- El porqué de la elección
- "Yo soy el mejor en lo que hago, aunque eso no sea agradable"
- Ni madre ni padre
- Los tiranos de Freud
- El líder
- El ser y las identidades de Wolverine
- Bibliografía consultada
Cuando se dispuso como parte fundamental de la consigna la elección de un "superhéroe", mi mente viajó hacia mi infancia y pubertad y hacia los personajes de las historietas que solía consumir con más frecuencia -los cuales luego abandoné por otros, pero que siguen perteneciendo al género-. Recuerdo con claridad que de todo el compendio de encapuchados que llegaba en las revistas sólo dos captaban mi atención: Batman y Wolverine, el "antihéroe" al cual aludiré en este trabajo.
Wolverine formaba parte de un grupo de héroes al servicio de la humanidad conocido como "X-Men". Estos eran mutantes que por alguna razón habían escogido usar sus poderes para el bien a pesar de que los humanos "normales" los considerasen aberraciones y los discriminen por su "condición especial".
Los mutantes podían elegir entre el bien -formar parte de la escuela del Profesor Xavier y ayudar a los "normales" para lograr un mundo en el que convivan humanos y mutantes-, o el mal -formar parte de las filas del ejército de Magneto, un hijo de prisioneros judíos asesinados por los nazis en la Segunda Guerra Mundial, el cual quiere pagar con la misma moneda a los humanos "inferiores"-. Lo curioso de estos héroes es que más de una vez fluctúan entre un bando y otro, no pudiendo discernir si realmente Xavier predica el bien o es sólo un idealista romántico -por lo que en realidad Magneto tendría la razón y su prédica sí sería el bien para los mutantes, más allá de lo que suceda con los demás hombres-.
Wolverine es uno de estos casos. En un principio aparece como un agente del gobierno canadiense el cual tiene como misión detener a Hulk en una lucha -por lo tanto su primera aparición en historieta es como "villano"-. Luego se une a los "X-Men" y, finalmente, en una excelente historieta titulada "Arma X" -la cual es un tomo íntegro de buceo en la mente del personaje mientras está dentro de un gran tubo de ensayo– se descubre parte de su pasado y el porqué de sus poderes, como así también el misterio que envuelve a sus garras y a sus huesos, cubiertos del metal indestructible conocido como adamantium.
Wolverine es una persona que se enoja facilmente, orgulloso y pedante, un adicto a los cigarrillos y la cerveza. Tiene un complejo con su estatura -odia que le digan "enano"-. Muchos lectores creen que el poder mutante que posee son sus garras pero en realidad él tiene un extraordinario poder de autocuración y los sentidos muy desarrollados, como un lobo -de ahí su nombre-. Aprovechando su poder el ejército puso el adamantium en sus huesos y de allí surgieron sus afiladas garras. Este metal también le otorga una resistencia extra contra sus enemigos. Además es muy agresivo, en gran parte por su desconfianza en las instituciones que tantas veces lo han traicionado.
Al ser un mutante él se siente un paria de la sociedad, su "don" le desgarra por dentro, y no es sólo porque la comunidad lo rechace por su "monstruosidad" sino que él mismo se cuestiona, se siente escindido entre dos naturalezas, la humana y la animal. Es consciente de su mezcla entre humanidad y bestialidad, entre razón e instinto. Así intenta reprimir al lugar más oscuro de su inconsciente las pulsiones instintivas que lo emparientan con los animales.
No sabe casi nada de su pasado, sus recuerdos comienzan el día que el ejército experimentó con él. Se cuestiona constantemente de dónde viene, quién es y hacia dónde va, preguntas que importan a todas las personas sobre la Tierra. Sobre su niñez poco se sabe, salvo que no conoció a su madre. En "Arma X" es raptado por alguien conocido como "El Profesor", quien junto con sus ayudantes experimenta en sus huesos con adamantium. Allí descubren que es un mutante con un extraordinario poder de autosanación y una resistencia suprahumana. Esta historieta es sólo la tortura física y psíquica de Wolverine en cuadritos. Tortura que tiene como fin transformarlo en un "supersoldado", de lo cual luego renegará.
Wolverine es, de cierta forma, la historia de "Frankenstein" vuelta a contar de otra manera.
- "Yo soy el mejor en lo que hago, aunque eso no sea agradable"
Si Lacan postula que lo que anuda a la gente a los padecimientos son representaciones, formas de las que quiere escapar pero termina reproduciendo, Wolverine es el claro ejemplo de esto. Él termina reproduciendo actitudes de sus enemigos más acérrimos, incluso realiza, bajo la tutela de Xavier, acciones que el gobierno canadiense le ordenó ejecutar y él se negó; sufre constantemente en la búsqueda de su pasado y de las explicaciones sobre su propio cuerpo -en una historia llamada "Atracciones Fatales" él monologa varias páginas sobre el porqué de sus garras y si estas están en su cuerpo desde que nació o desde el experimento del ejército-.
Lacan dice que el significante se obtiene a través de la cultura, encarnada por agentes -los padres-. El niño nace como un cachorro y es objeto de deseo de otro, que lo aloja simbólicamente. Así ese niño se va a "enfermar" de lenguaje, el Otro "lo significa" -"violencia simbólica", según Lacan-, ese Otro encarna a la cultura. Esta es la forma del "esquema Z".
¿A Wolverine quién lo alojó simbólicamente? Toda la historia de este antihéroe es la búsqueda de cómo llegó a ser lo que es. Como agentes no funcionaron los padres, pues no re-cuerda haberlos tenido. El Profesor Xavier opera como padre de todos los "X-Men", Wolverine llega a su escuela en busca de contención y, aunque lo niegue, figuras paternas, alguien que lo "enferme" de cultura, que domestique el lobo salvaje que es y lo haga útil para la sociedad.
Wolverine se mueve en su vida por impulsos y deseos. Toda su historia es un deseo tras otro: conocer a su familia, recordar el pasado, vencer a los malos, encontrar una mujer, etc. Lacan dice que el deseo humano salta de significante en significante, de representación en representación, y no se agota nunca, porque al llegar a una representación aparece otra que es mejor: no hay punto de llegada en el deseo humano -salvo la muerte, la cual Wolverine busca consciente y constantemente en cada episodio-.
Este juego de buscar la muerte siempre lo lleva también a producir la muerte de los demás sin ningún resquemor. Cuando Wolverine encuentra un objetivo sólo muerte y sangre queda entre el blanco y él. Claro está que se trata siempre de criminales, pero la diferencia la marca en cuanto a su manera de deshacerse de ellos: si Batman los golpea y los deja hechos un prolijo paquete para la policía, Wolverine los destripa -literalmente-. Se ignora qué idea tiene él acerca del bien o el mal; al parecer carece de reflexiones internas sobre estos temas. Sólo mata.
- Ni madre ni padre
En términos de Freud, Wolverine fue privado de todos sus goces: separado de su madre, imposibilitado de tener niños amigos en su infancia, obligado a trabajar para el gobierno, meti-do en un tubo de ensayo, y mucho más. Así perdió goces y a medida que se fue construyendo la represión se fue creando su esquema libidinal. Fue obligado a ocultarse entre la gente, se odia a sí mismo por ser mutante, reprime sus instintos animales y desconfía de todo el mundo -inclusive de sus compañeros en la Escuela de Xavier-.
A medida que perdió los goces ganó símbolos, por ejemplo, el lenguaje; pero no ganó una posición en la sociedad: Wolverine fuera de la escuela no es nadie.
Wolverine está sometido por los tres tiranos de Freud, quizás en forma más salvaje que el resto de los mortales: la REALIDAD le indica que existe un límite, que hay cosas que no se pueden hacer, no puede ser normal, por ejemplo, ni amar a una mujer sin lastimarla con sus garras, ni tener un hijo sin hacerlo víctima de extraños poderes hereditarios que lo van a condenar toda la vida como un paria, entre otras cosas; el SUPERYÓ le dice qué está bien y qué está mal, no puede andar cortando cabezas por la vida como si fuera normal -mucho de lo que se encuentra en su superyó fue gracias a las largas charlas de Xavier, quien hace reflexionar a menudo Wolverine como si fuera su padre y le ha enseñado cuestiones éticas y morales que él no había querido incorporar antes-; finalmente, el otro tirano freudiano es el ELLO, que tiene que ver con el deseo de otra cosa y, como se expresó más arriba, Wolverine se mueve por deseos, pulsiones que intenta ocultar porque revelan su animalidad. Pero siempre le queda una a la vista, la cual no puede esconder: la pulsión de muerte.
- Los tiranos de Freud
Los "X-Men" son un grupo de mutantes, hombres y mujeres, con poderes suprahumanos. Pero no pueden ser héroes a la antigua, como Superman, pues la sociedad los rechaza. La di-ferencia, el "plus", no es un don, sino una mancha, por ella son perseguidos y deben ocultarse de los "normales" -por supuesto, la normalidad es una cuestión estadística: cuando los "anormales" sobrepasan en número a los "normales" los papeles se invierten-, hasta que, por fin, un líder, el profesor Xavier, les da un lugar, no en la sociedad en la que viven sino en una posible, donde puedan convivir, armónicamente, humanos y mutantes.
Wolverine es uno de los pocos mutantes en la escuela que no se identifica, en términos de Freud, con su líder. Lo escucha y acepta sus consejos y planes muchas veces -no todas-, pero él es independiente, no es un "X-Men", entra y sale al grupo de forma sistemática. Quizás ese no es su lugar en el mundo, no se siente en situación de masa con sus compañeros ni se identifica con su líder. Sí deposita en sus compañeros confianza y expectativas, pero no espera nada de ellos, o al menos eso aparenta. Tampoco Xavier es su ' ideal del yo' , Wolverine no se identifica verticalmente con él, ni horizontalmente con sus compañeros.
- El líder
- El ser y las identidades de Wolverine
Existir, dice Lévinas, es un peso y no una gracia. Es un encadenamiento de uno mismo con uno mismo, es para el yo el hecho de estar sin cesar estorbado por sí mismo, atascado en sí mismo. La existencia se impone con todo el peso de un contrato irrescindible. Wolverine no soporta su existencia, le es una carga pesada, constantemente se ataca a sí mismo a través del tabaco y el alcohol, y también de la búsqueda de la propia muerte. Sin embargo, ante los demás mantiene el orgullo bien alto y se siente "el mejor en lo que hace".
Wolverine no comprende lo que Sartre llama "servidumbre original". Quien la impone no es el otro, sino el ser, pues el primer amo es el sí mismo que estorba sin remisión al yo, y el lazo inicial en el que la conciencia se descubre cautiva es el lazo de la identidad. Más profundo y más determinante quizás que el deseo de ser uno mismo, de encontrarse, de purificarse de las escorias extrañas, es el sueño de verse liberado de su sí mismo, de escapar de la fatalidad de retornar a uno mismo.
Ya fue comentado que Wolverine representa los principales conflictos del hombre. En la historia "Arma X" esto llega al punto máximo. Así, a la ya mencionada vuelta de tuerca sobre el mito de "Frankenstein" -el científico, el "Profesor", como creador de vida en este caso de un hombre "mejor", un soldado con sus huesos forrados de adamantium, sigue la rebelión de la creación contra su creador. Tras ser purgado con fuego, Wolverine dice al Profesor: "¿Estoy muerto?¿Eso es lo que tú… me hiciste?¿Muerto que camina?"- se agrega una revisión de la problemática de la monstruosidad -"El Hombre Elefante" es otro ejemplo, la historieta en cues-tión posee guiños a la película de Lynch, como cuando el Profesor le dice a Wolverine "Tú eres un animal", a lo que el personaje responde: "¡Yo soy Logan! ¡Logan! ¡Soy un hombre!"-
Él es Logan, efectivamente, tal el nombre que posee en su documento de identidad. Esa es su identidad primera. Pero también tiene otra identidad, obtenida gracias a sus poderes sobrehumanos, aunque a él no le guste es Wolverine.
- Dor, Joël, "Introducción a la lectura de Lacan", Capítulos 17 y 18, Gedisa Edit., México, 1989
- Freud, Sigmund, "Psicología de las Masas y análisis del Yo", Ed. Paidós, Barcelona, 1993.
- Increíble Hulk, Número 181, Marvel Cómics
- Finkielkraut, Alain, "La Sabiduría del Amor", Gedisa Edit., México, 1989.
- Lévinas, Emmanuel, "Ética e Infinito", Capítulos 4 y 8, Ed. Paidós, Barcelona, 1993.
- Wolverine, "Arma X", Marvel Cómics.
- X –Men, "Atracciones Fatales", tomo 2, Marvel Cómics
Por
Mariano Aratta
Carrera Ciencias de la Comunicación, UBA ~ Octubre 2004 ~
Cualquier consulta sobre este u otros temas relacionados con las Ciencias Sociales o el cómic (en todas sus vertientes) escriban a