- .Una aclaración necesaria
- Palabras introductorias
- Por qué y cómo lo hice
- Creer o no creer?pero cierto
- Algo?.por dentro
- Dónde y cómo conocí a Fidel
- La entrevista
- Yo ví fusilar al espía nazi
- Origen de dos fotografías hoy históricas
- 65 jornadas heroicas
- Cómo nació "La Calle" y por qué se llamó así
- Camino de la Sierra
Entrevista realizada por el autor al Comandante Camilo Cienfuegos (1959)
Mi padre terminó de escribir este libro en 1989. Su principal objetivo era aportar su valiosa experiencia a los jóvenes periodistas, en la Cuba revolucionaria. Desde los catorce años, en 1925, hasta su jubilación, en 1980, en su octava década de vida, estuvo ligado a la prensa escrita y radial, laborando en diversos diarios y emisoras de radio y estrechamente vinculado a la actividad revolucionaria en su patria que nunca traicionó.
Me inculcó, sin proponérselo, con su ejemplo personal, el amor por el periodismo, no obstante que la necesidad de la Revolución, en sus primeros años, me llevó, por propia voluntad, al magisterio.
La muerte lo sorprendió un 14 de diciembre de 1994, a los 82 años, sin ver cumplido su sueño de ver publicada su obra, en su tierra natal. A pesar de los esfuerzos personales realizados posteriormente por mí, en aras de satisfacer su deseo, de publicar su obra en su tierra natal, me resultó imposible lograrlo. Creo que con ello los jóvenes periodistas y en general los lectores cubanos, perdieron la oportunidad de conocer un poco más acerca de la historia del periodismo en Cuba y la génesis de acontecimientos de gran significación, vinculados al mismo, aún inéditos.
Para mí y mi hermana, siempre constituyó una deuda pendiente, satisfacer su anhelo nunca realizado.
Al cumplir la función de editor de su obra, he tratado en lo posible de respetar el texto original, aunque en ocasiones resultó necesario realizar algunos cambios de forma, pero nunca de contenido, dados los años transcurridos. Espero que él me lo perdone. En todos los casos aclaro en que momento lo he realizado, señalando (Nota del editor) con las siglas (N. del E.). En caso de constituir aclaraciones realizadas por el propio autor, se indica como (Nota del autor) (N. del A.).
Las referencias bibliográficas son de mi autoría, pues las entendí necesarias, particularmente para los lectores de otros países, con vista a aclarar términos y acontecimientos muy vinculados a nuestra cultura y particularidades históricas.
En su obra original aparece la siguiente dedicatoria:
"A Mima, mi compañera inseparable de más de cuarenta años, que un día me dijo: has sembrado árboles, has tenido hijos, pero te falta escribir un libro. A cumplir ese compromiso van encaminados estos esfuerzos".
Espero que ambos, en su eterno descanso, se sientan satisfechos, así como los amables lectores, encuentren amenas, instructivas y provechosas, la lectura de estas páginas.
Dr. Raúl Quintana Suárez
Noviembre del 2010
Por Baldomero Álvarez Ríos
Conocí a Raúl Quintana Pérez en los años de la década del 40 cuando él ya había ganado un nombre y una posición de bastante relevancia en el periodismo nacional. Yo me iniciaba en esas actividades en aquellos tiempos en que ser joven era un impedimento para franquear la muralla que imponía la sociedad de injusticias, sobre todo cuando no se tenía un respaldo familiar o un apellido de alguna prominencia social
El nombre de Quintana aparecía con frecuencia en reportajes y entrevistas de primera plana en los periódicos Avance, Información y otros diarios de circulación nacional. Su actividad se reflejaba lo mismo en matutinos que en vespertinos. Esto era prueba irrefutable del intenso trabajo que el veteranos periodista-para mí ya él lo era- desarrollaba en el quehacer de la multitud de géneros. Para cuentos lo conocemos y mucho más para cuantos hemos trabajado juntos, nada de esto era extraordinario. Tenía además en su aval haber sido presidente en dos ocasiones de la antigua Asociación de Repórters de La Habana (Círculo Nacional de Periodistas).
El proceso revolucionario nos hizo coincidir durante 24 años en el periodismo, en Radio Habana-Cuba, en una etapa de ardua tarea creativa. Fue oportunidad que tuve para reafirmar sus valores y admirarlo más que cuando lo conocí sentado junto a su mesa de jefatura de redacción de un diario impreso. Con unos cuantos años más, Quintana mantenía su gran capacidad de trabajo, su buen olfato noticioso, su fuerza imaginativa, su poder organizativo y su decoro profesional sin abandonar su espíritu y entusiasmo juveniles, enriquecidos con su conciencia revolucionaria.
Estos apuntes que ahora por primera vez nos ofrece a manera de testimonios, es un compendio de su vida, sus ideas y su obra. Sus notas personales adquieren valor didáctico para las nuevas hornadas de periodistas que, como todas las nuevas generaciones de cubanos, no tendrían que vivir las amarguras – y no debemos cansarnos de recordar – de salarios que no alcanzaban para almorzar, de desayuno basado en azúcar prieta con agua, y del temor al desahucio de la vivienda, expresión brutal y deshumanizada de aquella sociedad.
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