"Bárbaros, las ideas no se matan"
Domingo Faustino Sarmiento
Este trabajo persigue la finalidad de conocer las diferencias entre Buenos Aires (que quería ejercer una conducción centralizada y hegemónica sobre el país) y las demás provincias (que ofrecían resistencia a esa conducción, luchando por sus derechos, pretendiendo que fueran iguales a los de la capital) durante el S.XIX y las oposiciones que estas ocasionaron y, dicho sea de paso, que se instalaron en la vida argentina ya desde 1810.
Si bien para los revolucionarios la independencia significaba el nacimiento de una nación, era además el comienzo de otro drama, el que enfrentaría a la ciudad revolucionaria con el interior1, que aunque admitiría la disolución del tratado político colonial, también rechazaría la pretensión de Buenos Aires de convertirse en la cabeza dominante del flamante Estado nacional.
En un régimen de independencia política, la hegemonía de Buenos Aires no podría tolerarse. De ahí, que continuó una gran disputa entre la fuerte capital, que poseía puerto y aduana, y el resto del país, que decaía.
Tomado el poder, la guerra civil sería el largo intermedio trágico hacia nuevas formas de convivencia política.
Luego de grandes cambios, la presente monografía quedó constituida por dos partes, la primera, en la que describo los acontecimientos de la historia argentina durante el S.XIX, y la segunda, en donde entro a detallar las diferencias que separaban a la capital del antiguo virreinato.
Las mayores dificultades se presentaron en el momento de la redacción ya que tenía mucha información y esto no siempre juega a favor debido a que pueden presentarse contradicciones, algo totalmente lógico ya que no todos los autores tienen las mismas formas de pensar.
Desde un primer momento me pareció muy buena la idea de realizar este trabajo, de estudiar la historia de mi país de esta manera que no es muy común y que hace ver varios puntos de vista promoviendo la investigación. Considero que es una buena y práctica manera de aprender, la cual me fue de mucha utilidad.
1° PARTE
EL SIGLO XIX Y SUS ACONTECIMIENTOS
1° Capítulo: Aspecto físico de la Argentina
Antes de empezar a tratar el tema es necesario hablar del aspecto físico de la República Argentina.
"La tierra que queda al Oriente de los Andes chilenos y al Occidente del Atlántico, siguiendo el Río de la Plata hacia el interior por el Uruguay arriba, es el territorio que se llamó Provincias Unidas del Río de la Plata. Al Norte están el Paraguay, el Gran Chaco y Bolivia, sus límites presuntos.
La inmensa extensión del país que está en sus extremos es enteramente despoblada, y ríos navegables posee que no ha surcado aún el frágil barquichuelo. El mal que aqueja a la República Argentina es la extensión: el desierto la rodea por todas partes y se le insinúa en las entrañas; la soledad, el despoblado sin una habitación humana, son, por lo general, los límites incuestionables entre unas y otras provincias.
En su embocadura están situadas dos ciudades, Montevideo y Buenos Aires.
Buenos Aires está llamada a ser un día la ciudad más gigantesca de ambas Américas. Bajo un clima benigno, señora de la navegación de cien ríos que fluyen a sus pies, reclinada sobre un inmenso territorio y con trece provincias interiores que no conocen otra salida para sus productos, fuera ya la Babilonia americana si el espíritu de la pampa no hubiese soplado sobre ella y si no ahogase en sus fuentes el tributo de riqueza que los ríos y las provincias tienen que llevarle siempre. Ella sola, en la vasta extensión argentina, está en contacto con las naciones europeas; ella sola explota las ventajas del comercio extranjero; ella sola tiene poder y rentas. En vano le han pedido las provincias que les deje pasar un poco de civilización, de industria y de población europea; una política estúpida y colonial se hizo sorda a estos clamores. Pero las provincias se vengaron, mandándole en Rosas, mucho y demasiado de la barbarie que a ellas les sobraba. La barbarie y la violencia bajaron a Buenos Aires más allá del nivel de las provincias. No hay que quejarse de Buenos Aires, que es grande y lo será más, porque así le cupo en suerte.
Buenos Aires, en lugar de mandar ahora luces, riqueza y prosperidad al interior, mándale sólo cadenas, hordas exterminadoras y tiranuelos subalternos.
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