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La tesis universitaria no es problema

Enviado por Carlos Arturo


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    INTRODUCCIÓN

    Cuando un estudiante que ha "cerrado curriculum" decide optar al título, la Universidad le requiere la presentación y defensa de "una tesis". Este requisito que las Universidades establecen, debe tener sentidos y significados que le han hecho trascender e imponerse a tal punto que es una práctica universal, como algo inherente a la Universidad misma. Empero, en la práctica académica cotidiana, estos sentidos y significados no saltan a la vista e incluso, en algunos casos, hay quienes no ven ninguno.

    ¿Por qué existe la tesis?, ¿para qué hacerla?, ¿qué justifica tal requisito?, ¿qué sentido tiene, si es que lo tiene aún?, ¿qué necesidades satisface la exigencia de tal requisito, si es que satisface alguna?

    Es necesario abordar y tratar de dar solución a estos problema de conocimiento, por cuanto, en el ámbito académico, hay quienes opinan que "la tesis debe desaparecer" por no satisfacer ninguna necesidad; por ser un requisito antiguo y tradicional o, tal vez, por "dar más problemas de los que puede resolver" y, según parece, es problema "para todo el mundo". Aquí vamos a demostrar lo contrario… "que no es problema".

    La tesis (o "memoria") como requisito previo a la graduación en una carrera universitaria, en la Universidad de San Carlos de Guatemala es un requisito que se ha vuelto discutible, algunos ya lo consideran innecesario (cuando no inútil) y otros que, aunque fuera necesario, no se está haciendo como exigen los tiempos (que está desactualizado, que es obsoleto).

    Por un lado, ¿es la tesis realmente un requisito necesario, algo que la realidad y los fines académicos exigen? Dícese que una necesidad material –un objeto, un uso, una costumbre- existe y es tal cuando, de acuerdo con las condiciones generales de la experiencia, es o parece exigido por la realidad. Por otro lado, ¿es la tesis un requisito que la realidad exige hoy? Se dice que un objeto o uso se desactualiza cuando se puede decir que es "anticuado" –inadecuado para los tiempos que corren- o cuando "ha caído en desuso".

    De hecho, en la Universidad de San Carlos -USAC- este requisito parece que se estableció desde su fundación en 1679, a imagen y semejanza de las Universidades europeas de la época que le sirvieron de modelo, y llegó para quedarse. Asimismo, parece que conforme se fueron creando Facultades, escuelas y carreras dicho requisito fue establecido como indiscutible y obligatorio en todas ellas, y no solo para las Licenciatura, Maestría y Doctorado, sino también para carreras "técnicas" o "intermedias" que la Universidad creó.

    En la USAC, la "tesis" como "trabajo final de graduación" se utiliza como requisito inherente al egreso de profesionales, junto con "exámenes generales" de evaluación preegreso o, más modernamente, con un período de "ejercicio profesional supervisado". El "trabajo de tesis" se da como obligación y como hecho: "todos deben hacerlo", "no puede ser de otra manera".

    Por darse como uso, como costumbre y como hecho, no ha sido cuestionado ni estudiado el tema, de modo que se carece de respuesta real, objetiva y fundamentada a las preguntas sobre la necesidad y actualidad de las "tesis de pregrado", como también se les llama.

    Este estudio se emprendió en la seguridad de que es urgente (la Universidad no puede pasar más tiempo sin cuestionarse el tema de las tesis) y necesario (La USAC está en el banquillo, si no en el paredón, por las fuerzas sociales tradicionales y por el gobierno, que están aplicando la receta llamada "modernización del Estado", que bajo la égida neoliberal se han dado a conocer como Programas de Ajuste Estructural, por tanto vale la pena que demuestre –junto con todas las universidades estatales de A. L.- que está cumpliendo sus fines, dentro de los cuales las tesis tienen mucho que ver).

    En efecto, la tesis universitaria parece ser percibido como problema, talvez como un gran problema en el orden práctico y académico. En el Instituto de Investigación en que trabajé por largos años, la dirección el trabajo de tesis absorbía una gran proporción del tiempo y el esfuerzo, y presionaba significativamente al cuerpo de investigadores-revisores; no obstante, los resultados no eran de la calidad que esperaban ver las autoridades y docentes de la unidad académica. Nadie –ni el estudiante mismo- ve ni aprecia los cambios logrados en el estudiante ni el valor del libro producto del esfuerzo; menos aún el interés, el esfuerzo y el tiempo que, en ese arduo trabajo, resulta invirtiendo la Universidad. Al final, parece que las tesis resultan poniendo y manteniendo en entredicho a quienes han de guiar a los estudiantes a superar la final prueba universitaria.

    Lo que ocurre es que el trabajo de tesis –con todas sus complejidades e implicaciones- navega en un mar de incomprensión, tanto en lo que toca al trabajo del estudiante (el cual debe intentar realizar conforme el espíritu de la investigación científica y el de la universidad como institución) como al de los orientadores-revisores del mismo (cuya misión es velar porque el trabajo se realice según los cánones del método, desde la elección del tema hasta la presentación impresa del informe –conocido como "tesis"-) y de los asesores (cuya función es guiar para que el tema sea tratado rigurosamente y dentro de los cánones de la especialidad correspondiente).

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