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El camote, producción y exportación


Partes: 1, 2

    1. Descripción
    2. Variedades de camote exportables liberadas por el INIEA
    3. Producción del camote
    4. Exportación del camote
    5. Recomendaciones generales, para la siembra de camote para el mercado interno y exportación
    6. Conclusiones

    INTRODUCCIÓN

    El camote es un cultivo asociado con la agricultura de subsistencia: no tiene altos costos por insumos, es apropiado para pequeñas extensiones, soporta condiciones marginales y, en términos generales, su rendimiento es aceptable. El Perú tiene la productividad más alta de la región: 16 toneladas por hectárea; sin embargo, no somos el primer productor en América Latina: nos anteceden Brasil y Argentina.

    En el país se producen anualmente más de 230 mil toneladas de camote en casi 15,000 hectáreas. Lima (donde se cultivan las variedades amarillo y morado) es el principal productor: representa el 70% de la producción y el 40% de la superficie, destacando los valles de Cañete y Huaral.

    1. DESCRIPCIÓN

    El Perú posee la mayor diversidad de variedades de camote del mundo, y crece en nuestro país desde hace 10 mil años, al igual que en Centroamérica. El agricultor peruano puede cultivarlo casi todos los días del año y crece en toda la a Costa, aunque la mayor zona productora de camote en el país se concentra en Lima, siendo Huaraz y Cañete las más representativas, aportando al mercado unas 120 mil toneladas métricas anuales.

    Son productores también los valles del norte chico como Huacho, Barranca y Pativilca, quienes tienen una menor superficie de siembra con 1,000 hectáreas, lo cual significa alrededor de 12 mil toneladas para los mercados de Lima.

    En los valles costeros de Ancash se cultiva aproximadamente 1,500 hectáreas que aportan al mercado 24 mil toneladas anuales; los valles de Lambayeque y La Libertad registran 2,300 hectáreas, con un aporte de 25 mil toneladas para el mercado regional del norte. En el sur, los departamentos de Ica y Arequipa producen un total 1000 hectáreas, que significa una producción de 16 mil toneladas métricas.

    El camote tiene bajos costos de producción. Un agricultor invierte alrededor de los S/. 0,12 por kilo producido, y el costo de la mano de obra (S/. 15,00 por jornal), montos que convierten al cultivo en altamente competitivo frente a los costos de producción de los Estados Unidos (que en algunos casos llega a superar 10 veces más de nuestros costos). Ello convierte a nuestro camote en un producto altamente competitivo para la exportación.

    El Perú produce anualmente 12 mil 250 toneladas camote, destinado para el mercado interno; también es destinado para actividades de transformación como harina, almidón y fritura.

    En el mercado de las exportaciones los países nórdicos de Europa y Canadá importan anualmente 30 mil toneladas, de Israel, Africa, UEA y otros países.

    Actualmente, el camote peruano tiene como sus principales mercados al Reino Unido, Bélgica y Holanda, y llega gracias a la empresa privada (ATOS S.A. y American Exporters); sin embargo solo el 15% las raíces tuberosas, en las cosechas de la variedad INA 100-INIA posee calidad exportable; limitando los volúmenes de exportables. No obstante, el INIEA estudia el desarrollo de una nueva variedad de camote de alta calidad exportable, lo cual toma de tres a cuatro años aproximadamente.

    Las exportaciones de camote en el Perú también generan un alto uso de mano de obra sobre todo femenina, y sólo para llenar un contenedor se requiere de 180 jornales, desde la siembra hasta el empaque.

    La cadena productiva del camote involucra a más de 10 mil unidades agrícolas, conformadas por pequeños agricultores parceleros, que generan un millón 440 mil jornales de los cuales 504 mil corresponde a mano de obra femenina.

    A comer camote

    Es un producto altamente nutritivo, de bajo costo y una alternativa para la alimentación infantil por su valioso contenido de carbohidratos (de 113 a 123 calorías por cada 100 grs. de camote), proteínas (de 1,3 a 1,8 grs. por cada 100 grs. de camote) y caroteno (de 0,048 a 0,084 mg de Beta Caroteno por cada 100 grs. de camote), necesarios para el normal desarrollo de los niños, especialmente, sería para los menores de 5 años, cuyo índice de desnutrición crónica supera el 26% y uno de cada dos de ellos sufre de anemia.

    Además tiene un contenido importante de vitamina C (17 mg/100g.), potasio (200 a 300 mg/100g.), hierro (0,7 mg/100g) y calcio (32 mg/100g).

    Lamentablemente, su consumo cápita no supera los 7 kilos por año, ello porque existe un desconocimiento de la existencia de alimentos como el camote con altos contenidos nutricionales y de bajo costo económico que refuerzan la alimentación diaria familiar.

    Sus hojas y follajes, además, son un elemento importante para la alimentación del ganado vacuno lechero, pues su alto contenido de proteínas (16%) similar a la alfalfa hace que sea un alimento que estimula la producción de leche.

    De otro lado, el follaje del camote, por su bajo costo y por estimular la producción de leche, es utilizado con éxito en la alimentación animal; sólo en el valle de Cañete hay una población de más de 25 mil cabezas de ganado vacuno (según censo de vacunación del SENASA), que se alimenta con este follaje.

    Alternativa para la protección ambiental

    Consumiendo camote se puede combatir no sólo la desnutrición sino también la pobreza. Este producto no se limita a ser una planta alimenticia sino que también juega un rol importante en la industria, como en la producción de almidón, harina, caramelos y alcohol.

    Es interesante destacar el trabajo que realiza con el camote la empresa japonesa Toyota utilizándolo como materia prima para la producción de plásticos biodegradables, en sustitución de plásticos de petróleo no degradables, y en la fabricación de autopartes de automóviles, estimándose que se requerirán 20 millones de toneladas de este producto al año.

    Y es que los desechos de material plástico no se degradan ni en mil años y anualmente estos desechos causan la muerte de peces, aves y mamíferos marinos, las mismas que se descomponen, más no el plástico que les causa a muerte.

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