentido, se refleja algo de aquel "destino manifiesto" (rever apartado I.1.1.) del que Argentina se jactaba a inicios del siglo XX y que hoy le critica a EE. UU. Lo curioso, y a la vez interesante, es que la raíz de esta idea también se manifieste en la opinión de los italianos.

Son escasas las referencias al Mercosur. Brasil y la Argentina pocas veces fueron vinculados estratégicamente. Sobre su papel latinoamericano, el país es visto como uno que resignó o desaprovechó su rol de líder natural, a favor de Brasil.

"En el pasado fue un pésimo ejemplo; en los años recientes, un ejemplo muy positivo. Mucho de su futuro está en el Mercosur, en el cual debería invertir el máximo posible". Académico

"Contribuir con una política de mayor autonomía respecto de EE. UU. y de desarrollo compatible para un aumento generalizado del rédito en América del Sur." Político

"Debería tener un rol pujante, pero no lo tiene. Bolivia, Venezuela y Chile se están destacando por sus propuestas concretas y su comercio con Europa". Periodista

"Argentina podría ser un faro cultural y uno de los motores económicos, si tan sólo lo deseara". Académico

"Retomar la guía del Mercosur y del proceso de integración". Político

"Veo un rol en perenne conflicto con Brasil". Periodista

"El rol de la Argentina es marginal respecto de sus potencialidades." Empresario

"Si los italianos allí residentes se empeñasen en expresar con coraje su propia inventiva profesional, la Argentina sería el país timonel en América latina". Presidente ONG

"Debería aceptar, de una vez por todas, ser el principal aliado de Brasil. Abandonar los sueños de proyectos geopolíticos imposibles y no tratar de desempeñar un rol de liderazgo que no está en condiciones de asegurar, ni como capacidad política, ni como capacidad diplomática". Funcionario

"Actualmente, no me consta que tenga un rol propiamente dicho en el continente. Podría tenerlo, pero sólo con una fuerte integración regional con Brasil". Empresario

"Es una potencia media regional, con una relación conflictiva entre sus propias ambiciones de liderazgo y la realidad de sus propias dimensiones políticas y económicas". Académico

"Podría tener un rol de guía, pero la clase política debería cambiar radicalmente y romper con el pasado. En los jóvenes, sobre todo en los de origen italiano, he notado que se han alejado de la política. Quizá la reciente experiencia de voto en el exterior reservado a los italianos, junto con una toma de conciencia sobre el valor del compromiso civil, esté despertando entusiasmos adormecidos". Político

  • ¿Qué cosas cree que diferencian a la Argentina de los otros países latinoamericanos?

Otros: ausencia de problemas étnicos; capacidad de reacción contra crisis; falta de clase dirigente estructurada; incongruencia entre cultura y economía; la carne; las condiciones naturales; madurez democrática; mayor autoestima; mayor proyección internacional; mayor rédito per cápita; mayor seguridad personal; mejor infraestructura; nada; recursos económicos; sistema productivo agrícola e industrial; sociedad más abierta; variedad climática.

El conjunto de todas las menciones a elementos europeos (presencia, vínculo y estilo de vida) alcanza casi el 30%, alejando la cuestión del nivel de educación de los argentinos, más arriba señalado como claramente superior al de sus pares latinoamericanos. Sólo quienes conocen en detalle más de dos países de la región, invierten los dos primeros puestos colocando en primera línea el mejor desarrollo, educación y cultura, para después mencionar el aspecto europeo de la sociedad argentina. Pero también es considerable el nivel de dificultad para reconocerle al país particularidades respecto del resto de los actores latinoamericanos. Estos resultados no arrojan un atributo distintivo de la Argentina.

Respecto de la tendencia eurocentrista, el sentimiento argentino de superioridad étnica en la región fue ya en el siglo XIX una voluntad afirmada por escritores y pensadores nativos que anunciaban la conversión de la Argentina en una verdadera sociedad blanca, racialmente superior al resto de las repúblicas sudamericanas y, por lo tanto, la primera nación del subcontinente. Los indicios no europeos de la historia y la geografía del país fueron ignorados y eventualmente olvidados por estos hombres en el proceso de fecundación del mito de una Argentina blanca (Dodds op. cit., 156).

En la década de los noventa, el ex canciller argentino Guido Di Tella retomó la tradicional concepción eurocéntrica del país: "Lo que hemos hecho básicamente es decir Tercer Mundo y No Alineados, países pobres en general, no los queremos… Abandonamos los No Alineados porque no nos convenía, porque no nos interesaba y porque no teníamos intereses comunes… Nos interesan mucho los países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico… Nos interesa generar esta relación con los países del Norte porque una de las confusiones que tenemos es que, por estar ubicados en América Latina, somos un país más de Latinoamérica. Esto no es cierto… Argentina es un país europeo." (Discurso del 29 de junio de 1994, citado en Cisneros 2000, Tomo XV).

"Creo que el hecho de ser un país de mayoría inmigrante ha difundido una cultura del saqueo social". Estudiante

"A diferencia de casi todas las otras naciones, creo que la Argentina es un país mayormente compuesto en el plano cultural. Sin embargo, esta ventaja a menudo se transforma en una pizca de esnobismo que perjudica el crecimiento de la identidad del país". Periodista

"Su particularidad reside en la incongruencia entre cultura y economía; la primera, difundida, y la segunda, no regulada por leyes y costumbres ecuas y probas". Empresario

"Argentina es el país más ‘europeo’ entre los países latinoamericanos, tanto como tradición que como cultura. Además, estuvo históricamente caracterizado por bajas tasas de desigualdad (acentuadas desde la reciente crisis) en comparación con los otros Estados de la región. Por lo tanto, el tejido social resulta más uniforme". Académico

"Antes de la crisis de 2001, la Argentina era el país latinoamericano más cercano a Europa. Hoy es a todos los efectos como los demás: fortísima polarización social, pauperización de la clase media, asistencialismo estatal vinculado con el control social y del voto, corrupción, etc." Funcionario

  • Si usted o algún familiar tuviese que cursar un posgrado en América latina, ¿en qué país lo haría?

Entre las razones para elegir a la Argentina como principal destino de estudios en América latina, se encuentran también motivos extra académicos. De mayor a menor, las justificaciones fueron: buenas universidades, de renombre; afinidad cultural con Italia; mayor nivel cultural; país dinámico de América latina; estilo y calidad de vida; colaboración con universidades italianas; buenos estándares científicos; buenos ateneos de arte; buena tradición académica; cursos de cooperación internacional; buenas referencias; mejor organización universitaria; belleza paisajística. Predominó la elección de la Argentina también en el grupo de los académicos y estudiantes de posgrado o investigadores.

"Pienso que la Argentina tiene un buen mix de diversión y organización al estilo europeo". Estudiante

"Depende de la especialización: para cardiología y odontotécnica elijo sin más Argentina por la óptima preparación universitaria constatada en persona". Presidente ONG

"He tenido modo de visitar la Universidad de La Plata y tuve la ocasión de conocer docentes de gran espesor, además de una buena organización y disponibilidad a la colaboración con universidades italianas". Político

En cuanto a quienes optaron por Brasil, en segundo puesto, las razones fueron –también en orden jerárquico: importante posición económico-política del país; amplitud y variedad de mercado; buenas facultades de economía y sociología; población activa y entusiasta; universidades de renombre; interés cultural; mayor atractivo extra-académico; variedad social; recursos a descubrir; belleza paisajística; probable país líder de América latina. Aquí predominaron los intereses no estrictamente académicos, quizá una muestra de cómo la importante presencia de la cultura brasileña en Italia redunda en beneficio incluso de su oferta educativa.

  • ¿Cuál cree que es el nivel de educación de los argentinos respecto de los demás ciudadanos latinoamericanos?

La óptima apreciación del nivel educativo de los argentinos fue unánime. No hubo respuestas que lo consideraron inferior al resto del subcontinente. Tan sólo el 9,3% contestó no saber al respecto. Mayoritaria también fue la respuesta de quienes aseguraron conocer en profundidad más de uno de los países latinoamericanos enunciados al comienzo del cuestionario, incluida la Argentina, lo que revaloriza particularmente la respuesta ante la posibilidad concreta de comparación fundada.

Con una matrícula cercana a 1,5 millón de estudiantes, el sistema universitario argentino se coloca a la altura de los países intermedios de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico, un indicador de peso para evaluar el nivel de formación de la población económicamente activa. En el contexto latinoamericano, los resultados educativos y del sistema científico-tecnológico ocupan una posición de liderazgo en la matriculación combinada de los tres niveles de enseñanza (83%) y en la cantidad de científicos en relación a la población (ver EMP 2005). Junto a Uruguay y Chile, la Argentina se ubica entre las naciones latinoamericanas con mejores indicadores educativos, lo que conlleva un bajo porcentaje de analfabetismo y mayor nivel de escolarización (ver UNESCO 2006).

La Argentina, Italia y el mundo

  • ¿Cómo cree que la Argentina considera sus relaciones con las siguientes regiones del mundo?

Si bien más arriba los encuestados vacilaron en identificar un rol para la Argentina en su contexto regional, aquí emerge al menos la percepción de que el país considera estratégico y esencial el vínculo con sus pares regionales. No por esto resigna la importancia de las relaciones con dos de los actores principales del sistema, Europa y EE. UU., con una leve ventaja a favor de este último, que parece ser visto como el punto de referencia inevitable para el continente americano. Europa, a diferencia de EE. UU., no obtuvo ninguna consideración de rol "secundario". Relevancia le fue conferida a Asia, región emergente que para los europeos reviste particular importancia y ocupa numerosos espacios en la prensa local.

África concentra la mayoría de las elecciones en las categorías "secundaria" e "indiferente". Sin embargo, el principal socio del Mercosur, Brasil, pretende jugar su rol mundial precisamente con Sudáfrica, entre otros en el marco de su más amplia política exterior de potencia media. Puede que aquí persista la idea de una Argentina aislada, no como parte de un bloque regional que actúa políticas en común, como el caso de la política exterior; o bien la dificultad de percibir -por incapacidad del emisor-, al Mercosur como un bloque cuyos miembros acuerdan sus acciones exteriores.

  • De los temas en la lista, seleccione cuál cree usted que debería ser el más importante en la política exterior de un país como la Argentina:

Si se considera la dispersión de respuestas al momento de identificar el rol de la Argentina en América latina, con esta pregunta surge con decidida mayoría el perfil que debería tener un país con sus características, sin desestimar el crónico porcentaje de incertidumbre. Para este grupo, América latina se presenta, una vez más, como el escenario natural del país.

  • ¿Qué semejanzas encuentra entre la Argentina e Italia?

Otros: Apego al trabajo; clientelismo; falta de credibilidad; fragilidad política; gran clase media; Iglesia católica; irresponsabilidad institucional; predisposición al fatalismo; pymes; tradición de intervención estatal; velocidad para superar crisis.

Analogías entre la clase política de ambas naciones fueron particularmente subrayadas por quienes visitaron alguna vez la Argentina. Quienes no la visitaron, en cambio, reconocieron como denominador común similitudes de orden cultural y sociológico (sistema de valores, influencia italiana).

Preocupados por los datos de la economía, algunos italianos no se cansan de repetir que su país terminará como la Argentina -fue incluso, como ya se dijo, un tópico de moda en la prensa. Tal insistencia parece omitir una variable crucial: Italia está en la UE, la Argentina no. Fue gracias a Bruselas, no siempre a Roma, que Italia tomó medidas para descomprimir futuras crisis: comenzó a aligerar su burocracia, a fomentar la competencia, privatizar algunos sectores, mejorar la seguridad y aprender la importancia de mantener un déficit reducido. Los parámetros de Maastricht son un paraguas para los italianos.

"Lamentablemente, en los últimos años veo más a Italia parecerse a la Argentina que viceversa". Funcionario

"Encuentro en común la desconfianza en la clase política, cierta predisposición al fatalismo, pero también una gran solidaridad y la capacidad de resurgir con rapidez de situaciones críticas". Académico

"Lo que me sorprende de la Argentina es la dignidad de las personas que he conocido. Una dignidad que en Italia estamos perdiendo incluso desde el punto de vista de los rasgos de cortesía, de atención". Empresario

"Viajando he notado los cambios positivos y negativos de la sociedad argentina, cambios sustancialmente idénticos a aquellos italianos; influenciados por opciones económico-políticas que pueden estar más o menos en consonancia". Presidente ONG

"Ambos países tienen una especie de poca responsabilidad presente. Son países que tratan de resolver el problema una vez creado el desastre. Con las debidas proporciones, son países similares". Estudiante

"Hay un sustrato cultural que produce una clase política con las mismas ambiciones;

pero en Italia la Unión Europea las limita". Político

"La Argentina tiene defectos congénitos como Italia tiene otros tantos. Pero los italianos son un pueblo que vive una realidad europea con continuos estímulos y la necesidad de permanecer en un mercado. La Argentina no siente la necesidad de abrirse porque aún no ha resuelto nudos estructurales". Periodista

"Si no fuese por un más acentuado apego al trabajo de parte nuestra, diría que Italia y Argentina son dos naciones gemelas". Presidente ONG

"La Argentina es una hermana en un ambiente distinto". Político

  • ¿En qué sectores o temas considera que la Argentina debería mejorar su relación bilateral con Italia?

"Debería mejorar un poco en todos los sectores porque en los últimos años hubo una fuerte caída del interés por la Argentina". Académico

"Argentinos e italianos son muy parecidos en las costumbres y trabajar en grupo no presenta particulares problemas". Periodista

"Vista la calidad del capital humano y la afinidad cultural, la Argentina debería volver a ser el portal privilegiado para el acceso de las empresas italianas en el mercado continental sudamericano". Académico

"Se debería crear una cabeza de puente entre Italia y Argentina y accionar en Europa". Empresario

Otros: Agenda internacional común; mano de obra de calidad; mayor credibilidad político-económica; promoción de los derechos humanos.

Muchos se manifestaron por la intensificación de la cooperación comercial y empresarial. Ya desde 2006, el Ministerio argentino de Asuntos Exteriores comenzó a nuclear los esfuerzos del sector público y privado a través de una misión multisectorial para establecer acuerdos con Alemania, Italia y Suiza. En septiembre del mismo año, el canciller argentino, el presidente de la Unión Industrial Argentina y una comitiva de empresarios firmaron acuerdos de cooperación en materia de promoción comercial y de inversión directa entre empresas, políticas para pymes e incremento de las relaciones entre las comunidades empresarias de los países signatarios. Además, durante el primer semestre del mismo año, el Ministerio de Economía coordinó misiones comerciales de compradores internacionales en las que participaron más de ochocientas pymes.

V. Una diplomacia pública para Argentina

Se ha dicho aquí que la diplomacia pública es una herramienta de la política, coordinada desde el gobierno, el cual puede a su vez diversificar su rol de transmisor a través de actores privados del país. Se dijo también que su objetivo es el de promover el interés nacional de un país mejorando su percepción exterior y que su destinatario es la opinión pública de naciones extranjeras que formen parte de un target vital para los intereses de la nación emisora. Asimismo, esta diplomacia propende a establecer y a mejorar el diálogo entre los ciudadanos de dos o más países.

Es menester recordar cuál es el corazón de la diplomacia pública: su reciprocidad. No sólo se trata de dar a conocer el país a una determinada audiencia. Es cuestión también de disponer las herramientas necesarias para conocer en profundidad a esa audiencia y traerla hacia casa. Tampoco debe olvidarse que la diplomacia pública y su versión cultural representan políticas de largo aliento. Sus resultados no se miden en meses o años, sino en décadas. Nada fructífero podrá lograrse ahorrando esfuerzos y recursos. Una buena diplomacia pública no es barata. El Estado debe comprometer una partida considerable, aunque siempre relativa a sus prioridades.

Si bien mutuamente provechosa durante decenios, hoy la relación bilateral italoargentina encuentra serias dificultades objetivas en los terrenos económico, judicial y político. Desatar estos nudos requerirá de extensas gestiones que el nivel político pondrá en campo sin cesar. Mientras la acción gubernamental explora sus vías consuetudinarias, la diplomacia pública no debe asistir inactiva a las gestiones, esperando el momento de un terreno fértil. Debe sustraerse de los tiempos de la política y ejercer su acción de "segundo plano", no sólo perseverante a pesar de las tempestades políticas sino, sobre todo, atenta a las actitudes y necesidades de la opinión pública del interlocutor estatal. Es su misión labrar el terreno para que cada vez que las condiciones del diálogo estén dadas, estas encuentren un escenario fértil a disposición. La reciprocidad, la información de retorno, no deben dejar de ocupar su función vital ni siquiera en tiempos de crisis diplomáticas.

El estudio del caso italiano -en la concepción y uso de su diplomacia pública– y los resultados arrojados por la experiencia de sondeo entre líderes de opinión sugieren algunas orientaciones para que el gobierno argentino construya las bases de un plan de diplomacia pública que tenga por objetivo a la opinión pública italiana. Tal empresa debería considerar algunos de los siguientes aspectos:

Termómetro. El modelo de consulta usado en este trabajo podría ser el embrión de un sistema permanente de medición de la percepción argentina en la opinión pública de los países clave para los intereses internacionales de la nación. Si se quiere establecer un vínculo concreto y eficaz con comunidades extranjeras cuyos líderes puedan a su vez influir en decisiones gubernamentales, se debería mirar, por ejemplo, hacia alguno de los instrumentos implementados por Italia en su particular relación con la vasta colectividad de sus conciudadanos en el mundo. De esto ya se ha escrito aquí.

Otro ejemplo de instrumentación efectiva es el Eurobarómetro, el observatorio público de la Comisión Europea que mediante entrevistas personales monitorea constantemente el comportamiento, las tendencias y las necesidades de la opinión pública de los Estados miembros de la UE. Hoy es una de las principales bases de datos europeas. Nuestra región emplea desde hace doce años el Latinobarómetro, un sondeo de frecuencia anual que comprende a 18 países con un total de 196.788 casos. Su objetivo es medir los fenómenos políticos y sociales a través de las percepciones de la opinión pública.

Coordinación. Hay que programar una actividad interdepartamental, institucional y política entre la Cancillería y los demás organismos del Estado, atendiendo a la cooperación con las provincias, demás entes regionales, el sector privado, asociaciones intermedias y representantes de la sociedad civil. El Ministerio italiano de Asuntos Exteriores coordina su diplomacia cultural con el Ministerio para los Bienes y las Actividades Culturales y con el Ministerio de Educación Universitaria e Investigación. La Cancillería argentina, que ya actúa junto con la Secretaría de Medios y Comunicación, debería ampliar los alcances y actores de la red.

Especialización diplomática. Es aconsejable crear, en el Instituto argentino para el Servicio Exterior de la Nación (ISEN), la carrera de Consejero Diplomático en Comunicación, una nueva figura profesional que deberá combinar los conocimientos de un diplomático tradicional, un científico político y un comunicador social. Al interior de la representación diplomática, este profesional estudiará la conformación de la sociedad en que actúa, segmentando su opinión pública para identificar a los líderes de opinión y personalidades influyentes a quienes dirigir el mensaje.

El "entrenamiento mediático" debería ser un rasgo que por antonomasia defina a los diplomáticos de nueva generación. Marcada por la proliferación de los medios de comunicación y de los canales informativos, "la función tradicional del diplomático, la de informar al propio gobierno sobre la política de aquél en el cual está acreditado, corre el riesgo de transformarse en una función superflua. Más importante que la negociación política, ya reservada directamente a las relaciones entre los gobernantes, gracias a la facilidad y a la rapidez de las consultas intergobernativas, es la acción sobre la vertiente económica dirigida a informar y a crear ocasiones de encuentro y a introducir al operador económico nacional en la realidad y en los ambientes del país de acreditación, así como acompañar y coordinar la acción de institutos especializados en la obra de penetración económica y comercial (…). Esto requerirá una profunda reforma en las funciones y en la preparación del representante diplomático" (Mammarella op. cit., 297).

Actores privados. Una estrategia de diplomacia pública debe trascender una gestión de gobierno y convertirse en una política de Estado que involucre la participación de actores privados y no estatales con la coordinación gubernamental. "Entendí que en Argentina, además del elemento estatal, hay un elemento privado que funciona en manera eficiente", observó un funcionario italiano vinculado con el comercio internacional (cfr. Occhiucci, art. cit. en Anexo). Por vía de incentivos como la reducción tributaria el Estado podría promover acuerdos de cooperación con el sector privado para proveer fondos de financiación a las actividades de la diplomacia pública, como el intercambio de estudiantes e investigadores. Como se ha visto en los resultados de este trabajo, la percepción de elementos negativos es escasa entre los italianos que visitaron el país. Estimular estas visitas, invitando a personalidades clave, es una forma concreta de revertir la presencia masiva de estereotipos mediáticos sobre la Argentina.

Cultura. Vista la unánime consideración del escritor Jorge Luis Borges, incluso entre los italianos consultados que dijeron conocer poco de la Argentina, debería considerarse la posibilidad de dar vida al Instituto Borges que, inspirado en los institutos de cultura europeos y asiáticos, sea una sede cultural argentina en las principales ciudades del mundo para propagar los valores, historia, arte e ideas del país. Organismos culturales estatales como la Orquesta Sinfónica Nacional y el Patrimonio de Artes Plásticas de los museos argentinos pueden convertirse en una producción cultural argentina itinerante.

En sentido inverso, Italia ya está aplicando su diplomacia cultural: en junio de 2010 la ciudad autónoma de Buenos Aires contará con un museo extraordinario, con exposiciones permanentes italianas que se renovarán cada tres años, pertenecientes a la Gallería degli Uffizzi de Florencia, a la galería de Brera de Milán y el Museo Arqueológico de Nápoles, tres de los más importantes museos de Italia.

Becas. Las becas de estudio y de investigación patrocinadas por el gobierno argentino deberían ingresar con mayor intensidad en el escenario académico europeo, actualmente concentrado en traslados centrípetos, intracontinentales. A escala regional y en su calidad de miembro, el país debería proponer a sus socios del Mercosur la adopción de un programa análogo al proyecto europeo Sócrates-Erasmus, que introdujo por primera vez un sistema de becas de estudio que permite a alumnos de la UE cursar dos semestres en una universidad de otro país del bloque y rendir exámenes del propio plan de estudios, que luego serán reconocidos por el ateneo de proveniencia. La región sudamericana no debe soslayar la gran experiencia de movilidad estudiantil que ya es tradición en Europa. Según datos de la Cancillería argentina, en 2006 aumentó un 30% la inscripción de extranjeros en universidades locales: 657 alumnos de este tipo ingresaron en los ateneos estatales, casi el doble que en 2004. En total, la UNESCO ha calculado que la Argentina hospeda a unos 3.300 estudiantes extranjeros –aunque se estima una cifra mayor si se considera a quienes no tramitaron la visa de estudio-, principalmente latinoamericanos, cantidad que representa sólo el 0,3% de la matrícula universitaria total. El Ministerio de Educación estima que en lo que va de 2007 hay unos 14 mil estudiantes extranjeros en las universidades argentinas, más del doble que en 2004. El 60% proviene de Estados Unidos y Europa: unas 3.700 personas.

Identidad regional. Considerada la importancia que actores como Brasil comienzan a adquirir entre los países europeos, la Argentina, que por décadas se inclinó hacia el eurocentrismo, debería comenzar a desarrollar una serie de actividades culturales dentro del Mercosur que refuerce la identidad latinoamericana del país, con el propósito de asegurar ser vista por los Estados de la región como un aliado esencial en la cooperación internacional.

Diásporas internas y externas. Debería pensarse en reforzar los lazos comunicativos con las colectividades extranjeras residentes en territorio local, participando en sus acontecimientos culturales para lograr que reverbere en sus países de origen una determinada imagen de la Argentina. Para esto es relevante el contacto personal: cada extranjero en suelo argentino es un posible puente de comunicación con su nación de origen, así como cada argentino en el exterior es un potencial embajador. EE. UU. se valió de sus expatriados para dar vida a las American Corners, pequeños centros de información instalados en el exterior y gestionados por ciudadanos estadounidenses de residencia permanente fuera de sus países. En estos centros, los extranjeros pueden acceder a datos relevantes en contacto directo con los ciudadanos del país promocionado. Es, además, una manera de dar trabajo a los conciudadanos desocupados o subocupados en el exterior.

Diversidad. Según datos de la sede argentina de la Agencia de la ONU para los Refugiados (ACNUR), en 2006 la Argentina recibió, en promedio, una persona al día en condición de refugiado o con pedido de asilo político. La permanencia de estas personas -la mayoría senegaleses, colombianos y peruanos- en suelo argentino acentuará la heterogeneidad étnica y cultural del país. El Comité de Elegibilidad para los Refugiados, que depende de la Dirección Nacional de Migraciones, recibió en 2005 385 solicitudes de personas que escapaban de 41 países de África, Asia y América latina.

Por otra parte, son cada vez más los extranjeros que deciden residir establemente en Buenos Aires luego de un período de vacaciones. Veintitrés mil son los estadounidenses que viven en la Capital. De los extranjeros que en 2006 ingresaron al país con visa turística, 3.885 solicitaron la extensión del permiso de permanencia. A su vez, 16.220 extranjeros que ya se hallaban en Argentina solicitaron la residencia permanente.

"No se puede generalizar, pero es verdad que en algunos sectores hay una cantidad notoria de europeos y norteamericanos que se está mudando a nuestro país", comenta Pablo Bohoslavsky, titular del Programa de Promoción de la Universidad Argentina del Ministerio de Educación. "Conozco a muchos creadores de software y diseñadores de páginas Web que se están viniendo, porque pueden vivir acá y vender sus productos en Europa. En Argentina encuentran buen clima de trabajo, desarrollo cultural y niveles de seguridad compatibles con los de sus países".

En la Dirección Nacional de Migraciones, la tramitación de residencias temporarias o permanentes para ciudadanos europeos y estadounidenses aumenta desde 2002 -a partir de la devaluación del Peso argentino-, y en 2007 el Estado llegó a otorgar, en promedio, casi una residencia por hora a ciudadanos del Primer Mundo.

Una encuesta de la consultora Universum, de mayo de 2007, mostró que Buenos Aires fue la ciudad latinoamericana preferida por los estudiantes de maestrías en negocios (MBA) de las univeidades estadounidenses. La metrópolis hospeda además a la Sociedad de Jóvenes Expatriados de Buenos Aires (YesBA), con 4.700 socios que emigraron a la ciudad.

El periódico italiano Il Sole 24 ore, en un artículo titulado "Buenos Aires es la capital más cool", indicó que al menos 25 mil estadounidenses y 5 mil británicos ya viven en la ciudad lo que, junto con el bajo costo de la vida para los extranjeros, la convierte en la emergente capital internacional de la cultura y del cool, como Praga en los años noventa, indica Alessandro Giberti, autor del artículo. El año pasado, en Venecia, Buenos Aires fue candidata a ser declarada por la UNESCO "paisaje cultural de la Humanidad".

Mientras en el mundo se propala la hipótesis –que en Europa parece materializarse- de un choque de civilizaciones o, a mi parecer, de un desencuentro étnico, el país debería reforzar su costado multicultural y multiétnico mediante la difusión de mensajes positivos que muestren una Argentina que logró una amalgama cultural en su base social.

Un estudio de la Universidad de Buenos Aires tiene por hipótesis que la multiplicación de inundaciones, sequías y terremotos; la escasez y contaminación de recursos naturales como el agua y la energía; y la presión social y laboral del Primer Mundo por los inmigrantes de los países pobres, estarían causando una ola de emigrantes de Europa y Estados Unidos hacia otros sitios más "limpios" y supuestamente estables, la Argentina entre ellos. Titulada "Transformaciones sociales en un mundo globalizado, migración y medio ambiente", la investigación es conducida por el profesor de sociología de la migración y ex coordinador del Programa Iberoamericano de Educación, Cultura y Migraciones de la UNESCO, Roberto Aruj, quien basa su hipótesis en datos de la ONU -que ya creó la categoría de "migrante ambiental" para definir a quienes dejarán su lugar de origen, desplazados por la contaminación y los cataclismos.

Contacto personal. Respecto del intercambio de recursos humanos, el país debería crear una base de datos que incluya a todos los estudiantes, académicos, científicos y artistas extranjeros que algunas vez pasaron por ateneos argentinos en calidad de becarios. Esta red servirá para retomar el contacto entre el gobierno y estas personas que, de vuelta en sus naciones de origen, hayan adquirido posiciones de influencia sobre la opinión pública. A su vez, la promoción de políticas para incentivar el estudio de extranjeros en el país debe ir acompañada por gestiones concretas para que el estudiante visitante pueda a su regreso difundir su experiencia y resultados de su estudio en su comunidad.

Para esto, es clave el rol de la red diplomática argentina y sus contactos en el exterior. Las organizaciones de emigrados aparecen como recursos de información útil para actualizar la imagen argentina. Son prolíferos y proficuos los vínculos entre las asociaciones regionales y las autoridades federales italianas, con frecuentes visitas mutuas. Montarse sobre esta estructura para renovar los vínculos a escala nacional, es una vía. No debe olvidarse que Italia no puede ser considerada sólo en términos de gobierno central. Más bien debe ser abordada por las puertas de ingreso que ofrece cada región, cada provincia.

Medios. Aquí puede estimularse la creación de documentales de ficción para colocar en el mercado de la televisión pública italiana, en coordinación con el Instituto Nacional de Artes Audiovisuales y la Universidad Nacional del Cine. Esta variante audiovisual prevé la creación de guiones con lenguaje de documental que relaten historias con escenario en la Argentina y reflejen sus costumbres. Brasil ya puso en práctica un recurso de este tipo en 2006, por medio de la pantalla de la RAI.

Si se tiene en cuenta la importancia de la lengua castellana en el mundo, un grupo de profesionales argentinos de la comunicación y de las letras podría dar vida a un noticiero internacional producido y emitido desde la Argentina, junto a una programación más amplia que incluya lecciones del idioma.

Respecto de la consideración central concedida a la Internet como fuente de información por parte de los líderes de opinión aquí consultados, las diversas áreas de la administración pública argentina podrían integrar los servicios de todos sus sectores en un portal web único, interactivo, de modo que el ciudadano y el corresponsal de prensa extranjeros en búsqueda de datos sobre el país eviten enfrentarse a una dispersión tal de fuentes de información que lo induzcan a desistir. La diplomacia pública argentina debería ir más allá de tácticas culturales como el intercambio académico, becas de estudio y medios masivos de comunicación. Nuevos foros tecnológicos no masivos como los blogs y los web chats, para dialogar con públicos extranjeros, podrían considerarse si, en una relación de mediano-largo plazo, se quisiese apuntar a públicos jóvenes con posibilidad de ocupar puestos clave en sus sociedades. La gente debe ser alcanzada allí donde está. Es el país el que tiene que moverse hacia ellos y no viceversa. Y mucha de esa gente, sobre todo los jóvenes, están en la Web.

El cine no escapa a este apartado. Cada vez se filman más cortos publicitarios extranjeros en Buenos Aires. Las productores eligen la ciudad por los bajos costos, el nivel profesional de sus técnicos, la variedad de la población al momento del casting actoral y porque muchas de sus esquinas y paseos se convierten fácilmente en ciudades europeas o estadounidenses, dada la exquisita combinación de arquitectura francesa, española y modernidad neoyorquina.

Idioma. Entre los 21 países que reconocen al castellano como lengua oficial, Argentina y España son los únicos que disponen de un modelo de examen internacional de lengua castellana (respectivamente, el CELU –Certificado de Español, Lengua y Uso- y el DELE –Diploma de Español como Lengua Extranjera). Si bien la nación ibérica destina el 15% de su PIB a la producción cultural, compite con Argentina por la enseñanza del castellano en el mundo.

Vista la elevada consideración manifestada por los encuestados acerca del nivel de educación de los argentinos respecto de sus pares latinoamericanos, y considerando la relevancia mundial que adquiere la lengua castellana, la Argentina podría posicionarse como apta para la enseñanza de la misma en el exterior, mediante centros culturales argentinos estratégicamente colocados en las capitales de los países relevantes para su política exterior. En ocasión del III Congreso Internacional de la Lengua Española, que en noviembre de 2004 tuvo por sede la ciudad de Rosario, la Argentina demostró al exterior su autoridad en la materia, dada la gran variedad de escritores nativos de talla que participaron en el evento.

Acontecimientos como este recuerdan, por enésima vez, que el país puede asumir un decisivo rol de referente cultural en el subcontinente latinoamericano. Según datos difundidos por el Instituto Cervantes en el V Congreso Estatal de Escuelas Oficiales de Idiomas (en La Coruña, 2007), el castellano es el segundo idioma más estudiado en el mundo, sólo superado por el inglés. Es la lengua básica en 21 países y son 14 millones los alumnos que la estudian en 90 países donde no es idioma oficial. Desde 2005, Brasil sancionó la Ley 11.161 que establece la enseñanza obligatoria del español en las escuelas secundarias. Una ocasión sin igual para Argentina, socio estratégico del gigante sudamericano.

V.1. ¿Qué Argentina queda?

La imagen de la Argentina en Italia está desactualizada y congelada. No llegan novedades. El país ha caído en un paréntesis de indiferencia por parte de la opinión pública y los medios italianos. Una vez más, la nación austral se coloca en el tradicional cono de sombras de los actores menores del sistema, que sólo emergen a la atención mundial cuando son sacudidos por fenómenos particularmente traumáticos. Su imagen quedó detenida diacrónicamente, es decir, en cortes y discontinuidades históricas sin ilación. Los fragmentos temporales que surgen con vigor son de valor negativo, los de mayor impacto mediático y emocional: gobiernos percibidos como regímenes (tal el caso de la percepción del peronismo vernáculo), dictadura y crisis económicas.

Si no fuera por la falsedad del siguiente enunciado, de lo antedicho podría afirmarse que en la percepción italiana la Argentina se confirma como un país de periferia, poco conocido y menos nombrado. Sin embargo, entre las naciones latinoamericanas mencionadas en la encuesta, la Argentina fue elegida como la más y mejor conocida. Pero de inmediato se nota cómo este conocimiento quedó vinculado con menciones sobre su pasado histórico y crisis recientes. Esta aparente contradicción puede indicarnos que la falta de información sobre el presente del país, que en muchos casos incluye hasta el desconocimiento de quién es su presidente, no es óbice para que la Argentina siga formando parte del imaginario colectivo italiano.

Es una memoria colectiva ciertamente fragmentada, espástica, de un lejano país que quedó impregnado a modo de fotogramas, sin solución de continuidad. Por ejemplo, es llamativo que el apabullante predominio de la memoria de la crisis de 2001 esté acompañado por la ausencia total de referencias a la década de gestión del ex presidente Carlos Menem (hubo sólo una mención en nuestro sondeo) y a los dos años de su sucesor, Fernando de la Rúa. Se trata de dos períodos de la historia sin los cuales no sólo es difícil comprender el estallido económico-institucional posterior, sino toda la Argentina contemporánea, de la cual se opina en abundancia y se coloca como ejemplo de lo que podría padecer la economía italiana.

La Argentina tiene que empeñarse en rodar su propio filme; en ofrecer a la opinión pública italiana los eslabones perdidos de una cadena que, así como está, refleja anarquía y desorden: el cuadro maniqueo de un país que -por capricho o por azar- péndula desde la riqueza a la pobreza, sin puntos intermedios.

La ausencia del país en los grandes titulares, si va acompañada por un trabajo persistente de diplomacia pública en segundo plano respecto de los formales canales del diálogo político bilateral y de las clásicas rutas mediáticas, puede devenir en un capítulo fructífero para la futura reinserción mundial argentina. El sustraerse de la vorágine informativa puede ayudar a cultivar una imagen en el largo plazo que, de otro modo, con el desgaste cotidiano, fatigaría en consolidarse. Confirmaría la regla según la cual a menor visibilidad, mayor valencia positiva: Japón, alejado de la información internacional en la segunda posguerra, cultivó elementos favorables para luego relanzar su presencia en el mundo.

La desatención de la opinión pública es también ocasión para trabajar en el establecimiento de bases sólidas que permitan alcanzar un punto intermedio aristotélico entre hard y soft power. Ambas dimensiones del poder (económico-militar y comunicacional-cultural) confluyen en un concepto superior denominado smart power (poder inteligente). Argentina no debe aumentar su visibilidad mundial hasta no mejorar su valencia. De lo contrario, reavivará los elementos negativos residuales que aún se le asocian y que no son pocos.

Muchos de los consultados encontraron dificultad para definir un rol argentino en el contexto latinoamericano: no saben o no responden, son escépticos sobre su posición. Se lo considera un actor relevante en la región, "pero no en condiciones de ejercer una influencia determinante". La conciencia de un proceso de integración regional, activado desde hace dos décadas, no logra afirmar sus bases en la percepción de este público selecto. Semejante incertidumbre puede entrar en contacto con la elección de la presencia europea como valor distintivo del país respecto del resto de América latina. Un valor hasta cierto punto.

Después de las imágenes de la crisis que recorrieron el mundo en 2001-2002, los italianos ya no consideran a la Argentina del todo europea. Ni del todo latinoamericana. Un dilema de identidad que persistirá mientras siga irresuelto para los mismos argentinos. Continuar resaltando la impronta europeísta, otrora redituable, comienza a volverse contraria en un mundo que interacciona sobre la matriz de bloques regionales, antes que bilaterales. Los actores no identificados con un bloque, o de posicionamiento internacional ambiguo, aparecen confusos al público extranjero.

Así y todo, los italianos parecen aún dispuestos a aceptar y a reconocer un rol de referente cultural para la Argentina en América latina, reservando a Brasil el puesto de motor económico. La percepción de un mayor nivel cultural de la población, de una buena y sólida tradición académica, de escritores de renombre y las reiteradas menciones a la creatividad argentina fueron variables recurrentes. La mayoría de esta muestra -de la cual sólo el 9% visitó el país por motivos de estudio- sostiene que la enseñanza argentina en el subcontinente sudamericano es de excelencia, aunque pocos europeos asisten a sus cursos. Muchos italianos siguen prefiriendo los posgrados estadounidenses y británicos, embelezados como están por ambos países.

Esta difundida idea de buen nivel académico es quizá el reflejo de una Argentina que ya no es, pero que puede comenzar a reconstruir su imagen sobre la base de esta percepción residual. La cuestión será si los argentinos están dispuestos a aceptar el desafío. La sola idea de un nuevo liderazgo cultural en la región aún suscita, dentro y fuera del país, viejos resquemores que ven en cualquier intento al respecto la búsqueda de imponer una tendencia europeizante o sentimientos de superioridad étnica. Las memorias históricas juegan fuerte.

Los resultados del trabajo de campo sugieren que muchos de los italianos encuestados construyeron sus juicios sobre la Argentina estableciendo comparaciones con su propio país. La cercanía cultural ha favorecido respuestas por analogías, sobre todo en los campos donde escasean datos concretos o información precisa. Al momento de reflexionar sobre los argentinos, los italianos suelen valerse de los mismos parámetros que usan para juzgarse a sí mismos.

Viceversa, no sería improbable que leyendo el capítulo sobre los estereotipos italianos (ver II.2.1.) el lector argentino haya sentido que los ejemplos allí ofrecidos hagan referencia a sí mismo, a su país. Más que con cualquier otra nación con la que Argentina desee mejorar su vínculo, en el caso de Italia se revaloriza uno de los principios axiales de la diplomacia pública: el conocimiento del otro. Conocer mejor a los italianos es no sólo un requisito para una estrategia de acción comunicativa; es también un conocimiento reflejo, especular, mediante el cual los argentinos se conocen a sí mismos. La particularidad de este vínculo bilateral reside en su facultad de cuestionar el principio ya citado de Hans Tuch, según el cual "debemos entender las esperanzas, temores y complejos de los demás si queremos tener éxito en persuadirlos de entendernos". En el caso que nos ha ocupado, este axioma bien podría plantearse exactamente al revés.

Anexo

"La Argentina es considerada un poco a los márgenes"

Entrevista con el senador italiano Franco Danieli, viceministro de Asuntos Exteriores para los Italianos en el Mundo.

Roma, 18 de septiembre de 2006.

– Usted ha declarado que se necesita un termómetro permanente para medir las condiciones de las colectividades italianas en el exterior si con ellas se quiere mantener un vínculo eficaz. ¿Cuáles son los medios concretos utilizados por el gobierno de Italia para medir estas condiciones?

– Termómetro hay más de uno. Está el termómetro por excelencia que es el institucional, la red diplomático-consular. Es toda la estructura institucional de la República que en el exterior permite monitorear la realidad de las comunidades italianas. Esto no basta, porque la red diplomático-consular mantiene con nuestras comunidades un contacto de tipo burocrático-institucional. Por lo tanto, a este termómetro hay que sostenerlo con otro, que es el termómetro derivado del conocimiento, más allá del institucional, que permite adquirir información de una red de instrumentos que son los más diversos sensores en el territorio: patronatos, sindicatos, red asociativas, iniciativas culturales. Es decir que hay otros indicadores que, correlacionándose con la red diplomático-consular, al final reflejan una imagen algo más seria, exhaustiva y detallada de la realidad de una comunidad.

– ¿Cuál es entonces la temperatura del termómetro de la colectividad italiana en la Argentina?

– La comunidad italiana en Argentina está integrada. Integrada porque, a diferencia de comunidades que se colocaron en países físicamente más cercanos a Italia, la elección de la Argentina como país de acogida es una elección que implica la mayoría de las veces la decisión de adoptar a aquel país como lugar de residencia estable y definitiva. De manera que, en este caso, existe una voluntad expresa y conciente: voy a la Argentina, me establezco y me integro allí; la Argentina está lejos e difícilmente volveré a Italia a la edad de la jubilación. En cambio, países más cercanos a Italia, como Suiza o Alemania, permiten desarrollar un recorrido migratorio del tipo "voy a Suiza, trabajo treinta años, junto un poco de dinero, me construyo la casa en el pueblo y cuando llego a la edad de la jubilación, vuelvo. Mientras tanto, cada año, vuelvo a casa para Navidad, Pascua y durante el verano". La cercanía física de los lugares de emigración respecto del punto de partida define otro recorrido mental y de vida del emigrante. La lejanía de la Argentina ha determinado esta elección, lo que no quiere decir que los italianos de la Argentina no vuelvan más a casa. Lo hacen, sí, pero como turistas, para encontrarse con familiares y para ver los lugares de origen. Pero es un regreso temporáneo. No está la elección de permanecer en Argentina por un período de vida y luego retornar a Italia. A diferencia de otros países, esto comportó recorridos más acelerados de integración. LA cercanía geográfica de países como Suiza ha determinado psicológicamente, en la mayoría de los casos, el rechazo a integrarse. Una barrera de naturaleza psicológica. La idea era "voy, me quedo algo de tiempo e mañana vuelvo". Lamentablemente, en algunos casos el mañana no llega más, sino a la edad de la jubilación. Los hijos de integran, se vuelve ciudadanos del país de acogida, y los padres, con esta barrera psicológica, son quienes más que otros sufren las consecuencias de la incomodad de la integración frustrada. En la Argentina hay una comunidad anciana con sectores consistentes donde se verifican problemas relacionados con la dificultad económica que el país ha vivido en años recientes y e parte continúa a vivir. Tenemos sectores de conciudadanos que viven en condiciones de necesidad económica y social respecto de las cuales tenemos el deber de intervenir por medio de instrumentos de naturaleza asistencial. Las jóvenes generaciones han madurado un interés por la relación con Italia tanto por razones de orden cultural como por motivos de oportunidad profesional. Respecto de estas exigencias, obviamente el Sistema Italia responde, pero lo hace aún en manera fragmentaria. Existe un extraordinario protagonismo de una vastísima pluralidad de sujetos que operan. Esto es solidaridad, es riqueza, es pluralismo y es también cooperación descentrada que frecuentemente se traduce en un desequilibrio, una ineficacia en la gestión de los recursos económicos. Me refiero también a las iniciativas de sujetos privados. Falta un marco estratégico unitario dentro del cual colocar las distintas iniciativas. Esto permitiría una optimización del uso de los recursos.

– ¿En qué ocasiones la diáspora italiana resultó para el gobierno una vía más eficaz que las diplomáticas para obtener un acuerdo e influenciar las decisiones políticas de las autoridades argentinas en tiempos de estancamiento bilateral?

– En las relaciones Italia-Argentina la comunidad italiana ha sido y es constantemente un puente importante de comunicación y e relaciones. Incluso cuando nosotros como República italiana hemos tenido situaciones de tensión en los años recientes sobre el escenario bilateral, ha sido la comunidad italiana residente en Argentina quien ha desarrollado una acción de mediación. Ha ayudado a la comprensión y a la relación. Es una actividad que ha desarrollado constantemente, quizá sin siquiera ser conciente de ello. Los tantos componentes políticos, representantes institucionales con orígenes italianos presentes en el Parlamento y en el Gobierno argentinos son también, y por el sólo hecho de tener orígenes italianos, un elemento fundamental en la relación ítalo-argentina. Son instrumentos esenciales de comprensión recíproca.

– De la ronda de consultas que he activado con líderes emerge que muchos italianos vinculan la imagen de la Argentina a los recuerdos de la dictadura militar y a la figura de los desaparecidos. Se trata de hechos de hace más de veinte años que, sin embargo, reaparecen fuertemente radicados en el actual imaginario de una opinión pública extranjera como la italiana. Usted que como es subsecretario de Estado en Asuntos Exteriores se ha ocupado de procesos judiciales contra ex militares argentinos, ¿cómo explica este particular?

– Los primeros años del compromiso político y social de gran parte de la clase dirigente que hoy conduce Italia, incluido quien suscribe, estuvieron caracterizados por algunos dramas; digamos algunas vivencias históricas. Vietnam, la cuestión israelí-palestina, el apartheid en Sudáfrica, el golpe en Chile, la dictadura argentina y sus desaparecidos. Por lo tanto, estos elementos están muy presentes porque han marcado a sujetos que hoy gobiernan este país. Luego, con el pasar de los años, hubo una actualización de aquellos dramas. Desaparecidos argentinos no es un fenómeno cerrado, con los nietos de las Abuelas de Plaza de Mayo que fueron adoptados por los secuestradores de sus padres. Por lo tanto, este es un elemento "genético", de algún modo sentimental y de actualidad. Es evidente que más allá del primer impacto todo el resto necesita de profundización y conocimiento. Y respecto del conocimiento existe una gran precariedad. La Argentina es considerada un poco a los márgenes no sólo geográficos, sino también de las cuestiones internacionales. De modo que, al final, es poca la cantidad de información que llega. Geográficamente es lejana. En definitiva, más allá de las situaciones de crisis económica, desde hace algunos años ya no hay fenómenos visibles que atraigan la atención internacional. Digamos que la última noticia relevante es el default argentino. La otra es la elección de Kirchner. Pero basta. Si se va a preguntarle a la extensa platea de los ciudadanos qué es lo que saben de la Argentina actual, continuarán respondiendo ‘desaparecidos’ y quizá dirán ‘default’, ya que 400 mil familias han vivido esta situación.

– He notado que en Italia poco se habla de los italianos en el exterior y que la prensa local casi no hace referencia a ellos. Muchos italianos hasta ignoran la existencia de un viceministerio dedicado exclusivamente a los conciudadanos emigrados. Vista la situación, ¿qué tipo de relación existe entre los italianos de la Península y los del exterior?

– Existe una relación que deriva de un hecho: durante el llamado siglo de la emigración italiana de masa, desde 1865 a 1975, desde Italia partieron alrededor de 27 millones de ciudadanos. Por lo tanto, el vínculo existe, dado que cada familia italiana ha tenido parientes emigrados. Hay un vínculo objetivo. La emigración italiana involucró prácticamente a cada núcleo familiar. El abuelo del residente del Senado, Franco Marini, estuvo cuatro veces en los Estados Unidos. El subsecretario de la Presidencia del Consejo de Ministros, Riccardo Levi, nació en Montenvideo. Sin embargo, en la dimensión pública de la comunicación y de la información hay una visión provincial que ha connotado tanto a los medios italianos como a la información general, quizá consecuencia incluso de la visión provinciana que la clase política institucional italiana ha tenido durante largos años. Por lo tanto, ha habido una subestimación de la importancia de la comunidad italiana en el mundo. La importancia de la dimensión internacional es un descubrimiento más bien reciente, de hace dos o tres décadas, no más. La evolución se observa incluso en la compaginación de los diarios: hace tres décadas, las dos primeras páginas se referían a la política interna y la tercera era la gran página del debate. Desde hace pocas décadas comenzó a prestársele atención a las dimensiones del mundo. Es evidente que esta maduración se debe a la afirmación de la globalización como fenómeno común. Esto consintió una maduración en comprender que hay que ocuparse incluso de lo que sucede más allá de las fronteras nacionales. En este escenario, sólo lentamente ha madurado la atención hacia la comunidad italiana en el mundo. Aquí incluso más lentamente respecto de la importancia de las temáticas internacionales. Nosotros logramos modificar la Constitución nacional sólo en 2000, introduciendo la jurisdicción exterior y el número de legisladores a elegir en el exterior. Sólo en 2000, por entonces como subsecretario de Asuntos Exteriores encargado de los italianos en el mundo, organicé la primera conferencia de los italianos en el mundo y el primer encuentro de legisladores de origen italiano. Hubo una lenta toma de conciencia sobre la importancia del network étnico italiano. Hubo un retorno de la atención debido a las circunstancias relativas a la presencia de dieciocho legisladores [italianos elegidos en el exterior en 2006] ya que éstos fueron determinantes para la formación del gobierno [de Prodi] y continúan siéndolo para mantener la mayoría parlamentaria. Esta centralidad objetiva ha reabierto un poco la atención. Pero la ha reabierto con el espíritu del chismorreo, del voyeurismo político. No hay una comprensión real y profunda de la importancia de la comunidad italiana en el mundo. Es un trabajo que debe ser hecho; una actividad educativa que debe desarrollarse día a día para que finalmente se afirme la conciencia de esta importancia. Digamos que esto ha sido entendido por la parte más sensible de la clase política italiana. Todavía no es un sentir común y vasto, sobre todo en lo que se refiere a la opinión pública. Los medios están aún ausentes; se habla de comunidad italiana cuando hay fenómenos trágicos o cuando hay algún chisme particular. No hay una información constante. Uno de los temas irresueltos es el de la información de retorno [de retroalimentación], sobre la que estamos trabajando. Si no hay información sobre la realidad de la otra Italia, sobre qué cosas trabajar, sobre qué producir, no habrá una toma de conciencia.

– En estudios de campo he observado que muchos italianos en el exterior encuentran más información, de mayor calidad y más rápidamente en la programación de la versión internacional de la RAI [Radiotelevisión italiana] que dirigiéndose a los consulados o a las embajadas italianas. ¿De qué modo piensa resolver este desfase?

– En julio [de 2006], en una reunión operativa junto con el ministro de Comunicaciones, he solicitado aumentar la cantidad de información de Italia hacia el mundo, colocando en difusión también a otros canales televisivos, como por ejemplo RAI News 24 [una señal que al momento se ve sólo en territorio italiano]. Respecto de la RAI International, esta vive una dimensión contradictoria dado que junto a algunos programas de servicio o de utilidad, como el caso de Sportello Italia, hay una serie de programas que deja gran insatisfacción en la comunidad italiana. Hay posibilidades de construir un nuevo proyecto editorial para la RAI Internacional. Es evidente que si hoy las comunidades italianas consideran más útil Sportello Italia, en una renovada RAI Internacional el objetivo es que sea considerada más útil aun e quizá con mayor modernidad. La RAI Debe mejorar sus contenidos, pero es notorio que será siempre más apreciada una información que llega a través de la pantalla, estando sentados en el living de casa, sobre un espectro de preguntas muy vasto que va desde el ICI [Impuesto Municipal sobre el Inmueble] hasta los pasaportes, pasando por las jubilaciones, etc. Estos programas invitan a expertos en muchas materias a las que dan respuestas, algo que en una estructura consular, sobre todo en el exterior, es un poco complicado de realizar. El razonamiento es que de algún modo se deberían privilegiar los Portales Únicos [al respecto, ver apartado III.3.3.]. Pero el Portal Único es difícil de implementar. Se está experimentando para el caso de las empresas. En el caso del consulado se trata de concentrar al máximo posible todas estas informaciones tan vastas en un lugar donde no siempre existe la posibilidad de proveer estas respuestas porque faltan los elementos informativos cuando la respuesta es rara o insólita. Es claro que si el usuario quiere saber cuánto es el ICI que tiene que pagar en su ciudad por un determinado inmueble, la respuesta se vuelve complicada porque involucra a otros sujetos institucionales. Esta es un poco la dificultad objetiva del hecho que el consulado funciona como Terminal de un Estado pero no tiene a sus espaldas toda la estructura burocrático-informativa que en el mismo Estado está estructurada en decenas o centenares de lugares distintos especializados en proveer un tipo de información. De todos modos, el intento es el de concentrar.

"El vínculo con Argentina podría ser una de las claves"

Entrevista con el diputado Donato Di Santo, subsecretario de Estado para las Relaciones Exteriores con América latina del Gobierno de Italia.

Perugia, 5 de julio de 2006.

– ¿Cuál es la visión estratégica de medio y largo plazo que el nuevo gobierno italiano tiene de América del Sur y, en particular, de la Argentina?

– Estamos en el comienzo. Todo este trabajo está empezando ahora. El primer objetivo, justamente de carácter estratégico, es el de tratar de invertir la tendencia de los últimos años de reducir las actividades entre Italia y América latina. Queremos, en cambio, aumentar estas actividades tanto cuantitativa como cualitativamente; aumentar las iniciativas en los terrenos político y gubernamental pero también en el terreno institucional. Queremos ser no sólo un elemento directivo sino además facilitador de las otras actividades de la sociedad civil, como las empresas y la cultura, desarrolladas con la mira en América latina. Queremos hacer todo esto teniendo presentes algunas precisas ideas de fondo. Para construirnos estas ideas de fondo algo más precisas, disponemos no sólo de la estructura del Ministerio de Asuntos Exteriores, con su Dirección General para las Américas y la red de embajadas. Le he pedido al Centro de Estudios de Política Internacional de Roma que organice seminarios en tres etapas. La primera tendrá por objeto la temática de los entes locales, asociacionismo, sindicatos y ONG como consulta del mundo italiano de la sociedad civil respecto de las temáticas de América latina. Los otros dos encuentros estarán dedicados a los asuntos de la economía, de la universidad y de la cultura. Estos tres seminarios tienen por objetivo dialogar, pero sobre todo, para mí, recoger propuestas, sugerencias, ideas, críticas y elaboraciones. Al final de este período de recolección de opiniones de sujetos fundamentales de nuestra sociedad, se preparará un documento estratégico, un pequeño plan programático de trabajo hacia América latina. Junto con el Instituto Italolatinoamericano queremos relanzar con fuerza la iniciativa italiana hacia los países de América latina. El Consejo de los Delegados de este Instituto está formado por veinte embajadores más un delegado italiano. Por primera vez en la historia, este representante italiano del Consejo no será una persona delegada por el subsecretario de Asuntos Exteriores para representar al gobierno italiano, sino que será directamente el subsecretario, es decir yo como funcionario del Estado para América latina. Esta voluntad caracterizó incluso al discurso del presidente del Consejo de Ministros, Romano Prodi, frente al Parlamento, al momento de la presentación del gobierno, cuando aceptó, entre las cosas prioritarias, la relación con América latina justamente porque venimos de un período de estancamiento y de escasa atención. Luego, mi propia designación como subsecretario para América latina va también en esta dirección. Ciertamente, soy un exponente político de los Democráticos de Izquierda [partido político de la coalición de gobierno] pero caracterizado sobre todo por veinte años de trabajo hacia las temáticas latinoamericanas. Por lo tanto, en pocas palabras, estas es la primera parte de un plan que se está construyendo en estos meses para relanzar las actividades hacia los países de América latina.

– Por medio de mi trabajo académico he identificado una pronunciada caída del interés por la Argentina tanto por parte de la opinión pública como de la política y la prensa. En cambio, se habla a menudo de la relevancia de Brasil como puerta de ingreso de Italia al Mercosur. ¿Para qué le sirve a Italia la Argentina como interlocutor?

– La Argentina es un interlocutor fundamental en cuanto es un país con el que desde siempre tenemos relaciones fraternas y estrechas, lo que es decir poco. Es inútil mencionar una vez más todos los ejemplos porque los conocemos; una parte importante de la población argentina tiene orígenes italianos más o menos lejanos. Existen además fortísimos vínculos empresariales. Lamentablemente, la caída del interés ha sido general hacia toda América latina y, por lo tanto, respecto de la Argentina. Respecto de este último país, en la fase de la dramática crisis económica de 2001 y 2002, debe también mencionarse que estuvo este hecho serio del default que vio a muchos inversores italianos involucrados en el crack. No se trataba sólo de inversores institucionales que, está bien, compiten y saben que se puede perder o no. Lamentablemente, eran alrededor de 450 mil personas físicas, con una familia a cargo, personas modestas que probablemente mal aconsejadas han invertido parte relevante de sus patrimonios con un resultado catastrófico. Esto, objetivamente, ha determinado un problema serio que no concierne al Gobierno. Este es un problema entre bancos, personas individuales y una realidad de un Estado que vivió una fase tan dramática. Pero al decir que no concierne a nuestro gobierno no digo toda la verdad, porque mientras se trata de cifras que varían entre las decenas, las centenas o lo pocos miles, es una cosa; pero cuando estamos hablando de cientos de miles de familias… Si bien oficialmente no concierne al gobierno, de facto concierne y debe concernir al gobierno porque es una parte muy relevante de la cual obviamente tenemos presiones, señalamientos y protestas. Este es un problema, pero no debe determinar un cambio de actitud, como lamentablemente ha determinado quizá por una cierta desatención del precedente gobierno italiano. Esta es una situación que debemos resolver con la buena voluntad recíproca. Hay ideas que ahora, naturalmente, se encuentran en estado embrionario y no estoy en condiciones de poder exponerlas. Sobre todo el resto, la voluntad es reabrir globalmente las relaciones. Es relevante el hecho de que entre las primeras llamadas de felicitaciones a Prodi esté la del (ex) presidente Kirchner, y el hecho de que, tanto en el plano oficial como personal, hemos recibido señales de fuerte voluntad recíproca de reanudación. Soy optimista. Creo que las condiciones están. Es necesario trabajar y crear el ambiente adecuado. Esperamos remover algunos de estos obstáculos, de los que he citado uno que para nosotros está seguramente entre los más relevantes y difíciles por su alcance social.

– Desde la crisis que usted ha mencionado han pasado ya cinco años. Hoy los números de la economía argentina se muestran positivos y con algunos récords históricos. ¿Qué se espera Italia que esta "nueva Argentina" haga para mejorar la relación bilateral?

– Se puede mejorar en tantos niveles, pero aún no hay una agenda. Esta entrevista se hace justo cuando dicha agenda se está formando. No es reticencia de mi parte, pero yo debería expresar opiniones personales y no es el caso. Estamos trabajando justamente en estos días. Por este motivo, no puedo entrar en el detalle. Lo lamento pero debo darle una respuesta diplomática. Como usted decía, los datos de la balanza argentina son muy positivos. Me alegra porque esta mejora de la situación argentina es importante. En cuanto a la temática de la relación Italia-Sudamérica, el vínculo con la Argentina podría ser una de las claves de bóveda ya que nos conocemos, tenemos relaciones estrechísimas desde hace tantos años y existen vínculos moleculares en toda la sociedad.

– Seguramente usted está al tanto de los cambios políticos y de los virajes que se están verificando en América latina. En este contexto, algunos países de la región se han inclinado por la vía de los acuerdos comerciales bilaterales con EE. UU. o con la UE, como los casos de Chile, Perú y México. Otros, en cambio, eligen el camino de la integración regional y de los acuerdos más bien multilaterales. Frente a esta realidad, ¿cómo prefiere actuar el gobierno italiano en la arena latinoamericana, por vía bilateral o como actor comunitario?

– Por ambas, porque nosotros como socios fundadores somos parte fundamental de la Unión Europea. Seguramente, en muchos aspectos nos moveremos como país comunitario. Durante los dos años en que el actual ministro de Asuntos Exteriores, Máximo d’Alema, fue legislador europeo y presidente de la Comisión del Parlamento Europeo para las relaciones con el Mercosur, ha viajado a los países latinoamericanos comenzando, si no me equivoco, por la Argentina, con el propósito de favorecer la posibilidad de un acuerdo que lamentablemente aún no se ha concretado por las evidentes resistencias francesas sobre las reducciones de las barreras aduaneras respecto de los países del sur del mundo, etc. De modo que la voluntad es actuar en el plano comunitario por razones obvias, porque existe la Unión Europea y nosotros somos artífices y protagonistas de su construcción. Pero al mismo tiempo no tenemos ninguna intención de limitar al otro canal, el bilateral, en el cual tenemos tanta actividad. No hay una opción prioritaria. Ambos instrumentos serán puestos en marcha. Además, querríamos poner en marcha nuestra diplomacia, nuestra capacidad de gobierno y la capacidad de relaciones internacionales sin tomar parte en las discusiones y temáticas que están desarrollándose en América latina. Naturalmente, conocemos cuáles son las temáticas que están apasionando e interactuando respecto del gobierno del presidente Chávez de Venezuela y del nuevo gobierno de Evo Morales en Bolivia. Conocemos las demás planteamientos, siempre en un óptica progresista de renovación, de cambio que hacen referencia sobre todo al presidente Lula, a la presidente Bachelet, de algún modo al (ex) presidente Kirchner, y a Tabaré Vázquez del Uruguay. No es fácil decirlo así porque luego casa realidad tiene sus matices. Conocemos todas estas cosas. Pero como gobierno queremos desempeñar un rol también componedor, de alguna manera un rol de composición de algunas fibrilaciones que a su vez se están evidenciando en algunas realidades de países latinoamericanos. Por ejemplo, estamos apoyando algunos proyectos de cooperación descentrada que van en la dirección de crear proyectos de carácter transfronterizo que puedan bajar ciertas tensiones, crear integración entre países de América latina, poner a disposición la modesta pero importante experiencia de construcción europea, si bien las cosas no son iguales. No es casualidad que el primer viaje que hago como subsecretario de Asuntos Exteriores para América latina será el viaje que en pocos días me verá ir a Perú para la asunción del nuevo presidente Alan García, pasar luego por Brasil, donde está en curso una gran iniciativa de los entes locales italianos frente a las realidades brasileñas, una iniciativa que involucra al mismo gobierno de Lula que hasta ahora fue un algo ignorado por el anterior gobierno italiano. Pasaré también por un país como Bolivia, que en apariencia podría no ser definido como prioritario para Italia pero lo hago precisamente porque existe la voluntad de conocer, de entender y de verificar directamente los grandes cambios que están sucediendo en tantos países latinoamericanos. Son cambios importantes, que abren dudas que deben ser verificadas y por esto me reuniré con el presidente Morales y otros exponentes de su gobierno. Esta es la mejor respuesta a la voluntad de actuar tanto en el plano comunitario como en el bilateral. En cuanto a este último plano, no queremos quedar encerrados sólo en el ámbito de las relaciones con aquellos países con los que hay una mayor afinidad de programa político. La voluntad no es la de aislar si no la de conocer y dialogar incluso con aquellos países que mantienen posiciones políticas seguramente distantes de las mías, pienso en Colombia, o con posiciones que abren interrogantes, como pueden ser algunas actitudes del gobierno de Chávez o del gobierno de Evo Morales, pensando en las nacionalizaciones. La voluntad es la de tener la ocasión del diálogo con todos estos países, ninguno excluido. Sólo excluimos las relaciones las dictaduras.

– En este intento diplomático por calmar las tensiones, la Argentina ¿podría ser un actor regional confiable para ayudar a Italia en este rol?

– Bue…, no lo sé. Ve, son preguntas que… Yo tengo mis opiniones; puedo responderle como ciudadano privado. Pero a usted no le interesa mi respuesta de ciudadano privado. Como funcionario digo que lo hablamos dentro de dos o tres meses.

"No suele relacionarse la idea del Mercosur con la Argentina"

Entrevista con Victorio Taccetti, embajador argentino en Italia.

Roma, 19 de febrero de 2007.

– En declaraciones al diario argentino La Nación (23/02/2004), usted señaló que "un tema macro que me preocupa mucho es hacer entender a los italianos, y a través de los italianos a los europeos, la importancia que tiene el Mercosur". ¿Por qué la diplomacia debería hablarle directamente a la gente de estos países? ¿Qué beneficios obtiene haciéndolo?

– La consolidación y profundización del proceso de integración que representa el Mercosur es uno de los pilares de la política exterior argentina. La integración regional ha sorteado desde la firma del Tratado de Asunción en 1991 una serie de obstáculos lógicos a un proceso de asociación entre países que hasta pocos años antes habían manejado hipótesis de conflicto. El Mercosur se encuentra en estos momentos en una etapa similar a la que atravesaba la Comunidad Económica Europea en los años setenta y este es un punto a explotar a la hora de hacer comprender al europeo la importancia del Mercosur como mercado regional de proyección continental.

La difusión de los avances en materia de integración es fundamental desde el punto de vista de la "toma de conciencia" del funcionario y empresario europeo e italiano, porque permite posicionar ante la opinión pública italiana al Mercosur como un bloque con potencial para la concreción de negocios. De allí que se tienen que multiplicar las oportunidades para presentar al Mercosur e incrementar el interés y conocimiento que muchos empresarios italianos tienen de la Argentina y del bloque sudamericano como un socio genuino y atractivo a la hora de generar negocios.

– Visto que las representaciones diplomático-consulares no suelen ser consideradas fuentes de información por parte del público, ¿De qué instrumentos se vale la diplomacia argentina que usted representa para dialogar con la opinión pública extranjera, en este caso la italiana?

– Las Embajadas y Consulados cumplen un rol fundamental en lo que respecta a la representación del país. Si bien puede darse este fenómeno de considerarlas como compartimientos estancos por parte de la opinión pública por una cuestión de desconocimiento del público en general, la Embajada argentina en Italia desarrolla una estrategia orientada a mantener un contacto fluido con los medios de prensa y fuerzas vivas locales. Con ello, se busca asegurar la presencia de nuestro país en los medios de comunicación siempre que sea relevante.

Por otro lado, la difusión cultural y el trabajo de promoción de las condiciones económicas de nuestro país para la generación de negocios entre los empresarios, cámaras y asociaciones sectoriales son otros dos puntos clave en los cuales se asienta esta estrategia de difusión de la Argentina a través de nuestra Embajada y Consulados en Italia.

– ¿Cuáles son las dificultades y contradicciones que la diplomacia encuentra en un diálogo simultáneo con dos interlocutores distintos –el gobierno italiano y su opinión pública-, ambos con demandas, necesidades y tiempos distintos?

– Teniendo en cuenta lo señalado anteriormente, el diálogo con el gobierno italiano se maneja a través de canales institucionales y en base a una agenda bilateral en la cual se intercambian demandas y temas concretos que interesan a una y otra parte. En cambio, el contacto con la opinión pública permite ir más allá de la "rigidez" de la agenda bilateral institucional, con la consiguiente ampliación del espectro temático y de demandas de la sociedad a través de actividades culturales, comerciales y de la labor que nuestros consulados desarrollan para salvaguardar las necesidades de los conciudadanos argentinos residentes en este territorio y de italianos que desean tomar contacto con la Argentina.

– ¿Por qué cree que muchos italianos y europeos no perciben al Mercosur como importante? ¿Cree que lo mismo sucede con la imagen de la Argentina en la opinión pública italiana?

– La imagen que la opinión pública italiana y europea tienen del Mercosur se debe básicamente a una falta de información y al hecho de que el proceso de integración aún no se ha profundizado de forma de dar una idea de "comunidad" como la desarrollada por Europa luego de 1957. Ello también se ve influenciado por el hecho de que Italia y Europa se focalizan más en las relaciones bilaterales con los países que integran el bloque, en las cuales no suele relacionarse la idea del Mercosur con la Argentina o con Brasil. Este fenómeno responde precisamente a la falta de una campaña de divulgación y de promoción del bloque regional, falencia que nuestros países deberían superar promoviendo paralelamente el bloque junto a los intereses nacionales que cada Estado defiende.

"Es una tierra por descubrir"

Entrevista con Fulvio Occhiucci, responsable del Servicio Exterior de la Cámara de Comercio de la Región Umbria.

Perugia, 13 de junio de 2006.

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