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Observación, entrevista y grupo de discusión: el silencio de tres prácticas de investigación

Partes: 1, 2

    Publicación original: Rev. Esp. Salud Pública, set.-oct. 2002, vol.76, no.5, p.409-422. ISSN 1135-5727. Reproducción autorizada por: Revista Española de Salud Pública.

    RESUMEN: Antes de entrar en la oposición entre perspectiva cuantitativa y perspectiva cualitativa de la investigación social, se argumenta la necesidad de considerar el proceso de investigación social como un proceso social y las propias situaciones de observación empírica como situaciones sociales. Por lo tanto, en la investigación social el objeto de observación y las vías de observación son de la misma materia. Como en toda situación social, en la de observación se ponen en juego normas sociales. Pues bien, el artículo desarrolla la presentación de tres prácticas de investigación social cualitativa desde su concepción como producción de situaciones sociales distintas que, a su vez, se establecen como contextos inmediatos que favorecen respectivas articulaciones entre las normas prácticas y de grupos sociales específicos y las normas sociales dominantes en el conjunto de la sociedad. Las prácticas presentadas son: observación participante, entrevista en profundidad y grupo de discusión. Una articulación distinta entre normas sociales que tiene en el silencio una vía privilegiada de observación. Así, se concluye que la gestión y análisis del silencio es fundamental, tanto para diferenciar la perspectiva cualitativa de la cuantitativa, con una mayor apertura de la primera hacia el silencio, como para diferenciar una práctica de otra; pero, sobre todo, para observar los propios efectos de la observación durante los procesos de observación.

    Palabras clave: Sociología. Etnografía. Observación participante. Entrevista, grupo de discusión. Análisis cualitativo. Técnicas de investigación. Investigación cualitativa.

    ABSTRACT: Observation, Interview and Discussion group: the Silence of Three Research Practices. Before entering into the opposition between quantitative perspective and qualitative perspective of social research, the need is discussed of considering the social research process as a social process and the empirical observation situations per se as social situations. Therefore, in social research, the object of observation and the ways of observation are made in the same stuff. As in any social situation, social norms come into play in the observation situation. Thus, the article develops the presentation of three qualitative social research practices from their design as producing different social situations which, in turn, take on the nature of immediate contexts which favor respective articulations between the practical norms of specific social groups and the dominant social norms in society at large.

    The practices presented are: participant observation, in-depth interview and discussion group. A different articulation among social norms which finds silence to be privileged way of observation. Hence, the conclusion is reached that the management and analysis of silence is fundamental both for distinguishing the qualitative from the quantitative perspective, the former opening up more to silence than the latter, and to distinguish one practice from another, especially for observing the effects proper of the observation during the observation processes.

    Key words: Sociology. Ethnografy. Participant observation. Interview. Discussion group. Qualitative analisys. Qualitative Research.

    UN TRIÁNGULO CUALITATIVO

    Observación participante, entrevista en profundidad y grupo de discusión se establecen como prácticas representativas de la perspectiva metodológica cualitativa de investigación social. Perspectiva que carece de una indiscutida definición propia. Es más, lo cualitativo en investigación social ha venido a configurarse principalmente como una especie de cajón de sastre de todas aquellas formas y procedimientos de investigación que no entraban en la perspectiva cuantitativa, en la posibilidad de contar y, con ello, medir los fenómenos sociales. Ha de resaltarse que las propias prácticas, observación o entrevista, anteceden a la categoría de cualitativo y la desbordan. Lo cualitativo tiende a aparecer así como un espacio en negativo, al que, según las respectivas escuelas, se le otorga una función principal: la búsqueda del significado de los fenómenos, la obtención de la palabra de los sujetos de la acción social, el lugar primordial del lenguaje, la apertura, etc.. Claro que hay una especie de aire común, formado por cuestiones como el interés por la comprensión de los fenómenos1 o la centralidad de las prácticas discursivas y el análisis del discurso2; pero bastaría un mínimo análisis de las tres prácticas que aquí se toman como referencia para ver la distinta concreción de tales atributos en cada una de ellas. Son razones de grado lo que las diferencia. Ahora bien, desde tal asunción también podría incluirse una técnica de investigación como la encuesta estandarizada como la concreción de otro grado más en el continuo, con lo que nos saldríamos de lo que convencionalmente se admite como lo cualitativo. Es seguramente desde esta visión global, incluyendo a las consideradas dos perspectivas opuestas, como conviene, en principio, abordar el lugar de las prácticas cualitativas: tanto para un intento de fijación, siempre inestable, de su ámbito común, como de las fuentes de sus principales diferencias internas. Labor que se realizará aquí de manera sumamente sintética, pues su objetivo central es distinto, correspondiendo a otras partes de esta publicación su realización.

    El principio básico del que se parte, para el conjunto de la investigación social empírica, es que toda situación de observación es una situación social. Si tal principio se encuentra en fase de amplia generalización para el conjunto de la actividad empírica, como se muestra en la evidencia aportada por los estudios de sociología de la ciencia3,4, tiene una relativamente antigua y amplia raíz en el caso de la investigación social, tomando un matiz relevante: objeto e instrumento de observación son del mismo material, son sociales.

    La observación sociológica requiere la construcción de una situación social para, paradójicamente, observar el fenómeno en su funcionamiento normal; es decir, cuando no es observado. El trabajador de campo, para situarnos en el punto material más próximo a los sujetos observados, necesita definir previamente la situación social ante el observado. Se manifiesta así la constitución de una comunidad, una unidad de procesos comunicativos. En este caso, la comunidad de la observación que reúne a observadores y observados, frecuentemente de manera poco explícita en las prácticas de investigación más reconocidas por la población, como las entrevistas por cuestionario. Una comunidad con sus normas. Lo normativo es lo que obliga, lo que condiciona. Se parte del principio de que la acción social ha de explicarse por las normas, valores o ideologías que son vinculantes para los miembros de un grupo. Así, uno de los puntos estratégicos en el diseño metodológico de la investigación consiste en fundamentar la articulación del ámbito o nivel normativo que se ha de observar, elemento central en la definición del objeto de investigación, y las normas producidas por la puesta en marcha de las situaciones sociales derivadas de las distintas prácticas de investigación social. Como señalan, entre otros muchos, Strauss y Corbin5, cada método de colección de datos viene ligado a un tipo de información.

    Toda práctica de investigación, sea cuantitativa o cualitativa, es una situación social que puede ser tipificada6, parecida en algún grado a otras situaciones reconocibles por los observados. A partir de tal reconocimiento, se genera un particular proceso comunicativo. De aquí que quepa tomar precauciones con respecto a la identificación de las prácticas de investigación social con procesos comunicativos especiales, en sí mismos. Tales procesos son producto de (y reproducen) una definida situación social, configurada por un conjunto de normas que incluyen las relativas a los procesos comunicativos. Precisamente la paradoja de la investigación social empírica reside en que lo que genera la posibilidad de comunicar, la situación social producida por la observación, imposibilita el ideal de comunicación transparente, de comunicar como si no hubiese observación. Paradoja resoluble, como todas, por la propia necesidad práctica de su resolución. En definitiva, por la necesidad social de investigación.

    Lo común entre las prácticas de investigación es que todas son situaciones sociales. Lo que las distingue son las respectivas situaciones sociales. Principio que, hoy en día, parece el eco de algo obvio; pero que genera un rentable marco para desarrollar cada una de las prácticas y la comprensión de algunos de sus procedimientos, más acá de ubicar la unidad de algunas prácticas, como las cualitativas, en aspectos susceptibles de discusión. Por ejemplo, el cierre de lo cualitativo bajo el paraguas de lo discursivo, podría objetarse desde la consideración de la observación participante como práctica en la que se recoge algo más que discursos, por mucho que todos los datos recogidos acaban configurados como parte de un discurso.

    Como tales situaciones sociales, establecen normas y se configuran con respecto a las normas del entorno social. Se da cierta vuelta de tuerca a un argumento anterior. No es sólo que las normas de la situación de observación refracten la relación con respecto a las normas que se quieren observar, sino que toda relación social, como la que se produce en la situación de observación, es una relación con las normas generales. En la medida que cada situación social, producida por las prácticas de observación, establece una particular relación con las normas dominantes, cada práctica tendrá un relativo grado de pertinencia en función de cuál es la relación con las normas dominantes que se quiera observar. La asunción de tal principio es la base para aproximarse tanto a un diseño adecuado de investigación, como una de las llaves que permitirá la valoración de la generalización de los resultados y, en definitiva, de la validez externa de la investigación.

    Las situaciones sociales que se ponen en marcha vienen especialmente establecidas, dado su inefable carácter de experiencias fuera del flujo cotidiano de la vida de los observados, como demandas de actuación. Es decir, de escenificación de algo (prácticas, discursos) por parte de sus actores en un escenario: de las prácticas cotidianas (de un grupo, una comunidad o una organización) en el escenario propio, "natural", en la observación participante; de una confesión en un escenario que forma parte de la negociación en el contrato de observación, en la entrevista; de una comunión en un escenario extraño, "artificial", en el grupo de discusión. Como tal reproducción tiene límites, pues no todo es mecánicamente reproducible en la sociedad, y comporta un modelo de actor. De aquí que, a la hora de desarrollar cada una de las tres prácticas, se haga hincapié en el modelo de actor y observador que demanda la situación social. La demanda de actuación y de modelo de actor y observador también se encuentran en el contrato de observación: por ejemplo, limitación del actor a contestar, no cabiendo las preguntas.

    Habitualmente, se identifica a las prácticas cualitativas como las técnicas de la palabra. Como si en las técnicas cuantitativas no hubiese esa fuente de imprecisión que son las palabras, como si un cuestionario o una ficha de observación cuantitativa pudiera realizarse sin palabras. Es más, si hay algo que une a lo cuantitativo y lo cualitativo es el uso, aun cuando sea distinto, de la palabra. Desde el uso de la palabra, ambas perspectivas metodológicas conforman un continuo, como denuncian los diseños de investigación destinados a recoger significantes mediante prácticas cualitativas, para, posteriormente conocer su distribución cuantitativa7. Sin embargo, es el lugar del silencio de los observados lo que diferencia con mayor rotundidad las dos perspectivas. En los estudios cuantitativos se excluye el silencio, como pone de manifiesto la investigación mediante cuestionarios estandarizados. Es más, las comunes categorías de respuesta como "no sabe" o "no contesta", lejos de recoger el silencio, lo excluyen. A lo sumo, pueden tomarse como periféricas vías de los encuestados para escapar a las palabras, las categorías propuestas, impuestas por la investigación. Son respuestas, negación del silencio, pues no se permite que permanezca en silencio quien ha aceptado la entrevista con cuestionario. De prolongar en exceso el comportamiento silencioso, se dará por terminada la entrevista. Quedará anulada. Cuando el silencio surge ante algunas preguntas, quedará oculto en la categoría por la que finalmente se opta, pues el silencio no es una opción.

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