- Saber escuchar a otros
- Amar a todos los seres humanos
- Estar dispuestos a sufrir
- Golpear el cuerpo y ponerlo en servidumbre
- Ser diligentes
- Restringirse al hablar
- Ser estables
- No ser subjetivos
- Concerniente al dinero
- Otros asuntos de importancia
Saber escuchar a otros
El obrero de Dios debe aprender a oír a los demás, esta es una cualidad que a las personas nos cuesta mucho de desarrollar, es el hábito o la costumbre de saber escuchar a otro. Hoy día la mayor necesidad que tienen las personas es encontrar a alguien que quiera escuchar sus problemas y muchas veces los cristianos hablamos más de lo que escuchamos, antes que las personas compartan sus problemas nosotros ya les hemos dado según nosotros la solución, pero no es una solución correcta.
Hay tres cosas que debemos de saber:
UNO.- Las palabras que habla
DOS.- Lo que no dice
TRES.- Las palabras que están escondidas en su espíritu.
Cuando vamos a escuchar a otros debemos estar en tranquilidad y quietud delante de Dios para poder discernir lo que las personas quieren decirnos y no dar la respuesta antes de que acaben, sino esperar que Dios muestre lo que realmente hay en su espíritu. Debemos despojarnos de todos los perjuicios que hemos podido concebir en nuestra mente hacia la persona, porque así no la podemos escuchar porque ya hemos concebido una idea errónea sobre la persona. Y así no podemos ayudar a las demás personas, no solo necesitan que las escuchen, sino también necesitan una ayuda efectiva de parte nuestra, algo que ellos puedan ver. No debemos ser distraídos y hacer ver que nos nos importan sus problemas, sino discernir su estado de ánimo, para poder ayudarles.
Debemos dejar que Dios nos use como instrumentos como él quiere y no como nosotros queremos para que Él pueda hacer la obra en esa persona.
Amar a todos los seres humanos
El siervo de Dios debe valorizar a todas las personas por igual sin despreciar a nadie, debe amar a todas las personas sin hacer diferencia, porque todos los hombres son creados por Dios a su imagen y semejanza.
Si despreciamos a los demás no estamos preparados para servir a la obra de Dios.
Fue el mismo Jesús que no deprecio a la humanidad porque por amor el dio su vida por todos nosotros. Así que es muy importante que como obreros de Dios nos interesemos por todas las personas por igual, y aprendamos a servir a nuestro prójimo sin esperar nada a cambio, dice la Biblia que el hijo del hombre vino a servir y no a ser servido, debemos ayudar a los demás por amor y de una forma incondicional como Dios nos ama a nosotros y mostrar el amor de Dios que vive en nosotros a todas las personas para que puedan acercarse a Dios por nuestra forma de comportarnos y de vivir para Dios, necesitamos interesarnos por todas las personas por igual, sin mirar su estatus o su condición, como Cristo nos amó primero a nosotros.
Así debemos mostrar nuestro amor por la humanidad.
Estar dispuestos a sufrir
Todos los cristianos que sirven a Dios tienen que estar dispuestos a sufrir.
Dios no desea ver sufrir a su pueblo pero el cristiano que realmente ama a Dios estará dispuesto a sufrir por la obra de Dios, podemos sufrir con gozo sabiendo que Dios tiene el control de todo, no es que él quiera que suframos, sino al actitud que tomamos cuando pasamos por dificultades, que bien lo hacemos con gozo o dejamos que Satanás nos hunda si realmente entendemos esto estaremos preparados para padecer por Dios sin temer a las circunstancias ni a nadie, solo por amor a la obra de Dios.
Hay muchas personas que dicen que sufren mucho pero sufren por ellos mismos no por Dios, el que está dispuesto a pagar el precio es aquel que esta entregado por completo a la obra de Dios. Estando dispuesto a padecerlo que sea por amor a Dios sabiendo que Dios ve la actitud de su corazón ante las pruebas.
Golpear el cuerpo y ponerlo en servidumbre
También como obrero de Dios debemos estar dispuestos a servir a Dios con nuestros cuerpos. Como decía Pablo, golpeo mi cuerpo y lo pongo en servidumbre, esto requiere una disciplina en nuestro cuerpo. Debemos ser capaces de controlar a nuestro cuerpo de las necesidades que tenemos y ponerlas en sujeción y no permitir que nuestro cuerpo nos controle a nosotros mismos, sino que para poder servir a Dios cuando las circunstancias y Dios lo requieran. Que podamos estar dispuestos a doblegar nuestro cuerpos en la obra de Dios ya sea para ayunar o velar o cualquier otra tarea encomendada por Dios. Esto no significa que no tengamos que cuidarnos, debemos cuidar nuestro cuerpo pues es templo del Espíritu Santo y no debemos maltratarlo. El propósito es que cuando Dios exija un esfuerzo de nosotros estemos dispuestos a obedecerle.
Ser diligentes
Normalmente la vida personal del obrero determina su obra para poder servir, necesita tener la mayoría de las cualidades aquí mencionadas.
Debemos servir son diligencia no como el siervo de la parábola de los talentos que fue un siervo malo y negligente porque fue desobediente y lo que había en su corazón fue malo, porque no hizo lo correcto por la pereza, así pasa en la obra de Dios, muchos cristianos prefieren no hacer nada y esperar a que Dios haga lo que a ellos les corresponde, solo las personas diligentes pueden llevar a cabo la obra de Dios, como los discípulos eran personas activas dispuestas a trabajar en todo lo que pedían sin condiciones. Debemos esperar en Dios que él nos muestre en que podemos servir. Jesús trabajo en todo tiempo al igual que Dios, su padre.
El obrero diligente acaba una tarea y ya está esperando hacer otra cosa, debemos estar sensibles a Dios para realizar la tarea que él quiera. Pidámosle a Dios que nosotros podamos deleitarnos en el trabajo que hagamos buscando más oportunidades para servir, sin ser inútiles y perezosos.
Restringirse al hablar
Muchas personas podrían ser usadas por Dios pero no pueden serlo porque no controlan su forma de hablar y así se da lugar a que no pueda fluir el poder de Dios. El antiguo testamento enseña que lo que se ofrece para Dios es para siempre santo y así tendría que ser nuestra lengua santa, uy no usarla para otros propósitos que no agradan a Dios. Muchas veces con lo que hablamos la gente puede tener una opinión de nostros. También tenemos que tener cuidado con o que oímos y creemos de lo que nos están diciendo, no podemos ser buenos ministros de Dios si andamos divulgando cosas que a Dios no le gustan, el quiere que seamos canales limpios para poder hablar con denuedo su palabra, para que nuestro si sea si y nuestro no sea no de esta manera poder ser siervos útiles en su obra. Debemos ser personas confiables con los problemas que nos cuenta la gente y no andarlos divulgándolos a otros, también debemos tener cuidado de no andar divulgando los problemas espirituales que tienen los hermanos en cristo. Cuidado con mentiras y exageraciones que podemos hacer creando una influencia errónea hacia la persona a la que se esta juzgando. Debemos controlarnos y guardarnos y poder en sujeción y servidumbre delante de Dios nuestra lengua para poder ser usados por él. Debemos orar para que Dios nos limpie y persone haciendo nuestra lengua como la de los sabios. Apartándonos de aquellos que hablan de forma inapropiada para no caer en la tentación de criticar a otros, de esta manera bendecir y no maldecir.
Ser estables
El obrero de Dios también debe ser emocionalmente estable y no fluctuante. Debemos ser perronas fundamentadas en la roca, y no sobre la arena que cuando soplan los vientos son derribadas.
Cuando estamos bien afirmados en Cristo la tempestad vendrá pero no nos podrá derribar, porque la roca es Cristo y él nos hace estar firmes, por eso la iglesia está edificada en la roca. Un obrero que no está firme no puede servir a Dios porque ni el mismo sabe a donde se dirige o que quiere hacer.
Los siervos de Dios deben ser estables hablando palabra de Dios y no del diablo, como la experiencia de Pedro, si no hubiera sido por la transformación de Pedro en "Piedra" la iglesia hubiera tenido pocas esperanzas.
También muchas veces confundimos las emociones con nuestro corazón, no somos capaces de saber lo que sentimos o somos.
Tres características de un hombre inestable:
Es emocional
Tiene miedo de la perdida, dolor, la cruz y desea complacerse a si mismo.
Teme a los hombres y teme no complacerlos.
Las personas inestables actúan por impulsos en todas las circunstancias que se les presentan, debemos dejar de ser seres emocionales e impulsivos para poder hacer la obra de Dios, no debemos actuar a la ligera sino ver realmente lo que Dios nos está indicando y estar fuertes en nuestras dediciones.
No ser subjetivos
¿Subjetividad?
Es insistir en nuestra propia opinión al tiempo al que nos negamos a aceptar la opinión de otros. Estas personas son las que conciben un pensamiento y no hay quien las haga desistir de ellos incluso si es Dios quien les habla, no lo aceptaran porque su pensamiento es el que vale y esto es debido a que el "yo" no ha sido quebrantado por lo cual mantiene firme su prejuicio que no corrige ni olvida fácilmente.
Las personas subjetivas no saben escuchar a otros. Les resulta difícil aprender algo porque ellos piensan que lo saben todo. No debemos ser subjetivos ante Dios sino abiertos en nuestro espíritu aprender de él y estar sensibles a las cosas que él quiere enseñarnos.
Debemos ser personas a las que Dios pueda mover a allá para acá sin ningún esfuerzo e impedimentos, no debemos ser subjetivos.
Concerniente al dinero
Nosotros como cristianos nos oponemos a Mamón el ídolo del dinero porque sabemos que es opuesto a Dios.
Debemos tener una actitud correcta para el dinero para que Dios pueda usarnos con personas que tienen problemas con el, si no estamos claros en este concepto no estamos preparados para servir a Dios en la obra.
El amor al dinero es la raíz de todos los males. Vemos que Balam era un profeta que solo buscaba su interés, digamos que su ministerio estaba a la venta. Por esto Balam se equivocó porque solo buscaba la recompensa de Balac y Dios le dijo que no podía maldecir a su pueblo, pero él solo pensaba en su corazón en la recompensa que recibiría y Dios no estaba de acuerdo, pero le dejo ir para que aprendiera del error que iba a cometer.
Nunca debemos permitir ser controlados por el dinero, si no Dios, no podrá utilizarnos con efectividad en su obra, porque no podeos servir a Dios y a las riquezas. La Babianos enseña es no pedir ni esperar nada, para Dios el dinero no es de importancia y lo vemos cuando manda a los discípulos a que no llevaran ni calzado, alforja, pan, ni dinero, porque él sabía que nada les iba a faltar, cundo somos enviados por Dios a una misión no debemos preocuparnos por nada pues él suplirá nuestras necesidades, quiere que le sirvamos con lo que tenemos, no espera nada más de nosotros solo una buena actitud delante de él.
Otros asuntos de importancia
El carácter del obrero según Dr. Watshan Nie debe arreglar ante Dios los siguientes puntos:
Aferrarse a la verdad de Dios
Cuidar el propio bien estar físico
No preocuparse indebidamente por el estilo de vida personal
Comprender las áreas problemáticas de la virginidad, el matrimonio y otras.
El obrero de Dios debe aferrarse a la verdad sin importarle nada. Hablamos de la verdad de su palabra, no debemos alterarla ni dejar que nadie nos influya para ver las cosas de otra forma porque la vedad de Dios no se puede sustituir por nada ni nadie.
Debemos cuidar nuestro cuerpo para poder servir a Dios cuando estemos preparados, no sea que muramos antes que Dios nos envíe a su misión ya que nuestro cuerpo es el tempo del Espíritu Santo. Debe cuidar su sueño, descanso, higiene y nutrición, y debe aprender a comer todo lo que le pongan.
El obrero de Dios tiene que estar preparado para soportar cualquier circunstancia sin quejar y no estar aferrado a su propio estilo de vida.
También nos aconseja que el obrero es mejor que este soltero, porque asi tiene más tiempo para servir a Dios sin ataduras. Pero nos dan a elegir según nuestra necesidad ya que el matrimonio también es santo e instituido por Dios. También nos aconseja que los hermanos trabajen con hermanos y hermanas con hermanas para así evitar cualquier tipo de habladuría y otros problemas.
En resumen el obrero de Dios necesita todas estas cualidades para servir con eficacia en la obra de Dios. Pero para esto se requiere una continua y constante relación con Dios para que nos ayude a poder ser transformados.
Autor;
Jacinta Sanchez
Docente: IVONNE FRANCO