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Inmigración y literatura: japoneses


Partes: 1, 2
Monografía destacada

    1. En testimonios
    2. En novelas
    3. En cuentos
    4. En cuentos infantiles
    5. En poesía
    6. En teatro

    En este trabajo reúno información acerca de algunas obras literarias en las que aparecen inmigrantes japoneses que llegaron a la Argentina. Incluyo, asimismo, testimonios acerca de esta colectividad.

    Introducción

    "En 1886 llegó a nuestro país Kinzo Makino, el primer inmigrante japonés. A partir de 1920 la llegada de japoneses se hizo frecuente y la colectividad creció y se crearon colonias. Algunos se radicaron en Misiones; otros muchos en la provincia de Buenos Aires. Se dedicaron a la floricultura (en Florencio Varela, José C. Paz y Escobar, entre otros centros), fruticultura y horticultura" (1).

    En el Centenario, "ya existía una comunidad importante de japoneses. Eran alrededor de mil. Pero no ejercían el oficio de tintoreros, sino el de mucamos. La aristocracia los prefería por su fama de discretos y de limpios" (2).

    "El primer invernadero de esta colectividad fue instalado en 1925, y en 1940 se fundó la primera cooperativa de fruticultores. Las plantas ornamentales se cultivaron y cultivan mayormente al norte de la ciudad de Buenos Aires, mientras que las flores de corte prevalecen en el sur" (3).

    Respecto de la inmigración en Tigre, afirma Mabel Trifaro: "En el período que va desde 1870 hasta 1910, que luego se prolongó en menor escala, fueron entrando al país gran cantidad de inmigrantes de diversas procedencias, que llegaron también hasta Las Conchas (Tigre) y se establecieron formando sus familias. (…) Los inmigrantes se ubicaron en diferentes lugares del país según su procedencia, formando colonias.

    En el caso del delta, si bien no formaron colonias, se distribuyeron en los ríos con cierta proximidad los que provenían de determinadas regiones de Europa. Enrique Udaondo en su libro "Reseña histórica del partido de Las Conchas", menciona que según el Censo de agosto de 1854, la población de Las Conchas era de 960 habitantes, de los cuales: 757 eran porteños, 112 provincianos, 21 españoles, 11 ingleses, 12 franceses, 15 italianos, 2 norteamericanos, 6 portugueses y 20 de otras nacionalidades. En 1886 encontramos registrados 2500 habitantes, en 1890 ya son 8370 y así iría multiplicándose la población con el establecimiento de los inmigrantes. Podemos destacar de modo general a los españoles de diferentes regiones en el comercio, los vascos-franceses en los tambos, los italianos en la industria y la mecánica, los turcos (sirio-libaneses) en el comercio itinerante, los japoneses en la floricultura, por lo que se instalaron en las zonas altas de General Pacheco, Benavidez y Escobar y éstos también se destacaron en la industria tintorera. Se desarrolló en el delta, gracias al impulso de los inmigrantes la fruticultura y la horticultura, y como necesidad para el traslado de la producción, la mimbrería, la cestería y debieron multiplicarse también los aserraderos. La industria naviera tuvo el aporte de importantes familias de inmigrantes y los astilleros fueron la respuesta a la demanda creciente de embarcaciones de diferentes calados" (4).

    En "Historia popular de Burzaco", escribe Daniel Alberto Chiarenza: "A don Ignacio Irigoyen lo reemplazó el coronel José Inocencio Arias, quien asumió (como era costumbre) el 1º de mayo de 1910, siendo su vicegobernador Don Ezequiel de la Serna. Durante su gobierno se creó la Escuela Práctica de Fruticultura y Chacra Experimental de Agricultura en Dolores. Tal vez el último comentario esté relacionado con la llegada de los primeros colonos japoneses que establecieron granjas o se dedicaron a la floricultura, precisamente, en la zona de Burzaco. (…) Burzaco es una ciudad que cuenta con una numerosa colonia de inmigrantes japoneses. Tal es así que la Asociación Japonesa de la Argentina, desde 1940, tiene su campo de deportes en Roca y Monteverde" (5).

    Afirma Gabriela Bovcon, refiriéndose a Colonia Urquiza, Provincia de Buenos Aires: "Los japoneses eligieron a la colonia por la semejanza que esta presentaba con su lugar de origen (Japón), y debido al bienestar que encontraron en este sitio, terminaron por establecerse junto a sus familias y de esta manera lograr una mejor calidad de vida, tanto social como económica. (…) Dentro de las instituciones hay diferentes escuelas, en una se enseña castellano y en la otra japonés, en esta última se conserva el idioma de origen.

    La Escuela Japonesa de la Colonia Urquiza en un primer momento funcionó en una cabaña en el campo de la familia Ishihara. Más tarde fue fundada en 1969, y el establecimiento en el cual funciona actualmente fue inaugurado en la década del ´90. Hay que destacar, que los japoneses cuentan con su propio club en la colonia, su fundación data del 29 de junio de 1963, pero la sede que se utiliza en la actualidad es de 1971, en 1977 cuando pasa a llamarse "Asociación Japonesa La Plata" (AJLP), pero su sede fue inaugurada en 1980" (6).

    "Desde el lejano oriente, un puñado de japoneses iniciaron la peregrinación que culminó en Oberá en octubre de 1921. La inmigración japonesa en la Argentina data de principio del siglo XX y tuvo como primer paso el Frente a la casa.

    El arco a la entrada se asemeja al que se utiliza en los templos de oración. El 12 de octubre de 1921 llegó a Oberá, junto a su familia, Tokuyi Kairiyama. Fue él quien alentó a sus compatriotas para que se afinquen en esta región del país. Atentos a su ofrecimiento arribaron junto a sus esposas y algunos con sus hijos: Iumatsu Kairiyama, Takei Sudo, Kunigoro Kamada, Kataro Otaka, Kinso Suyama, Kikujiro Nishimura, Kakuso Kamada, Juji Watanabe, Jiro Minoura, Pedro Héctor Higa, Gungi Nakatsuka, Ken Takakura, Fukikesa Komatsu, Hihashi Miyauchi, Minoru Higa, Suenaga, Nakabayashi, Goto, Araki, Ogawa, Kisaiti, Kanno, Mori, Sato, Saito, Okuda, Ohashi y Harada Los japoneses se dedicaron principalmente al cultivo de yerba mate y té y al poco tiempo incursionaron en su industrialización. En 1953 la comunidad fundó el Club Japonés que cobijó a más de 300 socios. Con este antecedente, en 1980 la numerosa colectividad se sumó a la Fiesta en la que trabajaron casi todas las familias asociadas al club con sede en Los Helechos, una localidad vecina a Oberá. Casi un cuarto de siglo después, la colectividad construyó su casa típica en el Parque de las Naciones. La misma representa una vivienda tradicional nipona, a la que dotaron de un techo curvo, propio de los templos de aquél pais oriental. La parquización típica que rodea la construcción fue trabajo de Harvo Hishikiori y Alberto Araki. La casa funciona como sede cultural japonesa en Oberá. (…) Una de las plazoletas de la transitada avenida Libertad de Oberá lleva el nombre de Japón. En ella existe una gran lámpara de piedra, comunes en las plazas y parques de aquel país asiático. La misma fue diseñada por el ingeniero parquista Yasvo Inomaia. La plazoleta tiene similares características del Jardín Japonés de Buenos Aires, creación del mismo artista" (7).

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