Las siete glándulas endógenas o "siete rosas"
Enviado por Antonio Justel
- Las suprarrenales (las dos primeras rosas)
- El Bazo (tercera rosa)
- La Tiroides (quinta rosa)
- La Pituitaria o hipófisis (sexta rosa)
- La Pineal o Epífisis (séptima rosa)
Las suprarrenales (las dos primeras rosas)
Son dos glándulas de color pardo que en forma de sombrero se encuentran ubicadas en la parte superior de los riñones, recubriéndolos. Cada una de ellas se halla compuesta por una corteza exterior y una médula interna, estando la primera formada por tejido de naturaleza semejante a la de los órganos reproductores, con el mesodermo como antecesor común, el cual forma la capa media de las células embrionarias; en cambio, la médula, se desarrolla a partir del ectodermo o corteza exterior de las glándulas que conforman el embrión, y, aunque tiene relación con el sistema nervioso voluntario, es de igual naturaleza que los tejidos que componen el de naturaleza simpática.
Todos los grupos de vertebrados disponen de glándulas suprarrenales. Sus dimensiones, en términos medios, podrían ser las siguientes: 7,5 cm. de largo por 4 de ancho, y un peso aproximado de 17 gramos.
A lo largo de la vida intrauterina son de tamaño enorme; en la primera mitad del segundo mes ocupan un volumen doble del que ocupan los riñones; ello es debido al ensanchamiento de la corteza, si dicho predominio sobre la médula no se produjera, tal cual ocurre en los animales, no podría desarrollarse normalmente el cerebro, por lo que el nuevo ser llegaría al mundo como un monstruo sin mente. Su secreción es denominada cortical. La corteza está en íntima relación con el cerebro, con el sexo y con la composición química de la sangre, por lo que cualquier anomalía en ella devendría en subsiguientes inconvenientes para aquéllos..
La médula, o porción interna, se encuentra conectada por medio de numerosas células nerviosas con el sistema nervioso simpático y la sustancia que segrega es la adrenalina, la cual, al tiempo que es un poderoso estimulante del corazón, también actúa de modo reconfortante sobre el resto del cuerpo. Las emociones desatadas traen consigo una disminución de su reserva glandular mientras aumenta su presencia en la sangre, hecho que produce aumento de vigor y tensión sobre el sistema nervioso. Las células nerviosas, por tanto, se tornan tanto más sensitivas al estímulo cuanto más azúcar es volcado en la sangre desde el hígado y más cantidad de corpúsculos rojos circulen a través del hígado y el bazo.
Entonces, mucha de la sangre es retirada de estos órganos y llevada tanto al cerebro como a los músculos que dominan el esqueleto. Estas glándulas suelen ser llamadas "glándulas de combate" porque en su manifestación son masculinas, es decir, afectan a la voluntad, incrementándola. La acción de la adrenalina es tan formidable que, una débil solución sobre pequeños vasos sanguíneos, es capaz de detener una hemorragia una vez aplicada a la zona afectada, si bien sus efectos son de corta duración. En determinadas distorsiones, y de forma especial en presencia de tumores, estas glándulas envían excesiva secreción al torrente sanguíneo produciendo singulares efectos en el sistema genital como otras irregularidades en el resto del organismo. Si la distorsión tiene lugar en el feto, éste desarrollará una condición de falso hermafroditismo, pues en realidad el nuevo ser tenderá a los hábitos del sexo contrario al manifestado externamente. Si la distorsión tuviese lugar tras el nacimiento, la simetría de los sexos se será alterada, si bien conllevará una maduración física y mental altamente precoz de efectos asombrosos.
La personalidad del tipo "suprarrenal" está en posesión de un sorprendente vigor, energía y persistencia; se tratará siempre de alguien que progresa por medio de una lucha en la que lo normal sea el triunfo. Si atañiese a una mujer, ésta tenderá a ejercer en una línea cercana a la masculinidad, es decir, dominante, con gran energía y determinados rasgos viriles. La insuficiencia suprarrenal se manifiesta en que el aprendizaje resulta difícil y en un crecimiento lento, con fácil fatiga, con debilidad y pereza, con irritabilidad, con un apetito escaso e indecisión de naturaleza crónica ante los acontecimientos de la vida. Las suprarrenales están regidas por Júpiter, por lo que cuando un individuo a través de su desarrollo espiritual se pone en contacto con la nota-clave de dicho planeta, se sentirá despejado, amplio, cabal y expansivo, llevándole a expresarse en sus acciones con sentido de benevolencia, expansión, optimismo, honor, filantropía, cortesía, generosidad, habilidad y alegría, además de con capacidad creativa junto a la expresión de ideas de alto valor y contenido ético.
Actualmente, la humanidad se encuentra conectada al trabajo de Júpiter en relación con el plano físico, por lo que el Ego, utilizando el poder espiritual que generan las suprarrenales, alcanzará la fuerza precisa para perfeccionar su cuerpo físico y lograr la conquista de este mundo tridimensional. El centro espiritual de estas glándulas vibra y se sostiene sobre un contexto azul.
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