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Getulio Vargas y el "Estado novo"


Partes: 1, 2

    1. Breve reseña histórica del Brasil
    2. La caída de la "República vieja"
    3. Los primeros gobiernos de Vargas
    4. El "Estado Novo"
    5. El retorno de Vargas

    1. Breve reseña histórica del Brasil.

    Brasil, a diferencia de los demás Estados en Sudamérica, no nació a la vida independiente como república. En su lugar se proclamó más bien un Imperio.

    Esta circunstancia estuvo determinada desde el momento en que las potencias ibéricas (España y Portugal) se vieron envueltas en las guerras napoleónicas en Europa. Cuando Napoleón entró a la península con su ejército depuso al Rey de España Fernando VII y tenía la firme intención de hacer lo mismo en Portugal, pues eran los portugueses, como aliados de Inglaterra, que se oponían a someterse al bloqueo comercial que Francia había impuesto a Gran Bretaña.

    Los diversos rumbos de las colonias portuguesas y españolas en América estuvieron marcados desde el momento en que el rey de España cae preso de Napoleón mientras que la reina portuguesa María I, su regente y su corte alcanzaron a huir, con ayuda inglesa, a sus colonias en América.

    De este modo, si bien Portugal caería en manos de Napoleón, los reyes no serían sus prisioneros, generando un vacío de poder en sus colonias (como sucedió con las colonias españolas). En Brasil, en cambio, la monarquía portuguesa fortaleció su dominio instalando un reino unido del Portugal y Brasil con sede en Río de Janeiro. Más aún en 1816, el regente se coronó Rey en lugar de la reina enferma con el nombre de Juan VI.

    Una vez vencido Napoleón en Europa y restauradas las monarquías del antiguo régimen en Europa, no tuvieron paz por el movimiento liberal generado por las ideas de la Revolución Francesa. Entonces se crearon movimientos para constitucionalizar las monarquías de tal modo que los reyes accedieran a someterse a una constitución. Eso sucedería también en Portugal en la que el Rey, Juan VI, fue llamado ante la convulsión que vivía el país. Juan VI se vio en un verdadero dilema, pues no podía dejar de retornar al Portugal, pues corría el riesgo inminente de perder el trono allá. Sin embargo, en Brasil también se habían desarrollado protestas y sublevaciones, algunas liberales, otras francamente independentistas. Dejar el Brasil, podía significarle perder este territorio para su reino.

    Juan VI, envuelto en su dilema, optó por acudir al llamado de Portugal en 1821, pero dejar en Brasil como regente a su Hijo, don Pedro, que debía hacer frente al franco estado de rebelión que existía allá, en parte por la influencia de la guerra independentista hispanoamericana.

    La situación se puso todavía más compleja cuando las cortes en Lisboa (una especie de parlamento) reclamaron que el Brasil retornará a su calidad de colonia, exigiendo además también el retorno del príncipe, don Pedro. Si el príncipe se hubiese sometido al deseo de las cortes, la situación en el Brasil hubiera evolucionado hacia una guerra independentista como en el resto del continente.

    Eso lo sabía muy bien Pedro y por este motivo, se negó a obedecer el llamado de Lisboa y ante la exigencia se puso en franca sublevación, convocando a un congreso de procuradores de las provincias del Brasil, los que a su turno convocaron a una Asamblea Constituyente.

    Las cortes de Lisboa desautorizaron todo lo ocurrido en Brasil, intentando retrotraer los acontecimientos. Entonces Pedro en una proclama conocida como el "grito de Ipiranga" declaró al Brasil imperio soberano y se proclamó como Pedro I, emperador del Brasil. De este modo nació Brasil a la vida independiente.

    La República tardaría en proclamarse hasta 1889 en la que un pronunciamiento militar encabezado por el general Manuel Deodoro de Fonseca derrocaría al emperador Pedro II, hijo del fundador del Imperio del Brasil. Para eso se debieron fortalecerse las posiciones liberales en luchas contra el conservadurismo del emperador, que inicialmente y, como una concesión había proclamado en 1871 la "ley de libertad de vientres" que implicaba que los hijos de los esclavos de ese entonces recién serían libres. La lucha por el abolicionismo de la esclavitud fue solo una de las expresiones de la pugna entre conservadores y liberales.

    El fondo económico de la lucha radicaba, más bien en la pugna entre los terratenientes del noreste que hacían uso de mano de obra esclava y de los cafeticultores del sur que deseaban implantar una economía de tipo capitalista para exportar el café.

    Cuando los liberales tomaron el poder se dieron facilidades a las inversiones extranjeras y se promovió la exportación masiva del café consolidando economías de enclave como en el resto de la región.

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