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El cartesianismo en la cultura de su época (página 2)


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Cyrano, polémica figura, ensayista y utopista, profundamente influído por Descartes, Campanella y Théophile de Viau, concedió igual importancia a las verdades de la razón y del corazón. En un curioso idilio situado en otros planetas, expresa una mística de la naturaleza donde los pájaros revelan al hombre errores de toda índole en su visión sobre sí mismo y lo acusan de haber traicionado al universo del cual forma parte(4).

Todas estas figuras estuvieron vinculadas al movimiento de filosofía popular, que se extendió a lo largo de los siglos XVII y XVIII, no sólo por Francia sino por toda Europa. En Inglaterra se relacionan con dicho movimiento los neoplatónicos de Cambridge, entre los que sobresalieron Cudworth, Lady Connway, hija de éste, y John Norris, entre otros; en Alemania Christian Thomasius y más tarde Christian Wolff, discípulo de Leibniz, quien no fue en modo alguno ajeno a dicha corriente(5). Y no es casual que la obra de Abbé de Gérard La Philosophie des gens du Cour (Paris, 1681) apareciera en una fecha tan cercana como 1688 en Nápoles bajo el título de Compendio della natural Filosofía.

Pero hay que retornar al movimiento en Francia para referirse a los literatos: resulta un lugar común afirmar que Moliére–quien tuvo la oportunidad de escuchar personalmente a Descartes–, a través de la risa, desenmascara la hipocresía social, pero también las conductas artificiales. Basta recordar sus Preciosas ridículas o El burgués gentilhombre. Pero más profundamente aún hurga en la naturaleza humana y en las convenciones sociales en Tartufo o en su Don Juan. Un piadoso hipócrita que capta el favor de los poderosos y carece en realidad de toda moral; un libertino al que el amor redime. No es bueno, como Descartes advirtiera, juzgar la naturaleza interna de los hombres por sus manifestaciones externas, y menos aún por la concordancia de éstas con cánones morales y religiosos de cuya validez se podría dudar…Ya Descartes había indicado su carácter provisional para el verdadero buscador.

Mme. de Lafayette, tan cercana de La Rochefoulcault, realizó en sus novelas–y el mejor ejemplo es La princesa de Cléves–una profunda indagación sobre los sentimientos, su influencia sobre la vida y los móviles de la conducta humana. La renuncia al amor de Mr. de Nemours por parte de Mme. de Cléves, ya viuda y por lo tanto, libre para amar a quien decida, no se debe, como algunos pudieron pensar, a prejuicios de algún tipo, sino a un razonamiento profundamente cartesiano: es lo más peligroso del mundo abandonarse a sentimientos tan apasionados, da lo mismo que exista el vínculo matrimonial o no entre los amantes. Pues un amor así no puede ser controlado, regulado por la razón, a la cual termina dominando. Y el resultado de una vida regida por los sentimientos y las pasiones y no por la razón es el sufrimiento, que los avatares de la vida traerán consigo sin duda. Salvar ese amor excesivo supone guardarlo en el propio interior sin consecuencia real alguna, único modo de salvar el dominio de la razón.

Esta polémica sobre el amor y los sentimientos desatada por el cartesianismo llenó páginas de la cultura epocal no siempre lo suficientemente divulgadas(6). Más adelante, en el siglo XVII, el Marqués de Sade continuaría esta misma línea para mostrar la absoluta corrupción del hombre y lo improbable de conservar la virtud y menos aún recibir alguna recompensa por ella en este mundo, teniendo en cuenta que la existencia del otro no estaba demostrada. Como contrapartida, Rousseau, tanto en la filosofía como en la literatura, se preguntaría sobre las causas de dicha corrupción, que en el plano teológico había sido ya abundantemente trabajada por los representantes de la Reforma y la teología protestante en general(7).

La revolución cartesiana no tuvo límites en sus repercusiones filosóficas, salvo los que impuso en varias regiones de Europa el desconocimiento de su obra. La historia modificaría, revalorizaría sus contenidos e implicaciones, pero en ocasiones mostraría una imagen idealizada de Descartes, supuestamente conocido en todas partes, e imbuído de la idea de una vida racionalmente dirigida no sólo como deseable, sino obligatoria. Pero Descartes no se llamaba a engaño. Sus reflexiones, consejos más que normas muchas veces, tienen en cuenta siempre una de las más lúcidas ideas que el sentido común ha acuñado: "Las almas más grandes son capaces de los mayores vicios como de las mayores virtudes"(8). Hoy, cuando el problema moral vuelve a ocupar con fuerza la atención de la filosofía y de la cultura en general, volverse hacia las fuentes cartesianas del pensamiento moderno en retrospectiva histórica enriquecerá sin duda cualquier debate, cualquier búsqueda. Pues no se trata sólo de un reencuentro con ideas y conceptos sino con la profunda humanidad de quien, conociendo la vida, nos habla como un amigo.

Trabajo presentado en la Mesa redonda sobre Renato Descartes celebrada en el Ateneo de Madrid en marzo de 1997.

Madrid, 1996.

§ NOTAS

(1) Cfr.: H. Grouhier: Blaise Pascal: conversion et apologétique. Paris, 1986; E. Baudin: La Philosophie de Pascal, 2 vol. Nauchatel, 1946; A. G. A. Balz: Cartesian Studies. New York, 1987.

(2) Cfr.: H. Grouhier: Etudes sur l'histoire des idées en France depuis le XVIIe Siécle. Paris, 1980; A. Adam: Théophile de Viau et la libre pensée française en 1620. Paris, 1935; S. Bertelli: Rebeldes, libertinos y ortodoxos en el barroco. Barcelona, 1984.

(3) La obra de L. des Bans L'art de connaítre les hommes aparece comentada por G.W. Leibniz en: Lettres et opuscules inédits de Leibniz, ed. Foucher de Careil, Paris, 1854.

(4) Cfr.: P. Brun: Savinien Cyrano de Bergerac. Paris, 1893;

M. A. García Peinado: Théophile de Viau y el movimiento libertino en Francia. Córdoba, 1990; L. Rensoli: Asambleas de pájaros. Revista Kheyham Faranghi. Teherán, no. 1, 1996 (hay una versión en español en Meeting Point.

(5) Cfr.: W. Schneiders: Naturrecht und Liebesethik. Zur Geschichte der praktischen Philosophie im Hinblick auf Christian Thomasius. Hildesheim, 1971.

(6) Cfr.: E. Naërt: Leibniz et la querelle du pur amour. Paris, 1959; J. L. Vieillard-Baron: Platonisme et interpretation de Platon á l'époque moderne. Paris, 1938; U. P. Jauch: Damenphilosophie und Männermoral. Von Abbé de Gérard bis Marquis de Sade. Wien, 1990 (hay trad. al español de L. Posada Kubissa, recientemente publicada).

(7) Cfr.: D.R. Janz: Luther and late medieval Thomism: a study on theological Anthropology. Ontario, 1983; G. Ebeling: Lutherstudien, 2 Bd. Tübingen-Mohr, 1989.

(8) R. Descartes: Discurso del método. En: Discurso del método. Meditaciones metafísicas. Madrid, 1984, p. 35.

 

 

Autor:

Lourdes Rensoli Laliga

http://solotxt.brinkster.net/tabularium/rensoli.htm

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