Felicidad, placer, amor y responsabilidad en adolescentes retrasados mentales
Enviado por Ana Luisa Rodriguez Rodríguez
Resumen
La educación sexual en nuestra sociedad está encaminada a preparar a las nuevas generaciones para el amor, el matrimonio y la familia. Esta debe formar parte de la educación integral de la personalidad de cada individuo en nuestra sociedad socialista siendo esto una problemática existente en nuestros adolescentes retrasados mentales. Daremos un visión sobre que sienten estas personas, como actúa la sociedad con ellas y qué es lo mejor para su desarrollo, centrándonos sobre todo en la falta de información, muchas veces provocadas por el propio desinterés de las personas ajenas al problema. Cuestiones tan naturales como estas siguen conservando la misma falta de consideración que hace cincuenta años.
Sumary: The sexual education in our society is encharged of preporing the new generations for love, marriage and the family.
This must consist of on integrated personality of each person in our socialist society being a real problem in our adolescents. We are going to give on explanation of what these persons feel, how the society acts with them and what is the best for their development, focusing in the each of information, sometimes caused by the persons which are not interested in the problem. Such daily matters are still having the some problem than 50 years ago.
Palabras claves: retraso mental, responsabilidad, adolescentes, educación sexual.
Contenido:
La Educación Sexual es una necesidad social, pues a las nuevas condiciones económicas, políticas y sociales de nuestra sociedad le corresponden nuevas formas de manifestar las relaciones entre los sexos, las que no son de sumisión, ni explotación hacia la mujer, sino de respeto, consideración, igualdad y ayuda mutua entre los sexos.
Esta tarea se acrecienta aún más para la escuela cubana si tenemos en cuenta que las concepciones de la sexualidad humana han sido enraizadas con una potente fuerza ideológica en nuestra sociedad. Por ello la educación sexual, se convierte en una necesidad insoslayable en la educación política-ideológica de la personalidad de las nuevas generaciones.
"La juventud es la edad del crecimiento y del desarrollo (…) Cuando no se ha cuidado del corazón y de la mente en los años jóvenes bien se puede temer que la ancianidad sea desolada y triste". Sin embargo no podemos olvidar que ese futuro hombre que en el mañana será un trabajador, un creador, un constructor de la patria socialista establecerá también en su actitud cotidiana vínculos con personas del otro sexo, amará, sostendrá relaciones sexuales, constituirá una familia, procreará hijos.
Es por ello que se hace imprescindible educar al mismo tiempo para el amor y la sexualidad, para que desarrollen relaciones sexuales responsables y enriquecedoras con el otro sexo en general y con una pareja adecuadamente seleccionada, para que formen una familia estable y virtuosa que a su vez ejerza un beneficioso influjo sobre la felicidad de la sociedad en su conjunto.
Así el hecho de no concebir la educación sexual como una dirección de trabajo educativo es fuente de complejos conflictos que afectan no solamente el éxito de la vida sexual individual, sino que tiene grandes repercusiones para la sociedad en su conjunto.
La educación sexual en nuestra sociedad está encaminada a preparar a las jóvenes generaciones para el amor, el matrimonio y la familia. Esta debe formar parte de la educación integral de la personalidad de cada individuo en nuestra sociedad socialista, siendo esto una problemática existente en nuestros educandos con afectación en la esfera cognoscitiva de tipo estable.
El objetivo fundamental de la educación es proporcionar a los sujetos las habilidades necesarias para su mera supervivencia y para su inserción social, desarrollando al máximo sus potencialidades físicas y psíquicas. Es ayudar a las personas a conseguir su autoafirmación, hacerla cada vez más dueña de sí misma y más autónoma e independiente: si algo necesita el retrasado mental es precisamente esta colaboración.
Todos los humanos tenemos derecho a la educación, así se recoge en Constituciones y Declaraciones de los derechos humanos. La educación del retrasado mental se plantea los mismos objetivos que la educación en general, ofrecer el máximo de oportunidades a cada individuo para que alcance el mayor desarrollo posible de sus capacidades.
Se habla muy poco de las aspiraciones del deficiente mental, de sus necesidades, de sus gustos y preferencias. Sin embargo, se habla en exceso de su infantilismo, de su incapacidad para comprender y asumir responsabilidades. Pero la realidad es que desde siempre se les ha educado así, como si fueran niños eternos. Hay que pensar en el deficiente mental en términos de proyecto de vida y en una educación de cara a un objetivo de vida adulta, lo más autónoma y plena que permitan las capacidades del sujeto.
La extensión en calidad y cantidad del derecho a la educación de las personas con retraso mental es en sí misma el mejor instrumento para luchar contra la marginación a la que tradicionalmente han sido condenados.
La persona con discapacidad mental, por una parte, tiene derecho a vivir y manifestar su sexualidad y, por otra, tiene un derecho igualmente fundamental a una educación adaptada a su estado, que le lleva a alcanzar el mayor grado posible de autonomía, como ya se ha dicho. La unión de ambos derechos debe afirmar que el derecho a la educación engloba la enseñanza de los aspectos que conciernen a la afectividad y a la sexualidad, que no pueden ser negados sin graves prejuicios para el individuo.
Si consideramos que la sexualidad es una dimensión nuclear de la persona, un factor importante en el logro de su equilibrio psicosomático se ha de concluir que la educación sexual es un elemento principal del proceso educativo.
Los estudios e indagaciones desarrollados en distintos contextos y espacios, tanto desde el punto de vista médico, pedagógico, psicológico, social, etc. han demostrado que las dificultades en el proceso de socialización, a partir de los perjuicios existentes en la sociedad, tienen una influencia decisiva en los padres y familiares más allegados al menor, e incluso en los educadores, los cuales ponen frenos e impiden que se consideren a los menores con retraso mental como personas iguales, con las mismas necesidades de dar amor y sentirlo, de expresar sus sentimientos afectivos y sexuales. Este estado de cierto aislamiento al que son expuestos un buen número de personas con retraso mental, conducen al desconocimiento de muchos de los elementos que le pueden proporcionar una adecuada expresión de su sexualidad, al respecto Gordon, S. (1981) expresó: "…los estudiantes con retraso mental poseen las mismas emociones e impulsos sexuales que sus compañeros no discapacitados, pero lamentablemente carecen del conocimiento adecuado lo que los coloca en una situación de desventaja y a pesar de todas las experiencias que poseen, son el segmento más vulnerable en nuestra población …"
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