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Principales exponentes de la Literatura del siglo XX (Latinoamérica)


Partes: 1, 2

    1. La Narrativa de la Revolución Mexicana
    2. Mariano Azuela 1873-1952
    3. La Narrativa Regionalista. Rómulo Gallegos
    4. La poesía vanguardista latinoamericana
    5. Vicente Huidobro (Chile, 1893-1948)
    6. Cesar Vallejo
    7. Pablo Neruda: Premio Nobel de Literatura
    8. El Boom
    9. Julio Cortázar
    10. Mario Vargas Llosa
    11. Gabriel García Márquez
    12. Carlos Fuentes
    13. Post-Boom
    14. Manuel Puig
    15. Isabel Allende
    16. Conclusión
    17. Bibliografía

    Introducción

    En este trabajo investigativo nos proponemos abordar de manera general los principales exponentes de la Literatura del siglo XX, donde trataremos la Narrativa de La Revolución Mexicana, la Narrativa Regionalista. la Poesía Vanguardista, la Narrativa de Vanguardia con el Boom y el Post-Boom.

    De todas estas etapas hablaremos de sus principales exponentes, haciendo énfacis en la comparación entre la Narrativa de la Revolución Mexicana – La Narrativa Vanguardista y El Boom – Post-Boom.

    La Narrativa de la Revolución Mexicana

    La Revolución Mexicana, como movimiento armado que buscó transformar radicalmente a la sociedad, no se expresó solamente a través de las armas; también hizo acopio de otras expresiones como medio para comunicar las ideas de quienes tomaron parte en ella como actores directos, a la vez que para reflexionar sobre esos acontecimientos y sobre su real significado en la vida de toda la sociedad.

    La literatura de la Revolución Mexicana es ante todo una expresión en el ámbito de la narrativa, fundamentalmente la novela, esta aporta y complementa, para la comprensión del fenómeno revolucionario, aquello que fuentes documentales como los manifiestos, planes, proclamas, leyes y demás no pueden hacer: caracteriza, retrata de cuerpo entero a los personajes, sus ideas, sus anhelos y sus pasiones. También capta la literatura de la Revolución, la manera de actuar de los políticos de entonces y su falta de sinceridad,

    Para la generación de escritores que había crecido al amparo de más de tres décadas de paz porfiriana, el movimiento revolucionario la condujo a ajustar sus herramientas narrativas, ante el momento histórico que se vivía.

    La Revolución Mexicana representó una oportunidad para dar noticia literaria de hechos y de gente, para hacer creíbles acontecimientos y actitudes, para "retratar" el lenguaje y el habla de una caótica mezcla de personas de la más diversa extracción social, con diferentes ideas, convicciones y credos.

    La narrativa de la revolución sacó de este olvido a las regiones con la pretensión de que los mexicanos se vieran a sí mismos.

    Otro hilo conductor de la narrativa de la Revolución, aunque resulta obvio consignarlo, es la presencia permanente de la violencia, el ineludible telón de fondo en el que se desarrolla la vida toda del México de entonces.

    La narrativa de la Revolución Mexicana es una fuente para la memoria histórica, de ahí que haya sido retomada por el cine; porque ella muestra cómo la realidad supera a la ficción y porque el cine, como un medio masivo de comunicación, le recuerda a la sociedad esa memoria de su pasado.

    Mariano Azuela 1873-1952

    Este gran escritor mexicano nació en Lagos de Moreno, en el Estado de Jalisco, y estudió medicina en Guadalajara. Desde muy joven, devoró novelas de los grandes narradores franceses del siglo XIX por lo que tuvo gran influencia de los mismos en el posterior desarrollo de su carrera y sobre todo Emilio Zola, el padre del naturalismo, su novelista predilecto.

    El primer esfuerzo literario de Azuela fue Registro, escrito en 1889. En 1896 apareció en una revista las Impresiones de un estudiante, su primera obra publicada. En 1903 obtuvo un diploma en los Juegos Florales de Lagos por su narración De mi tierra. Cuatro años después publicó su primera novela María Luisa, Los fracasados (1908), y Sin Amor (1912) contienen todos los rasgos que caracterizan a su obra: sátira social, crudo realismo expresivo y construcción clásica de la novela. Mala Yerba (1909) es una obra precursora de la novela de la revolución. En 1911 escribe Andrés Pérez, Maderista, En ella anticipa el realismo histórico que anima sus principales obras basadas en el tema de la revolución.

    Durante el gobierno de Francisco Madero, Azuela fue nombrado jefe político en Lagos, y posteriormente director de Educación en Jalisco. Pero en 1913, a la muerte de Madero, perseguido por sus enemigos políticos, se incorpora como médico militar al ejército de Pancho Villa con el fin de apoyar la revolución.

    Fue a partir de 1924, tras la publicación de un artículo de Julio Jiménez Rueda, cuando comienza a llamar la atención esta novela breve que tanta resonancia iba a tener en las letras mexicanas al deshacer el alejamiento que los escritores mexicanos mantenían con su realidad más inmediata, particularmente ante una Revolución que había cambiado el país completamente. Pero Azuela era un escritor comprometido con la realidad de su tiempo, que huía de la anécdota folletinesca de muchos de sus contemporáneos para explicar a México como nación, lo cual venía unido a la corriente nacionalista que recorría las páginas de los escritores europeos durante las primeras décadas del siglo XX.

    Aunque muy breve, Los de Abajo es la novela más famosa de Azuela, nacida de sus experiencias combatientes y de lo que observó en los campos de batalla revolucionarios. Su contacto con las tropas y los grupos revolucionarios le permitió reunir los datos directos y presentar un cuadro impresionante de la contienda civil, de ese momento caótico en que chocaban todas las fuerzas en conflicto sin un plan preciso.

    La novela alcanzó gran difusión en el extranjero y se tradujo a ocho idiomas, convirtiéndose en el punto de partida de una abundante literatura narrativa sobre las luchas revolucionarias del México moderno.

    Su estilo es nervioso, ágil, conciso y muy gráfico. Bastan unas cuantas páginas para situar figuras, componer ambiente, orientar el drama. Unos párrafos, a veces unas líneas resumen la actividad de los personajes. La relación de los hechos, casi siempre indirecta, mediante la descripción de sus consecuencias, obliga a leer atentamente, para comprenderlos bien y concatenarlos. Azuela narra solamente lo esencial, y la manera con que lo narra da a su prosa intensidad expresiva. Pasma la sobriedad de sus recursos no menos que el vigor de los resultados con ellos obtenidos.

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