Vientos de Libertad (Historia de Venezuela). Desde la opresión colonial hasta los inicios de la libertad republicana en 1810
Enviado por Axel Robert Blanco Castillo
Título completo: Vientos de Libertad (Historia de Venezuela) – Desde la opresión colonial hasta los inicios de nuestra libertad republicana en 1810 – Un resumen sobre la Independencia de Venezuela
Mientras ocurrían en Europa los sucesos que cambiarían al mundo durante el siglo XVIII, los pueblos de la Capitanía General de las Provincias Unidas de Venezuela, permanecían atados a un gobierno imperial a miles de millas náuticas. España, había promulgado leyes regulando el comercio cada vez más, cambiando funcionarios de Aduana y Hacienda por otros más eficaces, contratando a los expertos vizcaínos para perseguir a los contrabandistas de cacao.
Era el cacao una verdadera riqueza que había llegado a dar ganancias hasta las setecientas cuarenta y tres mil libras entre 1789 y 1799. Por esto los reyes peninsulares estaban detrás de aquella gran tajada que se escapaba hacia México y las Antillas. La Guipuzcoana fue efectiva con sus pesquisas y milicianos punitivos metiéndose en las grandes haciendas de los sospechosos, haciendo confiscaciones de sus propiedades, de sus barcos, poniéndolos bajo presidio por sedición. Los criollos tenían una larga lista de injusticias cometidas por los vizcaínos, sin embargo, todos los gobernadores del rey que llegaban, parecían apoyar los intereses de esta empresa. Al principio, la empresa había organizado el comercio de las provincias y propició la producción y exportación de añil, parecía que su misión de respaldar y propugnar el comercio prevalecería, no obstante, pasó poco tiempo para que sus intereses monopólicos descollaran gracias a la venia de España favoreciéndoles con la condición de controlar a aquellos vivarachos del mantuanaje.
Fue precisamente un funcionario del mismo rey y gobernador, el que se sublevaría en contra de los abusos de los guipuzcoanos, el teniente de gobernador Juan Francisco de León, que siendo también un hacendado se vió afectado alzándose el 19 de abril de 1749, esclavos y campesinos, en número aproximado de mil, se trasladaron a Caracas para exigir la derogación inmediata de la empresa vizcaína. El gobernador Castellanos se comprometió con el coronel en búsqueda de soluciones pertinentes. Pero el gobernador lisonjeaba hipócritamente, las promesas, no se dieron, incluso, movilizándose nuevamente con nueve mil almas. Pero la contienda entre los criollos y la Guipuzcoana se decidiría después de veintinueve años, en 1778, cuando el estadista Carlos III la cesa quitándole sus privilegios monopólicos. Los Grandes Cacaos ganaron finalmente, pero sus molestias seguían con la siempre franca política monopolica de los reyes peninsulares. El libre comercio, todavía no era permitido para los criollos.
A pesar de las ansias de libertad económica, todavía se albergaba en el corazón de los nacidos en la colonia, otros sentimientos que se gestaban a una velocidad imperceptible. Las esperanzas autonómicas que se remontaban desde los primeros tiempos de la colonia, se tornaron vivas, factibles, ante los acontecimientos que invadían el escenario mundial. Eran los criollos destinados a la magna empresa. Claro, no podían ser otros colonos. Sólo ellos estaban en la posición social de ostentar abolengo, riquezas, educación y viajes, para entrar en contacto con los factores determinantes para los cambios políticos requeridos.
Los vientos de libertad que se respiraban en Venezuela venían subrepticiamente dentro de los buques. En los anaqueles clandestinos donde las milicias del rey nunca pudieran olfatear durante sus inspecciones. De alguna manera esos libros enciclopédicos contentivos de las ideas insurrectas, se pasaban de mano en mano, de familia a familia, de tertuliano a tertuliano: ideas de Jean Bodin, Jean Jaques Rousseau, Montesquieu, Voltaire, Thomas Hobbes, Jonh Locke, entre otros. La escena del pueblo francés, derrocando a la vieja monarquía para establecer su república era dibujada en la mente de los pocos lectores de aquella sociedad colonial. También las descripciones bien hilvanadas de los periódicos hispanos durante la revolución de los colonos ingleses. Todo lo anterior era una mezcla peligrosa que llegaría a su punto de ebullición en abril 1810.
Los vientos de libertad estaban provocando la sacudida esperada en varios lugares y en años distintos: Desde el 10 de mayo de 1795, el zambo José Leonardo Chirinos se levanta en la sierra coriana. Sus antiguos viajes a Curazao y Haití, le permitieron contactos importantes con verdaderos potentados del conocimiento libertario francés. Sus lecturas lúcidas le habían abierto a una conciencia de mayor elevación donde comienza a darse cuenta de las crueles injusticias del sistema monacal. También algo más mueve al zambo, sus hijos y esposa son esclavos, mientras él disfruta de una libertad condicionada por el trabajo a sus patrones. Sale pues enfurecido con sus negros haciendo venganza a algunos hacendados blancos, matando y quemando sin contemplaciones. Pretende llegar a Coro, confía que la ciudad caerá a sus pies, intuía que se le unirían algunos, entre ellos José Caridad González, pero no lo logra, las milicias al mando del Justicia Mayor, dan al traste con algunos cabecillas y hombres sublevados. El Zambo huye mientras puede con varios, pero es atrapado por la traición de un "amigo".Es condenado a la horca en el año 1796.
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