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Las E.F.A.: ¿una alternativa para el desarrollo rural en Colombia?


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    En octubre del año 2004 gracias a la propuesta de Jainer Maury -director de las dos primeras Escuelas Familiares Agropecuarias que existían en Colombia– Ermith Sandoval, joven profesional nacido en Barranquilla, aceptó el reto de ser el director del tercer proyecto educativo-productivo que la asociación ASRURAL pretendía establecer en el municipio de Pacho, al noroccidente del departamento de Cundinamarca, con menos de 20.000 habitantes, ubicado a 62 kilómetros de Bogotá el Distrito Capital. Al ver esta excelente oportunidad de poder cambiar de ciudad y ser el director de un proyecto, sin pensarlo más Ermith decidió emprender una nueva etapa de su vida que le traería cambios insospechados, pero comenzaron a surgir en su mente muchos interrogantes…

    En esa misma ocasión el director Maury, también profesional en administración de empresas como Ermith, le explicó que ASRURAL era la Asociación para la Promoción Rural, entidad de carácter civil sin ánimo de lucro y promotora de las EFA[1]en Colombia, y creada en el año 1.991 por un grupo de profesionales colombianos que decidieron apostar por el desarrollo de las comunidades rurales gracias a la incansable labor de don Ricardo Vargas Acosta, en ese entonces Presidente de "Industrias Lácteas Algarra", a quien puede llamarse el verdadero fundador de las EFA en Colombia.

    La decisión pronta de Ermith no fue improvisada, pues él mismo contó que: "La pasión por el sector rural viene desde muy pequeño. Provengo de una familia cuya vocación es la ganadería, una ganadería de muchos años de existencia y la cual despertó en mí el amor por las costumbres de los pueblos, las labores cotidianas de los vaqueros al arriar el ganado y por supuesto el aroma de un buen café mañanero". A esto se sumaba la motivación inicial de su carrera: "Al conocer un personaje tan especial como mi abuelo, emprendedor por excelencia, gran negociante y de excelentes ideas, decidí estudiar la carrera profesional de Administración de Empresas. Siempre pensé que sería útil y que de acuerdo con mis aptitudes personales desempeñaría a gusto".

    Pero este reto se presentó para él con una mayor incertidumbre, como lo explicó en pocas palabras: "Sentí que me apasionaba el trabajo con las comunidades y su desarrollo. Pero también me preocupé por mi formación. Sentía la seria responsabilidad de prepararme mejor, de tener unas bases sólidas en materia de desarrollo rural". Además de lo que comportó su traslado a un pueblo con una cultura desconocida para él, gente y costumbres muy diferentes, en donde el contexto socio-familiar se vió gravemente afectado por la incidencia del negocio ilícito del narcotráfico. La población de Pacho -cuyo nombre en lengua Chibcha significa "Padre Bueno", atribuído al último gobernante del antiguo territorio indígena- comenzó a sufrir la descomposición familiar, el dinero fácil, la inseguridad social, lo que llevó a la juventud de aquellos años de los 80"s a una vida desordenada y fuera de toda ley.

    Estas inquietudes y otras más surgieron en la mente de Ermith al valorar los posibles riesgos de la decisión tomada: ¿Cómo comprometer en la propuesta del proyecto a las autoridades locales? ¿Cómo respondería la comunidad de Pacho? ¿Cómo conformaría su equipo de trabajo? ¿Cuál sería su grupo de apoyo para la consecución de recursos? ¿Tendría éxito el modelo de la EFA en Pacho, como ya lo tenía en las poblaciones cercanas de Machetá y Chocontá?. Pero estas preguntas no eran dudas sobre sí mismo sino cuestiones que tendría que resolver, pues desde el principio tenía clara una visión: "La idea me parecía muy atractiva: poder trabajar en el campo, e incidir en el progreso de una región, específicamente en el sector educativo donde ya había adquirido 10 años de experiencia y poder poner en práctica la carrera universitaria que había realizado".

    Ermith comenzó por profundizar su conocimiento sobre la realidad social que iba a enfrentar. Muy pronto pudo concluír que la educación rural en Colombia había tenido avances progresivos en los últimos 30 años, pero esto no había permitido encontrar el punto ideal para sacar de la pobreza el sector campesino del país. El Estado había asumido como política pública algunas innovadoras metodologías como la Escuela Nueva[2]el SAT[3]la Telesecundaria[4]pero no alcanzaban el logro esperado.

    Estas metodologías daban importancia a los intereses de cada población donde actuaban, pero no lograban bajar los índices de deserción causados por el trabajo infantil, la escasez de recursos económicos, la distancias entre las fincas y la escuela, los maestros que nunca habían trabajado en el campo, y el gran problema social del país: un conflicto armado permanente entre diversas fuerzas legales e ilegales, que ha incidido gravemente en el atraso socio-económico, educativo y cultural del sector rural.

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