Valoración de la Unidad morfoedafológica I. "Canalete". Sección I – I
Enviado por José Reinaldo Díaz Rivera
- Introducción
- Unidad morfoedafológica I. "Canalete". Sección I – I
- Influencia de la erosión en el comportamiento de las propiedades físicas
4. Influencia de la erosión en el comportamiento de las propiedades físico – químicas y químicas
Las interacciones del hombre con la tierra han creado desequilibrios en los ecosistemas y es la degradación de suelos la principal causa de los problemas biofísicos y socioeconómicos que se generan, de similar trascendencia que las del calentamiento global y pérdida de biodiversidad, estando los tres procesos íntimamente relacionados (Plá, 2001).
Cambios en el uso y manejo (deforestaciones, labranza excesiva o inadecuada, quemas, descenso de la materia orgánica del suelo), que provoquen degradación del suelo, pueden acelerar la emisión de CO2, el principal de los llamados gases invernadero a la atmósfera. Controlar esos procesos de degradación, y aún más, recuperar suelos degradados, puede ayudar a mantener o incrementar el C "secuestrado" en la vegetación y en el suelo, contribuyendo a reducir o mitigar los efectos invernadero y con ello los cambios climáticos globales derivados de la combustión de combustibles fósiles (Lal, 2000). Las prácticas para lograrlo son específicas para cada sitio, y deben ser evaluadas y adaptadas a las particulares condiciones edafoclimáticas y sistema de uso. En algunos casos pueden presentarse limitaciones económicas, ambientales y socio – culturales para aplicarlas (Batjes, 1999).
En todas las zonas tropicales del mundo se están buscando nuevas alternativas para preparar los suelos pues ha quedado confirmado que no es el clima lo que impide una producción adecuada de las tierras sino el manejo equivocado de los suelos (Primavesi, 1990; FAO, 1996).
Un número considerable de países de las regiones tropicales de América Latina poseen una proporción no menor al 50 % de sus territorios en zonas de laderas. En este ambiente, se localiza de acuerdo al país, entre el 20 % y el 40 % de la producción agrícola total, entre el 20 y el 50 % de la tierra agrícola con cultivos anuales y entre el 20 % y el 60 % de la población agrícola (Posner y Mac. Pherson, 2001).
En el Programa Cubano de Mejoramiento y Conservación de Suelos (Instituto de Suelos, 2001), se señala que de los 6,6 millones de hectáreas que conforman la superficie agrícola del país, se cultivan 3,6 millones y de ellas, el 70% está afectada por procesos de degradación reconociéndose a la erosión, como uno de los factores limitantes de mayor relevancia, lo cual se traduce en que 2,9 millones de hectáreas están afectadas por este proceso.
La degradación de los suelos, y en particular la erosión, es uno de los problemas más importantes que enfrenta la agricultura cubana en la actualidad. Una serie de fenómenos naturales combinados con la acción descuidada del hombre han hecho posible que en Cuba el 40 % de los suelos presentan en la actualidad afectaciones por erosión (Pérez Jiménez et.al ,1990).
En muchas localidades, el uso del suelo es distinto al recomendado según sus condiciones agroecológicas. Este desajuste que contribuye al deterioro del suelo, se intensifica por la aplicación de tecnologías o prácticas tradicionales no sustentables (Febles, 2001), a través de la aradura profunda del suelo trazada frecuentemente en surcos en sentido de la pendiente, la práctica sistemática de deshierbes y de rotaciones cortas, entre otros factores.
En términos generales las regiones de laderas en Cuba, aún mantienen una privilegiada dotación de recursos naturales en calidad y cantidad, particularmente en su diversidad biológica y recursos genéticos, sin embargo existe la necesidad de enfrentar el desafío tecnológico a partir de una estrategia agropecuaria que contribuya a la equidad y sostenibilidad haciendo buen uso de la tierra, mano de obra y recursos naturales irremplazables que cada vez son más escasos (Renda, 1981).
Hoy en día, se conocen cualitativamente las principales causas de la degradación de los suelos, pero aún así se requieren investigaciones para obtener la información cuantitativa que permita predecir los procesos potenciales de degradación, y para desarrollar o seleccionar alternativas de manejo (El-Swaify et.al., 1982). Frecuentemente, los estudios se han dirigido a encontrar soluciones sencillas a los problemas sin buscar sus causas, lo que hace que dichas soluciones no sean aplicables en forma sostenible, o sean poco efectivas (Torri, 2000). Solo con la integración de métodos e índices de diagnóstico armonizados (cualitativos y cuantitativos), en los ambientes geológicos de formación y condiciones de uso considerados, será posible obtener resultados desde una perspectiva verdaderamente genética. De esta forma se podrá precisar en cada caso, los agentes principales que intervienen como causas, los componentes del medio geográfico (naturales y socioeconómicos), que participan como factores y que provocan el surgimiento y diferenciación espacial de los procesos y formas erosivas presentes en las ya extensas áreas de suelos erosionados del país (Febles, 2006).
Unidad morfoedafológica I. "Canalete". Sección I – I
Se identifica como una región de contrastes, donde la distribución zonal – espacial de los procesos erosivos está básicamente condicionada por las diversas formas del relieve, así como por la condiciones de uso a la cual ha estado sometida en los últimos años, fundamentalmente destinada al cultivo del tabaco donde las labores fitotécnicas han estado generalmente carentes de medidas de conservación de suelos (Fig.3.4.)
Fig.3.4. Efectos de la erosión en la UME I. "Canalete". Sección I – I
Influencia de la erosión en el comportamiento de las propiedades físicas
Con 2 990 m de longitud está espacialmente orientada hacia las formas del microrelieve más representativas, que de acuerdo con la variabilidad de los rasgos geomorfológicos y valores energéticos que la caracteriza (H = 134 – 175,5 m y ? = 12 – 15 %), representa una de las superficies más elevadas de toda la unidad, donde se localizan varios relictos de carso desnudo a parcialmente desnudo (Fig.3.5.), cuya dinámica en lo fundamental corresponde a la superficie erosivo – denudativa, por lo que representa la fuente primordial de los materiales carbonatados presentes hoy día en gran parte de este complejo territorial cársico, los cuales han sido secuencialmente redistribuidos en virtud a su tamaño, peso y forma por la acción conjunta y simultánea de tres procesos principales: erosión hídrica, cársico – erosivos y erosivo – gravitacionales, con funciones definidas e interrelacionadas.
Fig. 3.5. Relictos cársicos en la unidad morfoedafológica I. "Canalete".
Asimismo en el flanco meridional de esta unidad (Sección I – I. "Canalete"), se aprecia la presencia de dos cañadas cársicas con sendos valles en forma de "U" que representan las dos primeras barreras geomorfológicas presentes en la macroladera. Ellas se disponen en sentido transversal al declive general que muestran las vertientes, interceptando el escurrimiento, así como los productos de la erosión (suelos y rocas), los cuales por esta vía resultan redistribuidos por toda la región. Este efecto "regulador" sobre la erosión, resulta con frecuencia uno de los elementos básicos que permiten distinguir en ocasiones, diferentes asociaciones o fenómenos de miniaturización en el propio complejo territorial natural, lo cual coincide con las descripciones de Febles (1988), Gonou (1997); Jaimez et. al. (2005), en regiones similares.
Precisamente en atención a ciertas características geomorfológicas y morfométricas, así como la distinción de diferentes grados de intensidad en los procesos erosivos, se estimó conveniente subdividir este sector de la macro ladera en dos segmentos principales, los cuales corresponden a los espacios ínter fluviales 1 y 2 respectivamente.
El espacio ínter fluvial No. 1 se inicia con la presencia de una gran cañada de 5 m. de profundidad por 6,20 m. de ancho, con taludes asimétricos casi verticales y franqueada por una franja de pastos y arbustos, que a manera de barrera viva la oculta parcialmente, definiendo la existencia de la barrera geomorfológica de mayor influencia en la diferenciación espacial de los fenómenos de erosión, así como las de sus productos en el territorio, especialmente cuando el trazado de su recorrido muestra una dirección transversal al declive general de las vertientes, tal y como ocurre en este interfluvio, resultado que coincide con los estudios realizados por Andrieux (1986), en regiones similares.
El efecto de esta barrera geomorfológica, aunado a la mayor pureza de las rocas (caliza dura) y un mantenimiento más estable de las pendientes (4 – 5 % como promedio), resultan factores influyentes en la variedad geográfica de los suelos, los cuales se clasificaron como Ferralíticos Rojo Lixiviados típico de acuerdo a la propuesta de Hernández et. al. (1999).
Por otra parte, el espacio ínter fluvial No.2, a semejanza con el anterior presenta en su cabecera una cañada cársica, cuyos efectos en relación con las pérdidas por erosión resultan similares, aún cuando su forma sea diferente (en este caso en forma de "V").
Asimismo resultó de especial importancia en el contexto de este ecosistema, los cursos de agua de carácter estacional de diferentes formas y magnitudes que se orientan transversalmente al declive de las vertientes, de forma tal que existe un desbalance en el control hídrico de los espacios ínterfluviales, dadas sus diferentes condiciones de uso, formas y dimensiones.
En consecuencia el perfil C1 (Moderadamente erosionado) de la SC – I (Tabla 3.1.), denota una proporción de las fracciones menores a 0,002 mm de 49,55% al nivel de 0 – 10 cm., comportamiento que se mantiene hasta el nivel de los 30 cm. (promedio 54,07 %), pudiendo estar relacionado a los efectos de la erosión por impacto y de un enérgico escurrimiento areal favorecido por los sistemas tradicionales de preparación de suelos, que no han incorporado medidas de conservación para los cultivos principales: tabaco y maíz. Esta dinámica muestra un dominio básicamente superficial que progresivamente tiende estabilizarse al nivel de los horizontes diagnósticos A+B 0-50cm, al cesar la influencia que ejerce en el solum los sistemas de preparación, situación se corrobora con el aumento de la densidad aparente en los 30 cm.
Tabla 3.1 Comportamiento de algunas propiedades físicas de los suelos por efecto de la erosión. Unidad morfoedafológica I "Canalete". Sección I – I
Por otra parte, en el sector del agroecosistema representado pedogenéticamente por el perfil C2 (Moderadamente erosionado) de la SC – I (Tabla 3.1.), el examen de la composición mecánica indica un discreto aumento de las arcillas con la profundidad, de manera que en las capas de 0 – 10 cm. y 0 – 20 cm. los contenidos son de 50,21 % y 51,64 %; mientras que al nivel de los horizontes de diagnósticos erosivos A+B 0-50cm, alcanza 56,92 %, lo cual se asocia a la eluviación de estas fracciones a través del perfil en un ambiente de mayor estabilidad geomorfológica (flexuras cóncavas de las microladeras), simultáneamente en superficie quedan abandonadas selectivamente durante su descenso partículas de arenas y limo que en virtud de su diámetro y profundidad quedan de ordinario retenidas por los obstáculos y en los surcos, dinámica que corrobora los resultados de Lamouroux (1972) y Ascanio (1983).
El espacio interfluvial representado por el perfil C3 (Sin erosión aparente) de la SC – I (Tabla 3.1.), localizado en la flexura cóncava o colectora del transepto, donde el valor energético del escurrimiento experimenta un significativo descenso, con el consecuente abandono de las partículas hasta ese momento erosionadas, incrementa notablemente el desarrollo vertical al nivel de los horizontes de diagnóstico erosivo A+B 0-50cm, , con un aumento en relación a C1 y C2 respecto a este mismo nivel de un 7,32 % y de un 6,97 % respectivamente, evidenciándose con ello, que la remoción es esencialmente selectiva y con un dominio de acción primordialmente superficial.
Influencia de la erosión en el comportamiento de las propiedades físico – químicas y químicas
La porción correspondiente a los suelos representado por el perfil C1 (Moderadamente erosionado) de la SC – I (Tabla 3.2.), inscrito en una segmento predominantemente convexo de la microladera que desciende hacia las cañadas cársicas, muestra signos tangibles de los efectos de la erosión por escurrimiento areal; ha habido una pérdida de parte del horizonte A que se expresa en los contenidos de Ca2+ y Mg2+ netamente inferiores en todo el perfil desde 0,4 a 1,2 Cmol (+).Kg-1 para el Ca2+ y 1,26 a 0,59 Cmol (+).Kg-1 para el segundo macroelemento secundario (Tabla 3.2.), ello pudiera estar asociado además al uso histórico que estos suelos han estado sometidos donde la sucesión tabaco – maíz ha sido casi una constante, unido a la ausencia de enmiendas químicas (encalado) y al propio dinamismo de estos elementos, a resultados similares arribaron Frómeta, (1983) y Tarawally et. al,. (2000).
Tabla 3.2 Comportamiento de las propiedades físico – químicas de los suelos por efecto de la erosión Unidad morfoedafológica I "Canalete". Sección I – I
El potasio asimilable en la generalidad de los casos se evalúa de bajo a muy bajo. La variabilidad que presenta este elemento en la capa superficial en la mayoría de los casos tiene entre otras causas la política de aprovechamiento de la fertilización residual que deja el cultivo del tabaco, siempre que el cultivo sucesor sea maíz, deja el suelo empobrecido haciéndose necesaria la restitución de los nutrientes
El comportamiento de la CCC muestra pocas variaciones manteniéndose estable y caracterizado con los valores más bajos de todo el transepto, mientras que la CCB tiene un comportamiento un tanto contradictorio, especialmente a partir de los 50 cm., donde se advierte un incremento, lo cual pudiera estar relacionado con el lavado de las bases, que se produce superficial y subsuperficialmente e influyendo asimismo en cierto aumento de los valores de CCC.
La materia orgánica muestra valores muy bajos al nivel de profundidad de 30 cm. (Tabla 3.2.), como consecuencia del arrastre de partículas mecánicas coloidales producto del escurrimiento areal en los sectores ocupados por el perfil C1 (Moderadamente erosionado) complementariamente la ausencia de aportes por concepto de fertilización, restos de cosecha y la rotación de cultivos se hacen notar. En este sentido se reafirma el papel preponderante atribuido a la materia orgánica, en lo referente a estabilidad de los agregados y su erodabilidad, coincidiendo con los reportes de Sánchez (1981); Delgado (1987); Alfonso (1987) y Alfonso (et. al, 2006).
Respecto a los efectos de la erosión en la modificación de las propiedades en los perfiles C2 (Moderadamente erosionado) y C3 (Sin erosión aparente) se aprecia un ligero aumento en los porcentajes de la materia orgánica debido entre otras causas, a una mayor estabilidad del relieve. En efecto, en ambos perfiles al nivel de la capa arable (0 – 20 cm.), los contenidos promedios están comprendidos entre 1,45% y 1,85% respectivamente (Tabla 3.2.), con tendencia a decrecer a medida que aumenta la profundidad.
Estos tenores en materia orgánica se evalúan de bajos para suelos dedicados a cultivos varios, coincidiendo estos resultados con los obtenidos por Frómeta (1983), Roldós (1986), Djegui et. al (1992). Estos bajos niveles de materia orgánica sin lugar a duda están relacionados con un uso del suelo, caracterizado por la sucesión de cultivos, poco aporte de los residuos de cosecha y a la rápida mineralización que experimenta la materia orgánica favorecida por la buena aireación que caracteriza a estos suelos.
Por su parte la capacidad de intercambio de bases de estos perfiles ubicados en el tercio medio e inferior respecto al perfil C1 (Moderadamente erosionado), muestran variaciones, registrándose valores promedios al nivel de los horizontes A + B 0-50 cm. para C2 (Moderadamente erosionado) de 5,36 Cmol (+).Kg-1 y para C3 (Sin erosión aparente) de 10,24 Cmol (+).Kg-1. Este parámetro, como plantean algunos autores (Orellana et. al, 1995), está influenciado por el tenor en materia orgánica y el tipo de mineral arcilloso del suelo. La distribución de la CCB y la CCC por lo general es análoga (baja a muy baja), en todos los perfiles estudiados en la sección I-I "Canalete".
Autor:
José Reinaldo Díaz Rivera