Comportamiento de la capacidad funcional de los adultos mayores que realizan actividad física en círculos de abuelos
Enviado por Madelinee Vega Armand
- Introducción
- Resumen Bibliográfico
- Beneficios del ejercicio físico para los adultos mayores
- Test para evaluar la capacidad funcional
- Consideraciones acerca de las variables de estudio
- Análisis de los resultados
- Conclusiones
- Bibliografía
Resumen
Estudios científicos han demostrado que la ancianidad ha ido creciendo con respecto a la tasa de nacimientos por lo que se plantea que en Cuba se formará el club de los 120 años. Tanto la salud como la actividad física son de vital importancia para lograr la calidad de vida del adulto mayor.
La actividad física influye en los diferentes órganos y sistemas de nuestro organismo incrementando la esperanza de vida, la independencia funcional y la salud sobre todo en los adultos mayores, fortaleciéndolos contra diferentes y posibles enfermedades aliviándoles e incluso curándoles dolencias que padecen, sin pasar por alto la salud mental con su alto peso en la psicología de los abuelos estimulando sus deseos de vivir.
El estudio que se muestra a continuación se realizó con adultos mayores que asisten al círculo de abuelos "La Casita de Martí" del municipio Habana Vieja con el objetivo de ver como se comportaba la capacidad funcional de los mismos.
Utilizamos la observación y la medición como métodos investigativos y el paquete estadístico SPSS para Windows.
De los análisis realizados se obtuvo que los abuelos estudiados tenían de forma general una baja tolerancia al esfuerzo y una baja capacidad funcional, por lo que los datos arrojaron la necesidad de incorporar en los programas de ejercicios el control y dosificación de los ejercicios aeróbicos para elevar la capacidad funcional del adulto mayor.
Introducción
El envejecimiento es un proceso progresivo natural del ser humano, que cada persona experimenta con diferente intensidad. En la actualidad es difícil establecer el comienzo de esta etapa de la vida en función exclusiva de la edad debido a la creciente longevidad que se observa en las sociedades occidentales. No obstante se considera que una persona es anciana a partir de los 65 años reservando el término de muy anciano para los que superan los 80.
Estadísticas realizadas a cerca de este proceso en los países desarrollados nos revelan de forma ascendente que el estrato de población que más está creciendo es el de las personas que sobrepasan los 65 años de edad.
El envejecimiento se inicia en la edad adulta, cuando se comienza a sufrir deterioro orgánico de la evolución. En este momento de la vida se detiene la madurez de las funciones orgánicas, pero a partir de ahí es que empieza un periodo involuntario del que nadie puede escapar. Es un fenómeno irreversible en el que se producen una serie de cambios que provocan una modificación de los parámetros fisiológicos morfológicos y psicológicos en los seres vivos a consecuencia del tiempo esta modificación consiste en un deterioro natural del funcionamiento adecuado del organismo provocando algunas afecciones como por ejemplo la disminución de funciones cardio- respiratorias ocurren
cambios en el sistema cardiovascular y el principal problema que se produce es el endurecimiento de las paredes arteriales. Se debe, por un lado, a la pérdida de elasticidad del tejido arterial y venoso y que se puede considerar propio de la edad. Y, por otro lado, puede ser consecuencia de una dieta rica en grasas. Sea por el motivo que fuera, esta situación produce una elevación de la presión arterial (hipertensión), factor a tener muy en cuenta en el establecimiento de una dieta. Otra alteración que afecta al sistema cardiovascular es la concentración de colesterol en sangre, y que en las personas de avanzada edad suelen estar elevados, mermando así la capacidad funcional en adulto mayor. Este fenómeno no ocurre únicamente debido a la vejez, también puede existir algún tipo de enfermedad asociada a este como trastornos endocrinos, circulatorios, artrosis, diabetes u otro sumándole a estos algunos factores de riesgo como el tabaquismo y el sedentarismo.
Todo esto no significa que la vejez es una enfermedad, pero si trae apareada a ella algunas limitaciones las cuales hay que tener en cuenta durante la atención y el trabajo físico con el adulto mayor.
Este trabajo debe ser basado en la planificación adecuada e individualizada según los conocimientos que se tengan a cerca de los parámetros que se puedan evaluar o constatar en diferentes etapas, para así conocer todas las variaciones funcionales favorables o no, que ocurren con la actividad física impartida.
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