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Idea de la Historia, según Collingwood y Carr (página 2)


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La ciencia de la naturaleza humana o de la mente humana se resuelve en Historia. Sin embargo, existe otro método para el estudio la mente: ciencia mental o conocimiento científico- es la distinción entre lo que la mente es y lo que hace. Confía el estudio de lo que hace a la Historia y reserva el estudio de lo que es a la ciencia mental.

La posición de su estructura es la función de mantenerse armada de esa manera. En este sentido, todo lo que se llame estructura es una manera de funcionar. La mente no tiene función, carece de todo valor, excepto el de ser mente que ejecuta actividades.

A esta idea de la ciencia mental se le puede realizar dos observaciones.

Primeramente, cualquier estimación del valor de semejante ciencia, basada en la analogía con la ciencia actual implica un error. En la ciencia natural, la generalización depende del hecho observado, no comprendido. Esto supone un verdadero progreso en el conocimiento.

Una ciencia que generaliza los hechos necesita que éstos sean conocidos históricamente y el conocimiento histórico no es percepción, sino que es un cernir el pensamiento que conforma el interior del acontecimiento. El historiador, al entregar un hecho para ser generalizado, lo entrega sin que antes se haya comprobado. Si no se comprende, no tiene valor.

Los datos históricos, los fenómenos de la conciencia o cualquier otra cosa que sirva de base, no se conocen históricamente, sólo se los percibe; esto es pensado no como mente sino como naturaleza.

La segunda observación de la ciencia mental tiene que ver con las generalizaciones de una ciencia como la anterior, que no podrán trascender la esfera de la Historia. Ciertos tipos de conductas se pueden repetir a medida que mentes de una misma especie se hallen en la misma situación.

Para que los patrones de comportamiento sean perseverantes, debe existir un orden social que logre recurrentemente situaciones de cierta clase.

Una ciencia positiva de la mente puede establecer orden y recurrencia, pero no puede lograr que las leyes establezcan sean válidas para otro período histórico, que no sea de donde nacen los hechos de tal ciencia, la cual no hace más que describir generalmente, las características de la época histórica que se ha elegido.

Si pretende superar esta limitación y recurre apoyándose en la historia antigua y en la antropología moderna, en busca de una base más amplia de hechos, jamás llegará a ser una ciencia no histórica de la mente.

Entonces, considerar una cierta ciencia de la mente que se eleva en aquella esfera de la historia y que mantiene leyes permanentes de la naturaleza humana, va a poder ser posible en la medida en que la persona crea que las condiciones históricas son las mismas que se hallan en la vida humana.

Nadie niega, sin embargo, que los hombres, desde el comienzo de su existencia, han pensado de diferentes maneras.

La evolución es un proceso natural: "en un proceso natural, el pasado es un pasado superado y muerto".

El proceso histórico es aquél en el que el hombre re-crea en su mente el pasado que ha heredado. Su mente debe ser capaz de entender tal herencia. Con el pensar histórico, el hombre –su mente- descubrirá en sí misma tales capacidades y también les daráuna existencia efectiva.

El pensamiento del individuo existe en el proceso que tiene la Historia, aquel proceso de los pensamientos. En definitiva, el conocimiento histórico es un deber primordial para la razón humana.

Para Carr, los hechos inciden en el observador desde el exterior, independientemente de su conciencia. El historiador los recibe pasivamente, porque los hechos históricos ya están en documentos. Así, la Historia consiste en un cuerpo de hechos ya verificados, donde el historiador sólo los selecciona y los reúne como más le gusta o convenga.

A esta concepción, Carr la denomina "concepción del sentido común de la Historia".

Un hecho histórico no existe sino en la intención del historiador en la medida en que reconoce los acontecimientos del pasado.

Es un dato básico, que aunque siempre sea el mismo, varía su interpretación de acuerdo al historiador. Los hechos se ordenan en el contexto en que se adecue el historiador. Su condición de hecho histórico dependerá de la interpretación. Este elemento interpretativo interviene en todos los hechos históricos.

Es imposible abarcar todos los datos históricos de manera objetiva. El historiador se ve ante la necesidad de seleccionar los datos más relevantes. Entonces, vuelca su manera de interpretarlos. Así, los documentos de la Historia no reflejan los hechos tal cual han sucedido, sino que es una compilación de sucesos seleccionados y jerarquizados por cada historiador. De este modo, se puede hablar de la "Relatividad en la Historia". El historiador es subjetivista.

Los datos y los documentos son esenciales para el historiador, pero por sí solos no constituyen historia.

La historia se convirtió en una filosofía de sí misma. Se intenta investigar su naturaleza como materia de estudio.

Para Carr, toda historia es válida; incluso las versiones del historiador. Coincide con Collingwood, al afirmar que la Historia es lo que piensa el historiador sobre el pasado. Con este acto, se le da vida al suceso, transportándolo desde el pasado hasta el presente. La situación pragmática consiste en que, si se considera a la historia como historia del presente, sólo se rescataría del pasado aquellos hechos que estuvieron al servicio del mismo.

El hecho histórico "puro" no existe, sino existe la interpretación del historiador.

Collingwood dice que el historiador debe reproducir mentalmente lo que describe y el lector también reproducirá el proceso seguido en la mente del historiador.

Carr propone que se estudie primero al historiador entes de estudiar los hechos, porque Historia es sinónimo de interpretar.

La segunda observación consiste en comprender el pensamiento subyacente de los hechos que ocupaban las mentes de las personas. Comprender no significa estar de acuerdo. Sería posible hacer Historia si no se establece algún contacto con la mente de aquéllos sobre los que se escribe.

La tercera observación que realiza Carr consiste en que el historiador no debe desvincularse del presente. Debe permanecer neutro al análisis. Esto no significa que la Historia será objetiva sino que la comprensión del pasado depende de su relación con el presente.

Existe un peligro: si el historiador ve el período histórico con los ojos de su época y estudia los problemas del pasado como clave para la comprensión del presente, ¿no caerá en una concepción puramente pragmática de los hechos? Con esta tesis se entiende que los hechos históricos son menos importantes que la interpretación.

El historiador y los hechos no se pueden separar ya que uno condiciona al otro; el historiador tiene que intentar verificar con exactitud para que no falten en su tema o análisis los datos relevantes. Esto no significa que pueda descartar la interpretación, que es la savia de la Historia.

Así, el historiador divide su tarea en dos períodos: primero, lee y colma de datos sus borradores; segundo, aparta las fuentes, descarta sus apuntes y escribe un libro de principio a fin. Carr no comparte esto: una vez que lleve un tiempo de investigación y el empuje se hace violento comienza a escribir, no sólo por el principio, sino por cualquier parte. Para él, leer y escribir van juntos, como va leyendo, suprime y da forma a sus escritos.

Aunque algunos puedan lograr esto mentalmente, para Carr, todo historiador que merezca tal nombre debe utilizar los dos procesos: ingreso y egreso se desarrollan simultáneamente y son parte, en la práctica, de un único proceso.

Cuando un historiador analiza un hecho del pasado, utiliza el presente ya que desde éste, crea ese hecho del pasado.

En conclusión, la relación que hay entre el hombre y el mundo que lo rodea es la misma que hay entre el historiador y su tema; la relación que hay entre el historiador y sus datos es de igualdad.

El historiador hace una selección e interpretación provisional de los hechos. A medida que va trabajando, tanto la interpretación como la selección y ordenación de los datos, sufren cambios no tan considerables en forma inconsciente, debido a la acción recíproca entre ambos.

Esta acción entraña reciprocidad entre el pasado y el presente, pues el investigador es parte del presente y sus hechos pertenecen al pasado.

Su respuesta respecto a qué es Historia sería que es un proceso continuo de interacción entre el historiador y los hechos, un diálogo sin fin entre el presente y el pasado, es decir, el pasado se alimenta del presente, y viceversa.

Bibliografía:

CARR, E.H., ¿Qué es la Historia?, Barcelona, Ariel, 1998

COLLINGWOOD, R. G., Idea de la Historia, México, Fondo de Cultura Económica, 1974.

FONTANA, J., Historia: análisis del pasado y proyecto social, Barcelona, Crítica, 1982.

____________ Introducción al estudio de la historia, Barcelona, 1999

 

 

Autor:

Prof. Fernando José Luchetti

Cipolletti (Río Negro – Argentina)

17 de Abril de 2010

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