Resumen
Este trabajo se refiere a los cambios tecnológicos y la transferencia de tecnologías en las condiciones actuales del mundo, y trata sobre las posibilidades de Cuba de producir los bienes de la III Revolución Científico Tecnológica, a partir de la calificación del capital humano, el potencial industrial y científico técnico, la voluntad política del estado y otras potencialidades en lo que marchan a la punta los centros del Polo Científico del Oeste de La Habana.
Palabras Claves: Cambios Tecnológicos, Transferencia de Tecnología, Revolución Industrial, Revolución Científico Tecnológica, Biotecnología, Propiedad Industrial.
Introducción
Los cambios tecnológicos y la transferencia de tecnologías, constituye un problema actual de la ciencia, que puede afectar o beneficiar a nivel global, a nivel de los países y a nivel de las empresas, en lo que influyen entre otros factores. La voluntad política de los estados, el nivel de desarrollo alcanzado por éstos y la preparación del capital humano. Por lo que el ritmo promedio anual de incorporación del nuevo conocimiento en los países desarrollados es superior al ritmo promedio de incorporación y asimilación de ese conocimiento por los países subdesarrollados. Por todo lo anterior este trabajo tiene como objetivos examinar. ¿Cuáles son las amenazas y oportunidades que implican para Cuba la instauración de la III Revolución Científico Tecnológica con su característica de globalización creciente cada vez más basada en el conocimiento?
Antes de 1959 existía en Cuba un alto índice de analfabetismo en la población, la industria era dependiente, no existía una verdadera política de ciencia e innovación tecnológica, existían pocas instituciones científicas, entre las que se encontraban: el Instituto de Investigaciones Químicas (1848), el Observatorio Físico Meteorológico(1856) y la Real Academia de Ciencias Medicas, Físicas y Naturales de La Habana (1861), que fue la primera en Latinoamérica y precedió a su similar de Estados unidos. La fundación de la Real Universidad Pontificia de San Jerónimo en 1728, así como los Seminarios de San Carlos y San Basilio el Magno, y en 1793 la Real Sociedad Económica de Amigos del País que trabajaba por la introducción de adelantos en la economía. Los centros no contaban con todos los medios técnicos necesarios, ni existía una voluntad política encaminada a resolver los problemas de la ciencia, no existía una verdadera integración, ni cooperación entre las diferentes instituciones científicas. Sólo se destacaron algunas figuras en el orden individual como el Dr. Carlos J. Finlay, descubridor del agente trasmisor de la fiebre amarilla el mosquito Aedes Aegypti, Don Fernando Ortiz, que realizo grandes esfuerzos en el campo de la cultura, el Dr. Emilio Roig de Leuschenring con una gran labor al frente de la Oficina del Historiador de la Ciudad de la Habana, así como Enrique José Varona, Pedro Kouri Esmeja que prácticamente fue el fundador de la parasitología médica cubana y Juan Tomas Roig entre muchos otros.
Después del triunfo de la Revolución el 1º de enero de 1959. Muchos profesionales decidieron marcharse al exilio, y es a partir de esta fecha que comienza el verdadero auge de la ciencia en Cuba. El 15 de enero de 1960 Fidel planteo que: "el futuro de nuestra patria tiene que ser necesariamente un futuro de hombres de ciencia". Y dentro de las primeras medidas del gobierno revolucionario estuvo establecer la enseñaza gratuita, luego comenzó la campaña de alfabetización, llevando la enseñanza a todo lo largo y ancho del país, se transformó el viejo sistema educacional, se creo el sistema de becas, las escuelas de instrucción revolucionaria, las escuelas de arte y la reforma universitaria entre otras muchas medidas encaminadas a garantizar el desarrollo futuro de las ciencias.
Página siguiente |