Es interesante también, observar como el feminismo reinante en esa época no influyó en su primera manifestación[8], sino más bien en la segunda, según Griselda Pollock y su investigación Inscripciones en lo femenino:
"Este segundo feminismo, asociado con el psicoanálisis y la literatura, el tiempo del inconsciente no es menos histórico (…) Nos coloca en una senda para imaginarnos fuera del dimorfismo sexual. Es en este sentido como la mujer puede actuar por y para sí misma, y también como la disidencia quebranta la regla del falocentrismo (…) dispersando la identidad, inventando más cuerpos y máscaras, volviendo híbridos los géneros (…) rompiendo las normas fálicas del género establecido, de la identidad establecida, de las sexualidades establecidas, de las fronteras establecidas."[9]
En este mismo orden de ideas, pueden mencionarse muchas de sus otras obras como Les Aveugles, 1986 donde pregunta a los ciegos acerca de la belleza, Autobiographical Stories, 1988 donde el propósito es invertir el rol y ser mirada, Les Tombes, 1990 donde reconoce que entre sus obsesiones personales están las tumbas; Autobiographical Tales. The Husband, 1992; No sex last night[10], 1992; Leviatán, donde Paul Auster, Double Game, 1997 donde mezcla las ideas de Auster y las suyas propias, así como también en Gotham Handbook, 1998 y en el 2002, Sophie Calle se instala en lo alto de la torre Eiffel para que una gran fila de personas le contara un cuento y así evitar dormirse.
También se hace necesario mencionar el carácter reflexivo de la obra de Calle, donde cada una de sus representaciones es producto de un estudio del objeto hasta llegar a mezclarse con el producto de esa reflexión condensado en su obra. Van Lier nos expresa a este respecto que:
"La reflexión ha desmontado al hombre y lo ha despojado de sus últimas vanidades; ha desmontado a la naturaleza y ha arrojado fuera de ella a los últimos dioses falsos. Y no han quedado frente a frente más que la libertad humana por una parte, una libertad de la que el hombre es aterradoramente responsable, y por otra parte la naturaleza, esfinge acurrucada sobre el enigma que sería menester arrebatarle. Jamás la condición ha sido percibida en una desnudez semejante. Y el hombre se ha puesto a interrogar a los dos términos de esa trágica confrontación, volviéndose ya hacia el mundo, ya hacia sí mismo, a descubrirle un sentido. El arte de hoy en día registra estos dos movimientos y en sus mejores representaciones alcaza un carácter de patética búsqueda."[11]
Y es esa búsqueda la que vemos reflejada en estas obras, un afán de perseguir al otro, de establecer un contacto neutral y distante; más allá de eso, la implicación con el objeto perseguido fuente de nuevas experiencias. Observadora pertinaz de la costumbre del otro, hace de lo cotidiano una historia, una ilación de acontecimientos casi fetichistas[12], quizás por esto se le ha catalogado de voyeurista. En Suite Vénitienne, 1980, persigue a un hombre hasta Venecia durante dos semanas para fotografiarle y afirma Paula González Alguacil que: "la artista aparece aquí como una amante traicionada que persigue a su hombre para reconstruir sus sentimientos por una persona que sabe que no volverá a tener consigo."[13] Aun cuando en su vida real se dejase llevar por el azar, no aceptaba las circunstancias, como cuando consiguió cartas de Greg Shepard dirigidas a otra mujer, tachaba el nombre de ella y escribía el suyo.
Después de todo lo expuesto anteriormente, podemos deducir que en la obra de Sophie Calle, lo premeditado es lo que ella muestra de su vida pues exhibe lo que quiere14 y lo espontáneo es la actitud de las otras personas y el azar (como cuando se encontró la libreta de direcciones). En este juego entre lo que escoge mostrar al espectador y lo espontáneo de las acciones, confiere al arte conceptual un carácter auténtico y una perspectiva personal.
BIBLIOGRAFÍA
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VAN LIES, Henri, Humanismo y arte contemporáneo, Ediciones Humanismo. Buenos Aires, 1977
Autora:
Liliana Durán
[1] No desde el punto de vista de retrotraerse a la Antigüedad o como culto a la misma, sino como la necesidad del surgimiento de un nuevo ideal humano cuyas raíces encontramos en la posmodernidad. En el humanismo contemporáneo de William James no se renuncia a la verdad o a la realidad sino que se pretende, sean más ricas y esto es evidente en la obra de Sophie Calle, donde hace de la cotidianidad algo trascendente, mostrando un humanismo particular.
[2] Van Lier, Henri, Humanismo y arte contemporáneo, 1977, Págs. 53 y 54. Las negrillas se han colocado para resaltar la idea, pues en la obra de Sophie Calle estos aspectos parecen traslucirse con frecuencia en el proceso creador de la misma.
[3]Revista Poética Almacén, Las Fotógrafas. Tomado de: http://www.librodenotas.com/almacen/Archivos/003320.html#003320, 2006
[4] Ferrater Mora, José, Diccionario de Filosofía, 1951, Pág. 448.
[5] Revista Poética Almacén, Las Fotógrafas. Tomado de: http://www.librodenotas.com/almacen/Archivos/003320.html#003320, 2006
[6] Recordemos que posteriormente a esta obra es cuando decide darle a su creación una intención artística.
[7] Op. Cit.
[8] Mayormente de corte político.
[9] Guash, Ana María (ed.) Los manifiestos del arte posmoderno. Textos de exposiciones 1980-1995. Pág. 335
.[10] Película dirigida conjuntamente con Greg Shepard y con quien mantenía una relación sentimental.
[11] Van Lier, Henri, Humanismo y arte contemporáneo, 1977, Págs. 64 y 65.
[12] En la obra Douleur exquise repite la misma fotografía: un teléfono rojo en la habitación de un hotel, teléfono con el cual se enteró de que su historia de amor había llegado a su fin.
[13] Paula González Alguacil, Ritual de lo habitual, en: http://personal2.redestb.es/critica/Sophieca.html, 200
[14] Un ejemplo de ello es cuando Pierre Baudry, el dueño de la libreta de direcciones, se entera de su protagonismo en una obra de Sophie Calle en un periódico, manifiesta su molestia y solicita al periódico publicar una foto de ella desnuda, lo que no llegó a materializarse.
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