Cacería del oso andino en el Perú
- Introducción
- Antecedentes
- Métodos
- Resultados
- Discusión
- Conclusiones
- Referencias Bibliográficas
- Agradecimientos
Pintura de Martínez de Compañón, 1779. "Caza de un oso" (Lámina Nº 120)
Como lo redactan algunos cronistas de la época virreynal, los pobladores indígenas antes y después de la llegada de los españoles tuvieron diversas percepciones sobre la presencia del oso andino; admirándolo en algunos casos e ignorándolos y cazándolos en otros (Acosta 1590, Garcilaso de la Vega 1609).
Sin embargo, el uso de sus partes como productos medicinales, parece tener su inicio desde la época incaica con los Qallahuayas (Chaman o Qampiq), que continuaron curando con los mismos métodos en la época colonial. Esta medicina se basó principalmente en un proceso de sugestión, valiéndose de las "fuerzas espirituales" para dominar la enfermedad o al espíritu maligno que la engendraba; así se empezó a usar amuletos y talismanes dotados de "fuerza curativa" (Cavero 1988).
A pesar de los siglos que han transcurrido, estas influencias psicológicas persisten en el indígena actual, por ello aún existe demanda de partes de animales, entre las que resalta el oso andino, con el fin de curar enfermedades, alejar a los malos espíritus, como afrodisíaco, fuente de calcio, fortalecedor, etc.
Sumado a esto, con el avance de la colonización de tierras hacia las áreas que antes formaban parte del hábitat del oso, su cacería ha ido creciendo, debido a que las interacciones se vienen dando con mayor frecuencia. Las motivaciones específicas de esta cacería son complejas y se analizarán más adelante. Pero sea cual fuese ésta, las partes del oso son utilizadas como alimento y medicinal, y en algunos casos, vendidas en los mercados o pueblos cercanos para obtener una ganancia económica.
El presente estudio es el primer acercamiento sobre la cacería del oso andino en el Perú, tomando en cuenta los factores etnozoológicos y comerciales. El objetivo es describir cuál es la visión del hombre del campo frente al oso, analizar las causas que impulsan a los pobladores a cazar a esta especie y determinar cómo se realiza la venta de individuos y partes de oso andino en los principales mercados del país, así como intentar explicar los motivos por qué estas partes son consumidas por la población rural y urbana. Este conocimiento nos ayudará a tomar las medidas serias del caso para mitigar los impactos negativos en la conservación de la especie.
2.1 Estatus del oso andino
Figura 1. Distribución aproximada del oso andino
Figura 2. Distribución aproximada del oso andino
El oso andino (Tremarctos ornatus), es el único representante de la familia Ursidae que habita en América del Sur. Está distribuido a lo largo de las tres cadenas de la Cordillera de los Andes, en Venezuela, Colombia, Ecuador, Perú y Bolivia, sobre una superficie aproximada de 260 000 Km2 y con una población aproximada de 20 000 osos silvestres (Peyton et al. 1998). Además existen reportes sobre su presencia al sudeste de Panamá (GEOF 1984, Goldstein et al. 2007) y al norte de Argentina (Brown & Rumiz 1989, Del Moral & Bracho 2005).
En el Perú posiblemente se encuentre el mayor número de individuos de esta especie, ya que se distribuye en una variedad de hábitats y en altitudes entre los 200 a 4750 m en las tres ramas de la Cordillera de los Andes, ocupando el bosque montano, bosque húmedo tropical, bosques de transición, bosque seco ecuatorial, puna y páramo (Peyton 1980, Patton et al. 1982). Sin embargo, Peyton (1980) señala que los osos prefieren vivir en el bosque montano entre los 1900 y 2350 m de altitud y en los bosques seco- ecuatoriales de la costa cuando hay disponibilidad de agua. En el Perú, el hábitat ocupado por el oso llegaría a 82 000 Km2, en donde vivirían un aproximado de 5700 individuos (Peyton 1999).
Sin embargo, las poblaciones de esta especie han ido disminuyendo notoriamente en comparación con las últimas tres décadas, debido principalmente a la conversión de los ecosistemas naturales en áreas de actividad agropecuaria (Peyton 1999). Esto ha originado un fraccionamiento del hábitat de esta especie y un aislamiento de sus poblaciones silvestres, las cuales se encuentran actualmente confinadas a pequeños parches fuera de la influencia del hombre (Orejuela & Jorgenson 1996). Por otro lado, la cacería representa también una gran amenaza, que es motivada por diversos factores, que se detallan a continuación.
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