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La cultura política hispanoamericana y rioplatense (apuntes)


Partes: 1, 2

    1. El Cabildo como plataforma para el ejercicio de la libertad política
    2. Elementos de la cultura barroca en la cultura política iberoamericana
    3. El pensamiento ilustrado en la cultura política iberoamericana
    4. Las "dos Españas" y la evolución histórica rioplatense

    El Cabildo como plataforma para el ejercicio de la libertad política.

    1. El cabildo de la América hispánica presentó características propias y diferentes a los concejos municipales de la península.
    2. En primer lugar, constituyó un escenario concreto donde se evidenció el relajamiento de las leyes indianas, lo que amenguó considerablemente la aplicación de la política reduccionista de las libertades impuesta por la corona española.
    3. En el ámbito religioso fue el cabildo un ámbito donde se ensayo la tesis escolástica, otorgándoles un poder que iba más allá de lo meramente administrativo.
    4. Con sus altibajos, la autoridad y la presencia del cabildo se mantuvo en la escena municipal e incursionó, reiteradamente, en el uso de las facultades extraordinarias que llegaban incluso a cubrir la acefalia gubernamental.

    En otro orden, más cotidiano, se encargaba de todos los asuntos locales. Precisamente a este último tópico volveré más adelante para concluir este análisis.

    Efectivamente, el Cabildo Regular y su forma administrativa ampliada y extraordinaria: el Cabildo Abierto, aunque con rasgos esencialmente aristocráticos – sobre todo desde mediados del siglo XVIII – ha constituido, si bien no el mejor, el único escenario posible para la participación vecinal en los asuntos políticos. Si esto no se admite, resulta muy difícil interpretar la manera tan singular con que el Cabildo de Buenos Aires, por ejemplo, cobra tan relevante protagonismo durante los acontecimientos de mayo de 1810.

    Es evidente, por otra parte, que el Cabildo sentó las bases para la autoridad y autonomía municipales. En efecto esta autonomía del cabildo se hace patente en el ejercicio del poder eleccionario para con sus magistrados, miembros del Concejo Municipal y representantes de la ciudad ante otras instancias políticas y judiciales.

    Del ejercicio de la política autónoma – sin barreras normativas insalvables y con comunicaciones lentas e imprecisas, surge el localismo que le es propio a los cabildos hispanos del naciente siglo XIX.

    En ese horno ultramarino y distante de la metrópoli, se cocinaban los caldos de cultivo de la emancipación americana. Ingredientes tales como las pretensiones de los criollos, el prestigio que los inmigrantes del norte de España otorgaron a los cargos municipales y la política restrictiva de la Corona para los que no fueran peninsulares, avivaron el fuego independentista.

    El localismo que se gestó, un poco por necesidad, otro tanto por dignidad, otro por intereses creados, le dio al cabildo, como dijimos, un protagonismo único e irremplazable en los procesos políticos que sobrevendrían a la caída de la corona española en manos francesas a principios del siglo XIX.

    Se puede apreciar en algunos documentos como en el Acta del Cabildo Abierto del 22 de mayo, cómo este protagonismo se va haciendo cada vez más evidente, el Cabildo Abierto, aun sin consenso absoluto, fue el útero del juntismo porteño. La historia que siguió es bien conocida.

    Elementos políticos actuales, como la elección por el sistema de jurisdicciones plurinominales – conocida vulgarmente como "la lista sábana" – o la dirigencia indiscriminadamente verticalista de los partidos políticos, la amnesia repentina de algunos representantes (que olvidan rápidamente quien los eligió) y confunden los intereses de los sufragantes con las mezquindades partidarias, nos invitan a reflexionar sobre las soluciones a la falta de credibilidad por parte del pueblo en sus instituciones políticas.

    El sistema de lista uninominal, por ejemplo, es una alternativa válida del actual, que permite que en pequeñas jurisdicciones se elija un solo candidato o representante. Esto garantizaría que los sufragantes eligieran a un personaje reconocido por su honestidad. Pero, por supuesto este sistema iría en desmedro de los grandes partidos que verían como una importante cantidad de partidos locales llegan con sus representantes al Congreso, desplazando a sus propios candidatos.

    Es un secreto gritado a viva voz que a lar enormes corporaciones partidarias no les interesa estimular el localismo, esos localismos que, como dijimos, caracterizaban a los cabildos hispanoamericanos.

    Consultando la Carta Orgánica de Municipalidades de la Provincia e Buenos Aires nos asalta la duda: ¿Ejerce el Municipio todas las facultades que le son propias o descansa, en general, cómodamente instalado en un organigrama de dependencia provincial que, por otra parte, parece exceptuarlo de trabajar por el pueblo de su localidad? ¿Es el municipio un simple repartidos de dádivas provinciales o es un verdadero gestor de emprendimientos locales?

    Es indudable que si consultáramos sobre el actual papel que desempeñan los municipios en el desarrollo local a los antiguos alcaldes y regidores o a los vecinos del Cabildo Abierto, nos mostrarían su desagrado por esta política dependentista.

    Si se me pregunta cuál es la característica de los antiguos cabildos que me gustaría ver encarnada en mi ciudad es precisamente ésa: la capacidad de mirar menos el horizonte esperando ayuda y pisar con orgullo y certeza que la tierra que sostiene nuestra identidad local

    Sin caer en actitudes chauvinistas y sin perder la esencia nacional. Creo que es necesario empezar a cambiar las cosas desde nuestro propio patio interno.

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