En esta monografía me refiero a algunas de las memorias y biografías que, escritas por inmigrantes o sus descendientes, dan a conocer aspectos de este fenómeno social en la Argentina, entre 1850 y 1950.
De la experiencia de la inmigración surgieron muchos libros. Algunos autores eligieron la ficción para expresarse; otros, en cambio, prefirieron las memorias y las biografías.
En el siglo XIX, los pioneros escribieron sus memorias. En el siglo XX, también hubo inmigrantes deseosos de dejar por escrito su testimonio. Nos referiremos a algunos de ellos.
Syria Poletti, nacida en el Véneto en 1922, afirmaba que, habiendo nacido y habiéndose formado en Italia, era argentina, no sólo porque aquí gestó, escribió y publicó sus libros, sino porque "uno, como escritor, pertenece al área en cuyo idioma se expresa" (1).
La escritora consideraba que su mejor cuento era "El tren de medianoche", publicado originariamente en 1964 en el volumen Línea de fuego, y reproducido en una antología (2). Daba las razones de esta elección: "Quizás porque es un fragmento de vida real convertido en ficción: el episodio clave de mi existencia y el punto de arranque de toda mi obra. En ese instante, momento en que mi madre me dejó para reunirse con mi padre en tierras de América, nace el drama y la rebeldía, pero también la revelación de la soledad y su misterio. Fue como si de pronto se hubiesen abierto las compuertas de la vida adulta, y al mismo tiempo, asomara la certeza de otro llamado. Al irse, mi madre respondía a un llamado ineludible. Yo también, con el tiempo, respondería a un llamado" (3).
Martina Gusberti es la autora de El laúd y la guerra (4), obra en la que evoca un viaje a Italia que realiza junto a su padre y su marido, en 1982. No era esa la primera vez que el inmigrante regresaba a su tierra; él dice: "¡Qué bello volver a Italia, visitar los lugares en los que luché durante la primera guerra mundial, recorrerlos paso a paso, ver cómo estará hoy…!".
La hija, nacida como él en esa tierra, se pregunta acerca de la motivación que impulsa con tanta fuerza al padre; se cuestiona "ese afán por volver al pasado, no sé si para fijarlo en el hoy o sólo para retroceder a él. Quizás, ganas de detener el tiempo que se le escurría entre las canas; o de no morir, sin mimetizarse definitivamente con el paisaje".
Este libro puede ser leído como una crónica real de tiempos bélicos, puede abordarse también como un relato de viaje, como una descripción de la vida actual en la llanura lombarda, como una historia de inmigrantes y una obra inspirada por el amor filial y la admiración. Es todo eso y es, fundamentalmente, la historia de un regreso que no atañe sólo al emigrante, sino también a su descendencia, que comprende así aún más lo ejemplar de una vida.
María Esther Podestá es la autora de Desde ya y sin interrupciones, obra en la que destaca que, de los Podestá actores, el único que debe ser considerado argentino por derecho de suelo es su abuelo, Jerónimo Bartolomé. Los demás nacieron en Montevideo, adonde había marchado la pareja de inmigrantes ligurinos, atemorizada por el rumor de un degüello de gringos durante la época rosista: "La familia permaneció en Montevideo desde 1851 –dice la actriz-, allí nacieron mi tío-abuelo Pedro, Juan José (Pepe), Juan Vicente, Graciana, Antonio Domingo, y Cecilio Pablo, quien artísticamente suprimiría su primer nombre" (5).
Gladys Onega escribió Cuando el tiempo era otro. Una historia de infancia en la pampa gringa (6) convencida de que "todos tenemos derecho a escribir nuestra historia", como ella expresó en un reportaje (7).
Su historia se inicia en Acebal, provincia de Santa Fe, donde nace en 1930, y continúa en Rosario, ciudad a la que se mudan en 1939. Sus primeros años transcurren en el seno de una familia integrada por un gallego tan esforzado y ahorrativo como autoritario; una criolla apasionada por la hija mayor, la lectura y la costura; y dos hermanos, que acaparan la atención que la pequeña reclamará para sí. Junto a ellos encontramos la familia de la casa da pena –los gallegos que quedaron en su tierra-, los parientes gallegos que emigraron y los parientes criollos de la madre, y los inmigrantes –en su mayoría italianos- que viven en el pueblo.
Página siguiente |