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Relación Hegel y Marx: O las oscuras maniobras de la confusión

Enviado por Eduardo Daniel Véliz


Partes: 1, 2

  1. Introducción
  2. Por qué no es lo que parece
  3. Conclusiones
  4. Bibliografía consultada

Introducción

Hasta el presente la filosofía de Karl Marx es objeto de discusiones, muchas de las cuales poseen evidentes intenciones respecto de ella. En estos tiempos, en los cuales el abuso de la cita pretende ser crédito de sabiduría, la producción de este pensador se ha constituido en referencia de los más raros maridajes, en muchas ocasiones con antípodas conceptuales y metodológicas, como es el caso de las "investigaciones" del historiador Ernesto Laclau y los psicólogos Salvoj Žižek y Judith Butler,[1] en las cuales coexisten materialismo e idealismo bajo sospechosas formas de intervención intelectual. Lógicamente, cualquier lector elemental de epistemología sabe que la asociación de estos paradigmas es una alquimia forzosa en la que los componentes sólo puede unirse por la violencia y que, por ello mismo, componen una unión evanescente, cuyo valor, a mas de sembrar mayor confusión en la general existente, se agota en la pura enunciación.

En cierto sentido, este desconcierto ha sido alimentado por los propios sectores que se apropiaron de la enunciación del filósofo, a los que se les atribuyó el nombre de "marxistas", y cuyo apostolado garantizó que, la conformación epistemológica y metodológica del pensador, fuera asociada a las formas que su razonar, precisamente, confrontaba. Es reconocido el lugar común, entre ciertos intelectuales de izquierda y de derecha, de asociar la concepción de K. Marx con la de Georg Wilhelm Friedrich Hegel. Con diversos matices, el sesgo tuvo como principal referencia los intereses motores del la "guerra fría" y, las distorsiones explicativas basadas en un remoto "aire de familia",[2] formaron parte de la demonización que, las clases dominantes y sus medios de comunicación, desarrollaron tanto del pensamiento de Karl Marx, como de varias de sus recreaciones (v.g. Antonio Gramsci, en Italia, José Carlos Mariátegui, en Perú, y Fidel Castro, en Cuba).

Dada la fase actual del proceso hegemónico mundial, con la institucionalización de la universalización del modelo de producción capitalista y su organización social, es conveniente reubicar las particularidades elementales del pensamiento de K. Marx como respuesta al "relativismo cultural" conocido como postmodernismo, en la medida en que, su modelo de interpretación de los procesos sociales, tiene plena vigencia, porque su objeto de estudio, el capitalismo, prosigue y, en virtud de lo cual, sus categorías poseen plena vigencia. Ello implica abandonar la confusión y el reduccionismo con que se aborda un mecanismo desarrollado in situ et in loco, en tanto la mayor parte de su producción intelectual se elaboró en el momento de consolidación del capitalismo en Inglaterra, con el propósito de clarificar conceptos que, en muchos casos, son asiduamente usados, sin que se identifique su procedencia ni se entienda su efectiva connotación. De este modo, la exposición de este trabajo procederá según el propio método desarrollado por el filósofo, el deductivo de base empírica, cuya mecánica parte de lo dado para extraer posteriormente conclusiones causales.

Por qué no es lo que parece

Como se anticipó, interesadamente se desarrolló una relación de parentesco epistemológico y metodológico entre Geogr Hegel y Karl Marx. Esto es, en efecto, falaz, porque tales afirmaciones develan una incoherencia que sólo se sostiene en la violencia intencionada o en la ignorancia supina. Para desentrañar tal falsedad es necesario poner en evidencia las particularidades de los regímenes conceptuales comprometidos. Para ello, hay que dejar en claro las filiaciones epistemológicas de cada uno, ya que responden a tradiciones diferentes y se enuncian en condiciones históricas de igual naturaleza.

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