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Un testimonio de vida: la escuela naval que me formó (1927-1932)


Partes: 1, 2

    1. Charles Gordon Davy, educador y forjador de hombres
    2. La planta de la Escuela Naval
    3. Mi nueva vida en la Escuela Naval
    4. La vida cotidiana en la Escuela
    5. Los deportes
    6. Los Cruceros de Verano
    7. Sobre el Motín de los marineros
    8. La graduación
    9. A manera de colofón

    Contralmirante Federico Salmón de la Jara

    Lima, febrero del 2005

    [Reproducido del artículo preparado para el Libro Homenaje del Dr. José Antonio del Busto, Pontificia Universidad Católica del Perú, 2005]

    "Un testimonio de vida: La Escuela Naval que me formó", trabajo de investigación histórica del contralmirante Federico Salmón de la Jara.  

    Esta historia es la mía, pero es también la historia de cientos de oficiales de la Marina de Guerra del Perú egresados de la Escuela Naval del Perú. Corría el año 1927, el Presidente Augusto B. Leguía gobernaba el país desde 1919, y por Ley No. 4003 del 13 de Octubre del mismo año se había constituido el Ministerio de Marina, separándolo del anterior Ministerio de Guerra y Marina, antigua organización que indudablemente situaba a nuestra Armada en condiciones de dependencia del Ejército, pues era mayormente a los generales a quienes se nombraba para este Ministerio. Sin embargo, el propio Presidente Leguía designó en varias ocasiones a políticos civiles de su partido, para el despacho de esta cartera, a fin de mantener el principio de sujeción de las fuerzas armadas al poder civil. (1)

    Uno de los actos más importantes del Presidente Leguía fue la contratación de la Misión Naval Americana. El Congreso, por ley Nº 4435, promulgada el 5 de junio de 1920, aprobó un acuerdo firmado entre Estados Unidos y el Perú para el establecimiento de una Misión Naval. No se redactó un contrato formal que estipulara las pautas para la Misión misma, pero sí se efectuaron contratos individuales con cada uno de los miembros de la Misión, la cual estuvo constituida por Jefes y Oficiales superiores de la Marina de Guerra de los Estados Unidos de Norteamérica, quienes asumieron los más altos puestos tanto en tierra como a bordo, y aun la Comandancia General de la Escuadra. Esta disposición bien pudo haber suscitado el descontento entre el personal naval superior, como había sucedido años atrás, cuando John Tucker, oficial superior de la Marina americana, fue incorporado a la Armada Peruana con el rango de contralmirante para ejercer el mando como jefe de la

    Escuadra peruana. Pero la oficialidad naval comprendió la conveniencia de tal decisión, por el retraso en que se encontraba nuestra Marina en relación con las otras marinas del

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    (1) El capitán de navío D. Juan Manuel Ontaneda fue nombrado ministro de Marina.

    continente. A partir de este momento, la institución naval dio un decisivo paso hacia la modernidad, incorporando nuevos reglamentos, directivas y sistemas de Estado Mayor. Así, se creó la Escuela Superior de Guerra Naval; la Escuela de Aspirantes para los marineros, los que pasarían, tras un período de enseñanza y entrenamiento, a formar parte de las dotaciones de los buques. Se dio inicio a los Cruceros de Verano, que comprendían navegaciones a lo largo del litoral y aun hasta el golfo de Panamá, en Balboa, cuando se requería realizar la carena de los buques, pues entonces no se contaba con el Dique Seco ni con el Arsenal, hoy Base Naval del Callao. La oficialidad y el personal subalterno, lograron un importante y notorio progreso en profesionalismo y práctica en el mar. En el verano de 1930, la Escuadra, con los dos cruceros y los cuatro submarinos, realizó una memorable travesía con destino al puerto de Valparaíso, Chile, un viaje que hubiera resultado inimaginable hasta antes de la firma del Tratado de 1929. Esta significativa visita originó gran revuelo en vecino país, donde las autoridades y la gente en pleno del puerto, no dudaron en brindarle un caluroso recibimiento.

    La Escuela que me recibió el año1927, como institución académica, estaba organizada en departamentos ejecutivos y académicos, que tenían a su cargo la preparación de los planes de trabajo para el año académico. Los reglamentos eran similares a los de la Academia Naval de Annapolis, E.U., así como el programa curricular, que comprendía, en general, los mismos temas y aspectos profesionales que en aquella. Por iniciativa del director Davy, los libros de texto y bibliografía profesional más actualizada, fueron traducidos al español y reproducidos a mimeógrafo e imprenta; de tal manera que, nuestros guardiamarinas contaban con la rica y moderna información que se publicaba para la Academia americana. Se consideraba que la Escuela Naval del Perú era la única en su género en el mundo hispano hablante que contaba con una colección semejante de textos profesionales, académicos y especializados. (2)

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