Nadie en nuestro país se mostró indiferente a la evolución y trayectoria del potente huracán Matthew, fenómeno meteorológico de categoría cuatro por la escala Saffir-Simpson, que tocó suelo guantanamero entre los días cuatro y cinco de octubre del año 2016. Largas fueron las horas en que todo el pueblo cubano estuvo atento a los medios de comunicación. La preocupación por los habitantes de la zona de posible impacto e influencia del huracán, nos mantuvo en vela. Caprichosamente Matthew, al tocar suelo cubano, aminoró su marcha, como si la naturaleza se quisiera ensañar a profundidad con la más oriental de nuestras provincias.
Es justo señalar en estas líneas el trabajo preparatorio desplegado por los órganos de la Defensa Civil, fue activado el Sistema de Alerta Temprana con absoluta precisión, el objetivo era preservar vidas humanas y medios de todo tipo. En tal sentido nuestro país no escatima esfuerzos, esto ha sido reconocido recientemente por la Organización de Naciones Unidas (ONU) en la persona de su secretario general:
"El secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, alabó hoy los preparativos y esfuerzos de las autoridades, la prensa y la sociedad civil cubanas para enfrentar los embates del poderoso huracán Matthew".[1]
El trabajo del Centro de Pronósticos del Instituto de Meteorología, merece mención especial. Veinticuatro horas de vigilancia ininterrumpida sobre el fenómeno atmosférico no es tarea fácil. Ellos elaboran los pronósticos y modelos de trayectorias que mantendrán informados a las autoridades competentes y a nuestro pueblo. Pocos son los casos donde interactúan de forma mancomunada tantos factores en función del bienestar de todo un pueblo.
Mientras esperábamos atentos a que el Doctor José Rubiera informara el momento en que Matthew tocara nuestro territorio nacional, me llamó profundamente la atención una entrevista al profesor Luis Enrique Ramos Guadalupe[2]donde hizo algunas alusiones a San Francisco de Borja.
Momentos en que el Dr. José Rubiera informaba que el huracán Matthew tocaba suelo guantanamero.[3]
Luis Enrique Ramos no hacía referencia al santo católico valenciano, quien llegó a ser prepósito general de la Compañía de Jesús[4]desde 1566 hasta su muerte el 30 de septiembre de 1572, beatificado en 1624 y canonizado en 1671, uno de los primeros grandes apóstoles de la propia Compañía.
San Francisco de Borja.
Las alusiones eran al terrible huracán, con nombre de santo, que azotó a La Habana entre la noche del día 10 y la madrugada del 11 de octubre de 1846.
Inmediatamente recordé una investigación histórica realizada hace algunos años, donde el asunto de la "tormenta" tenía relevante importancia. No tardé en buscar los apuntes que conservo sobre el tema, ellos me ayudarían a articular la historia que pretendo compartir con los lectores esta vez. Antes de comenzar quiero alertar sobre la necesidad imperiosa que he tenido de acudir al recurso de las citas, espero no les resulte molesto en la lectura, estimo que no existe mejor manera de poder contar esta historia, que acudir a las fuentes de época y dejar que ellas hablen con su propia voz, como fieles testigos del hecho. Tampoco será mi intensión querer abrumar al lector haciendo comparaciones banales, trataremos dos hechos distintos, en dos momentos históricos diferentes, distanciados por más de siglo y medio el uno del otro, esto debe quedar claro desde el propio comienzo. Hechas las puntualizaciones previas que he estimado convenientes, adentrémonos en la historia.
Entre la noche del día 10 y la madrugada del 11 de octubre de 1846, La Habana sufrió los embates de la tormenta nombrada San Francisco de Borja[5]Se afirma en la documentación consultada que en esa mañana: la ciudad sufrió los vientos más intensos del más terrible huracán (SOMETCUBA, 2000, Boletín 1).
El "Diario de la Marina" de la época, entre el día 11 y el 17 de octubre, dedicó un espacio a informar sobre el huracán y sus estragos, lo que contaba era realmente aterrador:
LA HABANA
Domingo 11 de octubre de 1846.
"El horroroso temporal que rompió ayer noche entre diez y once, y que con un pequeño intervalo de las diez á las once de esta mañana dura todavía con bastante furia, no solo ha venido á demostrar cuan vanas eran nuestras esperanzas, sino a cubrir de luto nuestro corazón. Acabamos de recorrer una parte de la Habana de intramuros, ó más bien la mitad de ella hasta la bahía: nosotros no tenemos una idea fija de lo ocurrido en 1769, ni en 1796, pero podemos asegurar que ni en 1842, ni en 1844, época en que nos hallábamos aquí, nada hemos visto parecido á lo que acabamos de tener ante nuestros ojos".[6] (Diario de la Marina, 1846, domingo 11 de octubre, p.3)
El centro del huracán pasó próximo a la ciudad y por lo que se relata, ese intervalo de paz en la mañana, debió haber sido el momento de calma que produce el paso del ojo del huracán. Hoy, gracias a la preparación que tenemos en estos temas los cubanos, podemos hacer algunas interpretaciones de lo que se relata. Pero a aquellas personas de mediados del siglo XIX lamentablemente todo les llegaba, en ese sentido, sorpresivamente. Continuaba diciendo el diario entre otras tantas cosas:
"en todo el camino desde más allá de la iglesia de Belén, por la calle Compostela hasta la de Muralla, y de esta por la Plaza Vieja á la de Mercaderes, casi hasta la Plaza de Armas, las calles se hallan obstruidas con las ruinas de edificios, unos casi enteramente destruidos, y otros gravemente maltratados". (Diario de la Marina, 1846, domingo 11 de octubre, p.3)
Ciertamente, cuando leemos estas líneas y observamos las imágenes de Baracoa que se publican en la prensa o se muestran a través de la televisión luego del paso de Matthew, encontramos determinadas similitudes, por lo menos en la acción destructora de estos monstruos meteorológicos. Dos ciudades costeras destruidas por la temible fuerza de la naturaleza.
La ciudad de Baracoa luego del paso del ciclón.[7]
Pero también existen grandes diferencias, a ciento setenta años entre ambos hechos, el desarrollo científico técnico permite que tales eventos meteorológicos no tomen a muchos por sorpresa, aunque el reto consiste en lograr que no tome a nadie.
En 1846 existieron observaciones barométricas y termométricas: el barómetro marcaba a esta hora 29,68 pulgadas inglesas y el termómetro Fahrenheit 80º; el viento era bastante duro del NE. con chubascos repetidos de aquella parte[8](Diario de la Marina, 1846, lunes 12 de octubre, p.3). Pero desdichadamente estas fueron comprendidas correctamente luego de pasada la tormenta. Algunos aseguran que no fue hasta 1875 que se emitió algo parecido a un parte meteorológico en Cuba y otros que en 1880 se dieron en el país algunos avisos de tormentas.
Entre las pérdidas materiales de mayor envergadura que sufrió La Habana se encontraban edificaciones religiosas, de gobierno, algunas que prestaban determinado servicio social y cultural, como fue el caso del Teatro Principal, reconstruido poco tiempo antes, sobre este caso en particular también dijo nuestra principal fuente:
"Teatro Principal.- De este teatro dijimos que el techo y una parte de su fachada que mira a la Alameda de Paula había venido á tierra. Esto es muy poco todavía; después de haberlo examinado interiormente, no sabemos cómo pintar el cuadro de desolación que ofrece. Un local acabado de reedificar, y para cuyo embellecimiento se han gastado 36, 000 $, según se nos ha informado, no presenta otro aspecto interiormente que el de un montón de escombros hacinados en el mayor desorden [ ] el teatro no existe pues, y es bien cierto que su pérdida no podrá repararse con cien mil pesos". (Diario de la Marina, 1846, miércoles 14 de octubre, p.3)
La Alameda de Paula y el Teatro principal destruido al paso del huracán.
Quise saber entonces qué había pasado con el puerto de La Habana, este siempre ha sido un sitio de vital importancia para la capital y el país. El día trece de octubre comentaba el mismo periódico:
"Y si de la ciudad nos dirigimos al puerto, ¡oh Dios, que cuadro tan horrible se ofrecerá á nuestra vista! Allí no combaten los hombres solo contra el viento desencadenado, sino también contra la furia de un mar embravecido, contra los mismos buques, que rotas sus amarras, se chocan y destrozan mutuamente".[9] (Diario de la Marina, 1846, martes 13 de octubre de 1846, p.3)
Interesante grabado de Federico Mialhe donde ilustra la situación en el puerto de La Habana durante el paso del huracán San Francisco de Borja.
Las construcciones religiosas sufrieron daños casi todas, pero tres de ellas casi desaparecen, la iglesia del Santo Ángel perdió su torre y parte del templo, la iglesia de Guanabacoa quedó en ruinas, pero he logrado encontrar un reporte del párroco de Jesús del Monte al Obispo que es muy preciso:
el frontis o frente de ella de la puerta para arriba se ha desprendido, una pared desnivelada, el arco principal y dos de las capillas se han abierto, la llave que está junto al coro se ha rajado de la fogonadura, la puerta de la parte del norte se cayó habiéndose llevado en su encuentro y rompiendo un escaño y el altar de San Antonio y destruido la vidriera del crucificado, el techo de la iglesia está en tan mal estado que me temo por momento su desplome, el tejado ha quedado enteramente destruido, el cementerio y atrio se han caído casi todos los muros, el otro cementerio de madera se ha caído, y la cúpula o remate de la torre también se ha derribado, en vista de esa calamidad he creído oportuno que se apuntale el costado izquierdo de la nave para de ese modo se evite su total ruina [10]
Mi interés principal hoy es contar la historia, pero también promover la reflexión sobre algunos aspectos que son necesarios concientizar en las personas, principalmente el de la peligrosidad que implica la ocurrencia de estos eventos, la disciplina social antes, durante y después del paso del fenómeno, la necesidad de prepararse e informarse para ellos y sobre todas las cosas, hacer todo lo necesario para preservar las vidas humanas.
En tal sentido continuaba expresando el Diario de la Marina:
"Pero, mucho nos resta todavía que lamentar: á las inmensas pérdidas de intereses materiales que dejamos indicadas, hay que añadir otras mucho mayores: parece que ha habido bastantes víctimas, así en la ciudad como en la bahía [ ] ¿Qué habrá sido de los campos? ¡Quiera el cielo apiadarse de nosotros!"[11] (Diario de la Marina, 1846, domingo 11 de octubre, p.3)
Es muy difícil conocer la cantidad de víctimas exacta que dejó como saldo el huracán San Francisco de Borja, existen diferencias en las cifras que algunas fuentes nos han aportado, pero me valdré nuevamente del boletín de la Sociedad Meteorológica de Cuba:
"Varios autores señalan que hubo 114 muertos y 76 heridos, cuando la ciudad tenía una población de 170 000 habitantes. Quizás el número de víctimas fue aún mayor, en un territorio sorprendido por la tormenta más intensa que hasta el presente lo haya azotado". (SOMETCUBA, 2000, Boletín 1)
En los barrios de extramuros la destrucción fue mayor, téngase en cuenta que las condiciones eran diferentes, aunque La Habana de la fecha tampoco era algo fuera de lo común. Jesús María, Guadalupe, La Salud y Jesús del Monte, entre otros, quedaron destruidos. Sobre las viviendas afectadas en los territorios señalados reportaba el periódico "El Faro Industrial"[12] (El Faro Industrial, 1846, p.41):
Relación de las viviendas afectadas en los barrios de extramuros.
Una cuestión que nos ha llamado poderosamente la atención fue conocer que se brindó una ayuda a los damnificados, con la que no debieron resolver nada en el plano material. El gobernador permitió que las viviendas dañadas se arreglaran con maderas taladas de la zona:
"Con fecha 12 autorizó el Excmo. Sr. Gobernador y Capitán General […] distribuir por los comisarios de barrios un socorro á las familias ó personas que hubiesen quedado sin medios de subsistencia". (El Faro Industrial, 1846, p.41)
Esta distribución fue como sigue:
Ayuda económica a los damnificados del ciclón San Francisco de Borja.
Todo en materia de ayuda fue esto, la cuestión terminó el día dieciséis con las siguientes palabras en el propio "Diario de la Marina":
LA HABANA
Viernes 16 de octubre de 1846.
"Basta ya de estériles lamentos, y consagrémonos todos de consuno [Sic.] á reparar en lo posible las desgracias ocasionadas [ ] El Excmo. Capitán General ha facilitado la reconstrucción de los edificios caídos, autorizando el empleo de las maderas, y ha socorrido con los fondos que tiene a su disposición las apremiantes necesidades de las familias menesterosas".[13] (Diario de la Marina, 1846, viernes de octubre, p.3)
Al día siguiente ya no apareció en la prensa ninguna noticia sobre el huracán San Francisco de Borja ni sus estragos.
Cuando solo han pasado unos pocos días de que Matthew arrasó con el extremo más oriental de nuestro país y se ha comenzado con las tareas de recuperación, es hermoso ver como cubanos de otras partes de la isla acuden a brindar su ayuda en los territorios afectados.
Brigadas de todo el país ayudan en la recuperación de Baracoa.[14]
Ver llegar la ayuda internacional también es motivo de regocijo, en este instante nos percatamos de la importancia que ha tenido nuestra solidaridad con otros pueblos del mundo en momentos complejos. Pienso ahora en aquellos habaneros de 1846, que no tenían la posibilidad de contar con un Sistema de Alerta Temprana, ni con los medios tecnológicos que hoy podemos contar y ni pensar en la organización que se requiere para enfrentar, de alguna manera exitosa, estas contingencias. Aún teniendo la posibilidad de contar con todas esas posibilidades, las imágenes dejadas por Matthew dejan a cualquiera aterrorizado, la experiencia debió haber sido aterradora. ?
Autor:
Lázaro Numa Aguila.
[1] Prensa Latina. (2016). ?ONU reconoce preparativos de Cuba para enfrentar el hurac?n Matthew?. La Habana: jueves 6 de octubre de 2016. (http://www.prensa-latina.cu/index.php/component/content/?o=rn&id=31446&SEO=onu-reconoce-preparativos-de-cuba-para-enfrentar-el-huracan-matthew)
[2] Luis Enrique Ramos Guadalupe (La Habana, 1955): Profesor de Ciencias y de Geograf?a. En 1993 comenz? a trabajar en la Academia de Ciencias de Cuba. Es miembro fundador de la Sociedad Meteorol?gica de Cuba de la Sociedad Cubana de Historia de la Ciencia y la Tecnolog?a, integra la Comisi?n de Historia de la Meteorolog?a de la Sociedad Internacional de Historia de la Ciencia y la Tecnolog?a.
[3] Cubadebate. (2016).?Rubiera: Los modelos de la trayectoria de Matthew a escalas mayores de 72 horas no son confiables?. La Habana: Portal digital Cubadebate, 7 octubre. (http://www.cubadebate.cu/noticias/2016/10/07/rubiera-los-modelos-de-la-trayectoria-de-matthew-a-escalas-mayores-de-72-horas-no-son-confiables/#.WAEAh86lBuc)
[4] La Compa??a de Jes?s: La mayor orden religiosa cat?lica romana, cuyos miembros se llaman los jesuitas, fue fundada por San Ignacio de Loyola. Conocido por su disciplina, basada en los Ejercicios Espirituales de San Ignacio, y por su largo per?odo de formaci?n de hasta 15 a?os, la sociedad se rige por un general que vive en Roma. Los Jesuitas no llevan un h?bito especial y no est?n sujetos a la autoridad eclesi?stica local, est?n vinculados por un voto de obediencia al Papa.
[5] SOMETCUBA. (2000). ?Descripci?n de huracanes intensos que han afectado a las provincias habaneras?. La Habana: Bolet?n, Volumen? 6,? N?mero 1, enero. (http://www.met.inf.cu/sometcuba/boletin/v06_n01/espanol/art_551.htm)
[6] Diario de la Marina. (1846). ?Habana. Domingo 11 de octubre de 1846?. La Habana: A?o 3, N?mero 285, domingo 11 de octubre.
[7] Diario La Demajagua. (2016). ?Fotos y videos: Baracoa amanece abatida por Matthew?. Bayamo: 14 de octubre.
[8] Diario de la Marina. (1846). ?Observaciones barom?tricas y termom?tricas. Apuntes que se han tomado para el Diario de la Marina?. La Habana: A?o 3, N?mero 284, lunes 12 de octubre.
[9] Diario de la Marina. (1846). ?Habana. Martes 13 de octubre de 1846?. La Habana: A?o 3, N?mero 286, mi?rcoles 14 de octubre.
[10] Arzobispado de La Habana, Fondo Diocesano, leg. 4, 4xp.1, a?o 1848.
[11] Diario de la Marina. (1846). ?Habana. Domingo 11 de octubre de 1846?. La Habana: A?o 3, N?mero 285, domingo 11 de octubre.
[12] El Faro Industrial. (1846). ?Hurac?n de 1846, sus estragos en la isla de Cuba?. La Habana: Tomo I, enero – diciembre.
[13] Diario de la Marina. (1846). ?Habana. Viernes 16 de octubre de 1846?. La Habana: A?o 3, N?mero 289, domingo 11 de octubre.
[14] Peri?dico Trabajadores.(2016). ?Parte a Guant?namo avanzada santiaguera en apoyo a recuperaci?n tras el hurac?n Matthew?. La Habana: 6 octubre.