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Problemas de guarda cuarteles y ayudantes de manzana en Querétaro, México 1848-1849 (página 2)


Partes: 1, 2

En el caso de los cuarteles 3 y 9 no se pudo encontrar los nombres de quienes estuvieron a su cargo. Solamente se encontró que el Sr. Siurob fue guarda cuartel de uno de ellos, pero se ignora de cuál de los dos. Aún así, podemos observar que los encargados duraban poco, en algunos casos hasta una semana. O incluso sólo el mismo día en que eran nombrados, ya que al rechazar tal disposición los tenían que cambiar inmediatamente; no obstante, es necesario aclarar que no siempre se les aceptaba tal rechazo.

Por su parte el Ilustre Cuerpo del Ayuntamiento les pedía cumplir con su deber, pero eran pocos los que cumplían a cabalidad con su encomienda. Por ejemplo, en la sesión ordinaria del 15 de septiembre de 1848, solamente el Sr. Saldivar presentó el padrón de su cuartel número 10.

Aún así, sucedía algo poco común, a pesar de que los encargados no duraban mucho en los puestos, había no pocas solicitudes para ocuparlos en cuanto quedaban vacantes. Así dio cuenta el secretario de 11 solicitudes "de otros tantos ciudadanos que pretendían la plaza de guarda de policía en virtud de la convocatoria que se había mandado fijar", por lo que se acordó que pasaran aquellos documentos a la comisaría de policía para que presentaran una terna al Ayuntamiento. Pero además de las solicitudes, por lo regular eran los miembros de éste quienes proponían tanto guarda cuarteles, como ayudantes de manzana. A continuación una tabla en la que se muestran las proposiciones que se hicieron para guarda cuarteles o para ayudantes de manzana.

Propone

Personas que se proponen

Cargo para el que se propone

Fecha

Sr. Arcaute

Sr. Espinosa

Ayudante del Cuartel No. 5

15 de septiembre de 1848

Sr. Sandoval

Terna de ciudadanos: Prisciliano Muñoz, Pablo López y Pedro Tinajero

Guarda de policía

15 de septiembre de 1848

Sr. Sandoval

Juan Pastrana

Guarda de policía

28 de septiembre de 1848

Sr. Borja

Juan Pérez

Guarda del Cuartel No. 7

28 de septiembre de 1848

Sr. Arcaute

Antonio González

Ayudante de manzana

9 de octubre de 1848

Por escrutinio secreto mediante cédulas

Sr. Borja.

Guarda del Cuartel No. 4

9 de octubre de 1848

Sr. Saldivar

Varios individuos

Ayudantes de su cuartel

9 de octubre de 1848

Sr. Herrera

Varios individuos

Agentes de policía para su cuartel

23 de noviembre de 1848

Los señores Arcaute y Borja

Varios individuos

Agentes de policía para sus cuarteles

7 de diciembre de 1848

Sr. Güémez

Once individuos

Ayudantes de su Cuartel No. 5

18 de enero de 1849

Los señores regidores que tienen a su cargo los cuarteles números 2, 7, 8 y 10

Varios individuos

Agentes de policía

1 de febrero de 1849

Los señores Aguilar e Hidalgo

Varios individuos

Agentes de policía para sus cuarteles

22 de febrero de 1849

Sr. Hernández

Varios individuos

Ayudantes de su Cuartel No. 3

12 de marzo de 1849

Sr. Gómez

Varios individuos

Guarda cuartel y un ayudante para el Cuartel No. 5

12 de marzo de 1849

Sr. Güémez

Sr. Vega

Guarda del Cuartel No. 7

12 de marzo de 1849

Sr. Hidalgo

Varios individuos

Ayudantes del Cuartel No. 6

22 de marzo de 1849

Sr. Aguilar

Un individuo

Ayudante para el Cuartel No. 4

22 de marzo de 1849

Sr. Aguilar

Dos individuos

Ayudantes del Cuartel No. 1

3 de mayo de 1849

Sr. Aguilar

Un individuo

Ayudante del Cuartel No. 10

3 de mayo de 1849

Sr. Salazar

Un individuo

Vigilante de la calle de Frijomil

3 de mayo de 1849

Sr. Hidalgo

Varios individuos

Ayudantes de su cuartel

6 de mayo de 1849

Sr. Güémez

Varios individuos

Ayudantes de su cuartel

6 de mayo de 1849

Sr. Vega

Sr. Juan de Dios Revelo

Guarda del Cuartel No. 1

15 de junio de 1849

Sr. Vega

Sr. Anselmo Tinajero

Guarda del Cuartel No. 6

15 de junio de 1849

Sr. Arana

Varios individuos

Ayudantes de su cuartel

15 de junio de 1849

 

Sr. Refugio Olvera

Guarda del Cuartel No. 1

28 de junio de 1849

Sr. Güémez

Sres. Juan Flores y Magdaleno Silva

Ayudantes de manzana del Cuartel No. 8

5 de julio de 1849

Sres. capitulares de los cuarteles números 1, 4, 6 y 7

Varios individuos

Ayudantes de sus cuarteles

2 de agosto de 1849

Sr. Hernández

Un individuo

Ayudante de su cuartel

2 de agosto de 1849

Sr. Chinchón

Un individuo

Guarda del Cuartel No. 4

16 de agosto de 1849

Sr. Hidalgo

Varios individuos

Ayudantes para su Cuartel No. 6

6 de septiembre de3 1849

Pero eran más las personas que buscaban quedar exentas del cargo que les encomendaba el Ayuntamiento. A continuación una tabla en la que se muestra esta situación que, por su continuidad, resultaba ser un problema para la ciudad.

Persona que solicita

Cargo del que se pretende quedar exonerado

Fecha en que lo solicita

Fecha en que se le contesta

Respuesta

que da el Ayuntamiento

C. Luis Arteaga

Ayudante de la Plazuela de San Francisco del Cuartel No. 1.

21 de septiembre de 1848

28 de septiembre de 1848

Se aprobó

C. José María Núñez

Auxiliar de la manzana número 17 del Cuartel No. 3

15 de septiembre de 1848

28 de septiembre de 1848

Se aprobó

C. Miguel Espinosa

Ayudante de manzana del Cuartel No. 5

9 de octubre de 1848

9 de octubre de 1848

Se aprobó porque el solicitante había cambiado de domicilio

C. Ramón Mendoza

Ayudante de manzana del Cuartel No. 1

No se encontró

3 de noviembre de 1848

No se admite la excusa por no ser suficientes las causales que se exponen para ello

C. Ricardo García

Guarda cuartel No. 10

No se encontró

11 de enero de 1849

No se encontró

C. Estanislao Pérez

Ayudante en el Cuartel No. 5

25 de enero de 1849

1 de febrero de 1849

Se aprobó por hallarse enfermo el solicitante

C. Marcelino Silva

Guarda cuartel No. 5

22 de febrero de 1849

No se encontró

No se encontró

CC. Jesús Sandoval y Pedro Quintana

Ayudantes de manzana del Cuartel No. 2

22 de febrero de 1849

12 de marzo de 1849

Se aprobó

C. Liberato Ledesma

Ayudante de manzana del Cuartel No. 2

22 de febrero de 1849

12 de marzo de 1849

No se aprobó

C. Jorge Piña

Ayudante de manzana del Cuartel No. 2

No se encontró

12 de marzo de 1849

No se aprobó

C. José María Fuentes.

Guarda cuartel No. 2

No se encontró

1 de marzo de 1849

Se aprobó

C. Joaquín Zúñiga

Ayudante del Cuartel No. 2

No se encontró

1 de marzo de 1849

Se aprobó

C. Marcelino Silva

Guarda cuartel No. 5

No se encontró

8 de marzo de 1849

No se encontró

C. Refugio Ferrara

Guarda cuartel No. 8

8 de marzo de 1849

29 de marzo de 1849

Se aprobó

C. Sóstenes Olvera pide se exceptúe a su dependiente Arcadio Morales

Ayudante de la manzana No. 9, del Cuartel No. 1

22 de marzo de 1849

29 de marzo de 1849

Se aprobó por causa de la edad del solicitante para desempeñar el puesto

C. Apolonio Ramírez

Ayudante en el Cuartel No. 4

No se encontró

22 de marzo de 1849

No se encontró

C. José María Velásquez

Guarda de policía

22 de abril de 1849

No se encontró

No se encontró

C. Juan Santoyo

Guarda cuartel No. 4

31 de mayo de 1849

No se encontró

No se encontró

C. Juan de Dios Miguel Rebelo

Guarda cuartel No. 1

15 de junio de 1849

15 de junio de 1849

Se aprobó

C. Miguel Espinosa

Ayudante de manzana del Cuartel No. 5

No se encontró

2 de agosto de 1849

No se encontró

No se menciona su nombre

Guarda cuartel No. 4

No se encontró

2 de agosto de 1849

Se aprobó

Ahora bien, ¿qué motivos provocaban tal desinterés por ocupar dichos puestos? Al parecer eran muchos. Algunas veces se debía al mal estado de salud de la persona que era propuesta para ocupar el cargo, como lo mostró en sesión ordinaria de 22 de marzo de 1849, el C. Apolonio Ramírez, por medio de un "certificado facultativo", es decir del médico, por el que pedía se le exonerara del puesto de ayudante del Cuartel No. 4. el caso era que por lo regular se presentaban excusas que, como ya se mencionó, en su mayoría eran aceptadas por el Ayuntamiento. Aunque al respecto es interesante mencionar que también había casos en que los designados para ocupar dichos puestos optaban simplemente por esconderse. Así fue referido, en sesión ordinaria, el 22 de abril de 1849. "A moción del Sr. Salazar quedó acordado se oficie al Sr. Prefecto para que se sirva mandar u obligar a que sirvan en la Guardia Nacional a los individuos que no se presten a verificarlo de Guarda Cuarteles o Ayudantes de Manzana, como por ejemplo los tres individuos del cuartel del Sr. Vega que acaban de esconderse".

Había dos formas para ocupar los puestos vacantes; la primera –como hemos visto– era por medio de las propuestas que hacían los señores capitulares del Ayuntamiento en sesión de cabildo; la segunda, se daba por medio de solicitudes de quienes aspiraban a tales puestos. Los documentos que se recibían como anexos a las solicitudes eran revisados, regresándoselos posteriormente a los interesados.

Al respecto, en sesión ordinaria de 8 de marzo de 1849, el señor Salazar dio a conocer una lista de los ciudadanos que se habían presentado al Ayuntamiento solicitando plazas de guarda cuarteles de policía. Estos eran los siguientes: Juan Barrera (1º), Juan Barrera (2º), Félix Leiva, Crescencio Mendoza, Marcelino Puente, José María Remedios, Luis Altamirano y Antonio Sopena. Se informó que los seis primeros a más de ser hombres de bien, eran "propios para la clase de maniobras a que se les iba a destinar", pero que los dos últimos, "aunque eran muy honrados", no eran adecuados para el servicio solicitado, por lo que quedaron electos los seis primeros, faltando dos que se nombrarían después; cuyo sueldo les correría a partir de que se les avisara que habían sido dado de alta. Por último, el señor prefecto "se sirvió admitir por invitación" que se le hizo el encargo para la compra de armas de dichos guardas.

Otro caso de solicitud, es el de Joaquín Frías y Vergara quien pidió en propiedad el destino de guarda carros, así se dio a conocer en sesión ordinaria de 4 de enero de 1849.

Hasta aquí podemos observar dos cosas; primero, que los puestos públicos para guardar el orden en la ciudad no eran muy bien aceptados, pero que también no se les daban a los que no consideraban adecuados; segundo, que en la mayoría de los casos el Ayuntamiento autorizaba la renuncia al puesto, lo cual traía como consecuencia que éstos estuvieran continuamente acéfalos.

Pero no eran solamente los puestos de guarda cuarteles y ayudantes de manzana los que quedaban en esta situación, ya que en los cargos de mayor rango también sucedían cosas de esta índole. Un ejemplo de ello es lo que se informó el 15 de septiembre de 1848, fecha en que el señor procurador menos antiguo informó que Pilar Hurtado, padre del guarda de este ramo, se había ido a radicar a la ciudad de México. Se dijo que debido a lo anterior, debía proveerse también esa vacante, pues lo había hecho sin permiso del Cabildo. Esto es interesante ya que, como podemos apreciar, se tenía que pedir permiso para irse a vivir a otra ciudad, al menos cuando se ocupaba uno de estos puestos.

Por otra parte, se trataba de aprovechar el número total de solicitudes para cubrir las plazas vacantes. Así sucedió el 15 de septiembre de 1848, fecha en que el señor Salazar, miembro del Cabildo, opinó que se compusiera la terna de los serenos Prisciliano Hernández y Felipe Ortega, así como la del celador Manuel Barrera. En vista de ello el señor Sandoval dijo que se adoptaba, y que siendo dos plazas de guardas las que iban a proveerse, se podía entresacar de los solicitantes uno que ocupara la vacante que había dejado Pilar Hurtado. Así se llevó a cabo, quedando electo el C. Antonio Luna para la vacante de Pastrana, y al procederse a la elección del individuo que debía ocupar la que dejaba Pilar Hurtado, se acordó que los tres debían entrar al escrutinio ya que eran iguales en mérito. El puesto lo ocupó finalmente Manuel Barrera. Posteriormente, en sesión ordinaria de 9 de octubre de 1848, se leyó el documento en que los ciudadanos Manuel Barrera y Antonio Luna daban oficialmente las gracias al Ayuntamiento "por los destinos de guardas de la policía" que se les había conferido".

Pero aún así, el señor prefecto manifestó, en sesión ordinaria de 26 de octubre de 1848, que había una "multitud de calles sin ayudantes que vigilen del orden común", por lo que esperaba que en la semana que atravesaban quedaran nombrados esos agentes "que tanto urgen para la recaudación del impuesto de la Guardia Nacional".

Y es que los guarda cuarteles tampoco rendían oportunamente los informes solicitados de su demarcación. Así se comentó en sesión ordinaria de 23 de noviembre de 1848, pues solamente se presentaron dos noticias de solares baldíos y desamparados en los cuarteles 9º y 10º, a cargo de los Sres. López y Saldivar, por lo que se tuvo que mandar reservar para cuando los demás señores capitulares rindieran las suyas. Posteriormente, en sesión ordinaria de 7 de diciembre de 1848, los señores Siurob y Herrera informaron que por lo que respectaba a sus cuarteles, no presentaban noticia de terrenos baldíos porque no los había. Lo mismo dijo el señor Arcaute en cuanto al cuartel No. 6, del que estaba encargado. Para el 11 de enero de 1849, se informó que aún faltaban por rendir padrones los cuarteles 1, 2 y 6, los cuales estaban a cargo de los señores Herrera, López y Hernández. También se mencionó que solamente los señores regidores que fueron encargados de los cuarteles 6, 9 y 10 rindieron en el año pasado sus noticias sobre terrenos baldíos y que los encargados de los números 2 y 3 habían dicho que no había terrenos con esas características, y que aún faltaban por manifestar los cuarteles 4, 5, 7 y 8, a cargo de los señores Herrera, Gómez, Arana y Güémez. Posteriormente, en sesión ordinaria de 16 de febrero de 1849, el señor Gómez informó acerca de los terrenos baldíos que existían en su cuartel No. 5, y se mandó agregar a los demás.

Pero los problemas también se daban en el terreno de las insatisfacciones laborales. El C. Bartolo Servín pidió al Ayuntamiento, por medio de un memorial, que se le restituyera a su destino de segundo cobrador de plazas, pues éste le había sido quitado por el señor procurador menos antiguo, habiéndosele destinado a servir en una de las plazas de guarda de policía. Al respecto el procurador aludido informó de "los justos motivos que tuvo para removerlo", ya que lo acusaba de cometer varias faltas, mismas que estaba "pronto a probarlas", pues –dijo– su objeto no era otro sino el de evitar males en el servicio de esos empleados y que cumplieran mejor su trabajo. El resultado de este problema fue que, en sesión ordinaria de 28 de diciembre de 1848, el señor Arcaute dictaminando sobre la solicitud del C. Bartolo Servín, concluyó con la proposición siguiente: "Única. Llévese a efecto lo dispuesto por el Sr. Procurador menos antiguo sobre haber destinado al guarda D. Bartolo Servín al arreglo de plazas en vez del cobro a que antes estaba destinado". Con dispensa de trámites se aprobó, quedando nombrado en propiedad de segundo cobrador de plazas el C. Vicente Martínez. Respecto al señor Bartolo, se acordó extendérsele un certificado en el que se dijera del buen comportamiento que tuvo en el destino de segundo cobrador de plazas. Un caso más sobre este tipo de problemas fue manifestado en sesión ordinaria de 22 de febrero de 1849. En esta reunión, el Sr. López, alcalde 6º en turno, informó sobre las arbitrariedades que cometía el guarda cuartel No. 5 Marcelino Silva, pidiendo por ello se le destituyera del cargo.

Pero también había quien solicitaba un certificado de buen comportamiento. Así lo hizo D. Hipólito Maciel, quien por medio de ocurso pidió un certificado del buen comportamiento que observó cuando obtuvo el destino de guarda mayor de serenos.

Otro problema era que no se contaba con personas que sustituyeran a los trabajadores que se enfermaban. Un ejemplo de esto es que el señor Salazar informó, también en sesión ordinaria de 28 de diciembre de 1848, que habiéndose enfermado los guardas de policía Fernando Hurtado y Bartolo Servín, se iba a "sufrir un gran retraso el servicio de aquellos y que no se podía suplir su falta con otros individuos por no estar el Ilustre Ayuntamiento autorizado para esperar ese sueldo".

Aún así el señor Güémez, al ser nombrado primer comisionado para la visita de Esperanza, dijo, en sesión ordinaria de 12 de marzo de 1849, que mientras durara en su nueva misión dejaba encargados para sus distintas comisiones; a la de Alhóndiga, al Sr. López; a la de instrucción pública, al Sr. Chinchón; y en su Cuartel No. 8, dejaba a cargo el señor Salazar. Por su parte el señor Arana dijo, como segundo comisionado para la misma visita, que dejaba encargado al Sr. Vega en sus dos funciones, la comisión de plazas y el Cuartel No. 7. Al respecto es interesante mencionar que, en sesión ordinaria del 15 de junio de 1849, a moción del señor Vega quedó acordado que los meritorios, por orden de antigüedad y honradez, cubrieran las vacantes de los propietarios.

Un problema más eran las multas atrasadas. En sesión ordinaria de dieciocho de enero de 1849, el Sr. Chinchón dio a conocer una serie de multas atrasadas que le habían mandado cobrar a uno de los agentes de su cuartel. Se acordó que las obligaciones de los agentes de los diez cuarteles y que debían respetarse estaban constituidas por los decretos de 17 de octubre de 1833. Además, en sesión ordinaria de 25 de enero de 1849, se trató sobre los infractores del bando de policía, quedando acordado que los guarda cuarteles debían dirigirse al Sr. regidor respectivo de sus cuartel para que "providenciara" el pago de las multas por medio de la autoridad judicial.

Al respecto de este decreto de 1833, las multas no eran ajenas a la población, ya que las autoridades estaban al tanto de que se cumpliera con las órdenes como la de barrer los frentes de sus casas. Así, en sesión ordinaria de primero de febrero de 1849, el señor Salazar leyó los expresados artículos del bando de policía en lo conducente al barrido. A lo que el Sr. Chinchón informó que en su cuartel sólo habían quedado, el día anterior, dos casas sin barrer porque estaban vacías, pero que esa "operación" se había hecho en la tarde. Por su parte, el señor Gómez expuso que ese día iba a exigir una multa a un individuo de su cuartel por falta de barrido.

Respecto al salario que recibían, éste era de dos reales diarios. Así lo manifestó en sesión ordinaria de 22 de marzo de 1849, el señor Salazar, quien presentó una lista de los nuevos guardas de policía "nombrados para el mejor desempeño de este ramo, con expresión de sus nombres y fechas en que tienen derecho a percibir el sueldo de dos reales diarios, acompañando su respectivas solicitudes y fianzas; cuyos nombres y tiempo en que se han dado de alta consta de la manera siguiente":

Guardas

Nombres

Días

Meses

Años

1

Crescencio Mendoza

13

Id

Id

1

Máximo Reséndiz

13

Id

Id

1

Juan Barrera 1º

13

Id

Id

1

Marcelino Pimentel

13

Id

Id

1

José María Velásquez

17

Id

Id

1

Luis Servín

22

Id

Id

1

Cesario Fellón

22

Id

Id

1

Juan Barrera 2º

13

Id

Id

A continuación informó que Máximo Reséndiz había estado enfermo durante dos días; y como estos guardas obtenían su salario por día, o como en ese entonces se decía, "sacaban su haber diario", consultó si ese "dependiente" debería percibir su haber en aquel corto tiempo. Al respecto se tuvo presente el Decreto del 9 de febrero de 1828, en el que se decía que en estos casos los empleados contaban con el derecho de 20 días de licencia con todo su haber, por cada año de trabajo. Por lo tanto se acordó que al Depositario de propios se le ordenara abonar a Reséndiz el sueldo de los dos días que había estado enfermo, así como que en lo sucesivo "tomara razón" de los empleados enfermos a quienes se les estaba pagando su sueldo, para contarles el tiempo conforme a los días que señalaba el citado decreto.

No sabemos si este decreto regía para todos los empleados del Ayuntamiento, pues cuando el regidor D. Amado Herrera, informó por oficio que su enfermedad había "tomado más incremento", solicitando por ello un mes de licencia, se le concedió "ante las razones que alega", procediéndose en consecuencia a nombrar otro regidor que lo sustituyera en su encargo de la comisión de Fiel Ejecutoria, así como la del Cuartel No. 1. La persona en quien recayó el puesto, por escrutinio secreto mediante cédulas, fue el señor Aguilar, con cinco votos contra cuatro que obtuvo el señor Hidalgo.

Pero el salario también era otorgado de acuerdo a los resultados que se tuvieran del desempeño laboral; así, en sesión ordinaria de 18 de octubre de 1849, se vio un ocurso del guarda de policía C. Juan Barrera, pidiendo aumento de sueldo por tener más atenciones que los de su clase. Por su parte, en sesión ordinaria del 13 de septiembre de 1849, a solicitud del guarda mayor de policía, C. Fernando Hurtado, se concluyó con las siguientes proposiciones que fueron aprobadas: 1ª, se le aumenta al guarda Fernando Hurtado ochenta y nueve pesos al sueldo que hoy disfruta; 2ª, iníciese al H. Congreso para poder abonarlo a dicho Hurtado la cantidad que expresa el artículo anterior.

Ahora bien, los miembros del Ayuntamiento eran fácilmente reconocibles, al menos en los actos públicos, pues con base en el Decreto número 129, y en sesión ordinaria del 12 de mayo de 1849, al respecto se dijo lo siguiente: "los Capitulares del Ayuntamiento de esta capital usarán en las asistencias públicas sombrero redondo, traje, pantalón y chaleco negro, corbata blanca y banda del mismo color, con el escudo dorado en que están grabadas las armas de la ciudad". Pero en el caso de las casas de los guarda cuarteles no era así, ya que es sesión ordinaria del 31 de mayo de 1849, el señor Pérez dijo que costando gran dificultad para dar con las casas de los guarda cuarteles y ayudantes de manzanas, "opina por que pongan en las frentes de aquellas el letrero de tales nombramientos a costa de un pequeño blanqueo que baste a contenerlo".

El caso es que había carencia de policía. Así lo afirmó el señor Pérez, quien dijo: "es mucha la falta de policía que se advierte respecto del agua que corre por las calles; que los señores capitulares encargados de sus cuarteles no pueden por sus muchas ocupaciones vigilar como quisieran en ese punto de policía", por lo que suplicó se le recomendara al Sr. Prefecto hacer que los guarda cuarteles y ayudantes de manzana cumplieran con sus obligaciones.

Pero además de la vigilancia y buen orden de la ciudad, el Ayuntamiento también necesitaba de personas que fungieran como empadronadores en los cuarteles, por ello, en sesión ordinaria de 12 de marzo de 1849, se nombraron a las siguientes personas para dicho trabajo: para el Cuartel No. 2, a D. Desiderio Luna y D. Mauricio Reynoso; para el No 3, a D. José Bernardo Jiménez y D. Pedro Bustos; para el No 4, a D. Felipe Yáñez y D. José Méndez; para el No 5, a D. Joaquín González y D. Jesús Vega; para el No 7, a D. Ramón Granados y D. Crescencio Elías; para el No. 8, a D. Alejo González y D. Luis Sandoval; para el No. 9, a D. Anastasio Contreras y D. Vicente González; y para el No. 10, a D. Antonio Silva y D. Agustín Merino. No se nombraron en los cuarteles números 1 y 6. El primero, porque el señor D. Amado Herrera, quien estaba a cargo, no concurrió a la sesión por estar enfermo; y el segundo, a cargo del Sr. Hidalgo, por su ausencia, sin especificar el motivo de ello.

En este mismo sentido se acordó que al oficiar a los comisionados para que empadronaran, se les debía decir que se pusieran de acuerdo con su respectivo compañero, así como señalarles el área del cuartel de su competencia, fijándoles como fecha para informar los resultados del padrón el miércoles 28 del mismo mes.

Y al igual que en el caso de los que se excusaban para desempeñar el cargo de guarda cuarteles y ayudantes de manzana, en el caso de los empadronadores, también había quien se buscaba pretextos para no concurrir a sus labores. Un ejemplo de ello es el que se expuso el 22 de marzo de 1849. Se leyó lo siguiente: "otro ocurso en que D. Desiderio Luna suplica se le exonere de empadronar en el Cuartel No. 2 por tener el encargo de sacar el ángel del viernes santo, señalando el gremio de los artesanos en sastrería, y de conformidad se accedió a su pedido". Otro ejemplo en este mismo sentido es el de los CC Joaquín González y Jesús Vega quienes suplicaron se les exonerara de empadronar en el Cuartel No. 5 "interponiendo" ambos que no podían verificarlo por sus enfermedades. Al respecto se recomendó al Sr. Gómez, encargado del Cuartel No 5, propusiera a otros sujetos capaces de desempeñar el puesto. Igual recomendación se hizo a los señores regidores que tenían vacantes en sus empadronadores por causa de enfermedades.

Como podemos observar, los problemas se repetían. Unos que no aceptaban los nombramientos, y otros que aceptaban las excusas pero nombraban a otros que suplieran a los primeros. En fin, casi a mediados del siglo XIX, Querétaro vivía parte del proceso de estabilidad social con los problemas que ello conllevaba, pero, aún así, nuestra ciudad mantuvo la paz y el orden necesarios durante esa época.

Fuentes consultadas:

Actas de Cabildo de Querétaro. Años 1848 y 1849. Archivo Histórico del Municipio de Querétaro.

Notas Estadísticas del Departamento de Querétaro por la Asamblea Constitucional del mismo y remitidas al Supremo Gobierno, en cumplimiento de la Parte Primera del Artículo 135 de las Bases Orgánicas. Año de 1845. Publicado en 1848. Biblioteca del H. Congreso del Estado de Querétaro Arteaga.

 

José Martín Hurtado Galves

 

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