El factor comunicación en la instalación de Sistemas de Gestión de la Calidad

1. Prefacio
2. Introducción
4. La doble contingencia
5. Una integración posible
6. Conclusiones
7. Presupuesto
8. Metodología de investigación
9. Glosario de Sistemas
10. Bibliografía
11. Anexo

Prefacio

Ha sido un desafío realmente interesante comenzar a recorrer este camino inverso de buscar referencias en las teorías a partir de las experiencias de trabajo dentro de las organizaciones.

En esta búsqueda descubrí que muchas acciones de comunicación que creí intuitivas se habían encadenado en una lógica interna en la que intervenía precisamente como comunicadora, aunque no lo percibía. Frente a esa satisfacción de crecer como profesional se contrapuso también la desazón de haber encontrado solo huellas de comunicación y en ellas, la certeza de que hace falta mucho esfuerzo para que las organizaciones -por lo menos las locales- reconozcan a los comunicadores desde todo su potencial. Tampoco puedo desconocer el impacto de la participación de la mujer en organizaciones con personal mayormente masculino como ocurre en la industria petrolera.

En cuanto al marco teórico, me queda pendiente explorar más sobre cultura y cambio cultural, los factores que influyen en el desarrollo, los sistemas socioculturales o las organizaciones como sistemas de ideas, los mitos, los símbolos, la antropología organizacional y más.

Les agradezco infinitamente a todos mis compañeros de trabajo y a mis jefes por la confianza de haberme dejado "hacer" mientras yo exploraba sobre la comunicación en las organizaciones y a quienes, desde otras disciplinas, leyeron los borradores de este proyecto para dispararme mil dudas más:  Lic. en Ciencias de la Educación Iona Perea, Lic. en Psicología Sandra Alderete, Lic. en Teatro María Cecilia Perea, Lic. en Historia Karina Belmes y el Dr. Enrique Perea.  Y a los que no lo leyeron, pero durante los últimos dos años siempre estuvieron allí.

Abril 2004

INTRODUCCIÓN

El supuesto de partida es que cuando una organización decide instalar un Sistema de gestión necesariamente provoca nuevas conversaciones. A partir de allí esa organización no va a ser la misma porque, conscientemente o no, no sólo va a cambiar los procesos formales de manejo de la información sino que además va a alterar sus aspectos relacionales.

La implantación de un Sistema va a marcar un antes y un después en la identidad, la imagen, la personalidad, los vínculos institucionales y la comunicación. En suma va a provocar un cambio en la cultura de esa organización.

Uno podrá elegir cómo cambiar pero la idea de cambio es inevitable.

La primera impresión, al analizar las Normas que pautan los sistemas de gestión de calidad, seguridad y medio ambiente, es que el cambio aparece atravesado por la preocupación en la estructura, de alguna manera refiere al paradigma positivista en tanto considera posible gestionar la cultura, darle un orden y definirle una nueva lógica al funcionamiento de la organización.

En contrapartida, una propuesta similar como el Mantenimiento Productivo Total (TPM), desde su misma definición plantea la consideración necesaria del sujeto como actor de esa transformación y como uno de los dos pilares que la organización debe reconocer:  máquinas y personal. Al igual que las Normas, el TPM es un sistema que se basa en el mejoramiento continuo, pero no solo en el mejoramiento de la estructura sino en el desarrollo de las habilidades de las personas.

Podríamos sintetizar que el TPM es una experiencia de la instalación de los sistemas más cercana al paradigma constructivista.

Pero cuidado, no desde la linealidad cronológica de los hechos sino desde la dialéctica de sus propios marcos de tiempo y espacio ya que recupera con fuerza la historia, el entorno y sus características propias porque, se podrán estandarizar algunos modos de sistematizar datos, medir avances, organizar tareas pero, cada organización lo transformará según su marca personal.

Frente a la movida en el mercado local hacia la certificación de Normas, mi percepción como comunicadora es que hay poca o ninguna conciencia de esta complejidad en quienes toman la decisión estratégica de implementar un cambio.

Probablemente no por desconsideración sino por los condicionantes de un entorno más exigente, por las diferentes formaciones profesionales de quienes están al frente de las organizaciones, por la velocidad que ha adquirido el cambio social, por la propia dinámica de las organizaciones vinculadas a la explotación petrolera regidas en su esencia por paradigmas de causa-efecto, porque el cliente interno es un concepto no arraigado, porque el aporte de las ciencias sociales en el mundo de lo técnico no es visible y en consecuencia hay más peso en la estructura que en los sujetos al momento de la toma de decisiones, porque se asigna la responsabilidad de la instalación a técnicos, licenciados o ingenieros en seguridad, calidad o medio ambiente y no se desarrollan grupos interdisciplinarios, entre otras razones.