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El caso de la fábrica de chatarra


    El caso de la fábrica de chatarra – Monografias.com

    Personajes:

    Meztli: niña

    Quetzalli: niña

    Ogro gris, representa el aborrecimiento a los niños

    Quetzalli: Hace tiempo, en esta región vivía una amiga que me caía tan bien, mostraba en su cara una linda sonrisa, tenía unos ojos grandes, parecían como dos soles, brillantes, lúcidos. El árbol se ve tan solo sin su presencia. Sus padres se la llevaron, un día vino para despedirse de mí. Ese día cantábamos y jugábamos.

    En el pasado.

    Cantan: Naranja dulce

    Limón partido

    Dame un abrazo

    Yo te lo pido

    Si fuera falso

    Tus juramentos

    En otros tiempos

    Se olvidarán

    Toca la marcha

    La marcha toca

    A mi casita

    Yo ya me voy.

    Meztli: A veces imagino que algún día la luna se apagará. ¿Crees que eso ocurra?

    Quetzalli: Pregúntale. Ella se llama como tú. Meztli significa luna. Seguramente por esa razón te contestará.

    Meztli: Esta noche le gritaré, a ver qué me dice. Siempre le hago preguntas y nada. Voy a extrañar este árbol, pues es donde todos los días jugamos. (Lanza una piedra con la resortera). Esa será la última piedra que lanzaré.

    Quetzalli: ¿Cómo? ¿La última piedra?

    Meztli: (Triste). Si me iré.

    Quetzalli: ¿A dónde?

    Meztli: A otra ciudad. No me mires con esa cara, yo no quiero.

    Quetzalli: Pero ¿por qué?

    Meztli: Hoy papá dijo que nos vamos mañana. Dijeron que allá iba a ir a otra escuela, que hay muchas escuelas y que él por fin si va tener trabajo. Mi mamá notó mi tristeza pero solo dijo que papá tenía razón.

    Quetzalli: Pero si acá vas a la escuela.

    Meztli: Sí, y me gusta mucho.

    Quetzalli: (Triste). Qué bueno, tú vas.

    Meztli: Quita esa cara. Convence a tu mamá que te inscriba.

    Quetzalli. Lo veo difícil, ella dice que no sirve de nada, que solo sería perder el tiempo, lo mismo dice la abuela, yo creo que se hartan porque les hago muchas preguntas, seguiré vendiendo chicles. Me tapan la boca cada que quiero saber algo interesante. Quisiera saber por qué el ogro gris odia tanto a los niños. ¿Supiste que acaba de robarse a dos chamacos de la escuela donde tú estudias? Dicen que se los llevó a su casa, donde adora a espíritus chocarreros, seguramente los convirtió en chatarra.

    Meztli: ¿Chatarra? ¡Qué horror!

    Quetzalli: Niños grises, inservibles.

    Meztli: Olvida eso, mejor vamos a ver quién llega corriendo a aquel árbol que se ve allá. Corre, anda.

    Quetzalli: No me provoques porque te gano. Recuerda que soy tan veloz como una liebre.

    Meztli: Pues a ver, alcánzame, espera. Ten cuidado en aquellos rumbos hacia donde corres vive el ogro. Esta chamaca ya voló, espérate.

    Aparece el ogro gris.

    Ogro gris: Niños, niñas. ¡Qué pavor! Con esta red me llevaré a unos cuantos despistados y despistadas que se aparezcan por aquí. Tengo ganas de comerme sus cerebros, mi querida serpiente, ¿me ayudarás? (La serpiente es un títere que porta en una de sus manos). (La serpiente afirma). Esa actitud me agrada, no me dejas, eres más fiel que los hambrientos perros de este lugar. Volveremos chatarra a todos los escuincles y después llenaremos nuestros costales y los venderemos. Chatarra, chatarra. Que bien. Bien hagamos nuestro conjuro. Hormonas de chancho, y harinas de plástico, tóxicas bebidas y frituras hechas con petróleo, haz que esta inteligente y guapa mujer sea feliz. Listo, vamos mi estimada viborina, hoy parece ser un gran día. (Sale).

    Quetazalli: Meztli, Meztli, ¿dónde andas? Ésta condenada. (La busca).

    Meztli: (Jugando). Soy la bruja cara de serpiente y el ogro que le huelen las patas.

    Quetzalli: (Con miedo). ¡La bruja! ¡El ogro!

    Meztli: Los mero meros petateros. Ando buscando a una niña llamada Quetzalli, una chiquilla preguntona que quiere ir a la escuela.

    Quetzalli: No esté jugando señora. ¡Ay ya me oriné!

    Meztli: Tan grandota y tan meona.

    Quetzalli: Tú tienes la culpa, para que me asustaste.

    Meztli: Se te olvida que de vez en cuando me gusta fastidiarte.

    Quetzalli: Si pero no me espantes con mi mayor miedo.

    Meztli: Ya no te lo tomes tan enserio. Mira mejor a ver si logras descifrar estos acertijos que me sé.

    Quetzalli: Acertijos. ¿Qué es eso?

    Meztli: Algo que hace pensar, no sé muy bien cómo explicarte pero tienes que adivinarlos. Haz de cuenta que yo soy la maestra y tú la alumna. (Juegan a la escuela). Ahí te van. Mientras más cerca más lejos es y, mientras más lejos más cerca es ¿Qué es?

    Quetzalli: (Escribe en un pizarrón imaginario). Sepa la bola.

    Meztli: ¡Eso está muy mal! La cerca. Ahí te va otro. Tengo ciento cincuenta sillas y ciento cincuenta monos ¿Cuántas sillas me quedan?

    Quetzalli: (Vuelve a escribir en el pizarrón imaginario). Sepa la burra.

    Meztli: ¡La burra eres tú! No estudias niña, me desesperas. ¿Te das?

    Quetzalli: Ya dígame maestra.

    Quetzalli: Son cien sillas porque senté a cincuenta monos.

    Mientras eso ocurre aparece el ogro gris.

    Ogro gris: Mira viborina, dos hermosas criaturas, nuestra colección quedará completa. (La víbora habla). Pa luego es tarde, no perdamos el tiempo. (Diálogo del ogro gris). Tranquila, no te aceleres.

    Meztli: Ya me dio hambre.

    Quetzalli: Ya somos dos.

    Ogro gris: A vender se ha dicho. (Conjuro para transformarse). Hormonas de chancho, harinas de plástico. (Truena los dedos y se transforma en una vendedora, arroja unos polvos a la comida que trae para vender).

    Vendedora-ogro: Charritos, charritos, barato, barato como la carne del gato. ¿Quieren algo?

    Quetzalli: Nos encantaría pero no tenemos dinero.

    Meztli: Ni un centavo.

    Vendedora- ogro: Prueben sin compromiso, se ven hambrientas. Una probadita.

    Meztli: ¿Y cómo le pagamos?

    Vendedora-ogro: Con una sonrisa.

    Quetzalli: Si es así, órale.

    Vendedora- ogro. Y qué hacen jugando por aquí, este lugar es peligroso, he escuchado cada cosa, la gente cuenta que hay ladrones y roba chicos. Pero ustedes no pongan esa cara, soy como su ángel, ya ven les traje comida, coman, coman, con confianza, como si estuvieran en su casa.

    Las niñas comen una sopa instantánea.

    Quetzalli: Solo corremos, brincamos.

    Meztli: disfrutamos de la vida.

    Vendedora-ogro: Hacen muy bien, me encanta ver a la niñez tan contenta. En estos tiempos es lo que nos hace falta, con tanta maldad en el mundo.

    Quetzalli: Nunca la habíamos visto por aquí.

    Vendedora-ogro: Cierto, soy nueva en esta zona, así me gano la vida. Miren, coman estas papitas.

    Meztli: Muchas gracias. Se ven deliciosas.

    Vendedora- ogro: Y qué me dicen de esta bebida.

    Quetzalli: (La bebe). Refrescante.

    Vendedora- ogro: Y por aquí traigo más, éntrenle, aprovechen. Al cabo que es: "barato, barato como la carne del gato".

    Meztli: Oye amiga, no me puedo mover, todo me pesa.

    Quetzalli: Pensé que solo yo estaba sintiendo esto.

    Meztli: No puedo mover las piernas, los brazos.

    Quetzalli: Yo tampoco. ¿Qué nos está pasando?

    Meztli: Ayúdenos, por favor.

    Vendedora-ogro: No entiendo qué está pasando. Vamos a mi casa, allá las puedo ayudar, vivo muy cerca de aquí, tengo un buen jarabe para esos malestares.

    Quetzalli: Anda, vamos.

    Meztli: Tengo miedo.

    Vendedora- ogro: No pasará nada. Vamos.

    En la fábrica de chatarra.

    Meztli: Mi cuerpo es tan pesado.

    Quetzalli: Mi cabeza es tan pesada.

    Meztli: Esa señora quedó en que nos iba a ayudar, y mira… Nada.

    Quetzalli: (Con susto). ¡Mira todos estos niños, están hechos chatarra!

    Meztli: ¿Chatarra? ¿De verdad?

    Quetzalli: Mira bien a tu alrededor. No puede ser, estamos en la fábrica de chatarra.

    Meztli: Esa señora nos tomó el pelo.

    Quetzalli: Todo esto es tú culpa, para que nos alejamos de la casa.

    Meztli: No es mi culpa, las dos corrimos, ahora me quieres echar la…

    Quetzalli: Es que… tus papás han de estar preocupados por ti.

    Meztli: También por ti.

    Quetzalli: Mis papás, sí cómo no, ni siquiera me ven, se la pasan peleando, gritándose. Sus voces las tengo bien clavadas en mí cabeza. Andan con unas carotas de cansancio y fastidio. No platican conmigo. ¡Por eso me salí a la calle!

    Ogro gris: Ah que papás los tuyos, tan desconsiderados. Pues ¿qué crees? Que desde hoy no los vas a volver a ver. Esta será tu casa.

    Ambas gritan con susto.

    Meztli: ¡Ella es la culpable de que estemos aquí! ¡Condenada!

    Ogro gris: ¡Eres muy enojona! Ésta, tu casa, bueno la fábrica de chatarra es lo más hermoso que pudiste haber encontrado.

    Quetzalli: ¿Qué nos vas a hacer?

    Ogro gris: ¡Qué hermosa niña! Muy buena tu pregunta, te la contestaré en un rato.

    Meztli: (Mirando todo el espacio). ¿Por qué tienes así a los niños? ¿Qué te hicieron?

    Ogro gris: ¿Tenerlos cómo? ¿Vueltos residuos? Ellos no volverán a conocer su mundo, ¿para qué? Este mundo no merece niños, ya somos muchos. La industria de desperdicios infantiles es el mejor universo para ser moldeados. Detesto sus sonrisas, su inocencia, detesto que sean… niños.

    Meztli: ¿Por qué dices eso?

    Ogro gris: Saliste preguntona. Bueno, ya que te me quedas viendo con tanta intriga, te diré, a ver si así dejas de preguntar. Verás chamaca, no tuve niñez, mi mamá me ponía a aprenderme todos los conjuros… No es fácil que los niños digan: no se acerquen al hijo de la bruja, te puede convertir es sapo o rata. ¡Corran! Así crecí, viendo como los escuincles se largaban al verme, también me lastimaba que me dijeran feo, deforme.

    Quetzalli: ¿Cómo fue que nos trajiste?

    Ogro gris: Pues con una nutritiva comida. El hambre las hizo caer en mis garras. Eso les pasa por curiosas. Deliciosa esa sopita ¿verdad?

    Meztli: Mi cuerpo es tan torpe.

    Ogro gris: Tal y como sucede cuando un niño entra aquí. Ya sé qué voy a hacer con ustedes. Necesito niñas que no piensen, sobre todo en esta región que se está infestada de escuelas. ¡Huácala con las escuelas! Solo son centros de perdición.

    Quetzalli: Yo ni a la escuela voy. Pero si me gusta saber. Y sé que eres un ser malvado, perverso, amargado, lleno de odio.

    La serpiente que el ogro gris trae en la mano reacciona enojada.

    Ogro gris: Tranquila viborina, si las muerdes estirarán la pata, y no se vale. Solo me faltan dos mocosos, bueno, en este caso mocosas para completar mi colección de desecho, recuerda que tenemos que moldear niños, para crear unos nuevos, infantes grises.

    Meztli: ¡No me haga nada por favor!

    Ogro gris: Está bien mi querida amiga, qué miedo muestran tus ojos. ¡Qué tierna! Bueno, las dejo, tengo que ir por unas cuantas herramientas. Martillo, clavos, etcétera, etcétera. Serán lindos residuos. Ya ven, quien las manda a andar de chatarreras.

    Sale.

    Quetzalli: ¿Y ahora qué vamos a hacer?

    Meztli: Pensar en algo, ese monstruo no se puede salir con la suya.

    Quetzalli: Me pregunto si estos niños vueltos hierro viejo, también fueron engañados. (Gritándoles) ¿Me escuchan? Nada que escuchan.

    Meztli: Por su comida que seguramente tiene un hechizo.

    Quetzalli: Me pregunto si volverán a reír. ¿Volverán sus sonrisas a la boca?

    Meztli: Uno de mis mayores miedos era este, caer en este horrible lugar, todos en la colonia decían que esta era la casa del chamuco. Y sí, le tengo miedo.

    Quetzalli: No hables de miedo que me da más miedo. Me da miedo morirme, todas las noches pienso en ello.

    Meztli: Hay miedos igual de feos. Yo le tengo miedo a las guerras, al clima que cada vez está más loco, a enfermarme. Ya no quiero tener esas pesadillas.

    Quetzalli: Miedo a que mis papás se conviertan en monstruos. Tengo miedo a qué ya no se hablen jamás.

    Meztli: ¿Cómo es que saldremos de aquí?

    Quetzalli: Mira, ese niño es Pablo, y eso otro es Beto.

    Meztli: Un lugar muy opaco, con telarañas.

    Regresa el ogro gris.

    Ogro gris: No toques mi chatarra, la van a maltratar. Ni piensen que se saldrán con la suya. Tengo todo preparado, todo está listo para iniciar con el conjuro final.

    Meztli: ¡No quiero ser chatarra!

    Ogro gris: Ya no hay vuelta de hoja, ustedes son las únicas dos niñas que quedaban por aquí. Así que viborina, lograré el exterminio de las almas inocentes.

    Quetzalli: ¡Yo no te tengo miedo! Quiero imaginar un mejor mundo, imaginar, imaginar, eso es lo que te molesta, imaginar.

    Ogro gris: ¿Quieres callarte? Mira cómo has puesto a la niña, con mucho miedo. Las cosas están saliendo tal y como yo quiero.

    Quetzalli: Levántate, ya no muestres miedo.

    Ogro gris: No le hagas caso. ( A Quetzalli) Y tú niña, ¡cállate! (Con un movimiento como de hechizo la debilita, la hace moverse como si cuerpo pesara).

    El ogro gris inicia una danza, parece como si se le metiera un espíritu malo.

    Ogro gris: A iniciar con el conjuro final. Almas perdidas en mi fábrica, hagan que estas escuinclas no amen a sus padres, a sus abuelos, a sus amigos, a sus mascotas. Como si todo eso sirviera para algo.

    Quetzalli: Meztli, levántate, con ese miedo lo que haces es ayudarle.

    Ogro gris: Acaben con su risa, con su inocencia, llénenlos de ignorancia, hagan que se olviden de la escuela, de la libertad. (Continúa danzando).

    Quetzalli: Ya lo tengo, a este adefesio le gusta la ignorancia. Levántate Meztli, ¿recuerdas los acertijos que me dijiste? Pues ayúdame, con eso podremos hacer algo, ándale, reacciona. Mira, él le tiene miedo al conocimiento, dile un acertijo. ¡Hey tú! Te retamos, ella ya no tiene más miedo.

    Ogro gris: Me desconcentras chamaca.

    Quetzalli: Te retamos, parece que nos tienes miedo.

    Ogro gris: Tenerle miedo a dos endebles niñas.

    Quetzalli: Entonces acepta el reto.

    Ogro gris: Su reto. ¿En qué consiste?

    Quetzalli: Si tú ganas nos quedamos para siempre en este lugar gris, pero si ganamos nosotras nos dejas ir.

    Ogro gris: Como si me fueran a vencer, mira esa escuincla está llena de miedo.

    Quetzalli: Ya no te tiene miedo. Levántate Meztli.

    Ogro gris: Se muere de miedo. Te ves tan frágil. (A Quetzalli). ¿Y todavía crees que pueden siquiera rasguñarme?

    Quetazalli: Inicia Meztli. Anda.

    Ogro gris: Ya me cansé de estas tonterías.

    Quetzalli: Entonces acepta el reto.

    Ogro gris: Mejor te vuelvo chatarra.

    Meztli: (Con mucho trabajo). Escucha cobarde.

    Ogro gris: A mí nadie me llama cobarde.

    Meztli: Tengo ciento cincuenta sillas y ciento cincuenta monos ¿Cuántas sillas me quedan?

    Ogro gris: Me crees tonto. Pues ninguna.

    Meztli: Eso es falso, son cien sillas porque senté a cincuenta monos.

    El ogro hace coraje.

    Quetzalli: Ya ves, eso le duele. Échale otro, sigue, no te detengas.

    Meztli: Suelo ir de mano en mano, hojas tengo y no soy flor, y aun teniendo muchas letras no soy de nadie deudor. ¿Qué es?

    Ogro gris: El árbol, el cuaderno, no lo sé.

    Meztli: El libro.

    Ogro gris: ¡Oh no viborina, mi máximo enemigo, el libro, no digan más, me deshago!

    Meztli: Abierto siempre estoy para todos los niños, cerrada solo me quedo los domingos.

    Ogro gris: Esa es mi fábrica de chatarra. ¡Lo logré!

    Meztli: Te equivocas. Es la escuela.

    Ogro gris. Esa palabra me trastorna, no, no, no por favor.

    Quetzalli: Escuela, escuela, escuela.

    Meztli: Escucha esto. A la cara más fea, la alegría la hermosea. Alegría amagada, candela apagada.

    Ogro gris: Basta, de una vez por todas, (Se escucha el sonido de una explosión). Oh no, mi fábrica se derrumba, mi linda chatarra, mis inservibles niños, todo se cae. Para que las traje par de escuinclas. (Se ve como desaparece el ogro).

    Quetzalli: Órale, desapareció y ni sentí cuando explotó la fábrica. Por cierto, ¿de dónde sacaste esas últimas palabras?

    Meztli: Ese es un refrán que aprendí en la escuela.

    Quetzalli: Me imagino ir pronto a la escuela.

    Meztli: Irás, verás que sí.

    Se escuchan las risas y la alegría de los niños que estaban convertidos en chatarra.

    Quetzalli: Escucha, mira a todos los niños.

    Meztli: (Les grita). ¡Corran a sus casas!, y cuídense de ese ogro. Se hace tarde amiga, regresemos a casa.

    Quetzalli: Espera, por favor cuando te vayas de vez en cuando piensa en mí.

    Meztli: Claro que sí, lo haré, aunque no me quiero ir, me gusta vivir aquí.

    Quetzalli: Pues sí. Pero qué se le va a hacer. Quisiera tener una alegre familia en casa.

    Meztli. No te achicopales, escucha este refrán: la familia cuando viene da alegría, pero cuando se va, más todavía.

    Quetzalli: La alegría es un tesoro que vale más que el oro.

    Se abrazan.

    Meztli: Pues ahora sí, vamos a casa.

    Mientras van saliendo, aparece viborina.

    Viborina: Patroncito, patroncito. Lo voy a curar, esto solo fue un rasguño.

    Se escucha una risa maléfica.

    TELÓN

     

     

    Autor:

    Gustavo Cortés

    NEZAHUALCÓYOTL, MARZO 2016