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El valor del silencio en el proceso de mediación


Partes: 1, 2

    1. El conflicto
    2. Herramientas de comunicación del mediador
    3. Proceso de mediación
    4. Actitudes de fondo del mediador

    Dentro del campo de la Teoría del Conflicto y la Negociación, existe una obra cuya crucial importancia radica en el hecho de que nos prepara para saber tomar una actitud sensata, y a la vez prudente y equilibrada como intermediarios en una situación de conflicto, que consiste en saber evaluarla y evaluar como establecer los cimientos primarios, para una negociación adecuada basada en el silencio como estrategia para deliberar y mejorar la comunicación, pudiendo generar las bases para los primeros consensos. Me refiero al excelente libro "EL VALOR DEL SILENCIO EN EL PROCESO DE MEDIACIÓN: UN MEDIO PARA LA PAZ" de Miguel Armando Garrido, que bien puede considerarse un clásico de lectura obligada que nos permite aprender a dilucidar todos los factores a tomar cuenta no solamente para evitar que la sangre llegue al río sino conseguir por todos los medios que esta no corra.

    Una obra de esta naturaleza, más que un libro de texto convencional, es todo un manual que debe revisitarse para poder irlo apreciando cada vez más y más. A continuación, comentaremos algunas cosas claves que este contiene, de manera coloquial y en ocasiones reproduciendo textualmente algunos de sus párrafos de primordial importancia. La pretensión de estas líneas, consiste solamente en proveer una invitación a su lectura.

    La mediación viene a ser un trabajo fino de comunicación persuasiva para la construcción de consensos entre las partes, promovido por un sujeto o actor que actúa de manera imparcial y absolutamente ética y discreta.

    Este libro de Miguel Garrido no aborda técnicas concretas de carácter prospectivo para el análisis de conflictos en base al establecimiento de posibles escenarios, pero da muy buenas bases del proceso pragmático de la mediación y su sustento teórico.

    I. EL CONFLICTO

    "En toda relación interpersonal existen factores externos susceptibles de crear tensiones o conflictos". De no ser así, no existirían discrepancias o desacuerdos entre las personas y los grupos humanos de cualquier tipo. Las iniciativas de todos los seres humanos podrían siempre llevarse a cabo, todas tendrían sentido y nadie discutiría ni tendría dudas u objeciones.

    "Cuando tomamos conciencia de que existen factores externos a las personas, que pueden generar tensiones o conflictos; nuestra atención se centra en los factores que lo generaron y no en los temas o títulos que las partes dieron al conflicto". Lo importante en un conflicto es distinguir cómo es que se originó más que las dimensiones que llegó alcanzar aunadas a las justificaciones muy particulares de las partes, y de los actores interesados en que no se resuelva.

    "Los factores externos siempre se observan de una u otra manera en el proceso de mediación". Esto conlleva a entender que el valor fundamental del mediador es la imparcialidad que se sabe acompañar de una buena dosis de objetividad.

    "La fuente de las tensiones y los conflictos tienen una relación directa con el fenómeno de las aspiraciones y de las necesidades". Para que se compliquen las cosas debe de existir una situación que se salga de control y no existe conflicto que no se derive de un choque de intereses.

    "Cuando una aspiración no es tenida en cuenta, eso genera una subida de tensión.

    Del mismo modo, cuando una necesidad se manifiesta y no es tenida en cuenta eso provoca tensión". Los conflictos se suelen dar cuando las aspiraciones y necesidades no son tomadas -lo suficientemente- en cuenta.

    "Los conflictos nacen de tensiones que no se han tomado en serio ni a tiempo, o que no se han sabido o podido solucionar bien". Es muy importante entender que fue lo que generó al conflicto y qué es lo que está permitiendo amenace con volverse inmanejable.

    "Ante tensiones o conflictos lo ideal es prevenirlos… más que narrar las situaciones conflictivas, debe pensar cómo las va a trabajar". Las reflexiones de un mediador deben de privilegiar más la acción que el análisis -en sí mismo- exhaustivo de los hechos.

    "…la naturaleza del conflicto no debe ser vista desde una sola perspectiva, pues en ese caso funcionaremos fragmentariamente, es decir sin ver la totalidad que envuelve al conflicto". Desde el punto de vista jurídico consistiría en especificar a quién le asiste la razón o quién está autorizado para hacer tal o cual cosa, pero muchas veces la solución de un conflicto rebasa el ámbito de lo normativo. Aún dentro de lo meramente legal, nos vemos obligados a sopesar y equilibrar tres premisas:

    1)      Lo que no está prohibido está expresamente permitido.

    2)      Donde las leyes no distinguen no cabe distinguir.

    3)      La ignorancia de las leyes no exime de su cabal cumplimiento.

    "…observaremos el conflicto desde la perspectiva de una mala comunicación entre los sujetos conflictuantes que viven un proceso de mediación". El germen de los disensos, cuando no se vislumbra en ellos una justificación visible, se encuentra en una falta de comunicación, o bien en que ésta no es clara y acumula cierto ruido.

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