Descargar

Comentarios a la lectura del evangelio de Eclesiastés 3:1–11


  1. Primera Lectura
  2. Segunda Lectura

Comentarios a La lectura del Evangelio del día Viernes 23 de Septiembre de 2016

Primera Lectura

Eclesiastés 3:1–11[1]"Para todas las cosas hay sazón, y todo lo que se quiere debajo del sol, tiene su tiempo".

1 Todo tiene su tiempo, y todo lo que se quiere debajo del cielo tiene su hora.

2 Tiempo de nacer, y tiempo de morir; tiempo de plantar, y tiempo de arrancar lo plantado;

3 tiempo de matar, y tiempo de curar; tiempo de destruir, y tiempo de edificar;

4 tiempo de llorar, y tiempo de reír; tiempo de endechar, y tiempo de bailar;

5 tiempo de esparcir piedras, y tiempo de juntar piedras; tiempo de abrazar, y tiempo de abstenerse de abrazar;

6 tiempo de buscar, y tiempo de perder; tiempo de guardar, y tiempo de desechar;

7 tiempo de romper, y tiempo de coser; tiempo de callar, y tiempo de hablar;

8 tiempo de amar, y tiempo de aborrecer; tiempo de guerra, y tiempo de paz.

9 ¿Qué provecho tiene el que trabaja, de aquello en que se afana?

10 Yo he visto el trabajo que Dios ha dado a los hijos de los hombres para que se ocupen en él.

11 Todo lo hizo hermoso en su tiempo; y ha puesto eternidad en el corazón de ellos, sin que alcance el hombre a entender la obra que ha hecho Dios desde el principio hasta el fin.

Comentario:

Este es un comentario de guía de estudio, lo cual significa que usted es responsable de su propia interpretación de la Biblia. Cada uno de nosotros debe caminar bajo la luz que tenemos. Usted, la Biblia y el Espíritu Santo son los más importantes en la interpretación. Usted no debe ceder éste derecho a ningún comentarista.

Las divisiones de párrafos no son inspiradas, pero son la clave para seguir la intención del autor original, que es el corazón de la interpretación. Cada párrafo tiene un y sólo un tema.

Aunque no es inspirada, la división en párrafos es la clave para entender y dar seguimiento al contenido del autor. En estos versículos del Capítulo 1), en cada traducción moderna se ha dividido y se ha hecho un resumen; cada párrafo tiene un tópico central, una verdad o un pensamiento. Cada versión aborda un tópico desde su punto de vista particular. Al leer el texto, pregúntese así mismo sobre, ¿cómo la traducción le ayuda a entender el tema y la división en versículos?

En cada capítulo, primero debemos leerla Biblia y tratar de identificar el tema (párrafos), y después comparar nuestra comprensión con las versiones modernas. Entendemos la Biblia solamente cuando entendemos la intención original del autor original siguiendo su lógica y su forma. Únicamente el autor originales inspirado los lectores no tienen ningún derecho a modificar o cambiar el mensaje. Los lectores de la Biblia tienen la responsabilidad de aplicarlas verdades inspiradas a cada día y a sus vidas.

Todos los términos técnicos y abreviaturas se encuentran completamente explicados en cada uno de los apéndices allí citados, como citas conexas.

Eclesiastés es parte del género literario conocido como "literatura sapiencial". Está caracterizado por una orientación práctica a la vida diaria sin referencia a los actos históricos de Dios o al culto de Israel

Es un libro que debe ser tomado por un todo. Es un argumento sostenido hasta el capítulo 12. No debe ser usado como texto de prueba porque se dan grandes contradicciones teológicas.

La clave en la interpretación del libro es la frase "bajo el sol". El autor va a analizar la vida con y sin Dios. Reta las filosofías religiosas y tradicionales.

El autor usa revelación natural (ejemplo salmos 19:1–6), no revelación especial (ejemplo salmos 19:7–14; 119), para examinar la vida. El nombre "YHVH"* no aparece del todo en este libro, pero el nombre general para Dios, sí. Esto es cierto para la mayoría de los libros bíblicos de sabiduría.

Este "maestro" (léase "El Predicador"), hijo de David, rey de Jerusalén, esto es, "El rey Salomón", aunque muchos estudioso de la biblia no le dan la autoría a aquél) no provee respuesta tanto como hace la pregunta correcta, las preguntas difíciles acerca de la existencia de la humanidad. No tiene temor de retar los pensamientos tradicionales y las tradiciones.

Los capítulos 1-2 pueden ser vistos como una lista de cosas que los humanos buscan para darles alegría y contentamiento, ¡pero sin Dios la vida no puede ser completa!

Cuando leemos "Palabras del Predicador, hijo de David, rey en Jerusalén". "Vanidad de vanidades, dice el Predicador, vanidad de vanidades, todo es vanidad".

Respecto a lo "del predicador", no hay articulo definitivo aquí, aunque si aparezcan en algunos versículos de las Sagradas Escrituras. Esto es más una función que un titulo la mejor traducción seria "profesor" o "maestro", como ya lo hemos explicado anteriormente.

Cuando el autor de este Libro cita: "hijo de David", este verso (Ec. 1:1) y (Ec. 1:12), implica que esto está hablando de Salomón, pero otras referencias a lo largo del libro no calza con Salomón. Yo creo de que maestro (s) de sabiduría desconocidos, usaron la sabiduría, riqueza, poder y posición como una lámina literaria de Salomón para criticar la vida.

En cuanto a la frase; "Vanidad de vanidades" (Ec. 1:2), esto es un superlativo hebreo. La palabra significa "vapor", "aliento" o "roció".

Este es un término clave y una frase recurrente en este libro (véase 1:2,14; 2:1, 11, 15, 17, 19, 21, 23, 26; 3:19; 4:4, 7, 8, 16; 5:7, 10; 6:2, 4, 9, 11, 12; 7:6, 15; 8:10, 14; 9:9; 11:8, 10; 12:8). El termino es usado con moderación en otros libros de sabiduría; Job, 5 veces; salmos, 9 veces; y proverbios 3 veces.

Para teorías diferentes acerca de cómo es visto la afirmación fuerte en este libro, esta presuposición teológica será la fuerza a través de la cual interpretare el libro.

En cuanto a la frase: "todo es vanidad", fíjense en la raíz, "vanidad", ¡es usado cinco veces en este único verso! Hay autores que estudiaron y estudian el Libro de Eclesiastés, dicen que el término debe ser entendido como: 1) Incomprensible; 2) Enigmático; 3) Misterioso; 4) Imposible de entender. Sin embargo, el autor sugiere otras interpretaciones más claras y coherentes, así tenemos:

Según la R.A.E., define a la "Vanidad", como: "El orgullo (Excesivo) de toda persona que tiene en un alto concepto sus propios méritos y un afán excesivo de ser admirado y considerado por los demás"; y que según San Agustín, lo considera a este "vicio social" como uno de los 7 pecados capitales.

Según el Teólogo y Sacerdote español, San Felipe Neri, denomina a la "Vanidad" como: "presumido", "soberbio", "Vanaglorioso", "arrogante", "ambición de poder", "altanería", "endiosamiento", entre otros calificativos; por lo que lo considera, al igual que San Agustín, como un "Vicio Social".

Por su parte, el Teólogo Sueco, Francisco Abuín, nos expresa que la "Vanidad" es una de las peores cualidades del Hombre, diferenciándolo de la "Autenticidad", de la "Autoestima" y de la propia "Humildad", que nuestro Señor Jesucristo nos enseñó, o es que acaso nos estamos comportando como "falsos profetas"?

La "Vanidad" que deriva del latín "Varitas", no es otra cosa su significado como: "hueco", "vacío", "falso de la realidad" u "orgullo excesivo" del Hombre.

Acaso, todo lo que las Sagradas Escrituras nos enseña, como lo expresado por David, Rey de Jerusalén, quien nos refleja una realidad que él la vivió, porque amó tanto a Dios, refiriéndose a él en los siguientes términos: "Alabarte he con todo mi corazón, (…) confesarte han, Oh Dios todos los reyes de la tierra, cuando habrán oído los dichos de tu boca, porque tu gloria es grande que atiendes al "humilde", (…)" (Salmos 138:1,4-6); donde Salomón, hijo de David, agrega en Proverbios: "Ciertamente él (Dios Jehová)encarnecerá a los "humildes", (…)", (Proverbios 3:34).

Por su parte el Apóstol Lucas, nos cita: "Porque me ha hecho grandes cosas él todo poderoso (Dios), y santo es su nombre, y su misericordia de generación en generación, a los que le temen. Hizo valentía con su brazo, esparció a los "soberbios" del pensamiento de su corazón; quitó a los poderoso de su trono y levantó a los "humildes", (Lucas 1:49-51)". Y así podríamos continuar con muchos relatos y ejemplos que Jesucristo, Nuestro Señor, que entregó su cuerpo y derramó su sangre para lavarnos de todo pecado.

No quiero cansarlos más con señalarle los conceptos de "La Vanidad y de la Humildad"; que "Deus tecum in te credito", no sé si por Dios o por quién?

Por lo tanto, comunica la realidad que la vida está llena de preguntas no contestable. Las personas con conocimiento de la sabiduría sabrán esto, pero continuaran confiando en Dios y guardando Sus mandamientos.

Esto se refiere a las actividades no seguras e imprescindibles de la vida. Estos son resultados de la humanidad caída tratando de vivir la vida en su propia fuerza independiente de Dios. ¡Esta es la condición que dejo la caída (Gn. 3)!

El termino hebreo "todos", con frecuencia es traducido para "todo", es una palabra común pero es usado por lo general con frecuencia en Eclesiastés (véase 9 veces en capítulo 1; 17 veces en capitulo2; 13 veces en capítulo 3, etc.). "Qohelet", término hebreo que se le designa a "Eclesiastés" usa este lenguaje inclusive para expresar su énfasis teológico sobre: 1) El control y soberanía de Dios; 2) La ineficiencia y transitoriedad humano.

¿Qué provecho recibe el hombre de todo el trabajo con que se afana bajo el sol?; una generación va y otra generación viene, más la tierra permanece para siempre. El sol sale y el sol se pone, A su lugar se apresura, y de allí vuelve a salir. Sopla hacia el sur, y gira hacia el norte, girando y girando va el viento; Y sobre sus giros el viento regresa. Todos los ríos van hacia el mar, y el mar no se llena; al lugar donde los ríos fluyen, Allí vuelven a fluir. Todas las cosas son fatigosas, El hombre no puede expresarlas. No se sacia el ojo de ver, ni se cansa el oído de oír. Lo que fue, eso será, y lo que se hizo, eso se hará; no hay nada nuevo bajo el sol. ¿Hay algo de que se pueda decir:  "Mira, esto es nuevo?".  Ya existía en los siglos  que nos precedieron. No hay memoria de las cosas primeras ni tampoco de las postreras que sucederán; no habrá memoria de ellas Entre los que vendrán después.

El Evangelio de hoy nos sitúa en un momento crucial de la vida pública de Jesús. Ha pasado  la primavera gloriosa de Galilea, cuando las multitudes seguían a Jesús, cuando parecía que aquel movimiento se iba haciendo tan fuerte que podría cambiar el rumbo de la historia en un santiamén. Todo era bonito. Todo eran sonrisas. Todo era esperanza. Porque en primavera siempre nos parece todo más bonito. Pero pasa que a la primavera le sigue el verano, ya a veces muy duro, y luego el otoño y el invierno. Algo así le pasó a Jesús y a los que le seguían. Comenzó la oposición de las autoridades oficiales de la religión judía del tiempo. Los que le seguían comenzaron a ver que estar con Jesús no era sólo un paseo poético por el campo. Seguir a Jesús implicaba comprometerse, cambiar la vida, arriesgar sin estar muy seguros de adónde les llevaría aquel camino. Había empezado en Galilea pero ¿dónde terminaría? Había nubarrones de tormenta en el horizonte. Algunos, muchos, se empezaron a ir, a volverse a sus casas, a dejar a Jesús.

En ese momento es cuando se produce esta escena. Jesús pone en un brete* a sus discípulos: "¿Quién decís que soy yo?" Ya no vale responder con lo que dice la gente. Ahí se tiene que poner cada uno en pie y decir lo que de verdad piensa. Ahí es donde sale Pedro. Da un paso adelante y responde: "El Mesías de Dios".

Es sincero. Es lo que piensa. Otra cosa es que sepa o pueda respaldar esa afirmación con su propia vida. Los mismos Evangelios se encargarán de decirnos que no, que Pedro es frágil, que es miedoso, que, cuando llega la dificultad es capaz de negar haber conocido nunca a Jesús. En definitiva, que por salvar el pellejo es capaz de dejar de lado al Mesías.

Pero Pedro es también el que se arrepiente, el que reconoce su debilidad y pide perdón y vuelve a intentarlo. Siempre vuelve a intentarlo. Por muchas veces que fracase. Todo un ejemplo para nosotros. Quizá Jesús lo puso ahí, de líder de los apóstoles, como ejemplo para todos nosotros. Para que no nos desanimemos con nuestros errores repetidos, para que volvamos a intentarlo siempre. Porque la gracia y el amor de Dios es más grande que todos nuestros errores y fracasos juntos. Y vale la pena.

Salmo Responsorial: "Bendito el Señor, mi Roca".

Sal 143:1–4:[2]

1 Oh Jehová. Oye mi oración, escucha mis ruegos: Respóndeme por tu verdad, por tu justicia.

2 Y no entres en juicio con tu siervo; porque no se justificará delante de ti ningún viviente.

3 Porque ha perseguido el enemigo mi alma, ha postrado en tierra mi vida; hame hecho habitar en tinieblas como los ya muertos.

4 Y mi espíritu se angustió dentro de mí; Pasmóse mi corazón.

Comentarios:

En este salmo encontramos verdades muy importantes, que si las analizamos vamos a crecer de manera sorprendente al ponerlas en práctica descubriendo los secretos del "cómo agradar a Dios". Vemos que David deseaba de todo corazón complacer a Dios y hacer su voluntad. Y ese debería ser nuestro mayor anhelo, parecernos a nuestro Padre y querer hacer lo que Él quiere. No hay mayor distinción para un papá que ver a sus hijos hacer su voluntad.

Yo creo que la voluntad de Dios es un asunto de gran importancia para todos los que dicen amar al Señor, porque hay personas que pasan años de iglesia y espiritualidad, pero en cuestiones básicas nunca han descubierto la voluntad de Dios. Y existe una vasta diferencia entre "someterse" a la voluntad de Dios y "aceptar" su voluntad. Aceptar la voluntad de Dios no es ver a Dios como demandando que nos rindamos a un grupo de reglas y condiciones, como si dijera: "¡Hazlo a mi manera, o te desamparo!, No; debemos aprender a darnos cuenta cuál es la voluntad de Dios en todo en nuestra vida. Si algo no se nos da en varias ocasiones que intentamos, debemos preguntarnos: "¿No será que no es voluntad de Dios que se le manifieste siempre como agradable y perfecta?".

David ora fervientemente a un Dios favorable, que lo ayudó y prosperó ya en muchas ocasiones. El rastro que fue dejando la fe puesta en Dios cuando los momentos oscuros ahogaban su alma es lo que a hora permanece en su mente como testigo que Dios volverá a obrar de la misma manera. Toda circunstancia adversa siempre colabora para que no olvidemos que Dios se manifiesta constantemente.

¿Ha sentido alguna vez usted que a nadie le importa lo que le sucede? David tenía buenas razones para sentirse así por motivos obvios que describiré, y escribió: "Clamé a ti, oh Jehová".

Mediante la oración podemos sacar todo resentimiento y recordar que Dios se preocupa intensamente por nosotros.

En esta parte del Evangelio de Salmos, David, ruega a Dios oiga sus oraciones, pues se siente afligido. Además él siempre alabó a Dios: "Bendito el Señor, mi Roca, mi bienhechor, mi alcázar, baluarte donde me pongo a salvo, mi escudo y mi refugio".

Señor, ¿qué es el hombre para que te fijes en él?; ¿qué los hijos de Adán para que pienses en ellos? El hombre es igual que un soplo; sus días, una sombra que pasa.

Segunda Lectura

San Lucas (9:18–22)[3]: "La confesión de Pedro"

18 Aconteció que mientras Jesús oraba aparte, estaban con él los discípulos; y les preguntó, diciendo: ¿Quién dice la gente que soy yo?

19 Ellos respondieron: Unos, Juan el Bautista; otros, Elías; y otros, que algún profeta de los antiguos ha resucitado.

20 Él les dijo: ¿Y vosotros, quién decís que soy? Entonces respondiendo Pedro, dijo: El Cristo de Dios.

21 Pero él les mandó que a nadie dijesen esto, encargándoselo rigurosamente,

22 y diciendo: Es necesario que el Hijo del Hombre padezca muchas cosas, y sea desechado por los ancianos, por los principales sacerdotes y por los escribas, y que sea muerto, y resucite al tercer día.

Comentario:

Una vez que Jesús estaba orando solo, en presencia de sus discípulos, les preguntó: "¿Quién dice la gente que soy yo?" Ellos contestaron: "Unos que Juan el Bautista, otros que Elías, otros dicen que ha vuelto a la vida uno de los antiguos profetas".

Él les preguntó: "Y vosotros, ¿quién decís que soy yo?" Pedro tomó la palabra y dijo: "El Mesías de Dios". Él les prohibió terminantemente decírselo a nadie. Y añadió: "El Hijo del hombre tiene que padecer mucho, ser desechado por los ancianos, sumos sacerdotes y escribas, ser ejecutado y resucitar al tercer día".

Este es un pasaje de gran belleza, pero que tiene también algunos elementos teológicos muy significativos. Nos encontramos ante una escena que sucede en Cafarnaúm, poblado de Galilea. Esto es muy importante por el rol de Galilea en los evangelios. Se trata de una tierra judía, pero de judíos de, podríamos decirlo así, "segunda categoría". Es una zona comercial, muy dada, por ello, al intercambio y mucho menos rigurosa que Judea con las estipulaciones religiosas y, por lo mismo, despreciada por los habitantes de esta última ciudad. Señalar esto es significativo porque gran parte del mensaje de Jesús se desarrolla en esa zona geográfica, lo cual, por supuesto, no es casualidad: es una clara opción personal del Señor por los vistos por sobre el hombro, por los insignificantes. Esta situación se hace aún más patente si tenemos en cuenta que es el mismo Jesús un Galileo: Dios mismo se encarna entre los de menor rango, "haciéndose uno de tantos". La preferencia de Dios por las no personas, lo recuerda siempre Gutiérrez, es manifiesta en la Biblia.

Ahora bien, esto cobra particular peso si se atiende a que el personaje central de este relato no solo está en Galilea, sino que, encima, es un pagano: un oficial de la Roma que esclaviza al pueblo judío. Pero, de ahí la riqueza de la enseñanza del pasaje, es precisamente este pagano que habita un pueblo de insignificantes quien dará señales de una fe que asombra al mismo Jesús. Noten, primero, algo capital: el centurión no pide para sí, sino para un siervo. Más claro, este habitante de la "Galilea de los paganos" pide por uno que está aún más proscrito que él: un subordinado y un enfermo. Insisto en que notemos la relevancia de la construcción del texto: el hagiógrafo nos quiere mostrar que, justamente, por el obrar de este pagano es que Jesús puede darle un revés a la historia y decir de él que ha tenido más fe que un israelita. El pagano y proscrito servidor de los opresores romanos ha ido a buscar a Jesús para salvar a su siervo: se ha hecho servidor de su siervo y ha roto con los prejuicios para acercarse con humildad a un judío que, bien podría ser el caso, lo desprecia, pero que sabe que puede ayudar a su empleado. No solo eso, sino que confía tanto en su poder que no requiere, siquiera, que entre a su casa, porque está seguro de que sus palabras bastan para sanar. Es una frase de gran belleza que no en vano se recoge en la liturgia eucarística.

Cajamarca, 23 de Septiembre del 2016.

Notas: [1] Versión Reina-Valera 1960 © Sociedades Bíblicas en América Latina, 1960. Renovado © Sociedades Bíblicas Unidas, 1988.

[2] Yahveh, transcripción y pronunciación hebraísta; en hebreo antiguo “????” (pronunciación tradicionalmente omitida y por ello desconocida debido a que el hebreo antiguo se escribía solo con consonantes); transliteración del tetragrámaton “YHWH” o “JHWH” y su pronunciación conjetural (“Yahweh”, “Yahvé”, “Yah” y “Yavé” así como la acepción “Iehová”, “Jehowah” o “Jehová”) es, en dicho modo, el nombre propio utilizado en la Biblia (en la lengua española; y en muchas otras traducciones bíblicas) para designar y diferenciar al Dios de las religiones judeocristianas. En su forma hebrea es, en el Antiguo Testamento, el nombre que utiliza para referirse a sí mismo, siendo su significado presumiblemente una descripción de su propia naturaleza; cuyo significado en el español actual, se lo designa a “Dios”.

[3] Dificultad, situación comprometida (D.R.A.E.).

 

 

 

 

Autor:

Dr. Luis Alberto Navarrete Obando.

Abogado – Ex Docente Universitario.

Docente Universitario Investigador.

?Sacerdote Presbítero Iglesia Católica Universal.