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La Evaluación en las Teorías de Aprendizaje (página 2)


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Basada en los trabajos de Leontiev, surgió y evolucionó la llamada teoría de Galperin (Formación por etapas de las acciones mentales) que más que una teoría de aprendizaje abarca a todo el proceso de la enseñanza.

La teoría de Galperin tuvo y aún conserva en cierta medida una buena recepción en la Educación Superior Cubana; entre otras causas por la amplia divulgación y apoyo de las instancias metodológicas de los Ministerios de Educación Superior y los CES, así como por su utilidad y precisión algorítmica.

La evaluación como categoría está presente o implícita en cada teoría de aprendizaje, resultando imprescindible como paso o momento en cualquier estructura que adopte dicho proceso. Incluso los que declaran la negación de la evaluación entran en contradicción al explicar la eficiencia o el éxito de uno u otro sistema teórico referido al aprendizaje dando elementos cualitativos o cuantitativos que refuerzan el papel de la evaluación.

Cada teoría hace su aporte enriqueciendo la concepción científica del aprendizaje, así como de la evaluación.

Es preciso por tanto atender a diversas teorías con lo que se evitan hiperbolizaciones y reduccionismos; es necesaria la flexibilidad de pensamiento, si tenemos en cuenta que ya desde el inicio de la década del 90 del presente siglo no es posible hablar de teorías puras de aprendizaje, ni de representantes unívocos de éstas.

El estudio de las diferentes teorías de aprendizaje en los aspectos referidos al control desde el pto. de vista psicológico y a la evaluación en general nos permite asegurar que los mecanismos internos de la evaluación no están suficientemente estudiados, lo que ha sido reconocido por diferentes autores. (18,35)

Debido a la complejidad de esta categoría en la literatura científica se contraponen posiciones que van desde la negación absoluta hasta la asignación de un lugar tal, que pone en el centro del sistema a la evaluación.

Se aprecia la necesidad de ampliar las investigaciones referidas a la evaluación en el contexto del aprendizaje y sus relaciones con la regulación y las formaciones psicológicas complejas que le sirven de base (autoconciencia y autovaloración), así como el tratamiento pedagógico que permite su desarrollo en la escuela.

La evaluación del trabajo pedagógico es el proceso de comprobación y valoración del logro de los objetivos del proceso pedagógico en un plano macroestructural, es decir, referido a la eficiencia del sistema didáctico, las estrategias utilizadas y la dirección pedagógica, concretado en el efecto educativo sobre el alumno.

Es sabido que no es suficiente concebir, planificar e incluso realizar el trabajo pedagógico, si no se controlan y evalúan sus resultados, ya que es necesario determinar el grado de eficiencia del proceso, lo que se concreta en:

evaluación externa del sistema o subsistema.

la utilización de los recursos humanos.

relación entre ingresos y egresos.

relación entre demanda social y promociones.

calidad de la clase o sistema de clases, entre otras.

No resulta difícil comprender que la eficiencia educativa es algo más, que va más allá de cada aspecto señalado.

Hay que evaluar la eficiencia que no es otra cosa que: "la categoría pedagógica con la cual se expresa la calidad del objetivo, el contenido, los métodos , la organización y el resultado de la educación y la autoeducación dirigidos al proceso del efecto recíproco en lo social y personal de la educación

A partir de la anterior definición se puede determinar que la evaluación del trabajo pedagógico, si bien tiene en cuenta los datos objetivos referidos al sistema de influencias ejercido, actividades educativas realizadas, factores que intervienen, calidad de las clases impartidas, relación entre actividades docentes y extradocentes, en función de los diferentes sectores de potencialidades educativas; no se limita a ésto.

Hay en tal afirmación errores conceptuales y metodológicos.

Conceptualmente no se ha tenido en cuenta la eficiencia educativa, ni el enfoque complejo integral de la educación y por ende de la evaluación a su vez integradora.

Metodológicamente se falla al no precisar que criterios o enfoque se sigue al evaluar y qué parámetros tener en cuenta para emitir un juicio de valor, pero sobre todo se omite la interrelación entre las dos direcciones de la evaluación escolar.

Toda la evaluación del trabajo pedagógico resulta falsa si no se valora su efecto educativo.

El efecto educativo caracteriza la transformación esperada en el educando, su duración en relación con la interiorización de valores y la exteriorización de éstos a través de cualidades de la personalidad, evidenciados en la práctica social y personal.

La calidad deber ser considerada por la eficiencia cuantitativa, cualitativa y por su efecto.

Téngase en cuenta por tanto la relación eficacia/efecto educativo a la hora de evaluar el trabajo pedagógico, con clara definición de criterios y parámetros.

No hay consenso internacional, nacional o institucional en relación con los parámetros a tener en cuenta al evaluar el trabajo pedagógico, no obstante no existen discrepancias significativas en cuanto a la importancia de los siguientes:

grado de dominio de los conocimientos, hábitos y habilidades.

nivel de independencia alcanzados.

nivel de actividad en la práctica social.

nivel de responsabilidad personal.

nivel de responsabilidad grupal.

Como vías para obtener la información se pueden utilizar:

el control de las actividades docentes y extradocentes, en especial el control a clases.

la observación del proceso.

las comprobaciones directas o el estudio de los productos de la actividad, entre otras.

En última instancia el trabajo pedagógico hay que evaluarlo por la calidad del ciudadano que se ha formado, siendo su expresión más genuina su posición ante la vida.

 

 

Autor:

Francisco Acosta Comendador

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