De esta manera, se conforman fundamentalmente dos zonas productoras de hoja de coca: una ubicada en las zonas yungueñas de la Paz, denominada también "la zona tradicional", y la otra que se encuentra en Cochabamba, en el sector de Chapare, también llamada "trópico de Cochabamba". Ésta última, más combativa, se caracteriza por su permanente confrontación frente a las políticas neoliberales llevadas a cabo por los diversos gobiernos. Las grandes movilizaciones de las comunidades indígenas, en este caso principalmente la aymara a la cual pertenece Evo Morales, se vinculan tanto con factores estructurales tales como el económico, social, político y cultural como con factores coyunturales que actúan como detonantes de las mismas. De acuerdo con Xavier Albó, los objetivos de éstas son más bien expresivos, para demostrar su presencia y potencialidades, que estratégicos para obtener un logro inmediato y concreto.
Los bloqueos de calles y rutas representan una inversión del orden establecido, ya que les permite a estos segmentos oprimidos de la sociedad boliviana ejercer, de cierta manera, autoridad sobre quienes normalmente toman las decisiones sin tenerlos en cuenta.
La vigencia de esta práctica heredada se evidencia en los sucesos ocurridos tras la crisis política de 2003 que tuvo como resultado la caída del Presidente electo en 2002, Gonzalo Sánchez de Lozada: manifestaciones y marchas multitudinarias, huelgas de hambre, cercos campesinos, bloqueos de calles y principales rutas, ocupación de tierras, paros regionales e insurrección. Se evidencia así, que aún a inicios de la vigésima primera centuria gran parte de las reivindicaciones sociales se han manifestado a través de la acción directa y de procedimientos extraparlamentarios. Por ello puede afirmarse la existencia de una tensión entre las "política en las calles" y la política institucional, que hoy en día el MAS ha podido superar.
A partir de la posesión de Evo Morales como presidente de la República se modificaron las relaciones entre algunos movimientos sociales y el Estado, teñidas en el pasado por la enemistad. Este cambio se expresa no solamente por el carácter que asumió el discurso gubernamental sino por la presencia de dirigentes de varias organizaciones en el Poder Ejecutivo.
Por otro lado, el movimiento cocalero incluye en su discursividad reclamos de tipo indigenista como el reconocimiento de la dimensión cultural de la hoja de coca en tanto tradición milenaria de los pueblos indígenas andinos, utilizada en rituales y como recurso alimenticio. Dicha reivindicación es una respuesta a la acusación por parte de Estados Unidos hacia Bolivia como país productor de cocaína en el marco de la " lucha anti-drogas". Es necesario recordar que las políticas de imposición del país del Norte para erradicar la hoja de coca en la región aparecen incipientemente en el año 1977 (ver apéndice).
De este modo puede reconocerse una tradición de lucha de raigambre sindical – tomándose como paradigma la Revolución de 1952, donde los trabajadores mineros organizados mediante el uso de fusiles, en un enfrentamiento que dejó como saldo varios heridos y muertos, apoyaron al Movimiento Nacionalista Revolucionario (MNR) llevando al poder a Víctor Paz Estenssoro y derrocando la dictadura de Ballivián – ,
sumada a reivindicaciones de corte étnico/ culturales que le otorgan un carácter novedoso. En concomitancia con lo anteriormente afirmado y siguiendo a Fernando Mayorga, los movimientos sociales pueden definirse en relación con una forma de acción colectiva orientada a canalizar demandas mediante el cuestionamiento al sistema vigente y caracterizada por diversos grados de organización, rasgos identitarios compartidos y ciertos elementos de solidaridad grupal. [3]
El funcionamiento de estos movimientos se basa en una lógica de toma de decisiones de "abajo hacia arriba", es decir, de manera deliberativa y sus objetivos están planteados en consonancia con su identidad étnico- cultural y el territorio.
A fines de los años noventa, el accionar de dichos movimientos se modificó sustantivamente gracias a la emergencia de nuevas demandas y a las transformaciones en la política institucional producto de la crisis estatal que se manifestó en el cuestionamiento al modelo económico neoliberal que privilegiaba la inversión extranjera minimizando el papel del Estado y, fundamentalmente, en el agotamiento de un modelo de gobernabilidad centrado en el sistema de partidos y en la formación de coaliciones.
El MAS: "los cocaleros en la arena política."
Para comprender claramente el surgimiento del movimiento cocalero como organización política, debemos tener en cuenta la configuración del escenario político boliviano que se inicia en 1985 y finaliza en 2002 y que se denominó "democracia pactada". Ésta se caracterizó por el funcionamiento del sistema partidario, con base en cinco partidos tradicionales tales como Movimiento Nacional Revolucionario, Acción Democrática Nacionalista, Movimiento de Izquierda Revolucionaria, Unión Cívica Solidaridad y Conciencia de Patria, bajo una lógica de acuerdos, pactos y coaliciones gubernamentales entre oficialismo y oposición que fomentaron un presidencialismo parlamentarizado. Fernando Mayorga sostiene que "…se caracterizó por el predominio de una tendencia centrípeta en el sistema de partidos merced a la articulación hegemónica de la democracia representativa y el neoliberalismo económico que incentivaba el establecimiento de una lógica de pactos para la conformación de gobiernos de coalición, con la presencia alternada de tres partidos en la conducción presidencial (MNR, MIR y ADN) y el surgimiento del neopopulismo como corriente política expresada en dos nuevos partidos (UCS y Condepa)…" [4]Esta configuración del sistema partidario se verá reestructurada a partir de 2002 con la llegada al poder de nuevas fuerzas políticas opositoras al modelo político y económico vigentes hasta ese momento.
El Movimiento Al Socialismo, en cuanto organización política, halla su emergencia en torno al debate iniciado en 1992 al interior de la Confederación Sindical Única de Trabajadores Campesinos de Bolivia con la finalidad de brindar un instrumento político a los pueblos indígenas y a los sindicatos campesinos. Entre estos últimos se destacaba el de los productores de hoja de coca puesto que inicialmente la CSUTCB estaba conformada por una mayoría de dirigentes de la Confederación de Cocaleros del Trópico del Chapare (Cochabamba), de la cual Evo Morales [5]era su principal exponente. Las divergencias internas entre sectores y dirigentes sumadas al fracaso ante la Corte Nacional Electoral del intento de obtención de una personería jurídica para un partido denominado Asamblea por la Soberanía de los Pueblos (ASP) impidieron a su vez la posibilidad de participación electoral con una organización propia. Fueron estas las razones que conllevaron a que algunos dirigentes se presenten como candidatos por otras fuerzas de izquierda, tal como el frente "Izquierda Unida", vinculado al Partido Comunista Boliviano. Finalmente, su fundación recién sería alcanzada hacia 1999 cuando la utilización de la sigla MAS – correspondiente a una pequeña organización de izquierda surgida en el seno del partido Falange Socialista Boliviana que había obtenido la personería jurídica 12 años antes – permitió a los seguidores de Evo Morales participar en los comicios municipales de 1999 y acceder así al parlamento con cuatro diputados uninominales. Sin embargo, su desempeño parlamentario durante éste periódo fue marginal y secundario y conjugado con las presiones norteamericanas para erradicar las plantaciones de coca, que desembocaron en fuertes conflictos entre los productores cocaleros y las fuerzas policiales, derivó a que en enero de 2002, el dirigente de origen aymara fuese expulsado del parlamento bajo la acusación de haber abusado de su inmunidad parlamentaria para "incitar a cometer acciones violentas que luego generaron graves delitos penales". Es en éste mismo año cuando dicho movimiento empieza a cobrar preponderancia en la arena política, al obtener en los comicios presidenciales el 20, 94 % de la votación y su candidato, Evo Morales, pasa a segunda vuelta congresal disputándose la presidencia con Gonzalo Sánchez de Lozada candidato por el MNR que había obtenido el 22, 46 % . De este modo, se convierte en la segunda fuerza política del país y luego de la revuelta popular de 2003 que concluyó con la renuncia del presidente y su sucesión constitucional en el vicepresidente Carlos Mesa, se transforma en la primera (ver apéndice) .Es así que el MAS pasa de ser una fuerza regional asentada en los sindicatos campesinos cocaleros a ser un partido nacional que aglutina en su interior organizaciones sindicales, sectores urbanos de la región occidental del país y comunidades indígenas.
Especificidades y rupturas con los partidos tradicionales
Como ya ha sido mencionado anteriormente, el MAS es un partido atípico en cuanto a su especificidad organizativa puesto que tiene su origen al interior del movimiento sindical agrario y se vincula además con las comunidades indígenas. En cuanto al proceso de toma de decisiones, denota una fuerte impronta sindical enraizada en el asambleísmo minero de la revolución de 1952, de igual manera que las directrices del partido son entendidas como pautas para la acción sindical. La selección de candidatos, las definiciones tácticas así como también la toma de cualquier otra decisión coyuntural se realizan bajo dicha lógica asambleísta.
Esto se hace visible en el rol que desempeña el líder del MAS, Evo Morales, en cuanto que aún habiendo asumido puestos políticos a nivel institucional, como diputado por ejemplo, continúa ocupando su cargo como dirigente sindical, del mismo modo en que otros referentes de organizaciones de base tales como federaciones regionales, sindicatos y centrales campesinas también lo hacen. Por otra parte, el orígen campesino e indígena de sus bases sociales, con sus propias tradiciones y costumbres influyen en la organización de dicho partido. Si bien, involucra algunos rasgos autoritarios típicos de los partidos de izquierda, es el único partido boliviano que contempla la rendición de cuentas por parte de los dirigentes sobre su accionar.
En relación a este aspecto Mayorga sostiene que esta mixtura de pautas organizativas influye en su estilo de acción política que combina la labor parlamentaria del partido con medidas de presión extraparlamentaria sindicales, que reflejan un vínculo conflictivo con la democracia representativa. Para este autor se vislumbra una tensión entre una tradición sindical contestataria al Estado y su estrategia política. Al mismo tiempo la fortaleza organizativa de los sindicatos campesinos y de las diversas organizaciones sociales que lo conforman le otorga una gran capacidad de movilización.
Con respecto al discurso del MAS también allí puede hallarse una ruptura con los partidos de izquierda tradicionales, porque no pone el énfasis en las distinciones de clase sino que lo hace centrándose en reivindicaciones étnico- culturales y anti imperialistas como el reconocimiento de la dimensión cultural de la hoja de coca en tanto tradición milenaria de los pueblos indígenas andinos. A su vez, critíca al neoliberalismo apelando al nacionalismo estatista de los años cincuenta entendido como el control total de la economía por parte de un Estado fuerte, dueño de sus recursos naturales y de sus empresas de producción. De esta manera su discurso se complejiza puesto que retoma divergentes componentes ideológicos del ámbito sindical y comunitarista para el proceso decisorio y del campesinado indígena, su referencia a los "pueblos" como baluarte de la resistencia a la explotación capitalista y la dominación colonial.
En vinculación con su discursividad, los principios ideológicos del MAS se definen en torno a una crítica a la cultura occidental, el colonialismo europeo, la dominación -ya sea cultural o económica -padecida por los pueblos originarios y la manera en que han sido esquilmados los recursos de dichos pueblos, el imperialismo, el neoliberalismo y la pobreza extrema en la región. Por otra parte, se centra en la reivindicación de los 500 años de resistencia de los pueblos indígenas, en la nacionalización y estatización de los recursos naturales, en el reconocimiento de la dimensión tradicional y ritualista de la hoja de coca, la defensa de la madre tierra, la práctica de la justicia social y de una real democracia participativa y la integración latinoamericana.
Conclusión
Para cerrar este trabajo puede concluirse que el MAS representa una novedad en cuanto partido político, debido a las numerosas divergencias con los partidos tradicionales de izquierda bolivianos que a lo largo del análisis precedente hemos evidenciado, las cuales le han permitido representar una salida a la crisis política que aquejó al país a inicios de este siglo y que concluyó con el adelantamiento de las elecciones para diciembre de 2005. Estos comicios son los que dieron lugar a la llegada al poder de Evo Morales, líder indiscutido del MAS. En cuanto al movimiento social que constituye su base, este esgrime sus banderas y reclamos mediante la protesta y la acción directa en las calles, una tradición que ha recogido de su génesis sindical y campesina.
Sus reivindicaciones étnico- culturales, sus orígenes en el movimiento sindical y su consonante tradición de lucha, sus bases sociales integradas por comunidades indígenas como aymaras y quechuas, su tránsito de "la protesta a la propuesta" pueden llevarnos a afirmar, junto con Mayorga, que "Con una base electoral estable, arraigo social, fortaleza organizativa – aunque con déficit de institucionalización – y un liderazgo propio, este partido expresa la irrupción de nuevas demandas y nuevas identidades en la política boliviana, con capacidad de incidir en el decurso del proceso democrático y en el cariz de las reformas estatales, constituyéndose de esta manera en la principal fuerza política de la izquierda." [6]
Autor:
Maria Jose Olguin
[1] Maira, Luis. " Dilemas internos y espacios internacionales en el gobierno de Evo Morales" en Revista Nueva Sociedad N °209 , mayo -junio 2007.
[2] Chamorro, Juan Carlos "Movimientos sociales en Bolivia" en http://www.fjernenaboer.dk
[3] Mayorga, Fernando. " Movimientos sociales, política y Estado" en Opiniones y Análisis (La Paz: Fundemos) N° 84.
[4] Mayorga, Fernando. " Neopopulismo y democracia. Compadres y padrinos en la política boliviana" (La Paz: Plural), 2001.
[5] Es el jefe del MAS desde su fundación y el máximo dirigente de las Federaciones de Trabajadores Campesinos del Trópico de Cochabamba. Su primera aparición en la escena política se produjo en 1997, al ser elegido diputado uninominal por el frente Izquierda Unida, vinculada al PCB. En el año 2002 fue elegido diputado uninominal y disputó la presidencia en segunda vuelta a Gonzalo Sanchez de Lozada del MNR.
[6] Mayorga, Fernando. "La izquierda campesina e indígena en Bolivia", Cochabamba, 2005.
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