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Selección sexual y el problema de la gordura: Nuevas reflexiones (página 2)

Enviado por Felix Larocca


Partes: 1, 2

El hecho de que no existan explicaciones mejores, no quiere decir que las que la autora ofrece sean definitivas o ciertas.

Pero hay más. Describiendo la lucha incansable y tenaz de nuestro organismo para mantenerse adaptado a los cambios del entorno y al ataque de bacterias cada vez más resistentes a los fármacos que las combaten, otros teóricos evolucionistas se apropian de la inspiración provista por uno de los cuentos de Lewis Carroll e introducen la Teoría de la Reina Roja mejor descrita por Matt Ridley en su libro The Red Queen: Sex and the Evolution of Human Nature.

En este último libro, Ridley cita a la reina, diciéndole a Alicia en A Través del Espejo: "En este lugar hay que correr muy rápido para permanecer en el mismo lugar". Significando que para adaptarse a los estreses de nuestras existencias precarias, se necesita avanzar todo lo que se pueda alcanzar, para lograr así una ventaja insignificante.

Para explicarlo mejor. En A Través del Espejo, Alicia observa que en el país de La Reina Roja todo el mundo corre, pero corriendo a todo lo que dan, únicamente consiguen permanecer en el mismo lugar, ya que el mundo alrededor se mueve simultáneamente. La metáfora matiza el hecho de que los seres vivos están inmersos en una carrera evolutiva para perdurar, donde continuamente necesitan nuevas adaptaciones que les permitan conservar su posición de ventaja relativa con respecto a los restantes seres vivos, que de ellos viven — como hacen las bacterias y los virus. Asimismo, el ambiente de un organismo es cambiante porque está constituido no sólo por factores físicos que alternan en sus efectos, sino por otros seres vivos que evolucionan continua y paralelamente — Creando adaptaciones más efectivas para contrarrestar las que, en defensa, sus huéspedes alimentarios desarrollan.

Si una especie amenazada, consigue mantenerse frente a sus depredadores es sólo porque va evolucionando nuevas adaptaciones, de manera que consigue contrarrestar las innovaciones evolutivas de quienes la cazan — lo mismo aplica a sus enemigos, que también evolucionan a su vez.

Supervivencia para el más apto, como nos dijera Spencer…

Todo ser viviente está rodeado de enemigos entre los cuales los parásitos ocupan una posición destacada. Entre la especie parásita y la especie huésped del parásito –aquella de la que el parásito vive– existe una carrera armamentista como la aludida en párrafos anteriores. En la carrera de adaptaciones entre parásito y huésped, el parásito cuenta con una ventaja importante. Se trata de un ser vivo microscópico con un proceso de reproducción muy rápido. Es decir, en el tiempo que la población de huéspedes se multiplica una vez, los parásitos lo harán innúmeras veces. Esto les confiere una ventaja en la invasión e infestación del huésped, lo que también es ventajoso a la hora de lograr nuevas adaptaciones ya que la evolución propia está acelerada.

Según la Hipótesis de la Reina Roja, la reproducción sexual es un mecanismo adaptativo porque permite neutralizar las ventajas naturales del parásito. La reproducción sexual propicia la diversificación genética de la descendencia, y por tanto la heterogeneidad en su morfología y fisiología. Debido a esa heterogeneidad, en la descendencia sexual del huésped habrá individuos con características poco frecuentes en la población.

En los parásitos los medios de ataque evolucionan en función de las características más comunes en sus huéspedes. Así, una ventaja de la reproducción sexual frente a la asexual consiste en producir descendientes con rasgos no comunes, y por tanto con alta aptitud para sobrevivir frente al ataque de los parásitos que los desconocen.

En nuestra estrategia defensiva — nuestro beneficio se circunscribe al desarrollo de adaptaciones nuevas y, por el enemigo, imprevistas.

Peter Paul Rubens (1577-1640), Tierra y Agua

El enigma de la gordura en nuestra carrera por la supervivencia

Los costos que la gordura impone al organismo son enormes y los beneficios (si es que algunos existen) son escasos. Desde el punto de vista de la Teoría de la Evolución puede decirse que la gordura no solo es un obstáculo para el bienestar del ser humano, sino que la especie debió haber seleccionado su eliminación, como ha hecho con otros rasgos que creemos fueran desechados en el curso de nuestra historia natural.

Pero aún así no ha sido.

Muchos, de los científicos que opinan acerca de la persistencia mal adaptante de la gordura, entre ellos el antropólogo Marvin Harris, creen que la razón porque ésta todavía perdura es simplemente por el hecho de que nuestra especie no ha gozado del tiempo necesario para seleccionar su exclusión.

Como sucede con la explicación del razonamiento selectivo de la pava real que propone Cronin, que ésta parezca una interpretación plausible no la justifica.

Tenemos que admitir que nadie sabe con certeza la magnitud necesaria o el tiempo requerido para que especies, como la nuestra, haga mutaciones adaptantes en el curso de su historia. Lo que sí sabemos es que la gordura persiste y avanza de modo inexorable a pesar de los obstáculos que, en su curso, solamente algunos, anteponemos.

Avanza, y lo hace, a pesar de que, como enfermedad, la gordura está repleta de secuelas adversas. Veamos algunas:

  • Estéticamente no es agradable, aunque ciertos genios de la pintura la hayan glorificado.
  • Se asocia con complicaciones médicas severas, que casi todos conocemos.
  • Es enemiga del sexo y de la seguridad personal. A los gordos les dificulta el coito normal y el correr para evitar peligros o confrontar emergencias les deviene problemático.
  • Su presencia resulta incongruente en miembros de ciertas profesiones, entre ellas la de sacerdotes y monjas, médicos, militares y políticos. Aunque en este país eso se ignore.
  • Es causa de dificultades laborales e industriales.
  • Es causa única de las disorexias y del estrés artificial de la dietas para intentar remediarla.
  • Es una panoplia de cosas negativas que no se puede refutar.

¿Por qué entonces, la Naturaleza no la selecciona como rasgo indeseable, la elimina y compensa su presencia con adaptaciones más beneficiosas? Como sería la esbeltez universal.

No sabemos por qué. Pero, la gordura continúa su marcha inexorable.

Hasta que la Naturaleza, en su juicio selectivo, compense por el interrogante que nos confronta expresado en esta condición, tenemos el deber de curarla nosotros mismos, como hemos tenido que hacer, por medio de la investigación, con todas las enfermedades que nos han afectado en el pasado.

Pero antes de hacerlo, es preciso que se descubran sus múltiples causas; algo que tiene mucho en común con la metáfora de la Reina Roja ya que nuestros expertos no saben y la industria de comidas nocivas opone que lo poco que conocemos se difunda, porque los perjudica en el bolsillo.

En resumen

La gordura es una condición que, como el cáncer, consiste en una colección de dolencias de naturalezas multifacéticas y polimorfas. Para curarla, se deduce, que no existe un método universal. En vez, se necesita algo más que una dieta supervisada — el método por todos preferido.

Para tratar la gordura se requiere, para su resolución definitiva, un análisis de en qué consiste en todo caso determinado, de un entendimiento cabal de la persona quién la padece y de la razón por la cual se arraigara en esa misma persona. Algo que muy pocos establecen porque muy pocos comprenden.

Sólo así se logra curarla…

Que sepamos, muy pocos han logrado este conocimiento. Muy pocos — por eso avanza de modo inexorable.

El dilema que, para todos, traduce y en esencia disipa, nuestra ponencia: la Opción de Hobson… (Publicada en este mismo lugar).

Bibliografía

Suministrada por solicitud.

 

Dr. Félix E. F. Larocca

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