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Virgilio Piñera: ¿un «poeta ocasional»?. Acercamiento a su poética mediante el análisis estilístico


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    Siempre más abajo, hasta saber el peso de su isla

    Virgilio Piñera: La isla en peso.

    Un poema es, también, un mundo posible; en cuanto designa aquellos universos entendidos como construcciones semióticas específicas, de existencia puramente textual. Tales universos configuran un campo de referencia interno que el lector de la obra llena de sentido actual mediante la proyección del campo de referencia externo que su propia experiencia de la realidad le proporciona.

    Este mundo posible que concibe cada poema tiene sus leyes y sus significados particulares, su código, pues el poeta potencia las relaciones y posibilidades de la lengua y el imaginario del lector.

    «De lo que hemos dicho se desprende que la tarea del poeta es describir no lo que ha acontecido, sino lo que podría haber ocurrido, esto es, tanto lo que es posible como probable o necesario. La distinción entre el historiador y el poeta no consiste en que uno escriba en prosa y el otro en verso; se podrá trasladar al verso la obra de Heródoto, y ella seguiría siendo una clase de historia. La diferencia reside en que uno relata lo que ha sucedido, y el otro lo que podría haber acontecido»1

    Virgilio Piñera escribe su poema La isla en peso en 1943, poema que dentro de su casi desconocida poesía, ha sido el menos desconocido, por decirlo de algún modo. La obra de este autor es muy peculiar. "El conflicto ente vida y literatura, lacerante en Piñera, se manifiesta en la apreciación del cuerpo humano por encima del alma, de la realidad sin ornamentos y de la busca del momento vital anterior a las valoraciones éticas , religiosas o filosóficas y en una expresión literaria acorde con esa actitud: lenguaje coloquial casi despojado, desfile alucinante de lugares comunes y frases hechas, adjetivación neutra, ausencia de descripciones sublimadoras del paisaje."2

    Hemos escogido, para intentar un acercamiento a su poesía, además de La isla en peso otros dos poemas de su colección El oro de los días (1945): los poemas Carga (1944) y Muchas alabanzas (1994). Primeramente, acerquémonos al mensaje de estos textos (textos que ofrecemos íntegramente anexos (con excepción de La isla en peso por su extensión).

    Es La isla en peso la confesión del encierro, de la asfixia que sufre el sujeto lírico ante los límites que le impone la isla, su isla. Es el sol que agota, que quita el aliento, es la arena caliente que martiriza reflejando al sol, es la sal que entra en los ojos, y la noche fresca, y el sexo de los negros, y la sangre, y el baile; y todo el excesivo peso que resulta la identidad de un país para un solo hombre, un hombre solo. Agobiado.

    Carga es un poema sumamente polisémico, nos atreveríamos a decir que aun pudiese funcionar como un poema símbolo, si consideramos que las creaciones simbólicas no sugieren un significado específico con precisión, sino un espectro de significados, de posibilidades cercanas entre sí y que se superponen unas a otras, o un sistema concéntrico de significados más estrechos y más amplios que el perceptor debe hacer presente ante sí, sin realizar una elección entre ellos. (Rodríguez Rivera, 1999:95) Es esta una creación que más que un argumento transmite una sensación, es un "surreal" y desconcertante acontecimiento que nos enferma de impaciencia, de agonía, de desesperación e impotencia.

    En Muchas alabanzas asistimos al eterno y amargo desfile de la melancolía y la podredumbre de lo hipócrita. Detrás de la alegría y el jolgorio expreso por la muchedumbre, el sujeto lírico percibe la real tristeza, la enfermedad y el dolor.

    El propio Virgilio expresó: "Si queremos ver claro en mi poesía habrá necesariamente que partir de una palabra: lo tumultuoso […] Solo convulsivamente puedo "yo ordenar" la poesía. […]Pero en mi poesía estas mismas imágenes no se presentan con el deslumbrante fosforescente ropaje que permite descubrirlas. Así por el lado de una atmósfera es que solo podrá ser aprehendida mi poesía y no por imagen aislada o metáfora como personaje que dialoga"3Y consecuentemente, hallaremos en sus poemas casi un hilvanar de metáforas yuxtapuestas que funcionan a modo de cinematógrafo. ¿Qué metáfora? Pues aquella que legaron las vanguardias del XX y que según Guillermo Rodríguez Rivera, acertadamente Hans Adank define como la que descansa en una analogía de valor sugerida por nuestros sentimientos, nuestra subjetividad (Rodríguez Rivera, 1999:95), es decir, la metáfora afectiva:

    La bodega de la esquina repleta de cadáveres

    (…) una lluvia de orine cayendo del tejado

    las pústulas espiando y el detente cagado

    ¡Una gran lengua que sale del sol! (de Carga)

    Las intestinales vueltas de las trompas son refrigerantesbálsamos

    La viuda devora rápidamente una bandeja de carcajadas

    Mucha alegría en la hernia estrangulada

    (de Muchas alabanzas)

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