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Los nuevos caminos de la formación en valores (página 2)


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Es necesario, que cada generación, sea puesta en una situación tal que pueda dar de sí el máximo posible de sus potencialidades en beneficio de la sociedad y de cada individuo en particular. La formación del hombre, es un proceso continuo y complejo, que requiere en primer lugar, la precisión de los objetivos de carácter educativo, que se quieren lograr; la determinación de las cualidades de la personalidad que se han de formar y desarrollar, sin olvidar las características de las edades y de los grupos con que se trabaja.

Al abordar esta problemática partimos de la consideración de que la educación, como fenómeno social históricamente desarrollado, como núcleo del proceso socializador, ejerce una influencia decisiva en la formación del hombre a lo largo de toda su vida, y debe prepararlo tanto para el logro de una incorporación personal y social activa, como para el disfrute y plenitud que deriven de la misma.

José Martí, Héroe de la República de Cuba expresó "Educar es depositar en cada hombre toda la obra humana que le ha antecedido:  es hacer cada hombre resumen del mundo viviente, hasta el día en que vive; es ponerlo a nivel de su tiempo, para que flote sobre él y no dejarlo debajo de su tiempo, con lo que no podrá salir a flote; es preparar al hombre para la vida". (1)

Señaló además que: "la educación, es la habilitación de los hombres para obtener con desahogo y honradez los medios de vida indispensables en el tiempo en que existen, sin rebajar por eso las aspiraciones delicadas, superiores y espirituales de la mejor parte del ser humano".

Para Martí, era necesario la educación para la vida y con sentido práctico, lo que se pone de manifiesto cuando al referirse a esto escribió:  "Puesto que a vivir viene el hombre, la educación ha de prepararlo para la vida.  En la escuela se ha de aprender el manejo de las fuerzas con que en la vida se ha de luchar".

Es preparar al hombre, para afrontar exitosamente las exigencias sociales y personales de cada etapa de la vida, lo cual parece oponerse en buena medida a las acciones academicistas, formales, autoritarias o aisladas, que muchas veces, sin percatarse de tal condición, emprenden los diferentes agentes socializadores; sin tomar en cuenta, las concepciones o ideas que sostienen, o subyacen en este accionar, el contexto en que se desenvuelven y cómo se manifiestan en la práctica educacional.

En la ética y en la política culta y educativa está la clave para encontrar los nuevos caminos de la educación en valores, esta es la enseñanza que nos brinda nuestros pedagogos antecesores.

En la actualidad está presente una visión humanista de la política que se fundamenta en la defensa radical de la libertad y la dignidad humana, en la calidad de la educación, tanto general como cultural, por ello hay que insistir en la idea de que la pasividad a de ir acompañada con la calidad, no habrá una sin la otra, lo esencial se haya en que si no empleamos un método que llegue a las masas, a maestros, alumnos y al pueblo en general, no se podrán cumplir estos objetivos. Y para ello debemos apoyarnos en cuatro pilares esenciales que inciden  en este tema: La familia, la escuela, la comunidad y los medios masivos en general.

Autora:

Sarahí Tereza Afonso Afonso

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