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La naturaleza y lógica del poder humano


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    1. Referencias Bibliográficas

    "Las teorías son redes: solo quien lance cogerá"

    Novalis (citado por Kart R. Popper en la Lógica de la investigación científica)

    Introducción

    El presente trabajo fue expuesto por primera vez en el año de 1999, en una universidad local de la Paz, Baja California Sur. Se pretendía con éste, abrir brecha en la investigación pura dentro del ámbito de las Ciencias Sociales, e ir despertando poco a poco el interés por las ciencias aplicadas en este campo. Como ya es moneda común y corriente en nuestro medio, el proyecto fue quedando en el olvido y menosprecio, el autor del ensayo sin apoyos y alicientes de ningún tipo para continuar, de no ser por la persistencia propia y la reciente relectura casual de Alvin Toffler, que en el abordaje de un tema relacionado, textualmente dice: (…) A pesar del mal olor que trasciende del simple concepto de poder, debido a los malos usos que de el se han hecho, el poder en si no es bueno ni malo, se trata de un aspecto ineludible de la comunicación humana y deja sentir su influencia en todo, desde nuestras relaciones sexuales hasta los puestos de trabajo que ocupamos, los coches que conducimos, los programas de televisión que vemos, las esperanzas que perseguimos. Somos productos del poder, en una medida mucho mayor de lo que nadie se imagina(…)1 .

    De cualquier forma, durante los últimos 10 años, he seguido intentado sistematizar y clarificar, no tan solo las más importantes aportaciones de los pensadores precedentes, sino las propias.

    En el transcurso de estos años, más o menos mis reflexiones sobre el particular me han conducido hacia lo siguiente: De manera cíclica o periódica el pensamiento y el intelecto humano vive estancamientos y en ocasiones hasta retrocesos. Los grandes hombres que han jalonado y empujado la historia del intelecto y de las ciencias –fácticas o empíricas, naturales o sociales–, han tenido que librar una enorme batalla, no tanto contra los prejuicios propios, como los impuestos por las doctrinas y posturas oficiales establecidas. Estas últimas, en el ámbito de la sociedad, por una dialéctica imperceptible, no tan solo corresponden a las doctrinas y posturas de la "clase" que ejerce el poder, sino en ocasiones a la ideología oficial de quien o quienes supuestamente representan a la clase oprimida y llamada a liberar a la sociedad en su conjunto. Fue en el ámbito de las ciencias sociales durante todo el siglo XX, siglo durante el cual prevaleció el Marxismo como ciencia oficial en el ámbito social, aunque como es sabido, una pequeña fracción de países en el planeta, desarrolló su sistema económico-social bajo las directrices de tal doctrina, sus principales representantes, tanto en el seno de estos países, como en el llamado mundo occidental, reprodujeron una teoría del Marxismo, que se fue incubando como un verdadero freno y como dogmática del pensamiento científico e intelectual dentro de este campo; a tal grado, que ninguna obra que omitiera los textos bíblicos era digna de tomarse en cuenta.

    1989 y 1991, fechas que marcaron el derrumbe del socialismo Soviético, serán recordadas en los años futuros como históricas en dos grandes direcciones: 1.- Porque permitieron liberar las fuerzas que dormitaban en el seno de una nueva sociedad clasista como la Soviética –insuficientemente investigada–, no obstante la documentada obra de Charles Bettelheim "La lucha de clases en la URSS" y otras 2.- Porque ha permitido el surgimiento de nuevos paradigmas para el mejor análisis de la evolución de la sociedades contemporáneas.

    Como bien lo menciona George Orwell en su clásica obra: (…) Durante todo el tiempo de que se tiene noticia, probablemente desde fines del periodo neolítico, ha habido en el mundo tres clases de personas: Los altos, los medianos y los bajos. Se han subdividido de muchos modos, han llevado muy diversos nombres y su número ha sido relativo, así como la actitud que han guardado unos hacia otros, han variado de época en época; pero la estructura esencial de la sociedad nunca ha cambiado(…)2

    En la cuidadosa disertación Orwelliana, podemos columbrar que en todos los procesos taxonómicos sociales, siempre ha existido y existirá cierta arbitraria racionalidad. A continuación paso a enunciar los puntos siguientes:

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