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Educación: políticas y contexto (página 2)

Enviado por Ernesto Marcellini


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Crisis de nervios, crisis financiera, la familia esta en crisis, la educación ésta en crisis. También la política y la TV. "si todo es crisis, nada es crisis", dice Antelo. Crisis, que tiene su origen en el aluvión neoliberal de la educación. Gramsci le atribuye un sentido a esta crisis al señalar que es el momento en el cual lo viejo esta agonizando o muerto, y lo nuevo aún no ha terminado de nacer.

La crisis en clave neoliberal significa aceptar que el discurso neoliberal en educación generó una profunda hegemonía, generando a su vez una ruptura de sentidos y una recomposición hegemónica de los mismos.

EDGAR MORIN (1995), nos recuerda que la crisis necesita del estudio concreto de su propia complejidad y pensarla como una tensión múltiple entre la decisión y la indecisión, entre la parálisis y la búsqueda, entre la euforia y la depresión. El mismo autor señala que la crisis es un desafío intelectual y para los intelectuales, invita a la búsqueda de soluciones radicales y fundamentadas.

La crisis de nuestra educación puede ser tomada como un desafío cuyo planteamiento remite a qué significa que la escuela eduque. Desafío no sólo teórico, sin profundamente ético.

La tercera tensión que vamos a desarrollar hace referencia a la posición del docente, como poseedor del saber que la autoriza a señalar, distinguir, mostrar y transmitir conocimientos.

Hoy se sabe, que los conocimientos necesariamente se renuevan, que la incertidumbre, es el motor que conduce a una permanente búsqueda de saber, a la confrontación de ideas, a la justificación de teorías y a nuevas praxis. Facundo Ortega ( 2003) manifiesta que: " El conocimiento no tiene que dar cuentas a nadie, es autosuficiente y como tal termina agotándose en si mismo."

La práctica docente es el trabajo que el maestro desarrolla cotidianamente en determinadas condiciones socio-históricas e institucionales. Resulta difícil sacar al maestro de su ser maestro, tal y como fue formado, "ya que le resulta difícil analizar los postulados, las relaciones entre hechos, que no se encuentran en las fronteras especificas de lo pedagógico; también resulta extraño, dada su formación lineal, analizar las casuales condicionantes de algún problema, de su propio campo." (Maria Seleme de Bormichon, 2003).

La misma autora, señala que el docente fue formado bajo la consigna de componentes tales como, la disciplina, y el orden, sumándose a esto, con una concepción de conocimiento universal inamovible y seguro. En cambio hoy, la formación profesional se instala, en lo probable, mas que en el imperativo categórico abandonado en su tarea especifica el criterio de perennidad: lo que hoy vale, vale para siempre.

Al hablar de enseñanza se hace referencia al acto en virtud del cual, el docente pone de manifiesto los objetos de conocimiento al alumno para que los comprenda. También se considera un concepto mas domestico como es el de "transmitir conocimientos".

Stenhouse (1998) reflexiona sobre la enseñanza y afirma que es "la instrucción"… una "retórica de conclusiones", es decir, de ideas que se dan por ciertas, y por ende, indiscutibles. También señala que, la autoridad que se funda en ese "saber cierto", da un posicionamiento dentro y fuera del aula, que la mayoría de los docentes, no quiere perder.

En estos significados, unos más difundidos que otros, se patentizan distintas cuestiones.

En primer lugar, nuestra mirada enfocaría en la posición del docente como poseedor del saber, que, como dijimos al principio, tiene el poder que lo autoriza a señalar, distinguir, mostrar y transmitir conocimientos. En este marco de acción surge la pregunta ¿Qué necesitan saber los docentes para poder enseñar?

Philip W. Jackson (2002), cuestiona los requerimientos epistémicos de la enseñanza y rescata el conocimiento intuitivo propio de la experiencia y la denomina "sentido de lo escolar". Es decir, se parte de la base de que todos los docentes tienen alguna idea de lo que entraña la enseñanza en materia de método, junto con alguna noción acerca de la procedencia de esa conocimiento. Para el momento en que completamos nuestra escolaridad, hemos tenido miles de contactos cara a cara con docentes. Esa prolongada relación, que da por resultado lo que podría llamarse un "sentido escolar", lleva a muchos a creer que también ellos, aun sin ser docentes tienen una idea bastante clara de lo que implica la tarea docente en cuanto a conocimientos y aptitudes.

En segundo lugar, reflexionamos sobre el reconocimiento de la virtud de enseñar, asimilando la palabra virtud, al arte de enseñar.

Retornando a Philip W. Jackson, este autor rescata la idea de oficio en tanto incluye en este saber enseñar, al conocimiento propio del sentido común, que también aporta por intermedio del lenguaje, conceptos y categorías que hacen inteligible la realidad y dan significado a la experiencia.

El autor afirma que, toda clase de oficios y aptitudes profesionales que ahora se enseñan en distintos tipos de instituciones educativas se aprendían antes de la práctica, ya fuera de manera independiente, a través de un proceso de ensayo y error, o dependiente, mediante algún sistema de tutoría. Muchos de ellos, aun se aprenden de ese modo.

Con respecto al sentido común, le proporciona al docente el significado de todos los objetos comunes. Posee autoridad tanto en términos predescriptivos como descriptivos, indicándonos no solo lo que es, sino también lo que debería ser con respecto a todo tipo de cosas y situaciones.

Los diversos componentes del sentido común influyen en el desempeño de un docente y se pueden arribar a dos condiciones. La primera es que el sentido común es esencial para el trabajo de un docente, y en aspectos nada triviales. Los actos de los docentes, responden de continuo a esa amplia y desarticulada red de conocimientos compartidos que incluye gran parte de la que la gente quiere decir cuando se refiere al sentido común. Los dictados de esa red invisible de restricciones y sensaciones culturales posibilitan el intercambio social y la enseñanza misma.

La segunda conclusión sostiene que, al margen de los perfiles profesionales, todos actuamos según ese tipo de conocimiento.

Así las cosas, podríamos afirmar que ningún docente puede sentirse "dueño" de un saber acabado, y aunque se puede argumentar que hay conocimientos que tienen una permanencia en el tiempo, a la hora de enseñar, habrá que tener presente la diversidad del alumnado, e interrogarse acerca de cual es la forma mas apropiada de enseñar los contenidos al grupo de alumnos.

BIBLIOGRAFIA:

  • Antelo, E. –Redondo P (2004) " Que quiere Ud. de mi? Lo incalculable en el oficio de enseñar. Revista la Educación en nuestras manos. Nº 72. Octubre de 2010

  • Pérz Gómez,A. La cultura escola en la sociedad neoliberal. Ed. Morata.

  • Tamarit, J. La función de la escuel: conocimiento y pooder. Educar al soberano( pag. 15-49).

  • Rigal Luís – "EL APRENDIZAJE DE LAS INCERTIDUMBRES"

  • Ortega Facundo – " UN PERFIL POSIBLE PARA EL DOCENTE"

  • Burnichón María – En Ortega, Facundo y otros "LA EDUCACION HOY, UNA INCERTIDUMBRE ESTRUCTURAL" V Congreso Nacional de Educación – Cba. 2003.

  • Jackson Phillipe "Introducción y Acerca de Saber Enseñar" en "LA PRACTICA DE LA ENSEÑANZA" – AMORRORTU EDITORES – Bs. As. 2002.

 

[1] Lalo: es un joven de 28 años de edad, de oficio peluquero, sin trabajo, vive en una casilla del ferrocarril con sus 5 hermanos menores, porque sus padres los abandonaron hace tres años, quedando a cargo de él la responsabilidad de intentar darles la esperanza de un mundo mejor… homosexual, que por su situación desempleado y estigmatizado, tiene que prostituirse para llevar todos los días el pan a su casa, él se excusa de ser consumidor porque le da asco tener que llevar la vida que lleva… “ Lo trascripto está publicado en la revista institucional “Medio Tarde ( pero no Tanto…) Nº 2 . que se adjunta al presente ensayo.

 

 

Autor:

Prof. y Esp. Ernesto H. Marcellini

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