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El camino de la integración

Enviado por Sisa


Partes: 1, 2

    1. Buscando nuevos espacios para la integración
    2. Las fronteras del siglo XXI
    3. La integración fronteriza en el Latinoamérica
    4. Zonas de integración fronteriza (ZIF)
    5. Mecanismos institucionales de integración fronteriza

    Los Estados Nación en este nuevo contexto de apertura externa han tomado el camino de la integración, la misma que debe ser entendida como un proceso, un camino, más que como un fin. Debe distinguírsele de la homogeneización (hacer que todos pertenezcan al mismo género, posean iguales cualidades) y la uniformización (hacer que tengan la misma forma); la integración respeta la especificidad y la diferencia, buscando lograr un sentido de comunidad.

    Este proceso deliberado y consciente busca la superación de la ruptura y separatividad en un conjunto. Este proceso puede realizarse en grados variables y con fórmulas diferentes, pero no se da por mera casualidad, sino que requiere del esfuerzo y compromiso de los actores en pos de su consecución, quienes han de coincidir al menos en los objetivos y los medios. La integración implica un grado casi total de compromiso de las partes hacia los procesos e instituciones acordadas para la conformación de un espacio territorial definido donde regirán casi exclusivamente las regulaciones diseñadas conjuntamente.

    La integración es un fenómeno que involucra una multiplicidad de áreas, dimensiones y relaciones, tanto de orden interno como externo, por eso, un esquema de integración no puede ser creado por decreto, si no que debe ser construido por un proceso que involucre todos los segmentos de la sociedad y que cuente con un férreo compromiso político de los gobiernos y de los sectores gobernantes, locales y empresariales; solo así podemos asegurarnos su continuidad e impulso, ya que el proceso responderá a los intereses locales y nacionales, y no solo al juego político de los gobiernos de turno. Se requiere una "democratización de la integración", es necesario devolverle la integración a la sociedad, sea cual sea la forma que adopte nacional o regional, ya que es la sociedad el verdadero agente y sujeto de la integración y el desarrollo.

    Para la coordinación entre la participación de la sociedad civil y los intereses locales e intereses nacionales de un Estado y de estos con los de otros Estados se requiere una de estructura institucional: porque toda integración implica una transferencia de ciertas competencias a una nueva entidad. Dichas instituciones no son un fin en si, solamente son un medio. Así como se habla de una infraestructura física y económica para la realización de la integración así también se necesita una infraestructura institucional, algunos especialistas prefieren llamarla más propiamente Sistema Institucional y Jurídico.

    Estos mecanismos institucionales no debilitan la soberanía de los Estados pues la transferencia de competencias es un acto soberano que realizan todos los Estados dentro de su estructura, la novedad es que en este caso la competencia es transferida a un ente institucional bi o multinacional; que no necesariamente debe ubicarse sobre los Estados, sino básicamente entre los Estados, como un ente coordinador y catalizador de la integración.

    Buscando nuevos espacios para la integración

    Por su parte los gobiernos regionales también pretenden desenvolverse en el contexto externo de la globalización, ingresando a la competencia internacional por el capital, la tecnología y los mercados; competencia que era caracterizada por ser interestatal y últimamente transnacional. Por lo que se abre una nuevo canal de las relaciones internacionales uno con carácter transgubernamental, es decir, más allá de los gobiernos, cuando los Estados no actúan como entes coherentes y únicos; porque parte de ellos empiezan a tener iniciativa propia y conductas no necesariamente coherentes con las estrategias del gobierno nacional, esto sucede cuando el gobierno nacional carece de una estrategia descentralizadora que satisfaga los requerimientos y las necesidades de los gobiernos locales.

    Las "superregiones" europeas son un ejemplo, por un lado tienen un alto grado económico e impulsan la integración entre Estados y la ampliación de mercados conforme a los intereses de las transnacionales; por otro muestran una alta cohesión socio cultural así como privilegian la autonomía a un nivel regional conforme a los intereses locales.

    Los "triángulos o círculos" de crecimiento del sudeste asiático también se vienen conformando en zonas económicas transnacionales que se extienden en áreas bien definidas y geográficamente próximas cubriendo dos o más países donde se explotan las diferencias en cuanto a las posibilidades de cada uno a fin de promover el comercio exterior y las inversiones.

    En estos dos ejemplos es importante observar que los territorios se organizan aprovechando su interdependencia, su complementariedad económica, el compromiso y la coordinación política, el desarrollo de infraestructura y la proximidad geográfica; combinando sus potencialidades sobre las viejas líneas fronterizas, las mismas que hoy en día son reconocidas como un plano artificial que se demarca como una línea finita sobre el suelo o el mar, pero que se extiende hacia el subsuelo y el espacio aéreo, y que convencionalmente delimita los territorios de Estados adyacentes, dichos planos son los límites políticos y por lo tanto se debe buscar disminuir cualquier interferencia que pretendan generar en otras dimensiones no políticas como la económica, la social, la cultural, etc.. Sobre los espacios fronterizos empiezan a emerger nuevos entes que reclaman ser considerados sujetos en el nuevo orden mundial, las regiones transfronterizas.

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