Uso de los piercing bucales y faciales. Revisión bibliográfica (página 2)
Enviado por Nairys Morales Sosaa
Los piercing bucales están incrementando su popularidad en los últimos años, la inserción de objetos de metal en los tejidos de la cavidad bucal y faciales han alcanzado gran difusión en la población de jóvenes del mundo entero y nuestro país no está exento de este furor. La Asociación Dental Americana se opone totalmente a la colocación de los piercing bucales y faciales por los riesgos para la Salud general del paciente y de los operadores que puedan colocarlos y, en otros países de la Unión Europea se han aprobado medidas para regular su uso y proteger a los pacientes( 12-14).
Nosotros como estomatólogos debemos conocer los posibles riesgos de la colocación de los piercing bucales y faciales así como los cuidados a tener en cuenta si ya fue colocado para informar a los pacientes (6, 8,12) no obstante, no podemos ignorar que los jóvenes portadores de estos piercing son reacios a retirárselos por lo que también debemos recomendarles y ofrecerles tratamientos alternativos a su uso (6).
Se distinguen tres tipos de piercing (15)
Labrette: Es una barra limitada en un extremo por una esfera y por el otro por un cierre en forma de disco plano y liso, generalmente se coloca en el labio inferior.
Barbell: es una barra limitada por dos esferas, una en cada extremo, siendo una de ellas el cierre; las barras pueden ser rectas o curvas. Normalmente se colocan en la lengua. Inicialmente se mantienen con un tallo más largo y a las dos semanas –aproximadamente- se reemplazan por otros con el tallo más corto.
Anillos: Normalmente se colocan en los labios y menos a menudo en zonas laterales de la lengua.
La localizaciones más frecuentes son (6,15)
Orales: Labio inferior, lengua carrillos, frenillo lingual, úvula.
Faciales: Cola de la ceja, nariz, cartílago de la oreja.
Corporales: Pezón, ombligo, cuello.
Genitales externos.
La alta prevalencia de las perforaciones ha convertido en arte la originalidad, llegándose a perforar zonas muy poco convencionales. Los piercings bucales y faciales pueden colocarse en:
La lengua: Se pueden hacer dos tipos de perforaciones: dorsoventral o dorso lateral. En la zona dorsoventral, la perforación se realiza en esta dirección, normalmente es central y suelen colocarse barbells; en partes más laterales de la lengua y en la punta se colocan sobre todo anillos. La lengua puede ser objeto de varias perforaciones en diferentes zonas. En las perforaciones centrales, respecto a las laterales, hay menos riesgo de sangrado si se evitan los vasos sanguíneos mayores (6,15). La lengua, seguida del labio inferior es la zona oral donde se colocan más piercings, con una prevalencia en Estados Unidos del 81 y 38,1% respectivamente. El tiempo promedio de curación de la zona perforada es de unas 4 semanas (6, 8, 10,15).
El labio: puede perforarse en cualquier punto de su perímetro alrededor del borde bermellón. Es posible encontrar anillos cerca de la comisura labial o en el centro del labio inferior pero en éste normalmente se colocan labrettes. Las perforaciones se realizan desde fuera hacia el interior de la cavidad oral. El tiempo promedio de curación de la herida tras la perforación es de unas 5 semanas (5,6).
Las mejillas (conocidos como dimples): es una región poco utilizada (15). La perforación llega hasta la mucosa bucal y el piercing es externo.
El frenillo lingual: son muy poco comunes (5, 6,15). Se denominan "Web" piercing.
La úvula: son muy raros por el elevado riesgo de complicaciones y por la dificultad de perforarla (6,15).
La clínica de las complicaciones puede presentarse durante la colocación del piercing, poco tiempo después o a largo plazo (5,6). Se comentarán las principales complicaciones:
1.-Lesiones vasculares: Las hemorragias son una complicación posible durante la perforación especialmente en un órgano tan vascularizado como es la lengua, que contiene la arteria y la vena lingual con sus diferentes vasos. (5, 6,15-17)
2.-Inflamación: A las 6-8 horas tras una perforación lingual los tejidos circundantes empiezan a inflamarse, incrementándose el proceso durante los 3-4 días siguientes. Los ganglios submentonianos y submandibulares también pueden agrandarse por el proceso inflamatorio.
Estos efectos pueden prolongarse algunas semanas (5). Una lengua edematosa debida a la perforación con un objeto metálico, puede dificultar la alimentación, comprometer el habla o incluso la respiración, por la obstrucción de la vía aérea en el caso de formarse una angina de Ludwing, requiriendo una rápida atención del profesional (5, 6,15-17). Los labios igualmente pueden inflamarse tras la colocación de un piercing. (5)
3.-Dolor: Los tejidos que rodean la herida causada por el piercing, debido a la inflamación o a la ulceración, provocan dolor. La inflamación y el dolor son –de hecho- las complicaciones más frecuentes (10). El tiempo necesario para que remitan totalmente los síntomas tras una perforación lingual se calcula entre 3 y 5 semanas (5,6).
4.-Lesiones nerviosas: La lengua es un órgano inervado por diferentes pares craneales como el nervio trigémino, el facial, el hipogloso y el glosofaríngeo. Existe el riesgo de lesionar algún nervio durante la colocación de piercing, pudiéndose alterar el sentido del gusto o la función motora -en forma de parestesia- según el nervio afectado. Este tipo de lesiones son más frecuentes con los piercing dorsolaterales que con los dorsoventrales, pero pueden suceder con ambos (5, 6,15). La pulpa dentaria también puede afectarse. El proceso vendrá determinado por el continuo movimiento del piercing sobre el diente que puede provocar una fractura que ocasione finalmente una pulpitis (5, 6, 17,18).
5.-Infecciones
– Infecciones locales: entre un 10 y un 20% de todos los piercings se infectan localmente. Los agentes causales más frecuentes son los estafilococos aureus, los estreptococos del grupo A y las pseudomonas (5, 6,15-19).
– Bacteriemia: Tras una colocación reciente, se deberá solicitar atención sanitaria si aparecen síntomas de bacteriemia como fiebre, escalofríos, temblores y un enrojecimiento circundante a la perforación (5, 6,15-23).
– Transmisión de enfermedades: Se han descrito un reducido número de casos de hepatitis fulminante tras la colocación de piercings (16); sin embargo hay pocos estudios que constaten el riesgo de transmisión de enfermedades relacionadas con esta práctica. Potencialmente la infección podría deberse a una mala higiene, a instrumentos mal esterilizados o a un mal aislamiento del campo local, en centros donde normalmente también se realizan tatuajes. Podrían transmitirse virus como el HIV, la hepatitis B, C, el herpes simple, el Epstein-Barr, infecciones por cándidas o bacterias como el tétanos, las pseudomonas, los estafilococos aureus, los estreptococos, etc.(5,6,16-23).
– Endocarditis bacteriana: los piercings pueden provocar una grave infección del endocardio valvular en personas que sufren alteraciones cardíacas previas ( 5,6,19).
– Angina de Ludwing: es una infección bacteriana debida principalmente a un estreptococo hemolítico. Puede presentarse inmediatamente después de la perforación intraoral, provocando una celulitis difusa del suelo de la boca y de la región suprahioidea que afecta al tejido conectivo y se extiende rápidamente a la región submadibular, submental y sublingual. Esta infección puede dificultar el habla, la deglución y la respiración llegando a comprometer la vida del paciente, por lo que es imprescindible un tratamiento urgente (5, 6,16-25).
6.-Alergias a los metales: En función del tipo de material del piercing puede aumentar el riesgo de irritaciones crónicas o de hipersensibilidad al metal. Es importante una adecuada elección del tipo de material para evitar posibles complicaciones y una sustancia a evitar es el níquel (26-29). Un estudio realizado por Lhotka et al. (30) presentó una hipersensibilidad al níquel en el 18% de hombres y en el 23% de mujeres junto con elevados índices de hipersensibilidades a otras sustancias como el cromo que hasta entonces formaban parte de la mayoría de los piercings. Diversos autores consideran como la reacción alérgica más común la dermatitis de contacto, donde el níquel y cobalto juegan un papel importante (30-33).
Según una directiva de la Unión Europea, a mediados de la década de los noventa, se restringió el uso de níquel en todos los productos que estuvieran en contacto directo con los tejidos humanos (30). Las sustancias metálicas más inertes y menos tóxicas inicialmente recomendadas para formar parte de los piercings eran el oro de 14K o 18K, el niobium, el acero inoxidable y el titanio (16). El acero inoxidable ha demostrado una buena biocompatibilidad, pero una de sus principales limitaciones en el uso clínico es su tendencia a la corrosión por su contenido en cromo y níquel, elementos bien conocidos por sus efectos tóxicos y carcinogénicos. Sin embargo el acero inoxidable conserva aún un importante lugar en la fabricación de piercings con un baño dorado. El oro es un material bien aceptado al tener una escasa o nula toxicidad, sin embargo algunos componentes pueden presentar cierta alergia o toxicidad en determinadas personas. Especialmente el titanio no presenta toxicidad y tiene una elevada resistencia a la corrosión en contacto con los fluidos orgánicos, siendo un material recomendable en la fabricación de los piercings (16,30-33).
7.-Traumatismos y fracturas dentarias: Son las lesiones más frecuentes descritas por el uso de los piercings bucales (5, 6, 18, 22, 25,26). El hábito de empujar y jugar con el pendiente contra los dientes o, simplemente, el hecho de tener un objeto extraño en la boca puede ocasionar fracturas, fisuras, abrasiones o desprendimientos de espículas de esmalte provocando – sobre todo si existe implicación pulpar – sensibilidades a substancias frías o dulces y la aparición de dolor al ejercer una presión en el diente afectado (25,26) . De Moore et al. (25) registraron en un 80% de pacientes con un piercing lingual alguna pérdida en su estructura dentaria. Las complicaciones dentarias son más habituales en los portadores de barbells linguales (en la zona de molares e incisivos inferiores) que en los piercings labiales (17,18). En los portadores de coronas de porcelana o con hábitos como el bruxismo, aumenta mucho el riesgo de fracturas o desgastes (25,26).
8.-Alteraciones periodontales: La acción reiterada del traumatismo metálico contra el periodonto puede causar una leve, moderada o severa recesión gingival junto a traumas en los tejidos vecinos (5, 6,17-19). Las lesiones periodontales se relacionan en un 64.3% de casos con el uso de piercings linguales y en un 35.7% con los colocados en el labio inferior (28, 29,34). En el estudio de Brooks et al. (29) se describen una serie de casos de recesión gingival por piercings; los colocados en la lengua provocaban la recesión en la cara lingual de los incisivos antero-inferiores junto con un aumento en la profundidad de las bolsas periodontales; los piercings colocados en el labio inferior provocaron recesiones en la cara vestibular de los incisivos inferiores sin aumentar la profundidad de las bolsas periodontales. El desarrollo de las recesiones en la cara vestibular de los incisivos inferiores puede desarrollarse entre los 6 meses y los dos años tras la colocación del piercing (5, 6,17). Campbell et al. (35) establecieron una correlación entre el número de recesiones, la longitud del tallo del barbell y la duración del uso del piercing. La recesión gingival – independientemente de problemas de índole estético- puede provocar una abrasión de la superficie radicular con un aumento de la sensibilidad (6,17) y una predisposición a la caries en la zona expuesta (6,34).En ocasiones puede aparecer una hiperplasia de los tejidos afectados con edema y dolor como consecuencia de la lesión (5,6).
9.-Acúmulo de placa bacteriana y formación de cálculo: Kretchmer et al. (33) describen que la perforación lingual con un barbell puede provocar acúmulos de placa y cálculo supra e infragingival en dientes anteroinferiores debido a que la esfera inferior del piercing contacta continuamente con los dientes.
10.-Aspiraciones e ingestiones: La mala fijación del piercing puede provocar su aspiración o deglución, ocasionando lesiones en el aparato respiratorio o digestivo, pueden deberse a la manipulación durante la colocación o a movimientos en los que se ejerce gran presión, por ejemplo en las comidas, también constituyen un riesgo durante las intubaciones (5, 6, 37,38-40).
11.-Sialorrea: El contacto de un artefacto metálico en la boca puede estimular la producción de saliva, que incluso puede ser más fluida (25,33). El efecto de estimulación salival fue descrito en 8 de 51 individuos en un estudio californiano (18).
12.-Corrientes galvánicas: Los pacientes pueden mostrar una hipersensibilidad en las restauraciones de amalgama en contacto con el metal del piercing (5, 6, 18, 22, 25,26).
13.-Alteraciones del habla, masticación o deglución: El piercing puede obstaculizar el habla al interferir los movimientos normales de la boca provocando defectos en la pronunciación. También la masticación y la deglución pueden estar comprometidas debido a la interposición del objeto (6, 21, 25, 26,33).
14.- Lesiones hiperplásicas y epitelizaciones del piercing: La perforación de los tejidos blandos puede cicatrizar de forma hiperplásica (5, 6,21). Un factor que puede contribuir a las lesiones hiperplásicas es el movimiento continuado del piercing en el tejido sobre el que se inserta (5,18).La herida causada por la colocación del piercing puede evolucionar -tras varios meses- con el recubrimiento epitelial del mismo ,lo que supone una complicación en el momento en que se desea retirarlo (16,17,26, 41-43).
15.-Desgarramientos: Ocurre fundamentalmente en los piercing faciales durante la colocación de prendas de vestir, con el rozamiento de objetos de forma incidental y en los piercing linguales por los movimientos de la misma (5, 6,41-43).
Conclusiones
En estos momentos en el que la práctica de este tipo de body art ha ido ganando terreno de forma espectacular entre los jóvenes, los estomatólogos deben incorporar a su quehacer diario los tratamientos convencionales para cada complicación que pueda surgir por la colocación de los piercing bucales y faciales que puedan llegarles a consulta y por supuesto trazar estrategias de prevención para evitar el uso de los piercing divulgando las consecuencias que puede traer para la salud de los pacientes la colocación de estos aditamentos, considerando que generalmente son personas "intrusas" en la profesión quienes realizan las perforaciones, sin condiciones higiénico-sanitarias o conocimientos científicos para ello, y sin pensar en las consecuencias que origina a la salud.
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Autor:
Mara Isabel Morales Pardo
Especialista de Primer Grado en EGI. Máster en Salud Bucal Comunitaria. Profesor instructor
Yarisleida Pérez López
Especialista de Primer Grado en EGI. Máster en Salud Bucal Comunitaria. Profesor instructor
Joel Carlos Paz Hernández
Especialista de Primer Grado en MGI. Profesor instructor.
Filial de Ciencias Médicas
Arley Hernández Moreira
Morón
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